jueves, 4 de mayo de 2017

El “cupo” vasco y la equidad de tratamiento fiscal entre españoles

La Gaceta de Madrid, el antiguo Boletín Oficial del Estado, publicaba el 28 de febrero de 1878 un Real Decreto que incorporaba el concierto económico vasco a la legislación española. Una vez suprimidos sus fueros tras la Tercera Guerra Carlista, los vascos se habían resistido a ceder la llave de la caja, y el Estado, sin estructura recaudatoria a los territorios forales, lo aceptó. Una situación similar a la que se produjo en Navarra. Dos siglos después el País Vasco y Navarra continúan fuera del régimen común y no están dispuestos a renunciar. Las diputaciones de Navarra y de Álava, de hecho, no perdieron este modelo de financiación ni durante el franquismo.
Recaudar todos los impuestos: El concierto, blindado por los tribunales, da soberanía fiscal
El concierto económico establece la capacidad de los territorios forales de recaudar todos los impuestos que les afectan, propios o estatales. Además, les confiere capacidad normativa en muchos de los que las comunidades de régimen común no podrían ni soñar. En el País Vasco y Navarra tienen un IRPF propio, pueden modificar a su gusto el impuesto de patrimonio y, incluso, tienen capacidad normativa sobre el impuesto de sociedades. En cambio, se establece limitaciones sobre el IVA y los impuestos especiales.
El concierto económico ha sido judicializado de manera constante por las comunidades limítrofes, como la Rioja y Castilla y León, acusándolo de permitir ayudas de estado en fijar tipos impositivos reducidos para muchos de los impuestos que las comunidades de régimen común no pueden tocar. Tanto el Tribunal de Justicia de la Unión Europea como el Constitucional han avalado el modelo. Ninguna otra región española tan beligerantes algunas con cualquier tema relacionado con Catalunya ha alzado su voz contra el sistema de financiación vasco. ¿Porqué? Lo desconozco, habría que preguntárselo a los residentes en esas comunidades y a los dirigentes que han votado.

El 70% de lo recaudado para el Gobierno Vasco; el 30% para diputaciones y municipios.
Formalmente, sólo existe un concierto económico en el País Vasco y un convenio idéntico a Navarra, pero en la práctica son las diputaciones forales las que tienen las competencias fiscales. En el caso vasco, las diputaciones de Guipúzcoa, Vizcaya y Álava recaudan los impuestos y tienen discrecionalidad para hacer los cambios que consideren. Para armonizar el sistema tributario en los tres territorios, existen las Juntas Generales.
Del total recaudado por las diputaciones, una parte se reserva para la llamada “cuota”, la cantidad que la Lehendakaritza transfiere posteriormente al gobierno español como aportación de Euskadi por los servicios que presta el Estado en su territorio. Del resto, el 70% termina en el gobierno, al menos el 16,4% a los municipios y un máximo de un 13,6% a las diputaciones, que a parte de la hacienda gestionan las competencias propias de los entes provinciales.

Como suelen decir los gobiernos vasco y navarro, con el concierto económico asumen un "riesgo unilateral", ya que independientemente del funcionamiento de la economía deben aportar una cuota a las arcas estatales. Las bases actuales del concierto vasco se pactaron en 1981 y las del navarro en 1990. Son acuerdos bilaterales que ninguna de las dos partes puede modificar sin un pacto previo. Establecen que cada comunidad pagará en función de su peso relativo en el Estado: un 6,24% en el caso del País Vasco y un 1,6% en el caso de Navarra.
En 2007 se calculó por última vez en Euskadi y se cifró en 1.565 millones de euros. Desde entonces no se ha actualizado —aunque debería haberse hecho cada cinco años— y sólo sufre pequeñas modificaciones en función de la recaudación, la transferencia de competencias o el endeudamiento. Ahora bien, las discrepancias se han agudizado. En 2015 los presupuestos del Estado preveían 1.525 millones en función del cupo vasco y el Consejo Vasco de Finanzas sólo presupuestó 850, la cantidad que Vitoria consideró justa. El Gobierno Vasco asegura que ha pagado 1.600 millones de más desde 2007.
Teóricamente el “cupo vasco” cubre los servicios que Euskadi recibe sin tener competencias: Corona, defensa, puertos, aeropuertos, TGV, deuda estatal, etc.

El País Vasco recauda 4.170 euros per cápita; Cataluña, 1.973
Ninguno de los dos principales partidos españoles se ha planteado nunca acabar con el concierto, a pesar de las quejas de algunas comunidades. La solidaridad interterritorial es lo que más se ha criticado históricamente, aunque las autoridades vascas y navarras recuerdan que en el cálculo de la cuota ya incluye su participación en el fondo de compensación interterritorial del Estado. A pesar del "riesgo unilateral" que asumen, el concierto ha demostrado ser un instrumento eficaz para las comunidades. Ambas encabezan el ranking de recursos per cápita. Según datos del ministerio de Hacienda, en 2013 cada vasco recibía 4.170 euros de financiación y cada navarro 3.266. Unas cifras muy superiores a los 2.155 euros per cápita de la media española y los 1.973 de Cataluña.
El concierto económico parece, pues, un buen negocio, al que no vale la pena renunciar. Y, en palabras de Urkullu, después de 150 años “seguirá siendo la base de progreso de los vascos en el siglo XXI”.
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El Partido Nacionalista Vasco (PNV) ha marcado el ritmo de la primera fase de tramitación parlamentaria de los Presupuestos Generales del Estado fijando como una condición irrenunciable la actualización y liquidación de la llamada cuota vasca. El acuerdo alcanzado pasa porque el Estado pague 1.400 millones de euros al País Vasco como compensación del sobrecoste que se supone ha soportado el Gobierno Vasco durante los últimos 10 años por esta cuota, ya que su cálculo es un conflicto entre Euskadi y el gobierno español desde el 2007. (Por tanto lo de asumir un "riesgo unilateral" por la obligatoriedad de pagar una cuota fija es propaganda porque se ha revisado)
Por qué discrepan los dos gobiernos en el cálculo?
De entrada, la base del cálculo debería actualizarse cada cinco años, pero la última vez que se hizo fue en 2007. Entonces se cifró en 1.565 millones de euros. Desde entonces no se ha actualizado por falta de acuerdo. El problema principal es que este cálculo se hace en función del peso relativo que tenía la economía vasca en 1982 y no se ha renovado. Por eso Euskadi asegura que ha pagado de más y que el Estado le devolverá dinero. Desde el 2007, pues, se ha prorrogado este cálculo, que sólo ha sufrido pequeñas modificaciones en función de la recaudación, la transferencia de competencias o el endeudamiento.
En cuanto pide el PNV?
En 2015 los presupuestos del Estado preveían 1.525 millones en función de la cuota vasca, pero, en cambio, el Consejo Vasco de Finanzas sólo presupuestó 850, la cantidad que consideraba justa (casi la mitad de lo que el gobierno español dice que debe pagar). Por ello, el Gobierno vasco asegura que ha pagado 1.600 millones de más desde 2007.
¿Qué pasa este 2017 con la cuota?
Los presupuestos de este 2017 preveían que Euskadi tenía que pagar unos 1.200 millones de euros por la cuota, menos que los 1.500 previstos desde 2007 pero aún mucho más de lo que reclaman los vascos. Por eso de entrada el Estado se ha comprometido a pagar 1.400 millones de euros al País Vasco este año como compensación por el sobrecoste que ha soportado en los últimos 10 años, además de actualizar el cálculo para los próximos ejercicios. En teoría los próximos años de paz fiscal.
Nadie sabe si el Gobierno español podrá cumplir los próximos 15 años lo pactado con los vascos, porque depende de cómo esté España en el futuro, pero lo que si es cierto y conocido es lo que ha pasado en el pasado: las aportaciones que ha hecho el País Vasco al resto de España y el trato y consideración que ha recibido del Gobierno de España. Y todo ello indica que NO todos los españoles —unos, mucho peor tratados que otros— han sido tratados de forma ecuánime.
A pesar de todo, no se oyen grandes críticas ni en los medios de comunicación (TV’s ni periódicos) ni en las redes sociales grandes críticas hacia esas comunidades, como si se oyen por ejemplo hacia Catalunya que ha tenido un tratamiento fiscal peor que la media de las comunidades españolas y donde muchos ciudadanos están desafectos con el Gobierno central por ese trato injusto que da ala nación catalana.
Recientemente, para poder aprobar los presupuestos — parece que el fin justifica los medios— el Gobierno central ha llegado a un acuerdo con el Gobierno vasco que empeora la equidad de trato para todos los españoles a favor de los ciudadanos vascos.
Ni siquiera el partido político Ciudadanos que había declarado estar totalmente en contra del Concierto económico Vasco en los últimos años y en la última contienda electoral, se ha opuesto a este acuerdo. No se si se ha desdicho, pero no hemos oído grandes críticas.
El Gobierno español no sólo no rectifica sino que sigue haciendo lo contrario de lo que predica (diálogo, justicia, transparencia, equidad para todos los españoles) y no puedo entender como no hay una demostración contundente de protesta contra tanta “injusticia”. Será que nos ha dado un ataque generalizado de estulticia. A unos más que a otros.



Nota.- Estulticia: Ignorancia, necedad o estupidez de una persona.