sábado, 29 de julio de 2017

Felices vacaciones 2017

Muchos nos vamos de vacaciones en Agosto y los políticos también, aunque este año dicen que algunos se quedarán de guardia y otros seguirán haciendo sus cosas. Por si acaso tienen un ratito, les pediría, sobre todo a los contrarios a la independencia de Catalunya me explicaran su respuesta a esta pregunta:
¿Niegan que en caso de veto del Gobierno del Estado español se pueda mantener la LIBRE CIRCULACIÓN de mercancías, personas y capitales entre Catalunya y la UE?
Atendiendo a sus tesis sobre la Independencia de Catalunya y relativo a si una posible “Catalunya independiente podría permanecer dentro de la UE y si resultarían obstaculizados los vínculos económicos entre Catalunya y la UE, pienso que hay tres tipos de economistas (y también otros colectivos profesionales implicados):

Los NEGACIONISTAS:
Piensan que por razones políticas y prácticas no se podría aplicar este arancel a los productos catalanes exportados hacia la UE. Además, ¿qué pasaría con todos lo productos importados por Catalunya y sobre todo con todos los productos que deben atravesar, por tierra y aire desde España hacia la UE y viceversa y que también deberían pagar el arancel correspondiente. 

Los CATASTROFISTAS:
Piensan que automáticamente, Catalunya se quedaría fuera de la UE y se aplicaría un “arancel aduanero común a todas las exportaciones desde la República Catalana” y la competitividad de las empresas catalanas exportadoras sufrirían y ello tendría unas implicaciones económicas relevantes que harían, al menos al principio, inviable el mantenimiento del nuevo estado catalán.

Los PRUDENTES:
Existen mecanismos políticos y legales para conseguir una libre circulación de mercancías, personas y capitales sin la necesidad de pertenecer como miembro de pleno derecho a la UE, como sucede por ejemplo con Noruega o Suiza.

¿Cuáles serían las consecuencias de tener una República catalana frente a quedarse en España? 
Quedarse puede tener consecuencias desastrosas para los catalanes si el Gobierno español sigue sin atender las peticiones económicas sociales y culturales que le han ido formulando los Gobiernos Catalanes en las últimas décadas. Peor aún, aplica correctivos revanchistas — continúa con las políticas de redistribución interterritorial y de inversiones públicas que han acabado por ahogar la economía catalana—, si los catalanes deciden no formar una República Catalana o si logran que no se nos consulte sobre este tema. 
Por otra parte, los beneficios de la separación a corto, medio y largo plazo serán positivos o negativos dependiendo de las instituciones, leyes, regulaciones y políticas que los gobiernos instituyan una vez Catalunya tenga estado propio. 
Faltan informaciones “desapasionadas” procedentes de expertos para aclarar estos temas importantes que si se dejan sólo en manos de “políticos”, “voceros” y sucedáneos, sólo producen miedo y enfado, y nada bueno para el futuro ni de Catalunya ni de España. Aún contando con toda la fuerza de un Estado, ni el Gobierno español es omnipotente para hacer lo que quiera, ni los que defienden una Catalunya independiente son tan inocentes, locos o tontos para no tenerlos en cuenta. 
Lo ideal sería que se abriera un diálogo para permitir que, si así lo deciden los catalanes en un referéndum, la nueva República catalana naciera dentro de la UE, después de un periodo de negociación a tres bandas: Catalunya, España y UE. 
Si el Gobierno español permaneciera anclado en su actitud dominadora y vetara la incorporación de la República catalana a la UE, en interés de todas las partes (incluyendo las multinacionales implicadas), se debería negociar un tratado bilateral, que garantizara la libre circulación de productos, personas y capitales entre Catalunya y la UE, porque ello sería lo menos malo para todos… 

Incluso en el caso de que España se empeñara en expulsar a Catalunya de la Unión Europea, no podría evitar que Catalunya firmara tratados de libre comercio con la UE y, por lo tanto, las empresas catalanas podrían exportar a Europa con la misma libertad, derechos y obligaciones con que lo hacen ahora. 
Aunque ya sabemos que hay personas furiosas y vengativas que piensan “antes partida que doblada” y ante esto… 
Calma, no ceder al miedo por desconocimiento. Informarse bien. Pedir que los “expertos” tengan debates públicos entre ellos y aporten razones y hechos contrastados para que la niebla de la incultura y del desconocimiento no siga provocando miedos infundados ni animadversiones malas para todos, sobre todo para la convivencia leal y fructífera de todos los catalanes y de todos los españoles. Y al final —coherentemente y sin miedo— hagamos oír nuestra voz, a favor o en contra de la cuestión trascendental que se nos plantea.