domingo, 22 de octubre de 2017

Bosques quemados: un crimen que da beneficios

Hace poco viajé por las regiones de Évora, Santarém y Portugal centro. Conducir durante cientos de kilómetros rodeados de bosques quemados producía un escalofrío en el cuerpo. A pesar de conocer la noticia por los medios de comunicación, que informaron del suceso este verano, no dábamos crédito a la magnitud del crimen cometido contra la naturaleza. Nos invadió una gran tristeza y no encontrábamos explicación para que alguien pudiera haber cometido ese horror. 
Por desgracia, hace poco se ha repetido algo similar en Galicia, donde se han provocado más de cien incendios en diferentes zonas, en un corto espacio de tiempo y aprovechando condiciones meteorológicas adversas para el control de los incendios. Unos criminales desalmados prendieron fuego a parte de la reserva de la biosfera de Os Ancares, en Lugo y unos días antes en el Parque Natural de O Xurés, en Ourense. 
El sr. Feijóo, el Presidente de la Xunta galega, , arremetió el lunes 16 contra los “terroristas incendiarios” y declaró tres días de luto para Galicia, afirmando que “Galicia no se quema sola” y que caerá el peso de la Ley sobre los culpables. Los culpables no suelen ser sólo los ejetutores del atentado, también deberían serlo los que ordenan esos actos criminales por la causa que ellos conocen. Siempre hay que preguntarse “Cui prodest?” (¿Quién sale beneficiado?)
Que casualidad que, sólo días después, cuando los parajes quemados todavía no se habían enfriado, y recién empezada la investigación para intentar encontrar a los culpables, con los votos a favor del PP, la abstención de En Marea y los votos en contra del PSdG y BNG, se aprobó la “Lei de Fomento de Iniciativas Empresariais”, que desregulariza la aprobación de proyectos de megaminería, así como la política forestal y favorece las expropiaciones forzosas.
Esta Ley —bautizada por algunos movimientos sociales como “Lei de Depredación”— permite la extracción de madera en zonas no protegidas sin autorización previa, así como la tala, mediante autorización, de árboles en zonas protegidas, excluyendo parques naturales. Pareciera que las empresas mineras y papeleras se estuvieran preparando para su “festín”, una vez aprobada la ley hecha a su medida porque a su amparo se eliminan requisitos para fomentar el cambio del uso del suelo para el desarrollo de sus negocios.
Esta Ley da amparo a que terrenos forestales o agrarios degradados puedan pasar a ser de otros usos económicos, o que el arbolado quemado pueda cortarse para hacer negocio con él ¿Tendrán algo que ver los recientes incendios con la aprobación de esta Ley y las minas a cielo abierto que quieren desarrollar en Galicia o los negocios de las papeleras? 
Los movimientos sociales y la oposición gallega están llamando a la movilización para defender su tierra y naturaleza frente a las suicidas políticas del PP. Su discurso recuerda al cinismo de los principales líderes europeos, que condenan el “terrorismo yihadista” pero hacen negocios con la dictadura saudí, o con el régimen autoritario de Erdoğan en Turquía, que permite el paso de petróleo robado del ISIS por la frontera, al tiempo que recibía 6000 millones de euros de la UE para no dejar pasar a los refugiados. 
Hay que cumplir la ley. Todos los que pensamos que la justicia es virtud fundamental, de la que no puede prescindir el orden social, estamos de acuerdo en ello. También estamos de acuerdo en que la justicia debe velar por el bien común de la sociedad y cuando se redactan ciertas leyes si nos preguntamos “Cui prodest?”, parece que los legisladores, más que tener en cuenta ese “bien común” han tenido en cuenta otros bienes más particulares. En este caso, parece que el gobierno del PP ha hecho una ley para los grandes grupos capitalistas estatales y extranjeros. Los mismos que ¿casualmente? buscarán beneficiarse de los incendios intencionados.
Poco se hace para establecer una perspectiva estratégica que ayude a lograr una planificación racional del territorio por parte de los trabajadores y campesinos, que acabe con la plaga del eucalipto y desarrolle un modelo productivo respetuoso con el medio ambiente y favorable a los intereses de la mayoría social. Lógico, porque contrariamente a su discurso, los políticos extractivos sólo se preocupan por sus comisiones que reciben de los lobbies empresariales que les presionan para que dicten leyes que faciliten sus negocios aunque supongan un infierno en la tierra para la mayoría de los ciudadanos. Eso si “todo legal” y ya sabemos que, como estamos en un Estado de derecho, lo primero que hay que cumplir es la ley. Como sucede a menudo se olvidan de contar que la ley debe ser justa y proteger a la mayoría de ciudadanos del territorio y no actuar en su contra.



Anexo.-
EL DESPERTAR DE LA HUMANIDAD
Alguna vez fuimos un gran equipo.  Una verdad, una familia.
Nacidos como Uno, nos dividimos.
Tribus, facciones, clanes, naciones, religiones, ideologías, ejércitos. 
Mi Dios contra tu Dios. 
Mi verdad contra la tuya. 
Nos matamos entre todos en incontables números.
 Dejamos de escuchar, dejamos de vernos a nosotros mismos en los ojos del otro. 
Caímos en el espejismo. 
Rendimos culto en el altar de la creencia.
Algunos de nosotros, ahora despertando. Una familia de nuevo; un Equipo. Reconociéndonos a nosotros mismos y a los demás como presencia; no muchas presencias, sino una. Sin religión, sin linaje. Con diferencias, sí; pero sin separación esencial. Celebrando nuestra diversidad, recordando nuestra naturaleza compartida.
A medida que lo ilusorio se intensifica, también lo hace el llamado a despertar. A medida que las sombras se hacen más ruidosas, oscuras, la fuente de luz se vuelve más aparente, clara. La oscuridad es sólo una llamada para la luz. A medida que el ego muere, ruge.
Dos no se pueden volver uno, por supuesto, pero Uno puede recordar que nunca fue realmente dos.
Tal vez aún tenemos una oportunidad, amor.
Jeff Foster