jueves, 27 de octubre de 2016

Las “pantallitas”, ¿perjudican el rendimiento escolar de los jóvenes?

Para muchos padres, la advertencia de la asociación de pediatras supone una llamada de alarma, una necesidad de plantearse un cambio de hábitos, un arma en la lucha para despojar a sus hijos de sus gadgets y racionar estrictamente el tiempo de uso.
Otros van más allá y utilizan estas conclusiones para demonizar el uso de gadgets electrónicos, convertidos de repente en el nuevo maligno que distrae a los niños, les impide terminar los deberes y les lleva a ser una especie de “idiotas conectados”, en niños con peores notas o con menores posibilidades de éxito futuro.

¿Cuál es la realidad?
A mi entender, el estudio viene a decir que:
    -Los gadgets electrónicos son muy atractivos,
  -Los utilizamos muy mal – muchas veces simplemente para “apagar a los niños” y que dejen de molestarnos,
   -Si se permite a los jóvenes que los usen durante todo el día, obviamente lo harán y eso no  es bueno para nadie. Sea niño, joven o adulto.
El verdadero problema es que la educación está espantosamente mal definida. Si la definiésemos, los gadgets no serían un enemigo del aprendizaje, sino uno de sus más poderosos aliados, y los deberes serían un anacronismo absurdo, porque el tiempo fuera del colegio estaría destinado a otras actividades que completasen el desarrollo.
La idea de “los deberes primero" porque los gadgets son para jugar es profundamente absurda.
Los gadgets son, por un lado, la llave de los contenidos, mucho más de lo que puede serlo un libro de texto, porque el conocimiento ya no está en los libros de texto sino que residen distribuidos por toda la red y hay que aprender —principalmente en la escuela— a extraerlos como parte del proceso educativo.
Queramos o no, los jóvenes y todos nosotros vamos a vivir rodeados de gadgets el resto de su vida, por lo que deberíamos aprender a usarlos y a extraerles el máximo valor.
Los gadgets también permiten acceso a un entorno de relación en el que resulta fundamental que los niños aprendan a desempeñarse desde pequeños.
Si en lugar de esto, nos dedicamos a prohibir su uso en los colegios y las aulas, a no utilizarlos para tareas para las que serían ideales, y a restringirlos por si acaso los niños no hacen sus deberes conseguiremos formar unos inadaptados a su tiempo.
Cada día, alguna institución del siglo pasado se empeña en que “las cosas tienen que seguir siendo como antes” y emite un “sabio dictamen” que, algunos malinterpretan y difunden su “error” esparciendo el “miedo a lo nuevo” y considerando a los gadgets “la fuente de todos los males de la humanidad”.
Siempre ha pasado. Lo nuevo da miedo porqué requiere adaptación a nuevas formas de vivir, pero hay que actuar con sentido común.
¿Porqué no nos planteamos lo siguiente?:
 ·Los gadgets son una parte importante del entorno actual. Cuanto antes aprendamos a utilizarlos con responsabilidad —cada uno según nuestras necesidades—, para saber solucionar problemas con ellos o en ellos. Cuando mejor entiendan los jóvenes cómo y por qué funcionan y qué usos les pueden dar, mejor preparados estarán.
· Los gadgets dan acceso a infinitas actividades, son brutalmente atractivos y adictivos, y su uso, como todo, tiene que hacerse con sentido común. Tan malo es que un niño no sepa hacer la O con un canuto cuando le pones un dispositivo en las manos, como que esté todas las horas del día con la nariz pegada a una pantalla. Hay otras actividades que son muy importantes, y una parte fundamental de la educación consiste en enseñar a priorizar.
· Los gadgets no son un “apaganiños” ni un sustitutivo de la educación. Es un hecho que lo niños demandan mucha atención de sus mayores, por ello hay que “educarlos” en lugar  de atontarlos, dejándoles que aporreen un gadget que les devuelve sonidos y colores variados como si fuera un dardo tranquilizante, para que no molesten.
· Los gadgets sirven para acceder a información y utilizarla para consolidar conocimiento. Hay que enseñar a los niños que los gadgets no son solo para jugar, sino que pueden y deben utilizarlos cuando necesiten encontrar o aprender algo. Para ello hay que enseñarles estrategias de búsqueda, a no quedarse siempre con el primer resultado, a verificar las fuentes, a aplicar razonamientos críticos… a pensar en un entorno conectado.
·Los gadgets son la puerta al entorno social, que hoy en día funciona en conexión permanente; pero hay que enseñar a priorizar, a que no se cae el mundo por no contestar un whatsapp mientras están cenando, dando un paseo, manteniendo una conversación o viendo una puesta de sol. Los entornos sociales son complejos y están definiéndose continuamente: aprender a utilizarlos y a aplicar las prioridades adecuadas es un reto para todos, jóvenes y adultos. Cuanto antes empiecen a entenderlo los niños, mejor. Si no los educamos en ello, nos encontraremos con que se comportarán como salvajes en la red, compartirán cosas que no debían compartir, harán barbaridades, etc.
·Los gadgets permiten leer libros. Si no ves a tu hijo leer ningún libro, plantéate que los lea en su dispositivo, que es como se leen los libros hoy de manera cómoda y eficiente. Enséñales a pedir libros y comics, a leerlos, a marcar las partes que les han gustado, a compartirlos… a leer con las ventajas que tiene hacerlo en un dispositivo electrónico. No se preocupen, no se van a quedar ciegos por ello. 
     El papel solo es un anacronismo incómodo, que un niño no se sienta atraído por él no es ningún sacrilegio: mientras lea, que lea en un dispositivo o donde buenamente quiera, pero que lea algo más que simples titulares o whatsapp’s .
·Los gadgets deberían ser un recurso para los niños en el colegio, y los pupitres deberían tener cargador USB. Si el colegio de tus hijos no lo entiende y se empeña en que los niños se sigan educando “como se hacía en el siglo pasado”, plantéate cambiarlos de colegio o cómo vas a completar esa parte fundamental de su educación.
·Los gadgets no son perniciosos. Lo que es pernicioso es permitir que un niño se pase todas las horas del día jugando con ellos y tirado en un sofá y sin hablar con nadie. O que priorice la comunicación a través del dispositivo a la comunicación en persona con las personas que le rodean. O que esté tan maleducado que no entienda que cuando va a casa de sus abuelos, no puede ignorarlos completamente y pasar todo el tiempo sumergido en la pantalla. Educar mal a los hijos, haciendo dejación de responsabilidad o permitirles que hagan todo lo que les dé la gana es pernicioso. Los gadgets no lo son, solo son una parte más del entorno y cuanto antes se familiaricen con ellos, mejor.

Siempre que caiga en nuestras manos un aparentemente “sesudo estudio” antes de interpretarlo y efectuar alguna correlación, usemos el adecuado sentido crítico. Mientras la educación no se adapte a los tiempos actuales  —y en este momento está espantosamente inadaptada— veremos todo tipo de correlaciones engañosas: “¡socorro los smartphones distraen a los niños en clase y hay que prohibirlos!”
Obviamente, mientras no los integremos de verdad en el proceso educativo y no eduquemos en su uso, permitir que en una clase los veinte o treinta niños estén con el smartphone en la mano es una receta para un desastre seguro, con niños que desconectan de la clase y se dedican a otras cosas sin prestar la más mínima atención.
No, las cosas no son tan simples como “smartphones sí, smartphones no”. Las cosas empiezan por “smartphones, por supuesto”, porque son un elemento fundamental del ecosistema en el que hay que educar a los niños, y siguen por “y ya que smartphones sí, adaptemos los métodos para que les extraigan partido, y eduquemos en su uso”. Solo entonces, cuando la transición esté completa (o cuando menos avanzada, porque completa, en realidad, no lo estará nunca), podremos hablar de correlaciones significativas.
Por cierto, recordemos que esta educación en el uso de los gadgets vale también para los adultos. No vale con comprarse el modelo más grande, caro y sofisticado. Hay que aprender a usarlo para que nos sirva a nosotros —y no al contrario— y el protocolo adecuado para usarlo en sociedad.
©JuanJAS

La Academia Americana de pediatría publica recomendaciones para el uso de gadgets, incluyendo una herramienta interactiva planificación del uso de los medios de comunicación, para ayudar a las familias equilibrar vida digital y real

sábado, 22 de octubre de 2016

¿Quién nos garantiza las Pensiones?

Cosas del pasado
El sistema español ocupa el puesto 37 en la lista de los 43 países con una jubilación más estable. Los países nórdicos lideran la lista con sus estrategias que involucran al Estado, las empresas, la banca y… a los interesados.
Hace 50 años, pocos se jubilaban y nadie sabía lo que era la pensión estatal de jubilación. A partir de principios de los 80, la jubilación solía ser algo sencillo: las personas trabajaban y ahorraban, algunas empresas aportaban a las pensiones y las cotizaciones sociales pagaban las prestaciones públicas, lo que se traducía en unos ingresos predecibles para una jubilación económicamente segura. Pero el paradigma ha cambiado. En España, el debate está a flor de piel debido no sólo al envejecimiento de la población, sino al exagerado problema del paro, la política fiscal giratoria y la dudosa gestión de los activos, en manos de la banca. 
La evolución demográfica y económica ha hecho que el viejo modelo sea insostenible y es necesario buscar y poner en marcha formas innovadoras de adaptarse a la nueva realidad. España puede aprender de cuatro grandes tendencias que caracterizan a los países que lideran la clasificación de los 43 sistemas de pensiones más sostenibles del mundo.
El grupo que conforman los siete países líderes comparte las siguientes cuatro tendencias globales, que garantizan un sistema estable: 
A.- Más implicación de las empresas
El envejecimiento de la población activa y el aumento de la esperanza de vida en los países occidentales provocan que los modelos tradicionales de reparto en las pensiones públicas sean insostenibles. A medida que los ciudadanos asumen una mayor cuota de responsabilidad a la hora de financiar la jubilación, los gobiernos de los países líderes garantizan que los trabajadores tengan acceso a planes de ahorro individuales o de empresa, teniendo en cuenta la senda decreciente de los ya reducidos salarios.
B.- Tratamiento fiscal predecible
Las políticas más inteligentes refuerzan los incentivos para que los ciudadanos ahorren para su jubilación y así pueden reducir los retos a largo plazo que plantea la sostenibilidad de los pensionistas. El tratamiento fiscal ventajoso del ahorro para la jubilación ayuda a los trabajadores a ahorrar más, lo que eleva las probabilidades de que puedan satisfacer ellos mismos sus propias necesidades. 
C.- Cultura financiera
La afiliación automática a los planes de ahorro de empresa es un paso en la dirección correcta. Las políticas más sensatas también consiguen que los trabajadores alcancen un equilibrio adecuado en sus inversiones y reciban suficiente información para ayudarles a elevar al máximo las ventajas de la participación en estos planes.
D.- Objetivo de país: autosuficiencia de los pensionistas.
La seguridad de la jubilación va más allá de los propios vehículos de ahorro que ofrece la banca. El Estado tiene en cuenta a una población que envejece y vivirá con unos ingresos fijos. Por tanto, las políticas monetarias, fiscales y sanitarias contribuyen a que los pensionistas sean autosuficientes.
¿Podemos converger hacia estas tendencias, que funcionan en los países líderes, en España? 
Me hago estas preguntas al respecto…
a.- ¿Cuántas empresas puedes contribuir si en España la competitividad se basa en los bajos salarios?. 
b.- ¿Cuántas personas ocupadas pueden ahorrar si los contratos de trabajo son cada vez más precarios?. 
c.- “Planes de ahorro de empresa”, ¿es un concepto que casa con el de pyme y micropyme generadora de reducido valor añadido que es el típico de España?. 
d.- Puede que sea la más factible: Fijar una renta básica mínima y universal, que garantice unos mínimos imprescindibles para cubrir las necesidades básicas y a partir de ahí que cada cual se apañe y se espabile para mejorar el nivel de calidad de su jubilación hasta donde quiera.
Los políticos están repitiendo por activa y por pasiva que las pensiones actuales son sostenibles, y vemos que se han gastado prácticamente toda la “hucha de las pensiones”. Esto es señal de que nos están mintiendo descaradamente y que es urgentísimo tomar medidas para paliar lo inevitable. Aunque la mayoría de quienes están ocupados no se lo quieren creer, quienes dejen de trabajar porque no puedan, si no tienen un patrimonio, vivirán mal. Muy mal. 
Ante esta evidencia, los que están alrededor de los 60 años, se les hace un nudo en la garganta, pensando en lo que se les viene encima. Por su parte, los que están en la treintena no se sienten preocupados por cotizar-cobrar en negro, todo lo contrario, ya que de todas formas piensan que todo lo que paguen al Estado será a fondo perdido porqué cuando les toque no cobrarán su pensión. No lo harán porqué habrá pocos medios para el pago de las pensiones y porqué habrá pocas personas en edad de jubilarse (70 años o quién sabe cuántos) que reúnan los requisitos de cotización necesarios ya que muchos de los que tienen ahora 30 y pico trabajan parcialmente, temporalmente o en negro. 
El gesto de solidaridad-intergeneracional-obligada de cotizar —no para financiar su propia pensión sino para contribuir al pago de las pensiones de quienes durante ese período las están percibiendo— les repulsa cada vez más.
Para que ese sistema se mantenga es preciso que la tasa de ocupación (como asalariado o como autónomo) sea muy elevada y las bases de cotización determinadas por los salarios o las ganancias sean altas, y ambas cosas no se están dando ahora, por ello se está utilizando cada vez más intensamente la caja de reserva de la Seguridad Social lo que mengua el fondo. A este ritmo, la última paga doble se cobrará en las navidades del 2017 si no se reduce la cuantía de las pensiones mensuales. La reacción lógica a esa situación será la de no jubilarse, quien tenga un trabajo/salud/empleador que se lo permita, a fin de no perder poder adquisitivo. Además esto será conveniente para la Seguridad Social porque continuarán los ingresos. La parte negativa será que esto frenará el empleo porque se frenará el acceso de los jóvenes a puestos de trabajo y malo para las empresas porque, por regla general, la remuneración de los mayores es superior a la de los jóvenes. Este último factor hará que sólo “funcionarios de carrera” y políticos sean los que puedan acogerse a esta prórroga, ya qué los que tengan trabajos de importante desgaste físico no podrán y los que trabajen en empresa privada los despedirán a los 50 años para contratar jóvenes con salarios reducidos.
Tomen la decisión que tomen, los políticos, aumentará la marginación y la desigualdad social incluso si deciden implementar una renta básica universal que absorba todos los subsidios y pensiones existentes.
Para cada ciudadano se abre un futuro diferente según su edad, su salario al mes, sus gastos mensuales, sus expectativas de vida, si tiene hijos a los que ayudar o padres jubilados con bajas pensiones… En definitiva, dependiendo de la situación financiera de cada cual, sus expectativas, preferencias y objetivos, gracias a las fintech y nuevos avances y aplicaciones tecnológicas de los bancos cambiará la forma en la que la gente ahorrará, así como el tamaño de sus ahorros. La tecnología, con interfaces cada vez más intuitivas, tendrá un papel clave en la forma en la que ahorradores e inversores gestionarán su capital. Nos dará información de cuándo y cuánto tenemos que ahorrar cualquier persona a cualquier edad, cuáles son los requerimientos de ahorro para conseguir nuestros objetivos de vidas, así como conocer la cantidad del dinero que destinamos a la pensión mientras estamos trabajamos, y cuánto tendremos que ahorrar y cómo dependiendo de nuestra esperanza de vida y objetivos. 
Por suerte, cada vez se democratiza más el ecosistema financiero cuando se trata de acceder a través de “asistentes robotizados” a los servicios de asesoramiento, provisión de liquidez, la infraestructura de crédito/pago o inversión y trading, etc.. Lo que falta es que cada uno cambie el chip y entienda la urgencia e importancia de interesarse por estos temas y atenderlos, aunque se "sea de letras". Su vida futura y la de su familia se lo agradecerá.
©JuanJAS

viernes, 21 de octubre de 2016

Los gurús USA nos dan lecciones

El inglés es el idioma más hablado en todo el mundo por personas cuyo origen no es un país de habla inglesa. Al menos una de cada seis personas habla inglés, y el número de angloparlantes aumenta a pasos agigantados. Por ello, saber comunicarse en inglés, aunque sea de manera básica, es muy útil, por no decir esencial. Hoy por hoy, el inglés se usa en la mayoría de las llamadas internacionales, correspondencia, correos electrónicos, radiocomunicaciones, textos informáticos y comunicaciones de control de tráfico aéreo y marítimo, y es el idioma común utilizado en situaciones de negocios y educación. Por eso, el que no sabe nada de inglés se queda sin habla en esas situaciones, al no poder usar esa “herramienta” que nos ayuda a comunicarnos con las personas de otros países, para hacerles preguntas, entender sus respuestas, decirles lo que nos gusta, hablarles de nuestro país e infinidad de cosas más. 
Esta situación favorece un cierto clima de prepotencia en las personas de habla inglesa sobre los que tienen otras lenguas maternas, que no suelen encontrar la necesidad de hablar otras lenguas, porqué todos los demás nos esforzamos por entender la suya. Además el “efecto halo” hace que muchos piensen que el hecho de hablar inglés da un valor suplementario a sus conocimientos y opiniones.
Podemos tomar como ejemplo las declaraciones de un analista USA sobre “qué está bien y qué no lo está en Europa” y sobre “que debería ser y qué no debería ser en el planeta”.
Al pié copio un extracto de las declaraciones recientes de David Rieff.
Pienso que un analista USA, economista y/o sociólogo y/o historiador y/o periodista, fundamentalmente, no se halla legitimado para dar recetas, emitir dictámenes o apuntar soluciones a partir de críticas, porque habla desde una posición única que no se da en ningún otro país del mundo.
Cuando estos “gurús” analizan, lo hacen desde la posición de la única economía planetaria que, hasta la fecha y previsiblemente durante muchos años más: 
1) sabe que le van a comprar toda la deuda que necesite emitir, 
2) sabe que le van a aceptar todos los dólares que quiera imprimir, y 
3) sabe que va a poder pagar los intereses de esa deuda con los dólares que sigan imprimiendo.
Si por si sólo, cada uno de esos puntos da una potencia enorme, los tres juntos alcanzan un poder devastador. Incluso muy superior al de su poderío militar.
Y encima, estos gurús hablan desde la perspectiva que da estar en un país que desde 1814 no padece la invasión de tropas extranjeras y que desde 1865 no sabe lo que es tener un conflicto armado en su territorio, pero que sí se ha involucrado en innumerables conflictos exteriores de los que, a la larga, siempre ha acabado obteniendo beneficios.
USA es una economía especial, un país atípico, cuyas soluciones le funcionan a ella porque el resto del mundo acepta lo que USA dice. Eso es así no porque queramos, sino porqué nos conviene aceptarlo. 
¿Porqué pienso que nos conviene aceptar las condiciones de los prepotentes USA, aunque el castellano sea uno de los idiomas más hablados del mundo?

Pues porque la fuerza de trabajo, el principal activo de los países latinos, cada vez tiene una menor fuerza. Esto se debe a la concentración del capital y al creciente poder del capital en un entorno en el que cada vez es más necesario… porque la tecnología tiene un mayor peso… porque la tecnología es capital. 
¿Cuantas industrias había hace 40 años en España (Catalunya y País Vasco) y cuantas hay ahora?
¿Cuántos trabajadores empleaba la planta de SEAT de Barcelona en los 70 y cuántos hay ahora?. ¿A qué se debe eso?.
Además deberíamos tener en cuenta otro fenómeno. Hasta hace unos diez años “aumentar la productividad” era entendido como “fabricar más en menos tiempo”, pero ya no es así. Hoy, aumentar la productividad puede ser “fabricar la cantidad necesaria en el mínimo tiempo necesario posible o fabricar lo que sea necesario utilizando la mínima cantidad de factores que sea posible”, siendo el trabajo solo un factor más. Y para hacer eso hace falta tecnología, es decir, capital. La productividad se ha desvinculado de las cantidades producidas. Por ello, si en USA aumenta menos la productividad que hace 40 años es porque está aumentando lo conveniente. Puede que guste o no, que sea justo o no, pero es así.
Sucede otra cosa. Hace 50 0 60 años, el nivel de globalización era limitado, pero hoy nos hallamos en un mundo pos global. Lo que producen las fábricas USA instaladas en otros países, se computa como PIB de los países donde están instaladas y en teoría pagan impuestos —pocos o muchos, los justos o los injustos—, pero todas las decisiones a todos los niveles, incluidos los financieros se toman en los cuarteles generales que están en USA o donde interesa al capital. Si se sumase al PIB USA, el valor de todas las plantas que el capital USA tiene por el mundo —capital que puede decidir trasladar, ampliar o cerrar en el momento que crea conveniente—, ¿cuál sería el PIB real de USA?.
La única razón por la que la robotización no ha ocupado masivamente el sector servicios radica en que aún es más barato que una persona atienda a un cliente en la recepción de un hotel a que lo haga un robot. En pocos años esto cambiará —si no prospera alguna iniciativa como hacer pagar un especie de impuesto especial a los robots para ayudar a las arcas de la Seguridad social— y entonces…
Aunque sigamos utilizando conceptos “antiguos” en situaciones actuales sin pararnos a adaptar el significado, lo único cierto es que el trabajo se está precarizando y que “trabajar para otros” se está convirtiendo en algo raro.

Volviendo a USA. ¿Qué economía hubiese asimilado y a cuál se le habría aceptado que el pasivo de su Banco Central hubiese aumentado, en proporción, en ocho años unos 4 Billones de $, teniendo una deuda externa del 150% del PIB?. Si somos sinceros, estaremos de acuerdo en que no se hubieran aceptado este proceder a ningún otro país del mundo con nombre diferente a USA.
El Banco de Pagos Internacionales estima que el 60% de la economía mundial está ligada al sistema monetario de EE.UU., que las deudas denominadas en dólares fuera de la jurisdicción de EE.UU. se han disparado a los 9,8 billones de dólares.
El mundo nunca ha estado tan apalancado a los préstamos en dólares. Los datos del BIS demuestran que los ratios de deuda tanto en países desarrollados como emergentes son casi del 35% del PIB, más altos aún que en el inicio de la crisis de Lehman.
Por otro lado, China ya no podrá salir al rescate pues tiene sus propios problemas. La agencia de calificación Fitch sospecha que los malos préstamos en el sistema bancario chino son diez veces mayores de lo que afirman los datos oficiales.
Parece que se detecta un giro bajista en la tasa de crecimiento cíclico en los dos últimos años y que USA está cada vez más cerca de una recesión. Cuando el PIB nominal se ralentiza como lo hace, el estrés financiero va a seguir. La política monetaria está demasiado tensionada, y el menor shock podría llevar a USA a una recesión que tendría unos efectos aterradores para la economía global.
Por eso, cuando algún gurú angloparlante nos llama PIGS (cerdos) y nos sigue dando lecciones sobre qué hacer y cómo hacerlo, deberíamos hacerle un caso relativo, porque juega con “cartas marcadas”. Sobre todo porque cuesta poco comprobar que es muy fácil culpar de ineptos y vagos a los demás, cuando en sus países existen zonas en las que la pobreza y la exclusión social compiten con las de países infinitamente menos desarrollados que los suyos, y cuando es archisabido que USA es uno de los países con una de las tasas de desigualdad más elevadas del planeta, sobre todo si tenemos en cuenta lo abajo que están quienes están en la base de su escala social.
Es ilustrativo ver este video https://www.youtube.com/watch?v=r4yh9fzuqRE
Recuerden esto cuando salgan de viaje, sobre todo si es de placer y han pagado el mismo ticket que los anglófonos. No se sientan intimidados por la fuerza del “inglés”, porqué en todos los sitios cuecen habas, aunque en el nuestro haya calderadas.

©JuanJAS



Declaraciones a las que se aluden en el texto:

http://www.economiadigital.es/es/notices/2016/09/david-rieff-la-union-europea-ahora-es-alemania-y-punto-final-86222.php

David Rieff (Boston, 1952) se inquieta cuando se percibe en sus palabras algún atisbo de optimismo. No es que desee pasar por todo lo contrario, pero analiza y estudia el escenario internacional y sólo ve una enorme incertidumbre. Rieff considera que la Unión Europea pasa por sus peores momentos, porque "ha abandonado sus ambiciones morales, no ha sido consciente de la geografía, y sólo se rige por intereses económicos".
Rieff ha estado esta semana en Barcelona, donde participó en una conferencia organizada por la entidad Clac, tras publicar hacer unos meses su último libro, El oprobio del hambre (Debate) en el que critica a las organizaciones humanitarias, pero también a los filántropos que creen que podrán acabar con el hambre con las innovaciones tecnológicas.
Sin capacidad para construir Europa
En una entrevista con Economía Digital, Rieff sostiene que uno de los problemas de Europa "es una falsa idea de su propia geografía, es como si no lo hubiera querido admitir, pero muy cerca se encuentra con la pobreza, con la miseria en la África subsahariana, y con el mundo islámico, que vive una enorme crisis interna. Tampoco quiere admitir que el proyecto socialdemócrata, que eso es Europa, depende de la demografía".
Ante todo eso, Rieff considera que ya no se puede hablar de Europa como una construcción de diferentes países. "La Unión Europea ahora es Alemania y punto final", sentencia, tras defender que sólo se persiguen intereses económicos, y que el resto de estados no tienen capacidad para compensar el papel de los alemanes.
Una de las cuestiones que preocupan a Rieff es la capacidad real de las sociedades para cambiar las realidades socio-económicas. Y se refiere, cuando se le pregunta por las posibles reacciones, al caso de Grecia. Si después de convocar un referéndum, que ganó el gobierno griego sobre las medidas que se debían tomar para reorientar la economía, las autoridades europeas acabaron imponiendo un plan todavía más drástico, "se podría pensar que la democracia no sirve para nada".
La crisis interna del Islam
Su idea es que alguien debe pensar cómo puede Europa superar esos problemas, que él centra en el propio sistema productivo, que no genera puestos de trabajo, en cómo asegura el futuro de los trabajadores, y en la inmigración, en un entorno cada vez más desigual.
Rieff es atrevido y no tiene ningún reparo en incidir en la guerra interna que sufre el Islam, atizada por dos países que se juegan la hegemonía geoestratégica en la región, Irán y Arabia Saudita, entre el chiismo y el sunismo. Considera que "la crisis de seguridad es un producto directo de la crisis del Islam".
La aseveración implica que la inmigración tendría otras connotaciones sin ese componente religioso, aunque Rieff, preguntado sobre si eso acaba sirviendo como excusa para que Europa haga prácticamente nada en relación a la crisis de los refugiados, acepta que, efectivamente, las autoridades europeas han sido incapaces de responder. Y recuerda que sólo Alemania lo ha hecho, con consecuencias electorales para la canciller Angela Merkel.
¿Mejor con un estado más pequeño, como Cataluña?
Rieff conoce bien lo que ocurre en España y en el conjunto de la Unión Europea. Es profesor del Instituto de Estudios Políticos de París (Sciences Po) –estudió en el Liceo francés de Nueva York—y valora lo que ocurre en Cataluña en relación al movimiento independentista. "Existe una ilusión y es que con un estado más pequeño, en el caso de Cataluña, se podría funcionar mejor, pero no estoy nada seguro de ello, además de considerar que sería muy complicado que en el seno de la UE se reconociera".
Cuando se le cita otros casos, cree que Escocia se encuentra en una situación similar, y que tendría "enormes problemas de todo tipo si fuera independiente". En el caso de Bélgica, sin embargo, "se trata ya de una realidad múltiple, porque Bélgica como país prácticamente ya no funciona como tal". Pero todo eso dependerá de cómo afronte su futuro la Unión Europea. Rieff insiste en que "ahora está resultando un fracaso, con un camino muy diferente al que proyectaron los padres fundadores, con Robert Schuman a la cabeza".
Indonesia, el próximo conflicto
Y llega la visión de futuro sobre su propio país, Estados Unidos. ¿Qué pasa con una victoria de Donald Trump? "No veo esa victoria, no la veo, aunque Hillary Clinton no sea la gran panacea, y que mantendrá una política exterior muy cuestionable. Creo que los votantes de Sanders decidirán por ella".
¿Guerras a la vista? "Nadie presta mucha atención a lo que ocurre en Indonesia, pero será el próximo punto de conflicto, marcado, de nuevo, por la división del Islam, aunque pueda parecer que no influye". Rieff insiste en que los conflictos bélicos persistirán, y que Indonesia, con 250 millones de habitantes, el país musulmán mayor del mundo, puede ser el primero en iniciar una época todavía más complicada.

Casi no se le ha escapado ningún brote optimista, pero no renuncia a serlo. Eso sí, siempre que "los responsables políticos sean capaces de tomarse las cosas en serio y decidan pensar".