lunes, 2 de octubre de 2017

¡Actúen Responsablemente!

Hoy es el Día Nacional de la “educación financiera” (EF) y hace unos días fue el del “alzhéimer”. Como solo nos enteramos de aquellos que nos afectan más directamente, por eso se lo recuerdo.
¿Tiene algo que ver la EF con la Responsabilidad social (RS)?
Si la RS es la responsabilidad de las empresas por sus impactos en la sociedad, la RS de un banco, un fondo o un asesor financiero debería empezar por sus impactos en los que tiene más cerca de su negocio, o sea, en sus clientes y en sus empleados.
Una entidad financiera debería ser responsable de los efectos que tengan sus acciones (y sus omisiones, claro) sobre sus clientes: de la calidad de sus productos, de su rentabilidad y de su riesgo, de sus implicaciones fiscales y, en fin, de todo lo que aparece en su contrato, también la llamada letra pequeña.
La entidad financiera, sus directivos y sus empleados tendrían que ser conscientes de esos impactos. Al clientes que no entienden lo que es una TAE, o qué significa un riesgo de interés, de tipo de cambio o de liquidez. Por tanto, el primer deber de las entidades debería ser explicar a sus clientes todo esto. Y como la cultura financiera de cada ciudadano es muy distinta, deberían adaptarse a sus condiciones. El primer deber de la entidad debería ser dar al cliente toda la información necesaria. Y no solo por escrito, con largos párrafos llenos de términos raros, sino con sencillez, de manera que se entienda. Al final, el contrato deberá ser largo y prolijo, pero deberían destacarse las ideas importantes y hacer un resumen de los más relevante (algo así como las “guías de comienzo rápido” que vienen con los aparatos electrónicos). Lo mismo debería pasar con los informes de profesionales que deberían adjuntar siempre un resumen comprensible de medio folio.
Si todos hubiésemos asistido a cursos relacionados con la economía, finanzas y el ahorro en la escuela, ahora sería mucho más fácil entender lo que nos dice el directivo de la entidad financiera cuando hablamos de una tarjeta de débito o de un fondo garantizado. Si son mayores les queda la autoformación y si son jóvenes no desaprovechen la oportunidad de asistir a cursos de EF.
La Educación Financiera (EF) tiene tres dimensiones. 
1.- La primera es la que nos afecta directamente a los clientes, a los que nos deberían explicar con claridad lo que necesitamos saber –y no solo lo que cada uno nos acordamos de preguntar- sobre la operación que tenemos entre manos. Esta es una RS directa, como la que tiene el vendedor de microondas cuando explica al comprador que no debe nunca secar al perrito recién lavado metiéndolo en el aparato. O el fabricante de medicamentos cuando nos recuerda ese listado larguísimo de los cientos de males que nos pueden suceder si nos tomamos esas pastillas. Todas esas aclaraciones se hacen para proteger al fabricante o al vendedor de las costosas reclamaciones que le pueden llegar si el cliente hace un mal uso del producto, aunque si al hacer un mal uso del producto, sufrimos un daño, puede que toda compensación que podamos recibir sea poca. 
2.- La segunda dimensión de la EF es educar a la población en general, sobre todo a los jóvenes, porque están en la edad de aprender, y porque tienen toda una vida por delante para poner en valor esos conocimientos. Cada entidad financiera no sabe quién será su futuro cliente, de modo que todos salimos ganando si aumentamos la capacidad de todos para comprender los productos y las operaciones, los riesgos y las rentabilidades. Y porque, si los clientes vamos preparados, la conversación con el empleado de la entidad financiera será más sencilla y breve. Si mejoramos nuestros conocimientos económicos y financieros es más fácil que cometamos menos errores y que “ayudemos” a que los empleados de banca no los cometan con nosotros. Responsabilidad Social en sentido amplio: mejora de las personas, de los negocios y de las decisiones, mejora de la sociedad en general.
¿Quién tiene esta última responsabilidad? 
En principio, las personas que están en las entidades financieras –o en las académicas o políticas– las que conocen el tema y se les supone una formación de tipo profesional y disponen de los mejores medios, deberían tener el mayor grado de responsabilidad. El problema es que muchas veces “olvidan” poner todos esos conocimientos y medios al servicio de los ciudadanos.
3.- La tercera dimensión se pude concretar en que las Entidades Financieras hacen muchas cosas que se proyectan en sus clientes y en la sociedad en general. Pueden aprovechar todo eso para cumplir una RS amplia. Por ejemplo: cuando publican su balance, añadiendo unos párrafos que expliquen las partidas que no sean de fácil interpretación. O cuando anuncian un producto nuevo, remitiendo a una página web en la que se explican aspectos relevantes del mismo. O publicitando artículos o blogs en los que se comenten aspectos de Educación Financiera. O mil casos más.

Decididamente, hay demasiados días nacionales o internacionales de demasiadas cosas. Pero cuando las empresas se sientan a pensar cuáles son sus responsabilidades ante la sociedad y ante sus clientes, con un poco de imaginación se les deberían ocurrir muchas cosas relacionadas con la EF, dando ejemplo con sus actuaciones de que ejercen bien su RS. 
Sería tan bonito vivir en un mundo en que cada uno de nosotros, particular y profesionalmente, ejerciéramos y actuáramos con “Responsabilidad Social”… El primer paso es adquirir “educación” para poder evaluar críticamente las informaciones.

Ayer calificaba metafóricamente con un “muy deficiente” a nuestros políticos españoles que se olvidan, demasiado a menudo de que están al servicio del pueblo en lugar de utilizarnos como sus arietes.
Tenemos una clase política, incapaz de estrecharse la mano, de mirarse a la cara, de aceptar el diálogo leal y fructífero. En lugar de eso sólo sirven para despertar miedos del pasado y regenerar capas de odio, que estaban, al menos aletargadas… (por desgracia, demasiadas veces resueltas en falso)
Individuos, familias y empresas tienen miedo a una posible parálisis inversora, de empleo y de “Mercados”, generados por y desde el gallinero político español.
¿Se imaginan un Reino de España paralizado de nuevo, sin rescates, ni ayudas, ni bonos especiales, …? 
Parecía que los negocios empezaban a mostrar un pulso creciente y perceptible. A muchos empresarios y autónomos las cuentas les cuadraban de una u otra manera desde hace meses y ahora temen que la algarabía política les puede dejar, de nuevo, sin capacidad de respuesta ante las reformas necesarias, sin margen de maniobra, porque el crédito, que había comenzado a fluir, puede dejar de hacerlo en un abrir y cerrar de ojos. 
La gente comienza a incomodarse. Prevén que si vamos de nuevo a un puzle político desajustado y desordenado, los logros conseguidos y las buenas amistades selladas con Europa pueden quebrarse. Empeoran lentamente las expectativas y, conforme pasa el tiempo, cunde el desánimo, la percepción de que AQUÍ CADA UNO VA A LOS SUYO y que eso del Bien Común es una martingala.
¿Qué podemos esperar a corto y medio plazo?. 
Es la hora de los políticos de verdad, de los que están al servicio del pueblo, de los hombres de estado...
Los emprendedores se detienen; los grandes empresarios esperan a ver qué pasa y el dinero (poco o mucho) sigue inmóvil en la cuenta corriente. 
No son pocos los que piensan que sin los políticos que tenemos funcionaríamos mejor, aunque lo digan en voz baja. Unos más que otros son conscientes de la inseguridad jurídica a la que esos políticos imprudentes nos abocan. 
Hacía años que nos hablaban de la Europa del siglo XXI, pero parece que todo sigue igual: los que ganan expulsan de sus puestos a los que pierden. Los que toman el mando cambian leyes, y hacen bueno aquello que puede que sea legal, pero es horrendo…”
¿A que espera la “gran, civilizada y democrática Europa” para actuar?
Aquí en Catalunya, cada hora que pasa, se pudre más todo y los ciudadanos cada vez tienen más las emociones a flor de piel… y cuando se desatan las emociones sin que la razón les ponga coto, puede pasar cualquier desgracia… y si ello sucede, quien tenga más poder también tendrá más responsabilidad. Terminó el tiempo de echarle la culpa al otro. ¡Ya basta!
Los que se llenan la boca afirmando que España es un gran país, plenamente democrático, no deberían seguir actuando como los conquistadores de tiempos pretéritos y seguir con la misma política que nos ha llevado a todos a este caos en el que nos encontramos. 
Muchísima gente está cansada de su política y han perdido toda esperanza de que reaccionen. Están dispuestos a todo, al menos es lo que dicen, para dejar de estar bajo el yugo de estos políticos que dominan el Gobierno de España y poder constituir un Estado que les permita decidir más democráticamente. Otros todavía tienen esperanza de que “alguien” les ayude a arreglar el tema, aunque sea llevándoles de la mano por el camino razonable. 
Ya no queda tiempo. ¡Actúen Responsablemente! 
¡Actúen con la suficiente Responsabilidad Social para que todos salgamos ganando o al menos no perdamos más!