jueves, 29 de septiembre de 2016

Futuro de los millenials

La economía planetaria se halla en un círculo vicioso que carece de salida lateral. No oirán esto en ningún programa televisivo “prime time” ni lo leerán en ninguna cabecera de medio escrito, por que esta afirmación da miedo con sólo pensar en ella. 
Mme. Lagarde pide “medidas estructurales que estimulen el consumo y la inversión”. Al mismo tiempo, el FMI dice que la productividad tiene que aumentar para que el crecimiento repunte, cuando por otro lado nos dicen que el déficit ha de ser reducido al precio que sea y la deuda ya no puede aumentar más; aún sabiendo que aumentos de productividad derivan en desempleo estructural y en caídas salariales, lo cual incide negativamente en el consumo y en la recaudación fiscal. 
A todo eso hay que añadir unos bancos con muchas sospechas sobre la calidad real de sus activos. 
En el 2007 entramos en ese círculo y ahí seguimos, y la única forma de salir del mismo es a través de un cambio de modelo —que ya se está cociendo— que va a trasladar a la mayoría, a un lugar bastante “inhóspito”. 
Con estas perspectivas… ¿qué futuro les espera a los millennials
Estos jóvenes adultos enfrentan momentos económicos difíciles, donde un título universitario, incluso una especialización y saber hablar y entender varios idiomas, ya no es garantía de estabilidad económica como lo fue para sus padres y abuelos. 
Una de las cosas que cada vez están más claras es que la sustitución del trabajo humano por procesos robotizados es y será menor, cuanto mayor sea la implicación personal en la tarea. Es decir, cuidar y enseñar a niños de diez años o asear a ancianos tiene mucho más lejos la automatización que un trabajo administrativo, aunque sea de alto nivel. 
Es de esperar que la cuantía de la renta básica —cuando se implante— será suficiente para cubrir las necesidades esenciales de una persona, y aunque los precios decrezcan mucho, debido a los aumentos de productividad que se irán produciendo, entiendo que será bastante superior a los 426 euros —cantidad que algunos parados cobran actualmente— a no ser que esté complementada con algo parecido a los ‘bonos de comida’ vigentes en USA para las rentas bajas. 
Conocer las expectativas futuras para la próxima generación es un imposible. Tal y como se están produciendo los cambios en la educación —por la tipología de esos cambios y por su velocidad—, es absolutamente imposible saber hoy qué necesidades de cualificación personal será las necesarias para dentro de 20 años. Lo que si puede deducirse, a no ser que se produzca una involución provocada por un cataclismo, es que la demanda de trabajo —la cantidad de personas necesarias para contribuir a los procesos productivos— será baja, porque la evolución de su tendencia será decreciente. 
El consejo que pudiéramos dar, para ayudar a tomar decisiones, a la próxima generación dependerá de elementos sobre los que los interesados no tienen ninguna influencia: el nivel de inteligencia de cada cual, su carácter, su capacidad de proactividad, su capacidad de esforzarse y hasta sacrificarse, el nivel de vida-gasto que desee llevar,… 
De todas formas, siempre ha sido bueno tener interés por las cosas, ser muy curioso, esforzarse en preguntar a los que saben y han conseguido llevar el nivel de vida que quieran alcanzar, aprendiendo de sus actos y forma de vida. Si el joven “apunta maneras” y demuestra una tendencia, un gusto por algo o hacia algo, es bueno fomentarlo porque ese gusto puede ser la puerta de entrada hacia una profesión. Aunque lo parezca, ‘la gente’, y en concreto los jóvenes no pasan de todo. Sus ojos y orejas están abiertos a todas las influencias y si ven/0yen cosas válidas e interesantes, las incorporan; otra cosa es que lo manifiesten antes o después y mucho menos que muestren reconocimiento a su coach o aprecio por el consejo recibido. 
Cada vez se está extendiendo más una realidad: lo importante es saber hacer “algo” bien, destacar en algún campo, independientemente de cómo se haya obtenido ese conocimiento. 
En todos los órdenes de la vida cada vez es más imprescindible ser flexible —eso también vale para la educación y para aprender un oficio—, estar abierto a todo y por tanto no cerrarse a ningún aprendizaje ni a ningún tipo de trabajo. Escoger y mejorar vendrá después. 
©JuanJAS

Publicaciones del FMI


miércoles, 21 de septiembre de 2016

La pereza: auténtico motor de avance de la humanidad

Hace tiempo alguien me expuso una teoría que me sorprendió. 
Mi respuesta chistosa a la graciosa teoría de la PEREZA
Aseguraba mi contertulio que el auténtico motor que ha impulsado el avance de la humanidad era la "pereza". 
Me explicó que: "debido al peor de los pecados capitales, así calificaban a la pereza cuando yo era pequeño, a alguien se le ocurrió inventar una pala y así ahorrarnos el esfuerzo de hacer hoyos con las manos o con un palo. Los hombres y mujeres, jóvenes y viejos, debido a nuestra pereza innata, siempre hemos buscado que algo o alguien hiciera las cosas por nosotros. Así hemos llegado a llenar nuestras casas de múltiples robots que nos hagan las tareas domésticas y a pedir que nos traigan la comida a casa sólo con llamar por teléfono.  Toda nuestra evolución ha sido motivada por nuestra pereza. Piensa que si nos hubiera encantado pasarnos el día trabajando aún seguiríamos en la Prehistoria".

La teoría tiene su atractivo pero es evidente que han hecho falta muchos más motores para llegar adonde hoy estamos, y algunos no tienen buena fama. Uno de ellos es la ambición, especialmente la de algunas personas concretas que han sido claves en nuestra historia. 
Mi ambición se ve obstaculizada por mi pereza – Charles Bukowski
En el mundo económico la pereza y la ambición han ido más unidas de lo que parece ya que las ideas de los emprendedores suelen ser financiadas por capitales que buscan beneficios sin esfuerzo. 
Si alguien invierte confiando en el negocio que ha montado otro –por ejemplo cuando acude a una ampliación de capital de una empresa que cotiza en bolsa- busca que su dinero trabaje por él y a su vez está financiando la ambición de alguien.
Habitualmente, el que tiene el dinero depositado en el banco hace lo mismo: dejando que sus ahorros trabajen por él confiando en la gestión de los profesionales que en teoría sabrán obtener beneficios tanto para su entidad como para abonar intereses al cliente. Pero estamos llegando a un punto en el que, debido a la política ultra-expansiva del banco central, nuestra entidad financiera no puede ofrecernos nada por guardarnos el capital: Los intereses que pagan las cuentas de ahorro, los depósitos a la vista y los depósitos a plazo fijo son minúsculos, lo que se traduce en rentabilidades negativas cuando se descuentan los gastos y la inflación. 
A pesar de que el trasvase de dinero de los ahorradores españoles desde depósitos a fondos parezca descomunal, lo cierto es que no sólo queda todavía mucho dinero y parece que muchos ahorradores todavía no se han dado cuenta del drástico cambio que ha supuesto la política de tipos de interés bajos del BCE para su patrimonio personal y se resisten adelgazar sus cuentas de depósitos en los bancos y a invertir en productos de riesgo.
Es el momento en el que algunos se preguntan: ¿entonces para qué tener el dinero en el banco? Y por eso es tan importante que el Estado respalde, al menos hasta 100 mil euros, todos los depósitos porque el argumento más sólido –aparte de la comodidad para cobrar la nómina, pagar facturas, las tarjetas etc.- para seguir depositando nuestros ahorros en una entidad financiera es la seguridad que quizás nuestro colchón no nos ofrece. 
¿Será esto suficiente para que sigamos usando los bancos si acaban cobrándonos por guardar nuestro dinero?
En un cantón suizo, un banco solicitó a sus clientes que no le pagaran demasiado pronto los impuestos, porque guardarles esa liquidez hasta depositarla en la agencia tributaria, les hacía perder mucho dinero en intereses. Mientras, un banco alemán anunció que crearía bóvedas para guardar el dinero y así no tener que depositarlo en BCE y pagarle intereses…
Los tipos de interés tan bajos tienen consecuencias negativas y positivas y una de estas últimas es que es mejor destinar la liquidez que uno tenga a cancelar deudas, que a tener depósitos. Pero si hay una fuga de capitales de la banca a “bancolchón” huyendo de impuestos y tipos negativos, el sistema puede peligrar porque los bancos sin depósitos reducirán los créditos. Es curioso porque en teoría los tipos están tan bajos para que ahorrar no merezca la pena y aumente la inversión, pero mientras no aumente la inflación, guardar el dinero ya genera beneficios así que ¿para qué arriesgarlo? No es que los bancos centrales no sepan esto, es que confiaban, porque de hecho es lógico pensar así, que con tipos de interés negativos se dispararía la inflación porque la gente consumiría más.

Pero mucha gente está tan endeudada y gana tan poco, que no tiene ni para pagar deudas ni para gastar. Los que ingresan más,  consumen más, pero como estamos en un mundo en el que los costes se han reducido —globalización, abaratamiento de las materias primas, productividad generada por avances tecnológicos…— los efectos se compensan y los precios no suben o suben poquísimo.
Puede que simplemente necesitemos acostumbrarnos a que no haya inflación, y a no recibir intereses del banco porque aunque no obtengamos rentabilidad. La verdad es que tampoco perdemos poder adquisitivo como pasaba antes, cuando nos ofrecían intereses pero el IPC se los comía… Lo comido por lo servido.
El mundo financiero ya está acostumbrado —se negocian bonos con tipos negativos con normalidad desde hace tiempo— pero al mundo económico real es evidente que le está costando digerir esta nueva situación. Aunque los endeudadísimos Estados sufran porque necesitan más inflación para que su enorme deuda se reduzca con el paso del tiempo, a la vez tienen el beneficio pagar muy poco por la deuda que emiten e incluso en algunos casos, hasta recibir intereses por ello. Ya se sabe que si alguien te ofrece un servicio gratis se suele consumir más de lo que realmente se necesita —comida en los bufet libre, créditos hipotecarios impagables, medicamentos que no llegan a usarse, etc.— por eso quizás los Estados no tengan el estímulo suficiente como para reducir su deuda. En España ya sube más que su PIB anual.
En cualquier caso, una situación novedosa, inesperada y potencialmente peligrosa la que estamos viviendo.
Por si acaso, cualquier persona que esté en disposición de dejar de consumir y ahorrar una cantidad periódica de dinero debería plantearse contratar un plan de ahorro en fondos de inversión.
Obviamente, las acciones y los fondos experimentan mayores fluctuaciones en su evolución que, por ejemplo, los depósitos a la vista. Durante los últimos quince años ha habido varios episodios de turbulencias en las bolsas, algunos de escasa relevancia y otros más importantes, como los provocados por el estallido de la burbuja puntocom a comienzos de la década de 2000, la crisis inmobiliaria de 2008, el desastre de Fukushima y la crisis de deuda de 2011. Sin embargo, estas fluctuaciones no han afectado de forma significativa a las rentabilidades de los planes de ahorro en fondos, ya que, por norma general, los hundimientos de las cotizaciones dan paso a avances en un tiempo prudencial. 
Si lo que se quiere es crear riqueza a largo plazo, las acciones y los fondos son la menos mala de todas las opciones posibles para el pequeño ahorrador. El tiempo de la hucha, la cuenta de ahorros y el depósito a plazo pasaron a la historia.

©JuanJAS

lunes, 19 de septiembre de 2016

Ya llevamos 5 (Diadas)… ¿y ahora qué?

Siempre he intentado comportarme como una persona libre, justa e independiente. No creo ni en los partidos que se definen de izquierdas-progresistas ni en los que se definen de derechas y suelen autocalificarse de liberales porque del dicho al hecho hay un gran trecho.
Además pienso que salvo en casos excepcionales, que confirman la regla general, los políticos pretenden más manipularnos que dirigirnos, en lugar de “servirnos” y sus actos políticos responden, cada vez menos, a lo que les pedimos la mayoría de ciudadanos. Se les llena la boca citando al “estado de derecho” y a la “separación de poderes” y con sus actos vacían continuamente estas palabras de contenido. La justicia en España es lenta —por tanto no es justicia— y a todos los gobernantes y políticos ya les está bien que los procesos se eternicen o queden sin resolver adecuadamente. Continuamente recurren a los tribunales para medicar los problemas en lugar de resolverlos con pactos políticos, pero nunca hablan en sus discursos electorales de mejorar los medios con los que cuenta la administración de justicia y menos presupuestan partidas para ello.
Cada vez que se produce un hecho que desacredita la actuación del Gobierno —por desgracia no faltan— empiezan a arremeter contra Catalunya, contra los catalanes, contra su lengua, etc. montan un follón en los medios de comunicación y la noticia realmente importante, pasa desapercibida en medio del ruido que han montado contra los independentistas, a los que acompañan de toda clase de calificativos peyorativos. No les importa lo más mínimo que la mayoría de los españoles sepan que no todos los catalanes quieren la independencia; ni que los que legítimamente la quieren, ni son nazis,  ni pretenden romper nada sacrosanto, ni  están contra España, ni mucho menos contra el resto de los españoles.
Por otra parte, en Catalunya, aquellos tiempos del “¡Hábleme en cristiano coño, que esto es España!” quedan muy lejos, pero nos gusta recordarlos, y las declaraciones de “algunos” ayudan mucho a que así sea. Es cierto que la Guerra Civil dejó mudos a nuestros abuelos y a nuestros padres que en aquellos tiempos eran pequeños. 
La Guerra Civil fue espantosa para todos, aunque cada uno piensa —pasados ya más de 75 años— que lo fue más para él que para los demás, dependiendo de lo que vivió personalmente o de lo que le contaron sus abuelos y padres. Hoy en día, Catalunya es un gran país con muchos éxitos colectivos, desde la escuela catalana hasta el modelo de convivencia, y donde durante muchos años el ascensor social ha funcionado bastante bien. Desde hace muchas décadas hablamos y escribimos catalán cuando queremos, y nadie nos puede hacer callar, al menos legalmente. Siempre se puede pedir más, pero el amor a las personas, ni tampoco a la lengua, no se mendiga ni se puede ordenar por decreto.
Si la sociedad catalana ha llegado donde ha llegado, es gracias a que ha sido una sociedad muy culturalizada. No me refiero a la alta cultura, sino en la cultura más básica y popular. La cultura de los ateneos, de las asociaciones, del teatro amateur, del movimiento vecinal, del mundo del esparcimiento y del escultismo, el excursionismo... nos ha hecho crecer y ayudado a aprender a vivir en la diversidad. Es una forma de vivir en una sociedad cambiante, en la que los autóctonos de varias generaciones nos hemos fundido con personas provenientes de otras partes de España y con sus rasgos culturales. Por ello cuando oigo hablar de “ampliar el imaginario colectivo de nuestro país”, entiendo que el objetivo es que la mayoría de las expresiones culturales en Catalunya se puedan sentir representadas; sin que eso signifique sustituir, ni mucho menos eliminar, las autóctonas. Hay algunos que no consideran a la “rumba catalana” como cultura popular catalana y en cambio consideran que los “correfocs” si lo son; cuando estos hace menos años que se celebran de manera habitual, que la rumba se toca y baila en todas las verbenas de Fiesta mayor de todos los pueblos de Catalunya. El catalanismo es muy complejo y mucha gente debería incorporar más rápidamente expresiones venidas de fuera, en el imaginario colectivo de país sin ningún miedo. Esa es la verdadera forma de sumar, ampliando el sentimiento de pertenencia. Es fundamental que aprendamos a compartir las cosas comunes que tenemos, como la lengua catalana, y para ello no hace falta pedir a nadie que renuncie a las suyas.
También es verdad que en Catalunya siempre ha habido mucho “enemigo en casa” declarado o camuflado, muchos fascistas disfrazados de indepen-progresista, que entorpecen y boicotean todo lo que pueden desde dentro. Este es un hecho que es bueno conocer, pero que no sirve de nada mentarlo continuamente, quejándose y lamentándose de que así sea. Los discursos de tipo victimista sólo producen regocijo a los no independentistas y en los círculos del poder estatal de Madrid; porqué los seguidores del “tancredismo” y también los “otros”, han demostrado, durante muchos años, que no les importa si lloramos por el sufrimiento que causan, a buena parte de los catalanes, por ejemplo las superdeficientes infraestructuras de unos trenes de cercanías que llegan tarde. Tampoco les importan, ni siquiera se sonrojan ni dan explicaciones, cuando se les recuerdan todos los presupuestos de inversión que se han aprobado en todas las legislaturas y sistemáticamente han incumplido en perjuicio de toda la sociedad catalana. Incluso se permiten decir que “Les hemos destrozado el sistema sanitario” con total impunidad. Lamentarse y repetirlo una y otra vez, sirve de poco. Los “incumplidores” y su claca se ríen de nosotros y continuamente nos llaman victimistas, porqué incluso se niegan a oír o leer los datos inequívocos, demostrando sus fechorías, que se les muestran.
En Catalunya hay catalanes que defienden una cultura y otros que defienden otra. Rebajar el egoísmo personal o partidista es ardua tarea; y cuesta mucho ceder cada uno un poco y ser generoso para entenderse. La mayoría de los políticos parecen más interesados en conservar su poltrona y aumentar el número de sillas que ocupa su partido en el Parlament y sus simpatizantes en los innumerables cargos públicos, que en lo que se precisa para conseguir un país mejor para la mayoría. 
Una cosa debemos tener todos claro, políticos, personas influyentes y simples votantes: no se puede excluir a nadie del movimiento soberanista; ni a Convergencia ni a los “Comuns”, ni a ninguna otra tendencia social. La apuesta del movimiento soberanista en Cataluña es lo que es hoy por la aportación de la gente proveniente del mundo de Convergencia, de ERC y del municipalismo, pero también gracias a toda la tradición que va desde el PSUC hasta lo que ahora visualizamos como “Comuns”. ¿Cuándo veremos en los políticos y líderes sociales catalanes una verdadera voluntad y un discurso, sólido, constructivo, inclusivo, cooperativo y aglutinador que no cuestione los orígenes ni la clase social de ningún catalán? ¿Cuándo cesarán  los ataques partidistas y hasta personales, a veces con mucha falta de educación y hasta de respeto y se centrarán en el debate político de las ideas?
Mirando hacia España. Ya llevamos dos votaciones generales para elegir a los parlamentarios. Los políticos que han ganado las elecciones no son capaces de dialogar pactar y elegir Presidente para que forme Gobierno. Todas las decisiones están paralizadas y por tanto no se resuelven los problemas ni se toman decisiones a largo plazo; como mucho se administra el presente. Es grave la indecencia y la ignorancia que hoy se da en el poder en España. Los “indecentes” que están en el poder seguro que no han leído 'La República', de Platón, ni 'La Política', de Aristóteles y por ello legislan para que la filosofía se elimine de los planes formativos. Estamos intentando sobrevivir a una crisis económica, pero deberíamos preocuparnos todos por la crisis de la mente, de la inteligencia, de nuestra forma de entender el mundo. Estamos rodeados de políticos corruptos con mentes corrompidas. La libertad de expresión es importante, pero hay que tener también libertad de pensamiento, porque ¿para qué sirve poder decir o escribir lo que quieras, si no sabes pensar, si no tienes sentido crítico, si no lo usas en tu vida diaria, si no sabes ser libre intelectualmente?
Niels Bohr dijo que "Un tonto siempre encuentra a otro tonto que lo admira" y en España sabemos muy bien lo que esta frase significa. Siempre se habla de que los políticos han de respetar la “voluntad del pueblo”, pero parece que muchas veces el pueblo no sabe escoger bien a sus representantes. Aunque decir esto no se considera políticamente correcto, me reafirmo en ello; porqué si hubiéramos elegido bien, no elegiríamos una y otra vez a los mismos personajes, ni permitiríamos que los mismos  indecentes sigan acumulando tanto poder y usándolo contra una gran parte de los españoles.
Los que están en el poder o cerca del mismo nos dicen que “cada país tiene los gobernantes que se merece». Eso es una falsedad, una frase propia de señoritos satisfechos, una de tantas frases hechas que pervierten la vida intelectual. España se merece otros gobernantes. Nos merecemos otros políticos que no mientan por sistema y que se tomen en serio la sanidad y la educación; porque si la educación falta, si falta el apego a entender y comprender que sociedad es la nuestra y cual es la mejor forma de compartir nuestra vida con los demás, la sociedad se va a pique.

Recientemente he oído decir a Albert Rivera: “Si los catalanes ven que en España se hacen los cambios adecuados, muchos catalanes dejarían de pedir la independencia”. Probablemente tiene razón, aunque le pediría que concretara que entiende él por “España hará los cambios adecuados”. ¿Es capaz el Gobierno de España y sobre todo, tiene la voluntad de hacer esos “cambios adecuados”? ¿Tienen la capacidad los principales partidos españoles de dialogar, de negociar, de llegar a acuerdos, aunque sean de mínimos, para empezar? Se ha demostrado que la respuesta a la primera pregunta es “NO” porque ha imperado el “tancredismo” en la política del Presidente del Gobierno. La respuesta a la segunda pregunta también siempre ha sido “NO”, porqué en la pasada legislatura, en el Parlamento imperó el ordeno y mando, sin diálogo con el resto de parlamentarios fuera del PP, y hace casi un año que seguimos peor, porque el Gobierno en funciones ni siquiera se persona en el Parlamento para explicar lo que el resto de representantes le solicitan y sin dar explicacines que puedan escuchar o leer los españoles, a los que debería servir. Si piensan que no hace falta tal vez sea porqué piensan que España es su “cortijo” y Catalunya su esclava.
Teoría d ela estupidez
Los partidos representados en el Parlamento español hablan mucho para contar que los demás son los culpables de todo, pero no dialogan, se niegan a escuchar a los demás y menos a los representantes mayoritarios de Catalunya, donde “castigan” incluso a los que votan a su partido, aunque sean pocos. Son incapaces de apartarse de sus “poltronas” y parece que está claro que hagamos lo que hagamos en Catalunya harán todo lo que está en su mano y “es mucho” para no dejar que nadie se separe de España y Catalunya forme su propio Estado. No por motivos legales, sino por motivos políticos y sobre todo por algo que todos entendemos: no dejarán marchar a los catalanes porque aportan al Estado español una parte sustancial de los impuestos y encima —ellos que hablan tanto de igualdad— cada catalán recibe una parte de esos impuestos mucho menor que el resto de españoles. Coloquialmente diríamos que Catalunya es una de las tetas más grandes que alimenta España y chupan tanto de ella que se está quedando sin leche. Además le restringen tanto la comida —incluso el acceso a la misma por sus propios medios— que la están dejando escuálida y endeudada. El Gobierno español y los que le apoyan en este tema no saben colaborar porque no saben ceder en nada. Prefieren defender su orgullo que conseguir cosas mejores para todos los españoles, incluidos los catalanes. Demuestran con sus actos continuados que no entienden como orientar su política a los buenos objetivos, con un poco más de empatía y aparcando el orgullo. Ganaríamos todos, al menos en tiempo y energía. ¡Pero no!, son incapaces. Es un hecho comprobado a lo largo de décadas en que los Gobiernos de Catalunya han intentado negociar con los diferentes Gobiernos españoles.
Aldous Huxley dijo: "Existe al menos un lugar en el universo que con toda certeza puedes mejorar. Ese lugar está dentro de ti" y el activista Patrick Geddes a principios de siglo XX dijo: “Piensa global, actúa local”. El Gobierno de Catalunya, los políticos y entidades que lo apoyan han de hacerse respetar y dar ejemplo, a todas las personas críticas y equilibradas, de que las cosas que dependen del Gobierno catalán se hacen con sensatez y bien hechas. Recordemos que hace años se hizo popular en Catalunya un eslogan publicitario que decía:  La feina ben feta no te fronteres i la feina mal feta no te futur”. Hoy, después de haber celebrado cinco “Diadas” de Catalunya reivindicando el “Dret a decidir” primero y la “Independència de Catalunya” después, ¿podemos estar contentos i orgullosos de la “excelencia” con la que trabajan nuestros políticos? Cada uno que se responda a si mismo.
El conceller Romeva, después de reunirse con un conjunto de 141 comunidades catalanas en el exterior, dijo hace unos días: “Las comunidades catalanas en el exterior son el 'principal activo' para explicar Cataluña al resto de países. Son la mejor diplomacia que tenemos como país”. Y añadió: “Nos permite explicar quiénes somos, de dónde venimos y por qué hacemos lo que hacemos”. Informó a esos representantes de lo que se está haciendo desde el Govern de la Generalitat para afrontar las cuestiones que más preocupan a los catalanes, así como para recoger las inquietudes que ellos tienen en su día a día. Romeva subrayó la voluntad de concluir de manera rápida el proyecto de ley de “Catalanes en el exterior”, que debe reconocer a estas personas como 'sujetos de derecho'. ¡Fantástico!
¿Porqué no se hace algo similar con el resto de catalanes?. Porqué no nos informan a todos y principalmente a aquellos que no han nacido en Catalunya, y no han tenido la oportunidad de vivir más o menos personalmente los acontecimientos a lo largo de los años. ¿Porqué sólo oímos por los medios declaraciones del tipo: “han asistido a las manifestaciones lúdico festivas dos millones según los “pro” o medio millón según los “contra”; o sobre lo mal que se porta el Gobierno de Madrid con Catalunya, etc.?
¿Dónde están los actos pedagógicos para explicar el PROCÉS o las publicaciones para que la ciudadanía vea en que “estado están los trabajos del PROCÉS?
¿En que estado de desarrollo están las “estructuras de estado”? ¿Se ha buscado/ conseguido el aval de organismos internacionales para ellas?
¿Tenemos, al menos el embrión de: un “Banco Central Catalán”, una “Agència Tributària Catalana”, unas “Aduanas Catalanas” que funcionen, algún departamento preparado para gestionar la seguridad del Espacio Aéreo, Marítimo, y tantos y tantas “estructuras” vitales para el funcionamiento de un Estado.?

¿Piensan que estoy hilando demasiado fino?
Piensen…
Por ejemplo… ¿Que pasaría si al día siguiente de proclamado el “Estat Català”, independiente del Estado español, se interrumpe el tráfico marítimo internacional porque no hay un equipo de personas formadas adecuadamente para saber cómo funciona el “software” y cómo llenar la burocracia?. Para que eso no suceda es tan  importante y necesario tener a punto la “Agencia Catalana de Aduanas” en coordinación con algún organismo internacional.
Podría poner muchos más ejemplos como este para visualizar lo complejo que es poner en marcha un nuevo Estado. Eso no puede improvisarse en x meses o sobre la marcha. Algunos tienen mucha prisa, y es verdad que si no se empieza a andar nunca se llegará a nada, pero las improvisaciones y las prisas, como hemos visto tantas veces, no llevarán a nada bueno y por ello no es inteligente ponerse “fecha de bautizo” concreta.
Muchas veces hemos sentido vergüenza ajena por la actuación de algún político del Gobierno español. Ahora muchos sentimos una cierta desazón por las luchas internas dentro de la coalición que dirige el PROCÉS en Catalunya, porqué eso puede dar al traste con el éxito del mismo. Por ejemplo, ¿que ha pasado con la ATC?. Por “dinámicas de partidos”, sustituyeron a Juan Iglesias, un gran profesional con una proyección laboral brillante a la Agencia Tributaria Española, después de haber desarrollado toda la parte teórica de la estructura de la nueva ATC. No les parece que eso es un aviso a navegantes para el resto de técnicos: podrían pensar que sirve de poco “significarse en contra del “estado español” y “sacrificarse” para que al final algún partido decida poner a dedo, a alguien más “cercano” aunque seguramente no más capacitado, al frente de algo que ellos han desarrollado. Algo similar es lo que ha pasado con el proyecto de aduanas. La Generalitat se ha quedado sin este equipo. Estas luchas por el poder entre los partidos políticos y por situar a sus simpatizantes en cargos de confianza pueden hacer mucho daño al PROCÉS. Esperemos que aprendan de los errores y rectifiquen.
Tanto los partidos de derechas como los de izquierda dicen apoyar la democracia, con la salvedad de que los partidos de derecha tratan de defender la libertad personal y los de izquierdas presionan para ampliar la igualdad de resultados. Las personas que  dicen que no son de “centro” —ni de derechas, ni de izquierdas— es porqué son conservadoras. En cambio, las ideologías que no se basan en la democracia -aunque se les llene la boca con esa palabra- tienden a ser revolucionarias, antisistema o retrógradas y poco aptas para construir nada bueno y duradero para la sociedad plural.
Principalmente desde estos últimos grupos y desde algunos sectores de la izquierda, se oyen muchas voces pidiendo un buen reparto de las rentas. Pidiendo igualdad para todos, viviendas dignas para todos (no más desahucios), muchas más becas para la educación (comedor-libros-residenciales), sanidad gratuita para quien no puede pagarla. En la fachada del ayuntamiento de Barcelona hay una gran pancarta dando la bienvenida a los refugiados y Catalunya se postula como tierra de acogida para los refugiados y emigrantes de todo el mundo. ¡Fantástico!. De verdad, ¡fantástico! Me encanta vivir en un país con tan buen “fondo social y ético” pero… ¿Porqué nadie me explica de donde saldrán los recursos para atender todas esas nobles peticiones?.

Todos queremos huir de la miseria, progresar y vivir cada vez mejor, y por y para ello, debemos pensar como “generar los recursos” necesarios para conseguirlo. No basta con “pedir” que nos los den los demás. No basta con pedir que se repartan entre todos los recursos que otros han generado y conservado, porque los poderosos no se dejarán “solidarizar” y lo que quede del resto, será repartir miseria. En mi vida he conocido a mucha gente que a expresado públicamente todo su apoyo a los necesitados. Les oía hablar fuerte reclamando fondos y atenciones para los necesitados. Eso sí, sólo gritaban pidiendo que “se les diera”. Solían decir: “Algo hay que hacer, no se el qué, pero esto no se puede permitir”. Ellos, personalmente no daban nada,  porque decían que no podían. Yo siempre pensaba que eran unos farsantes, porque… ¿De verdad hay alguien tan pobre que nada puede dar? ¿Ni siquiera su trabajo o su tiempo? Hay muchos hipócritas que alegan que “no tienen o no saben” para esconder que en realidad ni quieren dar, ni quieren esforzarse siquiera en pensar como pueden ayudar; porqué todo el mundo podemos ayudar de alguna forma. Sólo falta querer para poder.
He conocido situaciones en las que unas personas, ante una empresa difícil, para la que no estaban personalmente preparados ni contaban con los recursos necesarios para afrontarla, nunca han faltado personas que les prometían: “No te preocupes, ¡adelante!, nosotros te apoyamos”. No hicieron ningún caso a los que les advertían de las dificultades o problemas que encontrarían, parecían enfadados con ellos porqué no les daban ánimos. Los que esperaban el apoyo, pensaban que tenían tantos amigos…  que les apoyaban… que se lanzaron se lanzaron a la aventura pensando que Dios proveería y sus “apoyantes” les ayudarían. Cuando llegaron los problemas, toda esta gente, que con tanta vehemencia habían afirmado que “apoyarían”, no pudieron apoyar o no quisieron hacer el esfuerzo necesario para cumplir su promesa. Ya se sabe que del dicho al echo hay un gran trecho. Como siempre he visto, les ayudaron las personas responsables que les advirtieron y les pusieron pegas antes de que se lanzaran a la aventura. Lo más irónico es que los irresponsables que les iban a apoyar, lejos de ponerse rojos les decían “¡veis como podíais. Al final todo ha salido bien!”. Muchas veces los que se aventuraron no aprendieron nada de lo sucedido y optaron por seguir adelante, como si nada.
Todo el mundo nos hemos ilusionado en alguna ocasión con que nos tocara la Lotería y con volvernos ricos inmediatamente y sin esfuerzo. Todos hemos soñado con que un día podríamos despertar y que alguna mano mágica, durante la noche, hubiera repartido todo el dinero de los “ricos” y todo el que había en los bancos, a partes iguales entre todos. ¡Viva la igualdad y la solidaridad!. No conozco a nadie que este sueño se le haya hecho realidad. En cambio, sí se de alguien muy pobre y emigrante que una vez le tocó el premio máximo de la Primitiva, un montón de millones. Nada más recibir el premio, regresó a su país como curro al Caribe y se olvidó inmediatamente de sus vecinos del barrio necesitados que la habían acogido.
El electorado potencial de los “nuevos partidos” se compone principalmente de amas de casa, jubilados y sobre todo de jóvenes con más estudios y menor nivel de vida que sus padres (la mayoría sabemos que ir de mejor a peor es duro). Como no han tenido tiempo de valorar la “seguridad”, piensan que cuando no se tiene nada que perder solo pueden pasarte cosas buenas. Nadie se acuerda de la historia. La historia nos dice que un líder europeo, muy carismático en su tiempo, se apoyó en sectores con ideologías de izquierdas para alcanzar el poder y una vez alcanzado, terminó por aniquilar los antiguos partidos de izquierda que lo habían aupado, acabó con las libertades y creó más desigualdades sociales.

¿Alguien, en su sano juicio, puede pensar que un proceso de independencia en Catalunya puede afrontarse sólo con representantes de izquierdas y transgresores?
Los hijos de padres de clase media-baja catalana, que han tenido que buscarse la vida, muchas veces auto empleándose y que han llegado a ser pequeños empresarios no viven obsesionados por una cierta inseguridad. Han aprendido a convivir con ella y saben que con muchas ideas, mucha dedicación, mucho esfuerzo, mucha planificación y mucho aprender de los fracasos, se aprende a ser empresario. Han aprendido a disfrutar de las cosas que no conocen, porqué están seguros que podrán encontrar la forma de convertir los problemas que se encuentren en cualquier escenario en oportunidades. Han aprendido a convivir con las contradicciones y las diferencias y no piden nada especial al erario público; sólo esperan de los políticos que les dejen hacer su trabajo.

Cuando se ha de crear una empresa, los inversores han de aportar recursos materiales y los trabajadores han de aportar sus conocimientos y su trabajo cualificado. Como en una orquesta, aunque tenga los mejores músicos que toquen los mejores instrumentos, se precisará la competencia de un buen director y cuando se disponga de todo esto, todavía faltará convencer a los clientes para que compren el producto fabricado o el servicio dispensado. Apliquen esto al nuevo Estat Català que se pretende crear.

Los empresarios pequeños y grandes se afiliarán al proyecto de una Cataluña independiente sólo si comprueban que los que dirigen el proceso hacen un buen trabajo, y entienden que el empresariado debe jugar un papel muy importante en la construcción de una Cataluña independiente. Todos los emprendedores desde los autónomos a las medianas empresas, no lo harán solo por estricta conveniencia, pero si deberán estar muy convencidos. Sólo se sumarán después de evaluar los costes que pueda tener para cada uno de ellos, la aventura de sumarse al PROCÉS para intentar conseguir la Independencia. Sólo un loco tiraría por la borda el resultado del esfuerzo de muchos años y de cuyo buen funcionamiento depende el bienestar de muchs personas.
Pensemos que al día siguiente de proclamada la “independencia” tendremos que asumir una parte de la deuda de España y necesitaremos inversores internacionales que quieran comprar deuda catalana. Hay entidades internacionales que tienen trillones de euros y de dólares en paraísos fiscales y si se crea un producto financiero con deuda catalana, les puede resultar interesante invertir en el mismo; siempre que las “estructuras del Estat Català” que se hayan puesto a punto sean avaladas por organismos internacionales y la seguridad jurídica esté completamente garantizada. Las “estructuras avaladas por Organismos internacionales” son imprescindibles; sin ellas no hay nada que hacer. Primero hay que crearlas y cuando estén operativas deben estar avaladas internacionalmente. ¡Poca broma!
Hay estrategias para poder formar parte del sistema monetario europeo y del euro sin necesidad de pedir el ingreso ni de periodos de transición. Parece que altos funcionarios del BCE han reconocido, a algunos organismos empresariales, que si realmente se llevaban a cabo, no les quedaría más remedio que aceptarlas. Hay dos posibles escenarios: que la UE vaya sobreviviendo a la crisis económica, donde se puede aplicar estas estrategias; o bien que ya sea por el Brexit o de alguna otra circunstancia, Alemania y los países fuertes  quieran desligarse de los países del sur de Europa y surja una Europa con dos o más euros. Si esto sucediera, tal vez Barcelona podría ser la sede de uno de los bancos centrales de estos euros. ¿Está haciendo la Generalitat algo al respecto? ¿Está la Generalitat valorando suficientemente la importancia que tiene el tejido empresarial catalán, tanto en el PROCÉS como en la construcción de las estructuras de Estado?.
¿Cómo ayudan las acciones de la CUP y otros partidos, que intentan monopolizar el PROCÉS y virarlo hacia las izquierdas, a que el tejido empresarial se desvincule del PROCÉS?
Cuando un “propietario” se afilia a una entidad lo hace por puro convencimiento, no sólo por conveniencia. Y cuando no se hace sólo por conveniencia, uno no se bloquea solo con pensar en los costes que pueda tener para uno mismo. Si los dirigentes del PROCÉS pretenden conducirnos hacia un Estat Català democrático y transversal, no le queda otra que conseguir ilusionar también al sector empresarial y a los catalanes de centro derecha para que apoyen un cambio como el que se pretende en Catalunya. Eso solo lo conseguirán si esos “propietarios” —de bienes materiales, pequeñas empresas, negocios y ahorros— se convencen razonablemente de que los que dirigen el PROCÉS están haciendo un buen trabajo. Sólo se conseguirá si las fuerezas políticas que les representan y las que lideran el PROCÉS les dan muestras tangibles de que cuentan con sus opiniones para la construcción del nuevo Estat Catalá y tienen una seguridad de que se respetarán razonablemente sus intereses.
Se suele decir que “Es mejor ir solos que mal acompañados” y algunas veces se aplica esta reflexión a Catalunya y al resto de España. Puede que sea cierto, pero también hay que tener en cuenta los costes de la “separación”. Cada uno que piense cuales son sus costes privados de separación, tanto sentimentales como económicos. He oído decir muchas veces que “un pueblo que ha empezado a caminar no hay quien lo detenga, y el pueblo catalán se ha puesto en marcha”. ¡Cierto! Aunque, tal vez sea muy pragmático,  pero lo único que han visto mis ojos son manifestaciones multitudinarias lúdico festivas con castellers, gegants y alguna “bestia” de fiesta mayor; muchísimos abuelos, padres y niños con camisetas nuevas, ondeando banderas, con una gran deseo de que todo salga bien, para que nos “gobiernen” mejor y se haga realidad la esperanza de que vivamos mejor en una tierra hermosa con una sociedad más transparente y justa, y podamos hablar de tu a tu con nuestros vecinos…
La ilusión es imprescindible para el buen desarrollo de cualquier empresa, pero también es bueno tener los pies en el suelo y el “seny” sereno. Por eso me hago estas preguntas:
¿Están nuestros políticos preparados y unidos para desarrollar el PROCÉS en esta legislatura? y ¿lo están los catalanes que se sienten y declaran favorables a tener un Estado propio para Catalunya?
Me gusta leer a los clásicos porqué en lo tocante al ser humano pueden variar las formas, pero en el fondo casi todo sigue igual que hace mil años. Séneca decía: «Ni una cosa ni otra ha de hacerse, pues ambas son viciosas: fiar de todos y no fiar de nadie; ahora bien, yo te diría que el primero de estos extremos viciosos es más noble, aunque el segundo sea más seguro».
Cuando uno es joven se siente más fuerte para arriesgarse en empresas, esperando que la incertidumbre sea recompensada; y si no, tiene toda la vida por delante para intentarlo otra vez. Cuando uno se hace mayor, tiene más miedo de caer porqué tiene más cosas que perder,  menos fuerzas para levantarse y sobre todo, lo que menos tiene es tiempo para volver a intentarlo; por ello, si es responsable, debe afinar la apuesta. Como ya tengo unos años y se que decir “Algo hay que hacer, no se que, pero algo hay que hacer” sirve para poco más que para hacer ruido, me hago estas preguntas:

¿Qué pasará cuando tengamos que salir a la calle para “protestar” porqué las leyes que dicta el Gobierno español y los tribunales en los que influye, no nos dejen “emanciparnos” como nación? ¿Protestará la misma gente que ha llenado las avenidas en las últimas cinco Diadas, pero esta vez con nombre, apellidos y DNI?.
¿Qué pasará si el Gobierno español se niega a negociar una “separación amistosa” como hasta ahora y los catalanes tengamos que ir a votar una RUI / RUV / DUI?
¿Qué pasará si el resultado del referéndum es “NO”? ¿Todo el mundo se quedará tan tranquilo? Y si es “SI” ajustado…
¿Qué pasará cuando tengamos que escoger entre pagar impuestos a la Agencia Tributaria Catalana o a la AEAT española con la amenaza d elas multas por incumplimiento correspondientes?
Puede que esas preguntas sean adelantar acontecimientos, pero ningún marinero se ha vuelto experto en aguas tranquilas y ya dijo Séneca en el año 71: «Ningún descubrimiento se haría ya, si nos contentásemos con lo que sabemos».
Nuestro futuro personal y el de nuestra comunidad nacional catalana está en riesgo y no estamos jugando al Pokémon GO. El PROCÉS en Catalunya va en serio y muchísimos catalanes están ilusionadísimos con el tema. Por tanto, es preciso que cada uno de nosotros, reflexione concienzudamente, evalúe las consecuencias personales de acompañar o no al PROCÉS hasta sus últimas consecuencias para que tenga éxito o no, y tome una decisión bien meditada. Todos nos jugamos mucho.
©JuanJAS