sábado, 22 de octubre de 2016

¿Quién nos garantiza las Pensiones?

Cosas del pasado
El sistema español ocupa el puesto 37 en la lista de los 43 países con una jubilación más estable. Los países nórdicos lideran la lista con sus estrategias que involucran al Estado, las empresas, la banca y… a los interesados.
Hace 50 años, pocos se jubilaban y nadie sabía lo que era la pensión estatal de jubilación. A partir de principios de los 80, la jubilación solía ser algo sencillo: las personas trabajaban y ahorraban, algunas empresas aportaban a las pensiones y las cotizaciones sociales pagaban las prestaciones públicas, lo que se traducía en unos ingresos predecibles para una jubilación económicamente segura. Pero el paradigma ha cambiado. En España, el debate está a flor de piel debido no sólo al envejecimiento de la población, sino al exagerado problema del paro, la política fiscal giratoria y la dudosa gestión de los activos, en manos de la banca. 
La evolución demográfica y económica ha hecho que el viejo modelo sea insostenible y es necesario buscar y poner en marcha formas innovadoras de adaptarse a la nueva realidad. España puede aprender de cuatro grandes tendencias que caracterizan a los países que lideran la clasificación de los 43 sistemas de pensiones más sostenibles del mundo.
El grupo que conforman los siete países líderes comparte las siguientes cuatro tendencias globales, que garantizan un sistema estable: 
A.- Más implicación de las empresas
El envejecimiento de la población activa y el aumento de la esperanza de vida en los países occidentales provocan que los modelos tradicionales de reparto en las pensiones públicas sean insostenibles. A medida que los ciudadanos asumen una mayor cuota de responsabilidad a la hora de financiar la jubilación, los gobiernos de los países líderes garantizan que los trabajadores tengan acceso a planes de ahorro individuales o de empresa, teniendo en cuenta la senda decreciente de los ya reducidos salarios.
B.- Tratamiento fiscal predecible
Las políticas más inteligentes refuerzan los incentivos para que los ciudadanos ahorren para su jubilación y así pueden reducir los retos a largo plazo que plantea la sostenibilidad de los pensionistas. El tratamiento fiscal ventajoso del ahorro para la jubilación ayuda a los trabajadores a ahorrar más, lo que eleva las probabilidades de que puedan satisfacer ellos mismos sus propias necesidades. 
C.- Cultura financiera
La afiliación automática a los planes de ahorro de empresa es un paso en la dirección correcta. Las políticas más sensatas también consiguen que los trabajadores alcancen un equilibrio adecuado en sus inversiones y reciban suficiente información para ayudarles a elevar al máximo las ventajas de la participación en estos planes.
D.- Objetivo de país: autosuficiencia de los pensionistas.
La seguridad de la jubilación va más allá de los propios vehículos de ahorro que ofrece la banca. El Estado tiene en cuenta a una población que envejece y vivirá con unos ingresos fijos. Por tanto, las políticas monetarias, fiscales y sanitarias contribuyen a que los pensionistas sean autosuficientes.
¿Podemos converger hacia estas tendencias, que funcionan en los países líderes, en España? 
Me hago estas preguntas al respecto…
a.- ¿Cuántas empresas puedes contribuir si en España la competitividad se basa en los bajos salarios?. 
b.- ¿Cuántas personas ocupadas pueden ahorrar si los contratos de trabajo son cada vez más precarios?. 
c.- “Planes de ahorro de empresa”, ¿es un concepto que casa con el de pyme y micropyme generadora de reducido valor añadido que es el típico de España?. 
d.- Puede que sea la más factible: Fijar una renta básica mínima y universal, que garantice unos mínimos imprescindibles para cubrir las necesidades básicas y a partir de ahí que cada cual se apañe y se espabile para mejorar el nivel de calidad de su jubilación hasta donde quiera.
Los políticos están repitiendo por activa y por pasiva que las pensiones actuales son sostenibles, y vemos que se han gastado prácticamente toda la “hucha de las pensiones”. Esto es señal de que nos están mintiendo descaradamente y que es urgentísimo tomar medidas para paliar lo inevitable. Aunque la mayoría de quienes están ocupados no se lo quieren creer, quienes dejen de trabajar porque no puedan, si no tienen un patrimonio, vivirán mal. Muy mal. 
Ante esta evidencia, los que están alrededor de los 60 años, se les hace un nudo en la garganta, pensando en lo que se les viene encima. Por su parte, los que están en la treintena no se sienten preocupados por cotizar-cobrar en negro, todo lo contrario, ya que de todas formas piensan que todo lo que paguen al Estado será a fondo perdido porqué cuando les toque no cobrarán su pensión. No lo harán porqué habrá pocos medios para el pago de las pensiones y porqué habrá pocas personas en edad de jubilarse (70 años o quién sabe cuántos) que reúnan los requisitos de cotización necesarios ya que muchos de los que tienen ahora 30 y pico trabajan parcialmente, temporalmente o en negro. 
El gesto de solidaridad-intergeneracional-obligada de cotizar —no para financiar su propia pensión sino para contribuir al pago de las pensiones de quienes durante ese período las están percibiendo— les repulsa cada vez más.
Para que ese sistema se mantenga es preciso que la tasa de ocupación (como asalariado o como autónomo) sea muy elevada y las bases de cotización determinadas por los salarios o las ganancias sean altas, y ambas cosas no se están dando ahora, por ello se está utilizando cada vez más intensamente la caja de reserva de la Seguridad Social lo que mengua el fondo. A este ritmo, la última paga doble se cobrará en las navidades del 2017 si no se reduce la cuantía de las pensiones mensuales. La reacción lógica a esa situación será la de no jubilarse, quien tenga un trabajo/salud/empleador que se lo permita, a fin de no perder poder adquisitivo. Además esto será conveniente para la Seguridad Social porque continuarán los ingresos. La parte negativa será que esto frenará el empleo porque se frenará el acceso de los jóvenes a puestos de trabajo y malo para las empresas porque, por regla general, la remuneración de los mayores es superior a la de los jóvenes. Este último factor hará que sólo “funcionarios de carrera” y políticos sean los que puedan acogerse a esta prórroga, ya qué los que tengan trabajos de importante desgaste físico no podrán y los que trabajen en empresa privada los despedirán a los 50 años para contratar jóvenes con salarios reducidos.
Tomen la decisión que tomen, los políticos, aumentará la marginación y la desigualdad social incluso si deciden implementar una renta básica universal que absorba todos los subsidios y pensiones existentes.
Para cada ciudadano se abre un futuro diferente según su edad, su salario al mes, sus gastos mensuales, sus expectativas de vida, si tiene hijos a los que ayudar o padres jubilados con bajas pensiones… En definitiva, dependiendo de la situación financiera de cada cual, sus expectativas, preferencias y objetivos, gracias a las fintech y nuevos avances y aplicaciones tecnológicas de los bancos cambiará la forma en la que la gente ahorrará, así como el tamaño de sus ahorros. La tecnología, con interfaces cada vez más intuitivas, tendrá un papel clave en la forma en la que ahorradores e inversores gestionarán su capital. Nos dará información de cuándo y cuánto tenemos que ahorrar cualquier persona a cualquier edad, cuáles son los requerimientos de ahorro para conseguir nuestros objetivos de vidas, así como conocer la cantidad del dinero que destinamos a la pensión mientras estamos trabajamos, y cuánto tendremos que ahorrar y cómo dependiendo de nuestra esperanza de vida y objetivos. 
Por suerte, cada vez se democratiza más el ecosistema financiero cuando se trata de acceder a través de “asistentes robotizados” a los servicios de asesoramiento, provisión de liquidez, la infraestructura de crédito/pago o inversión y trading, etc.. Lo que falta es que cada uno cambie el chip y entienda la urgencia e importancia de interesarse por estos temas y atenderlos, aunque se "sea de letras". Su vida futura y la de su familia se lo agradecerá.
©JuanJAS