viernes, 18 de agosto de 2017

Atentado terrorista en Ramblas de Barcelona

Desgraciadamente basta con una furgoneta de alquiler para causar muchos muertos en el centro de cualquier ciudad. Esta es la realidad a la que nos enfrentamos y estamos en una “guerra” muy difícil de combatir.
Y ante esto, ¿qué se puede hacer? 
En primer lugar confiar en los cuerpos y fuerzas de seguridad, que a pesar de que algunos dirigentes políticos les ocultan o filtran información, han tenido una reacción, coordinada por la Generalitat y el ayuntamiento de Barcelona, ​​ejemplar y ha funcionado al mismo nivel de lo que lo ha hecho la solidaridad de los ciudadanos. 
Seguro que se podían haber tomado más medidas en el área de la seguridad preventiva y atendido advertencias o recomendaciones de expertos que apuntaron medidas para atenuar el peligro. Es evidente que la policía estaba al tanto de que podía pasar y que en los últimos tiempos los Mossos han tomado medidas. Este tipo de terrorismo que practica el Estado Islámico complica de forma extraordinaria combatirlo sin aplicar medidas de seguridad que, a todos, nos harían inasumibles en nuestro día a día. La seguridad 100% no existe y una vía eficaz es taponar las vías de captación a través de las redes y de algunos colectivos religiosos.
En segundo lugar nadie debería cometer la grave irresponsabilidad de demonizar ni a una comunidad ni a una religión. El Islam no es, en sí mismo, violento ni lo son todas las personas que profesan esta fe. De hecho, los refugiados que intentan llegar a Europa en condiciones muy lastimosas lo hacen huyendo de su versión más radical y teocrática, de la guerra y de la miseria que asolan sus países. Nuestros gobiernos y las entidades dedicadas a la cooperación deben implicarse para encontrar soluciones en ORIGEN. Al mismo tiempo deben pensar qué es lo que falla o no hemos sabido detectar porque, como ha ocurrido en Francia, jóvenes que se han educado en escuelas de nuestro país y convivido en poblaciones de la Cataluña central, se sientan interpelados por la violencia y se entreguen a un fanatismo que nunca ha sido una divisa del país.
Y en tercer lugar deberíamos ser mucho más responsables todos juntos —los grandes medios a la cabeza— a la hora de informar y de hacer política con los comentarios y mensajes tendenciosos que emponzoñan el clima ciudadano. Los grandes medios deberían huir del mercantilismo y dar ejemplo al negarse a publicar ciertos vídeos, fotografías, artículos y comentarios malintencionados, por respeto a las víctimas y a todas las personas de bien. Deberían arrinconar y combatir editorialmente los discursos que fomentan el odio o que son excesivamente buenistas. De entrada, nuestros políticos parece que han estado a la altura y no han utilizado partidistamente los sucesos de Barcelona. Veremos cuanto dura esa actitud y si se traduce en hechos.
Esta vez le ha tocado a Barcelona, ​​nuestro envidiable escaparate al mundo, y eso nos debe servir para contribuir con más determinación, firmeza e inteligencia al aislamiento de estos criminales que persiguen acabar con nuestro sistema de vida.
Una vez expresado lo anterior con plena convicción, no puedo dejar de recordar las palabras que se supone que el emperador romano Julio César dirigió a su esposa, cuando supo que Publio Clodio Pulcro, uno de los más encendidos opositores a la última república romana, enamorado perdido de ella, la había visitado en su casa:
“la mujer del César no sólo debe ser honesta sino además parecerlo”.
Si trasladamos esta cuestión al tema que nos ocupa, a la actividad política en general, en la cual a menudo prevalecen las apariencias sobre las realidades, no podemos dejar de echar en falta alguna declaración de los países que profesan la religión musulmana en el planeta. ¿Qué declaración ha hecho el Rey de Marruecos, tan amigo que parecía de nuestro Rey Don Juan Carlos? ¿Qué declaraciones de condena al acto terrorista y de apoyo a la población, y a los turistas ha hecho alguno de los mandamases de esos países?
Hoy he leído una petición que ha escrito Álvaro Urbano en Facebook:

¿Eres musulmán en España?
Quiero ver una manifestación, una condena, una pancarta, un "Basta ya".
Quiero ver a tus creyentes gritar en contra de todos esos asesinos que en nombre de Alá hoy han dejado un reguero de sangre absurdo y sin sentido.
Quiero ver a la madre de cada detenido decir por televisión que su hijo es un ignorante que no ha entendido el Corán.
Quiero ver a la mujer de esos cabrones decir que sienten repugnancia por ser la esposa de semejantes individuos.
Quiero ver a sus amigos y vecinos señalar con el dedo y proclamar que su religión no es eso, perseguirlos y denunciarlos. 
Quiero que salgas a la calle y reniegues de esos cobardes, porque de no ser así nunca jamás volveré a dudar de ti, nunca tendrás mi beneficio de la duda.
Instaré a cada ciudadano a señalaros como colectivo, a culparos por vuestro silencio, a haceros responsables en la sombra.
Si de verdad son 4 gatos dentro del islam ¿donde coño están el resto de gatos para pararles?.
¿Donde están los cojones para salir a decir estos asesinos no nos representan?
Ni una puta manifestación masiva en España, y mira que van muertos en Europa por una absurda cruzada...
El silencio no mata inocentes, pero da vida a los culpables y TU SIGUES CALLADO!!

Es una petición sobre la que todos deberíamos reflexionar y más todos los que aún pensamos que pensamos que no se debe discriminar ni demonizar a nadie por su raza-aspecto, religión, procedencia, ideas, etc. Ojalá que, entre todos —los criminales y los “pasivos” que les permiten actuar a sus anchas— no consigan que se nos acabe la paciencia y perdamos la confianza en la bondad y la cordura del ser humano.

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