miércoles, 17 de febrero de 2016

Todos esperamos llegar a viejos. ¿Seguro?

Es un hecho que cada vez somos más longevos. Los últimos años de nuestra vida podemos vivirlos con diferente calidad dependiendo de la opción afectiva, residencial y de cuidado de la salud a la que podamos tener acceso. Ahí cuenta el ahorro personal de cada uno — ¿No les dijeron nunca: “guarda para la vejez”?— y la política para la gente mayor que tenga el Estado. Por cierto, ¿Conocen la existencia de algún ministerio que se ocupe directamente de este colectivo tan numeroso de personas?
Los partidos políticos hasta el momento han cuidado de que a los jubilados no les falte su pensión, pagada por los que no lo son y cobran sueldos en blanco, o tienen rentas del capital. Poco más. Nunca han legislado para facilitar que la iniciativa privada vea atractivo invertir en este campo de una forma creativa y así mejorar el bienestar de los mayores, e indirectamente también de sus hijos y nietos.
La duración de la “tercera edad” se alarga cada vez más y por ello se precisan nuevas ideas y nuevos medios, políticas e iniciativas para planificarla y gestionarla adecuadamente. Según un estudio de UDP, parece que unos tres millones de mayores estarían más que dispuestos a pasar sus últimos años en “cohousing”, después de vivir en la casa propia; por delante de la casa de los hijos o terminar en el temido asilo.
El Estado debería cambiar el concepto de “residencia geriátrica” por el de “complejos paradisíacos de la tercera edad”, con mini apartamentos con patio para parejas o individuales, jardines, huerto, etc. donde todo estuviera calculado al milímetro para hacer más fácil y agradable la vida de sus residentes. Apartamentos todos idénticos, todos orientados al sur por aquello de aprovechar la luz, todos de 50 metros cuadrados, todos con su baño adaptado, su salón, un dormitorio, una pequeña cocina equipada con lo básico y sin amueblar para que cada uno lo ponga a su gusto. Servicios compartidos para las comidas principales, la limpieza, lavandería, luz, teléfono, wifi, el servicio médico y de enfermería permanente, etc.
Lugares donde se conviva solidariamente, donde todos se ayuden entre todos, todos compartan con los demás su saber y experiencia, sus habilidades. Lugares donde falte tiempo para disfrutar de multitud de actividades: yoga, teatro, baile, gimnasia, meditación, baño terapéutico, pintura, taller de memoria, de artesanía...
Todo a un coste testimonial o gratuito porque todo el mundo puede aportar algo: El que tiene dotes para la pintura da clases a los demás, el que es abogado ayuda a los otros con los papeleos legales... y el que tiene un hijo o nieto que “sabe de algo” puede compartirlo en el centro mientras su ancestro se “hincha de orgullo” por la “calidad de lo que deja en el mundo”. Estar ocupados mantiene activos y en forma a los mayores y les da vida de calidad.
Un abuelo comentaba: “La mayoría de los hijos no pueden atender siquiera a nuestros nietos y se ven obligados a recurrir a nosotros para que les echemos una mano o las dos, difícilmente van a poder ocuparse de nosotros cuando lo necesitemos”.
Muchos abuelos han ayudado a sus hijos a criar a sus nietos, quedándose con ellos para cuidarlos, darles de comer, divertirles jugando con ellos sin que malgasten horas jugando con el móvil o viendo la TV ... ¡Educándoles para la vida!.
Los abuelos vivían en sus casas y ayudaban a sus hijos y nietos. Todo esto es muy bonito para todos hasta que falla la energía y los abuelos necesita ayuda física. Cuando empiezan a ser dependientes es cuando se necesita ayuda y no puede confiarse en los hijos (el que los tenga cerca), porque no podrán dejar de trabajar para cuidarlos.
Un abuelo decía: “Mientras no necesitas a nadie, donde estás mejor es en tu casa. El problema es que muchos ancianos están en silla de ruedas, se hacen sus necesidades encima, les tienen que dar de comer, tenemos artrosis que de vez en cuando nos inmoviliza en la cama, etc... Nadie estamos libres de vernos así o aún peor. Si yo me veo en esa situación en un futuro, lo que no quiero es ser una carga para mis hijos, pediré ir a una residencia y eso si, (que ahí está la clave), les pediré que no me aparquen como un trasto viejo, que me vayan a ver regularmente, que comprueben que me atienden bien, que me traigan a los nietos, que me hagan sentir que no estoy solo…”.
Señores políticos: tengan en cuenta que los ancianos cada vez son más, viven más y son más conscientes del poder de su voto. Saben perfectamente que la más milagrosa pócima no puede volverles ni un solo día más jóvenes, pero eso no quita que aspiren que se les facilite poder acabar su vida en las mejores condiciones y en “compañía”, con gente con la que hablar y con un montón de actividades para poder elegir como disfrutar de la mejor manera posible la vida que queda.
Esperemos que no decidan quitarles las pastillas
Señores políticos: piensen en lo que necesitan nuestros mayores y legislen para, si públicamente no pueden emprender las mejores ideas porqué no hay suficiente presupuesto, facilitar que iniciativas privadas puedan construir complejos amigables para que puedan vivir en ellos nuestros mayores. 
La alternativa de meterles en cárceles pero con peores instalaciones que las “cárceles de verdad” ya no es de recibo. Muchos geriátricos no consiguen colgar el cartel de completo y es porqué el servicio que suelen ofrecer, sobre todo si no es público, es caro y de baja calidad real.
Señores gobernantes: si no les tiembla la mano para rescatar bancos con el dinero de todos los contribuyentes españoles, que no les tiemble tampoco para “animarles” a que ofrezcan préstamos en buenas condiciones para poder financiar iniciativas como la de las viviendas o complejos colaborativos para la gente mayor. 
Las “obras sociales” de los bancos (antes "cajas" sin ánimo de lucro (ja,ja,ja)) deberían servir para algo más que para ayudar al “futbol” y hacer muchos informes. Es cierto que el futbol gusta a mucha gente y los informes se los leen pocos, pero a mayores llegamos todos y una mala vejez puede ser muy amarga aunque nadie piense en ello cuando es joven. 
Señores políticos, tan preocupados como dicen que están por crear empleo, ¿porqué no intentan convertir a España en una especie de Florida (turismo residencial) para Europa en lo que a la tercera edad se refiere?
Cohousing es un modelo que se puede extrapolar a un sinfín de colectivos con temáticas y problemas diversos como familias o intergeneracional, colectivos profesionales y personas con problemas de salud específicos, pero hay muchos otros sistemas: pisos tuteados, residencias privadas con servicios integrales comunes próximos, etc. Los tipos de gestión también son múltiples y más o menos adecuados para hacerlos accesibles a la mayoría de los mayores.
Señores políticos y equipos asesores: no les criticaré que se apresten a cobrar el salario que les pagamos los contribuyentes, tampoco es necesario que regalen parte del mismo a alguna entidad benéfica. Es un gesto ético a valorar, pero no hará que salgamos de pobres. Ni siquiera vería mal que se lo subieran cada año si dejaran de pensar algo menos en “lo suyo” y mucho más en lo nuestro. Si al pensar en nosotros y en nuestros mayores generaran ideas nuevas, útiles y buscaran los medios o establecieran las facilidades para que se pudieran llevar a la práctica. Respecto a nosotros, los contribuyentes y votantes que somos o llegaremos a ser “mayores”, sigo sin entender porqué nos seguimos llamando personas humanas cuando nos solemos comportar como avestruces, al no pedir a nuestros políticos que hagan honor a su cargo y recordarles que este es un tema importante de que deben ocuparse.
©JuanJAS