miércoles, 23 de noviembre de 2016

La avaricia rompe el saco

Siempre se ha sabido que “especular” es peligroso. Por ello los pequeños ahorradores deben procurar “invertir” sus ahorros en lugar de jugar a “especular “con ellos como si participaran en un juego de azar. Sepan que si no se han formado lo suficiente o no tienen acceso a las herramientas que usan los profesionales, el “mercado” les quitará el dinero rápidamente. 
En los últimos años, este “sentido común” de "zapatero a tus zapatos", hay que practicarlo al límite. Hay que extremar la prudencia porque, también en el tema de la inversión y de los "mercados", las cosas han cambiado mucho y cada día lo hacen más rápidamente. ¡Que lejos quedan aquellos años de las “matildes”!.
No hace ni siquiera 10 años, antes de la última gran crisis, que se oían conversaciones de gente hablando de lo que habían ganado en bolsa. Estaban orgullosos de como habían aumentado sus ahorros al seguir el consejo de su "asesor personal" que entendía mucho del tema. No habían ganado tanto como los que habían comprado "ladrillo" que era lo  mejor —una hucha para toda la vida que nunca perdía valor—, pero tenían su dinero más líquido. 
Los bancos de inversión, las sociedades de intermediación y todos los yupis —pelo engominado y tirantes debajo de la chaqueta de “marca”— hicieron su agosto particular asesorando y dando consejos de inversión. ¡Todos contentos! Los que no sabían nada, ni les importaba formarse para saber más y entender lo que pasaba, porque aún así ganaban dinero; y los que vendían asesoramiento —en realidad sabían mucho menos de lo que daban a entender— porqué se forraban. Todo eso ha pasado a la historia y la mayoría de esos yuppies engominados están en el paro o intentando vender su imagen en el primer programa sensacionalista en el que les dejan entrar. 
¿Quiénes piensan ustedes que son los “profesionales” del mercado de capitales, hoy en día? 
No son los gurús que salen por la tele o hacen sus predicciones en las redes especializadas. Tampoco los “asesores personales” que su banco pone graciosamente a su disposición por ser usted un cliente especial, apreciado y “preferente”. Menos aun lo son los que le intentan cobrar por su servicio de intermediación y les sugieren como “diversificar” su dinero para que pierda lo menos posible, porque ganar en estos tiempos tan difíciles es sólo para los “dioses” o los muy cercanos al poder-información privilegiada. 
Los actuales profesionales del mercado son los ordenadores programados para hacer HFT. Los humanos se limitan a vigilar si hay alguna avería. Este fenómeno, cada vez más implantado, significa el cierre de agencias y sociedades de valores. ¡Mandan las máquinas!
El FBI ya ha investigado numerosos operaciones de trading de alta frecuencia (high frequency trading HFT) y el Bundesbank ha insistido en la necesidad de poner coto a este tipo de operaciones con el objetivo de evitar un crash como ocurrió en el Flash Crash del 6 de mayo de 2010, durante el cual el Dow Jones sufrió su mayor caída intradía de la historia, (mil puntos, un 9%), y en tan solo un par de minutos.
¿Podrán los reguladores imponer sus criterios frente a los de los grandes bancos, que son los que marcan esta tenencia? Mucho me temo que siguen ausentes y en completa dejación de sus responsabilidades.
Ya lo saben: ni gurús, ni expertos influyen lo que aparentan. Sólo sirven para vaciar el bolsillo de los más neófitos que creen en cantos de sirena y buscan llenar sus bolsillos sin esfuerzo.
Si piensa en especular y dar el pelotazo, mejor déjelo; la ilusión le durará menos que si se lo gasta en el Black Friday.
Por cierto, recuerden que ese día se llama así, no por ser el “gran día de las rebajas norteamericano” ni porque sea un día en que se recuerda algo "funesto". Al contrario, era el primer día alegre para los comerciantes, porqué al ser el primer día de compras para la campaña de Navidades después de celebrar el “Día de Acción de Gracias”, las cuentas de los comercios volvían a dar saldos positivos (cambiaban los números rojos -pérdidas- de las cuentas por negros -ganancias-).
Todo cambia, aunque como la memoria del personal es cada vez más corta, muchas veces no nos damos ni cuenta porque no guardamos ninguna referencia con la que comparar. Disfrutemos el hoy. No se preocupen por el mañana... alguien resolverá. ¡O no!
©Juan JAS

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