jueves, 14 de abril de 2016

La “desigualdad en ingresos” afecta la esperanza de vida

Una de los peores efectos que han tenido las sucesivas crisis de la última década ha sido el incremento de la desigualdad. Las desigualdades entre ricos y pobres se han situado en su máximo nivel desde que la OCDE inició su medición hace 30 años. En los 34 países que forman este organismo el 10% de los más favorecidos posee el 50% de la riqueza. El 40% de los más pobres tan sólo el 3%.
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Cuando pensamos en la desigualdad de ingresos, lo hacemos en términos de no tener el lujo de comprar los mismos hogares, vivir en los mismos barrios y comprar los mismos bienes y servicios. Pero el hecho importante es que en USA con su sistema de salud, los más pobres tienen en promedio 10 o 15 años menos de vida.
Este estudio muestra que el 1% de los hombres más ricos viven de media 14,6 años más que el 1% de los más pobres. Entre las mujeres esta diferencia se reduce a 10,1 años.
Hasta ahora no se veía una correlación clara entre la longevidad y factores como el acceso a la asistencia sanitaria, problemas medioambientales, desigualdad de ingresos o mercado laboral. Las correlaciones más directas eran con factores como las tasas de tabaquismo o los ratios de obesidad. Sin embargo, un estudio del MIT muestra que esa correlación existe.
Las medidas de austeridad en sanidad y educación, que se están implantando en los principales países desarrollados, golpean indudablemente más a las personas con menos recursos . Cada mañana nos levantamos con noticias de personas con alto valor adquisitivo que han elaborado complejas arquitecturas fiscales para reducir sus cargas impositivas. Esto provoca que el Estado ingrese menos y como no se deja de “malgastar en temas que no son de primera necesidad, queda menos para dedicar a lo más importante que es sanidad, educación y bienestar social. Esto siempre afectará a los más desfavorecidos.
Si los niveles asistenciales, en calidad y cantidad siguen disminuyendo, cada vez será más cierto que la desigualdad afectará a la calidad de vida y mermará la esperanza de vida. 
¿Podemos hacer algo nosotros para cambiar esta dinámica? 
En primer lugar, algo que no es caro y está al alcance de todos.: Por supuesto, debemos mejorar la calidad de nuestra alimentación, comiendo menos "alimentos procesados" y realizar un mínimo de esfuerzo físico diario. Tampoco deberíamos dejar de presionar a los políticos para que dediquen los recursos a las cosas más necesarias y los recortes los apliquen a todo aquello que consume mucho dinero y no aporta nada fundamental. Todos sabemos que es cada cosa y no es momento de andarse por las ramas, porque los recortes "mal hechos" afectarán cada vez más a nuestra calidad de vida y a nuestra longevidad. 
©JuanJAS