jueves, 21 de julio de 2016

Inmigración y Seguridad Social

Muchos españoles vuelven a comportarse como si España fuera sobre ruedas y eso que llevamos siete meses sin Gobierno ¿o será por eso mismo? Vuelve el crédito, pero más restringido. No sólo se pide dinero para irse de vacaciones. Se está pidiendo más crédito para comprar televisiones (Eurocopa), aire acondicionado (sucesivas olas de calor), coches (el parque está muy viejo) y, así, sucesivamente...". Pasado el verano, El Corte Inglés nos informará de cuantos créditos ha concedido su agencia de viajes.

Numerosos hogares españoles deben todo, absolutamente todo. Deben la casa donde viven. Deben las cosas que contiene la vivienda, como la televisión, el móvil, el microondas, la lavadora, el frigorífico y demás electrodomésticos. Deben el coche y por deber, deben las vacaciones del año pasado, que las disfrutaron con un crédito. No es ninguna broma absurda. Es una de las grandes atrocidades de una sociedad, que, como la española, dejo hace tiempo de ahorrar ¿para qué, por cierto? y se lanzarse a consumir alocadamente.
Entre todos nos acostumbraron a pensar que todos tenemos el mismo derecho a irnos de vacaciones, conducir el coche más moderno y ver el futbol en la pantalla mas grande, aunque no tengamos dinero para ello. Para eso están los bancos que nos facilitan las cosas. Algunos se enteraron de que el Estado —los contribuyentes pagaron la cuenta— los tuvo que rescatar, pero pronto lo olvidaron y vuelven a caer en la trampa. Mucha gente piensa que hay que disfrutar ahora lo que se pueda e intentar escaquearse para que la deuda la pague otro. La economía mundial navega en un mar de deudas. La suma de la deuda estatal, provincial, municipal, individual, hipotecaria, corporativa, financiera y bancaria sugiere que en cualquier momento la nave puede naufragar o estrellarse contra el témpano de lo impagable. ¿Cuál es la deuda total, la suma de la deuda de los Estados, Autonomías, Corporaciones, Ayuntamientos, Empresas, Familias e Individuos?
En este ambiente, el Gobierno ha vuelto a sangrar otros mil millones de la Hucha de la Seguridad Social. Ya sólo quedan para pagar cuatro pagas extraordinarias más. Muchos no hacen caso de estas escuetas noticias y siguen viviendo la vida. ¡Cuando se rompa todo, ya nos quejaremos! ¡Que me quiten lo bailao!
El Gobierno mintió, miente  y vuelve a mentir. No pasa nada, España se está recuperando. El petróleo seguirá barato, todos los turistas vendrán cada vez más a España, porque no tienen a donde ir y nuestra economía crecerá viento en popa, por los siglos de los siglos.
Los jubilados están “aco--nados” porqué saben que cuando el rio suena… Saben que si sólo se saca y no se mete, al final la bolsa se vacía. Ven que todo el mundo “pide”: les piden cuando salen de casa mientras pasean por la calle, mientras descansan en el banco del parque, cuando van a comprar el pan, cuando entran y salen del super, les piden sus hijos, sus nietos, Hacienda va detrás de los ahorrillos que guardaron para la vejez,…  Cuando muchos piden y pocos dan, es que algo va mal. Hoyen por la tele como el Gobierno dice que la economía española crecerá, pero sus hijos siguen pidiendo créditos y vuelven a endeudarse. ¡Tiemblan del miedo que tienen!
Oyen a mucha gente manifestarse para que “acojamos” más refugiados, más emigrantes, para que haya más solidaridad, para que el gobierno dedique más recursos para el desarrollo internacional, etc. y no entienden como se van a pagar todos estos gastos adicionales si la Seguridad Social no recauda lo suficiente para atender sus obligaciones con los españoles. Una posible solución lógica podría ser aumentar la población para que subiera la cotización y el gobierno tuviera más ingresos para financiar las pensiones de los jubilados. Entonces…
¿Basta que la población aumente para que la Seguridad Social recaude más?
Si así fuera, la administración debería incentivar la procreación y todos los españolitos jóvenes deberían ponerse a jugar a papas y mamás con alegría. Se dice que la mayor satisfacción que dan los hijos es el “ir a buscarlos” porqué es una de las tareas más baratas y muy placentera.  Aún sabiendo eso y la fama de buenos amantes que tienen los españoles, no se consigue aumentar la natalidad. Tal vez sea porque los posibles padres piensen que el tiempo que tarda un bebé en convertirse en “adulto activo” es largo y caro mientras que el problema de las pensiones es perentorio.
Viendo que la producción autóctona no basta para resolver el problema de las pensiones, algunos políticos y empresarios vieron la solución mágica en los inmigrantes: la mayoría de sus miembros son adultos y listos para producir y contribuir a la Seguridad Social.
Esta idea tampoco tuvo éxito. ¿Porqué?
Si bien la mayoría de los inmigrantes que llegaron a España eran adultos, al poco tiempo trajeron a la familia (numerosa en la mayoría de los casos) y consumieron más servicios sociales, médicos y educativos que lo que aportaba el “cabeza de familia productivo”.
También hay que tener en cuenta que una gran parte de la inmigración que ha llegado a España  no ha podido considerarse “población activa” porqué no ha llegado con un contrato de trabajo legal. Para que un extranjero, inmigrante, refugiado, sin papeles, etc. pueda considerarse “población activa”  que aporta fondos a la Seguridad Social, debería existir en España una oferta de trabajo a la que puedan optar y debería formalizarse un “contrato legal” que contribuyeran a las cotizaciones sociales.
Actualmente en España no se si existen estimaciones de la tasa de subempleo de la población inmigrada, ni de la ocupación sumergida de los inmigrantes activos, ni tampoco de su nivel salarial medio que determina su base de cotización. Lo que si parece razonable suponer es que, partiendo de la base de que la tasa de desempleo de la población inmigrante ronda el 35%, sus niveles de subempleo y de ocupación “en negro” serán elevados, y su salario medio reducido.
También está demostrado que el aumento de la oferta de trabajo, producido por un aumento de la inmigración, tensa los salarios a la baja —sobre todo en determinadas actividades— porque la demanda de trabajo no aumenta en consecuencia (si es que aumenta realmente). Viendo esta realidad, las preguntas son:
¿Cuál es la aportación media a la Seguridad Social de la población inmigrante que llega sin un contrato de trabajo?.
¿Cuál es el gasto medio en servicios sociales, salud y educación de la población inmigrante que llega sin un contrato de trabajo?.
No se trata de hacer juicios de valor, morales, de solidaridad, de buenismo, de repartir “todo lo que hay” (alguien ha trabajado y contribuido para que eso esté ahí) para todos los habitantes del planeta que quieran venir a Europa y a las “ciudades de acogida” españolas. Si alguno tiene datos o sabe de alguien que los tenga (Gobierno, políticos, tecnócratas, ONG’s, etc.), por favor, apórtenlos y háganlos públicos. Así acabarían con toda clase de elucubraciones y tal vez xenofobias. Las cosas, claras.
©JuanJAS