jueves, 1 de septiembre de 2016

TIN, TIE, TAE, TIR, TRE.... ¿cuál prefieren?

Los españoles estamos tan enganchados al crédito nos cuesta horrores vivir sin él…
Hoy mismo, 1 de Septiembre he recibido un mail con un “canto de sirena” que me recuerda a tiempos pre-crisis. El texto íntegro es este:
“Dice un refrán que la calma precede a la tempestad y no puede ser más verdad, porque se acabaron las vacaciones y llega la temida cuesta de septiembre.
Entre la vuelta al cole y los gastos de casa, este mes es físicamente imposible no gastar... pero solo por ser de XXXX, la cuesta de septiembre es menos cuesta.
Porque del 1 al 30 de septiembre, todas las compras de 100 EUR o más que realices con tu tarjeta de crédito XXXX y aplaces en 6 o más meses, tienen un 5% de devolución.
Con XXXX, volver a la rutina cuesta menos y …
¡Tu dinero vuelve a casa!”
Al final del mail, hay unos párrafos escritos con letra pequeñísima y difícil de leer, por lo que casi nadie repara en ella, pero que es imprescindible leer para mejorar la comprensión de la oferta que nos hacen. Dice esto:
“Las compras que podrán beneficiarse del 5% de devolución serán las compras superiores a 100 EUR que sean aplazadas de manera individualizada mediante el servicio "XXXX Compra en Cuotas" por un plazo igual o superior a 6 meses.
Ejemplo de una compra realizada con tarjeta de crédito o tarjeta inteligente por importe de 300 EUR, fraccionando el pago en 6 mensualidades con una cuota de 52,84 EUR y un importe total adeudado de 317,04 EUR. TIN 19,21%-TAE 21%. Y teniendo en cuenta que no existan incidencias en los pagos.
La entidad se reserva el derecho de anular la devolución del 5% de la compra efectuada, si no se mantiene el pago fraccionado de la compra por el plazo mínimo de 6 meses. Del mismo modo, la devolución del 5% de descuento se abonará en la cuenta asociada de la tarjeta de crédito o tarjeta inteligente durante el mes de octubre.
De acuerdo con la normativa vigente, esta promoción tiene consideración de ganancia patrimonial sujeta al Impuesto sobre las Rentas de las Personas Físicas ( IRPF) de su perceptor, …”.
Resumiendo:
La parte bonita es que nos devuelven un 5% de algunas compras que podemos hacer durante el mes de septiembre. La parte mala  que debemos pagar a Hacienda en el próximo IRPF por esta devolución y además debemos pagar a la entidad financiera hasta un 21% TAE de “todo” lo que paguemos con la tarjeta en este mes.
La cantidad pagada de más es muy difícil de calcular para el común de los mortales y prácticamente nadie la calcula porqué pasa diluida en los “6 cómodos plazos mensuales en los que se paga la deuda”. Eso no es ninguna disculpa para que todos seamos conscientes que cuando aceptamos una “¡¿oferta?! De este tipo está envenenada y que nos costará cara. Más si ya estamos pagando las vacaciones que “¡pagamos?” a crédito, los plazos del coche, de la hipoteca, de las otras tarjetas de crédito, etc.
Desde pequeño aprendí de mis padres y abuelos que cuando quería comprarme algo, primero debía ahorrar la cantidad que costaba mi “deseo” y sólo cuando había logrado conseguirlo podía ir a comprarlo. Aunque esta era una práctica muy común para casi todas las compras, salvo para la vivienda, en el siglo pasado, ya hace algunos decenios que muchos lo han olvidado. Se engancharon a la milonga del “crédito fácil”, de poco coste y cómodos plazos y se acostumbraron a comprar bienes y servicios antes de ahorrar el dinero necesario. Esta novedoso proceder permitía disfrutar desde el primer momento y con un poco de suerte igual no hacía ni falta ni devolver el préstamo. El término “socializar las pérdidas” se hizo famoso y las siglas TAE —costó mucho de entender su significado— se hizo popular. Del sueño de los créditos fáciles para consumir,  hace casi diez años que despertamos de golpe y hace pocos meses que el espejismo vuelven a aparecer. Al mismo tiempo ha aparecido un nuevo término cuyas siglas son TIN y que acompaña cualquier texto informativo sobre créditos.
Cuando nos ofertan cualquier producto financiero —especialmente préstamos para financiación o inversiones— hay al menos dos datos que debemos conocer: el TIN y el TAE. ¿Saben realmente que significan, qué diferencias hay entre ellos y como nos afecta a los consumidores?
Según el Banco de España, el Tipo de Interés Nominal (TIN), es el tipo que se menciona usualmente en los contratos en los que se pacta el pago de intereses y se caracteriza porque en no se descuenta la tasa de inflación (por oposición al tipo de interés real, en el que se resta la inflación).
El TIN es el interés que la entidad financiera nos va a cobrar por el aplazamiento de los pagos. Éste interés se cobrará en cada recibo y se sumará a la parte de capital que se amortiza en ese mismo recibo. El TIN puede ser diario, semanal, mensual, trimestral, semestral o anual; aunque el más habitual es el mensual.
A los solicitantes esta cifra nos puede confundir porqué con solo el TIN no podemos saber cuánto nos va a costar el préstamo. Es un poco como los billetes de avión que se compran por internet. Te dicen que un vuelo a un destino vale 10 euros, pero cuando lo compras en firme, tienes que pagar 60 euros. Faltaba añadir las maletas, el asiento reservado, el seguro, las tasas, el pago con tarjeta, etc.
El TIN no tiene en cuenta las comisiones ni otros gastos que tenga que pagar el usuario. Se refiere siempre a un periodo de tiempo concreto que hay que especificar: por ejemplo un 6% nominal anual, es equivalente a un 0,5% nominal mensual. No tiene en cuenta la periodicidad de los pagos. Con el mismo TIN el importe de intereses es diferente si los pagos son mensuales, frente a un único pago anual.
La Tasa Anual Equivalente (TAE) es el tipo de interés que indica el coste o rendimiento efectivo de un producto financiero y por ello es el dato objetivo en el que hay que fijarse para comparar el coste de un préstamo. Puesto que es lo que mide el coste efectivo de un préstamo a un plazo concreto, en términos anuales y teniendo en cuenta las comisiones y gastos a pagar por el consumidor y la frecuencia de los pagos. Simplificando: nos interesará contratar la tarjeta con pago aplazado, el préstamo o crédito con menor TAE.
Aún así la TAE legal todavía no es la TAE real. La normativa obliga a las entidades financieras a informar a los clientes y a hacer constar la TAE en distintos lugares: en los contratos, en la información previa a la contratación y en la publicidad entre otros.
Los elementos que debe incluir la TAE están legalmente definidos: la normativa ha ido evolucionando y adaptándose a nivel europeo, y la TAE legal incluye cada vez más gastos, pero...
Siempre falta algún gasto que deba hacer frente el consumidor (por ejemplo los gastos de notario y registro no se incluyen en el cálculo de la TAE legal). Además, hay gastos, como la contratación de productos adicionales —piensen en los mantenimientos de las empresas eléctricas, gas y agua— que, aunque en teoría sean voluntarios (por lo que su coste no se incluye en la TAE), en la práctica son de contratación obligatoria. Por otro lado, en muchos casos el cumplimiento de la norma deja mucho que desear y no se informa al consumidor debidamente de los costes del préstamo. Es preciso tener en cuenta todo esto para conocer la TAE real de un préstamo.
La TAE se calcula de acuerdo con una fórmula matemática normalizada que tiene en cuenta el tipo de interés nominal de la operación, la frecuencia de los pagos (mensuales, trimestrales, etc.), las comisiones bancarias y algunos gastos de la operación. Como siempre, para tener la mejor información, lo mejor es hacer cálculos para llegar a nuestra propia TAE. La manera más sencilla de hacerlo es utilizando una “calculadora de TAE real”.
Solo se necesitan tres datos:
Precio al contado, que indica el importe del préstamo o de la compra que deseas financiar.
Cantidad que paga en el momento de la compra, donde debes indicar todos los gastos relacionados con la financiación que debas pagar (desde una comisión de apertura hasta cualquier otro gasto o pago, impuestos, gastos de notario, una cantidad inicial a pagar en el caso de una compra, el coste de un seguro, etc.).
Importe de la cuota mensual, con la cuota a pagar facilitada por la entidad. Si además existe alguna cuota de un importe diferente, podrás indicarlo.
Una vez completados los datos, clic en “Calcular” y obtendremos la TAE real comparable con la de otras ofertas.
Un ejemplo claro:
Supongamos que queremos realizar la compra de unos electrodomésticos para el hogar valorados en 1.000 euros y queremos aplazar el pago a nueve meses.
Supongamos que nuestra entidad habitual es XXXX, y nos ofrecen aplazar el pago mediante la Tarjeta XXXX con un interés nominal mensual de 1,10%.
Preguntamos al vecino y su entidad le ofrece una tarjeta de similares características que nuestra, pero al 0% de interés, con una comisión de gastos de gestión y estudio del aplazamiento de los pagos de 25 euros. Nuestro vecino nos dice que la tarjeta de su entidad es mejor que la nuestra por que, al no pagar intereses, la financiación le sale gratis.
¿De verdad le sale gratis la financiación?
¿Su financiación es más barata que la que nos ofrece nuestro banco?
Además de la calculadora anterior (OCU) tenemos la calculadora de TAE online que facilita el Banco de España.
Nuestra entidad:
TIN mensual (1,10%), TIN anual (1,10% x 12 = 13,20%),
TAE ( (1+ 0,1320/12)^12-1) = 14,02%

Entidad del vecino:
TIN mensual (0%), TIN anual (0%), = = >  TAE (6,29%)


Cómo podemos ver, la financiación no le sale gratis a nuestro vecino porque mientras el banco remunera sus ahorros al 0%, le cobra nada menos que un 6,29% TAE por el préstamo.
Aún así las condiciones son mucho mejores que las de nuestro banco XXXX para el importe y plazo indicados que nos cobra más del doble.
Por esta razón, recomendamos fijarnos en la TAE siempre que haya que realizar una operación financiera, además, las entidades financieras están obligadas a publicarla, aunque en muchas ocasiones sea en la letra pequeña. De este modo, podremos comparar los dos productos llevándolos al mismo escenario temporal y escoger la que mejor condiciones nos ofrezca.
Por tanto, no se compliquen con el T.I.N. Pueden olvidarse de esta nueva palabreja, que sólo sirve para engañarnos o al menos confundirnos, al hacernos pensar que disfrutar dinero prestado sale más barato de lo que en realidad sucederá.
©JuanJAS