domingo, 31 de julio de 2016

Pokémon Go… ¿Quién se beneficia del éxito?


No lo puedo evitar, soy curioso y me gusta preguntarme el “¿porqué?” de las cosas.
Aunque no lo parezca, si se hurga un poquito en las informaciones, más allá de los grandes titulares que es lo que leen la gran mayoría de las personas,  siempre se descubre algo.
Hace mucho tiempo que soy consciente que en el mundo de los negocios, prácticamente nada sucede por casualidad. Por ello, ante el repentino superéxito de Pokémon Go —algo que no sucedió en su día con “Ingress”, un juego de realidad aumentada tal vez mucho mejor que Pokémon Go o tal vez por ello (a las grandes masas les gustan las cosas más simples)— me propuse indagar quien estaba detrás del exitoso proyecto. ¿A quien beneficia de entrada ese éxito? A quien beneficiará en el futuro y cuando durará el fulgor entra dentro del terreno de la especulación y no tengo la bola de cristal adecuada para jugar a ese juego.
El gran titular fue Nintendo se dispara un 41% en Bolsa tras el lanzamiento de Pokémon Go”. ¡Todos a correr!
Unos a consumir intentando descargarse el hipernovedoso juego para ser los primeros; sus amigos y conocidos también se los descargaron rápidamente para no ser menos y seguir perteneciendo al grupo de los “cool’s”.
Otros, la minoría, llamaron a su banquero-asesor para que les dijera como podían subirse al carro del negocio y los beneficios rápidos antes de que fuera demasiado tarde. ¿Dónde comprar acciones de Nintendo, The Pokémon Company, Niantic, etc? La oportunidad la pintan calva y hay que ser rápido.
Gran subida en bolsa de Nintendo y grandes beneficios para los especuladores que tuvieron suerte, fueron rápidos, tenían información privilegiada, etc. Mucho menos, pero bastante también para los rezagados.
A los pocos días fuerte bajón. ¿Porqué? Los primeros, los que tenían la información más completa, vendieron sus acciones a los que querían entrar más tarde y a toda prisa. Entraban como si fueran caballos azotados en cuanto se abren las puertas del carrusel en el hipódromo. Hay que conseguir situarse antes de que estén todos en pista. El problema es que todas las carreras tienen una meta, pero este suceso tiene unas grandes dificultades añadidas: La gran mayoría no sabe donde está la meta ni cuando se alcanzará con lo que se comportan como superespeculadores.
Volvamos al juego, a la empresa que lo ha diseñado y a quién aprovecha los beneficios del éxito de la operación Pokémon Go. Todo el mundo habla del tándem Pokémon Go -Nintendo. La realidad es que la lista de los que comen de la tarta —como sucede con los futbolistas de élite— es más grande e incluso sorprendente.
Cualquiera puede buscar un poco por la red y encontrar los datos que he resumido en el cuadro Excel adjunto.
Pulsar sobre el gráfico para ampliar
Es una foto de las primeras dos semanas desde su lanzamiento y ya sabemos que el diseñador del juego Pokémon Go no es Nintendo sino una startup llamada “Niantic”. Nintendo tiene sólo una participación del 32% en “The Pokémon Company” —desde 1998 ofrece contenidos de calidad para el entorno Pokémon y crea entornos donde el mayor número de personas posibles puedan disfrutar de productos Pokémon—  y por tanto se lleva sólo el 32% del 30% de los beneficios del juego que corresponden a The Pokémon Company.  Alphabet (antigua Google) también participa con un 6% en Niantic pero aumenta sus ingresos distribuyendo el juego en sus plataformas Android y por tanto se lleva en total el 23% de los ingresos del juego.

Apple distribuye el juego en su plataforma IOS y se lleva el 18%. También las grandes firmas, por el momento McDonald’s, ha llegado a un acuerdo con Nintendo mediante el cual 3.000 establecimientos de la cadena en Japón se convertirán en gimnasios Pokémon y PokeStops. Esto catalizará un aumento de las visitas y aumentará el negocio tanto de Pokémon Go como de McDonald’s. De echo los establecimientos de la cadena que figuran como gimnasios en la aplicación ya han duplicado sus ventas desde el lanzamiento del videojuego.
Los jugadores aportan por el momento sólo el 9% de los ingresos, pero en el futuro esta cifra aumentará si funciona al menos igual de bien que otros juegos que han sabido sacar provecho a las aplicaciones de descarga gratuita. Por ejemplo, Candy Crush Saga generó unos ingresos de 1.000 millones de dólares entre los años 2013 y 2014 a través de las compras de vidas adicionales para continuar jugando sin necesidad de esperar a que se repusieran automáticamente. Tal fuente de ingresos supuso un chorro de 0,20 dólares diarios por usuario activo, cifra inferior a los 0,25 dólares diarios que abona, de media, cada jugador de Pokémon Go ya en las primeras dos semanas. Estas compras de contenido exclusivo se han materializado en unos ingresos de 35 millones de dólares en las dos semanas posteriores a su lanzamiento, aunque podría elevarse en los próximos meses con el lanzamiento del accesorio Pokémon Go Plus. Se trata de una pulsera que revelará al jugador la posición de los Pokémon sin necesidad de utilizar el móvil y cuyos derechos pertenecen, en su totalidad, a Nintendo. Su salida, que estaba prevista para julio, finalmente se llevará a cabo en septiembre a un precio de 35 euros la unidad; apta para todos los bolsillos, aunque luego no tengan para llenar la nevera de productos alimenticios naturales y tengan que solicitar una beca comedor para que sus niños puedan comer caliente, al menos una vez al día. Resulta que los alimentos naturales: pan, leche, patatas, verduras de temporada, garbanzos, alubias, etc. son relativamente baratos. La única pega es que hay que cocinarlos, a diferencia de los productos preconizados y envasados de "marca" que son mucho más caros y por tanto acaban rápidamente con cualquier presupuesto reducido.
Se que esta coletilla puede parecer dura pero es que la vida es dura. Desde mi casa al Mercadona más próximo paso por delante de 4 supermercados. En cada uno de ellos hay una persona apostada frente a la puerta pidiendo una “ayuda” para comer. Lo indignante del tema es que a todos les he visto usar un Smartphone. El que haya pagado la compra del aparato y el que pague la cuota mensual de voz y datos, mejor haría en pagarle las necesidades básicas y entre ellas no está la compra ni el mantenimiento del Smartphone. Alguien dirá que hay mucha necesidad, pero cada uno debería hablar de lo que ve y yo he visto recientemente esto que les cuento:
  • Hace pocos días que me comentaba un “autónomo” que había montado un bar para auto emplearse: “hace dos semanas que estoy buscando un camarero para cubrir una plaza que me ha quedado libre precisamente ahora que es cuando más suele facturar el bar; se han presentado dos aspirantes, una chica que no reunía la capacidad suficiente para hacer el trabajo y un chico que estuvo trabajando dos días y al tercero no se presentó. Un tercer aspirante me dijo que no podría aceptar el empleo hasta septiembre porqué en agosto tenía que irse de vacaciones”.
  • Otro pequeño empresario del ramo de la construcción me contó que no puede cubrir varios puestos de trabajo porqué no encuentra personal dispuesto a trabajar de peón de albañil…

Son sólo dos casos concretos y conocidos de primera mano que muestran la dificultad para encontrar trabajadores —con poca cualificación— que tengan verdaderas ganas de trabajar. Parece que abundan los que prefieren cobrar el paro e irse de vacaciones, se han acostumbrado a cobrar la paga de inserción sin doblar el lomo y se conforman con eso y alguna chapuza esporádica que encuentran o simplemente no tienen ningún problema para vivir a expensas de sus familiares a los que pueden exprimir y pocas veces ayudar, porqué o están cansados o jugando a hacer ver que hacen algo. Incluso encuentran la forma de irse de vacaciones en verano. 
¿Como lo consiguen? No tengo ni idea, pero conozco a más de una persona de cada uno de los estereotipos descritos.
Se que no todos los parados son así, pero la dificultad de encontrar personas mínimamente aptas para un empleo con poca calificación y con ganas de trabajar es un problema que cualquier oferente de empleo —autónomo, micro o mini empresario—  les podrá corroborar. A todos nos gustaría haber tenido siempre un trabajo "de lo nuestro" en el que hubiéramos podido ganar mucho dinero mientras disfrutábamos y nos autorrealizábamos en el mismo. La verdad es que pocos lo conseguimos y no por ello nos frustramos. Cuando uno necesita trabajar para ganarse el sustento, lo primero es conseguir una ocupación que permita obtener unos ingresos mínimos para asegurar la supervivencia. Cuando eso ya se ha conseguido y uno es muy “empleable”,  entonces podrá aspirar a la autorrealización; nunca antes.
En fin, siempre podrán mirar atentamente su Smartphone y recorrer las calles, si no para buscar empleo, si para  jugar al Pokémon Go. Así podrán mantenerse en forma su cuerpo serrano para cuando les salga un “curro adecuado y bien remunerado”. ¡Cuidado de no recalar demasiadas veces en algún "gimnasio McDonald's"!, podrían perder lo ganado persiguiendo pokémons.

©JuanJAS

jueves, 28 de julio de 2016

Realidad aumentada es mucho más que Pokemon Go

La mayoría de la gente ha conocido el término “realidad aumentada” con el éxito del juego PokemonGo. Gracias a lo bien que han caído a tanta gente los pequeños monstruitos diseñados por Nintendo se ha convertido en un entretenimiento de alcance internacional.
Mucha gente encuentran el juego divertido, aunque no es el primero de este tipo. La empresa, Niantic Labs, en 2012 puso en funcionamiento INGRESS con una estructura de juego muy similar, que requiere también la interacción directa con objetos virtuales, ubicados en el mundo real.
Algunos pensamos que ya era hora que se inventara un “juego de pantalla” que ermitiera incrementar la actividad física de las personas que juegan. Si bien es cierto que al juego se puede acceder sin moverse del sofá de casa, si el jugador quiere avanzar, es condición obligatoria que recorra las calles y parques de su localidad. Los jugadores, conocidos como "entrenadores", tienen que caminar arriba y abajo para encontrar y capturar Pokémons. Además, los jugadores deben acceder a lugares concretos llamados Pokeparadas donde pueden recoger objetos que les ayudarán a avanzar en el juego. Unos de los objetos que los "entrenadores" pueden recoger son los huevos pokémon, que sólo eclosinarán después de haber recorrido una serie de kilómetros. Pueden ser 2, 5 o 10 km en función de cada huevo.
En estas circunstancias parece claro que si alguien quiere evolucionar en el juego no tiene más remedio que salir de casa para ir alcanzando las metas que el juego va marcando. Es razonable pensar que jugar a “cazar Pokemons” nos hará incrementar nuestro consumo calórico. Por ejemplo, para llegar al nivel 12 es necesario recorrer 24,3 km en total: unos 35.000 pasos. Las calorías consumidas depende si los pasos se dan a un ritmo rápido o lento pero no se puede negar que contribuye a fomentar unos hábitos y estilos de vida saludables.
El que no se canse de andar en busca de monstruitos a los pocos días y quede enganchado al juego, también puede sufrir accidentes y m´s aún si se multiplica el número de “entrenadores” y estos llegan a ir en bici, segway o cualquier artilugio motorizado. Me imagino a algún jugador jugando al PokemosGo mientras sale a pasear al perro con correa larga.
Los accidentes más comunes que podrán producirse, si no se presta mucha atención al entorno, serán las caídas, los tropiezos, los choques contra mobiliario urbano, contra otras personas, etc.. 
Por el momento, el juego no es especialmente violento y los enfrentamientos que existen en los llamados gimnasios, no son ni mucho menos su hilo conductor, aunque la compañía ha anunciado que en los próximos meses actualizará la aplicación permitiendo combates entre usuarios. ¿Riesgos? Los desconozco, pero para empezar, pasar varias horas con la cabeza baja mirando la pantalla mientras caminamos no parece muy recomendable para las cervicales. 
Con ánimo de ser muy positivos, el PokemonGo puede ayudar a:
· Fomentar la curiosidad y el conocimiento sobre lo que nos rodea, permitiendo que los enganchados a la pantallita de su smartphone descubran equipamientos culturales, obras de arte, edificios emblemáticos, etc.
· Amplíar el conocimiento sobre los parques y jardines disponibles en las diferentes localidades ya que en estos espacios donde está la concentración más grandes de Pokémons.
· Permitir la interacción social en primera persona.
· Incrementar la sensación de pertenencia a un grupo, ya que permite formar equipos para lograr objetivos comunes.
· Puede disminuir la tensión tecnológica entre generaciones. Aglutinándolas para hacer uso todos juntos. Tal vez llegue a tener un efecto similar al que produjo WhatsApp. 
Un fenómeno como este podría llegar a influir en los hábitos de ocio de muchas personas y en consecuencia repercutir en la salud de éstas. En un horizonte lejano, como es habitual en la promoción de la salud, este juego podría favorecer incluso una reducción en la incidencia de patologías metabólicas y por tanto representar un ahorro a largo plazo. Pero siempre que hablamos a tan largo plazo hay que hacerlo con prudencia y gran parte del éxito no dependerá de ningún organismo oficial ni de ningún gobierno sino de la habilidad de la empresa Niantic Labs para mantener andando a todos sus entrenadores Pokémon.
Hay otros juegos, incluso mejores que PokemonGo, como “Ingress”, pero me parece que un uso verdaderamente relevante de la “realidad aumentada” –más allá de un ámbito lúdico– se dará en un modo de consumo que no exija que sostengamos un smartphone o una tablet delante de nuestros ojos. 
Los médicos del futuro entrenar con hologramas
Supongo que los verdaderos casos de éxito en su uso llegarán cuando se desvincule total o parcialmente del smartphone, mediante wearables del tipo de Microsoft HoloLens, de unas Google Glass que aguardan un necesario rediseño (truncado posiblemente por la salida de Google del responsable del proyecto, Tony Fadell) o de proyectos similares. 
Los desarrollos en realidad virtual pueden suponer una mejora de las que se apliquen en realidad aumentada:
- En el coche con pantallas en el salpicadero con indicaciones indicaciones del camino a seguir con ordenes de voz, plazas de parking libres en las proximidades para reservarlas, gasolineras cercanas, donde comer, etc.
- En senderismo, aparte del guía digital que nos indique el mejor camino, algo que nos explique que son los árboles o las flores que vemos y que nos informe de cosas curiosas a izquierda y derecha de nuestra ruta que merezca ver, así como lugares para repostar agua y lugares en ruta donde comer o beber, etc.
- En ciudad indicando a donde vamos, la mejor combinación en transportes públicos, donde está la parada y el tiempo-coste estimado, lo mismo para taxi, cosas curiosas que ver en las proximidades, museos, edificios, sitios históricos, pisos en venta/alquiler próximos que cumplen ciertas especificaciones y si estamos en un parque o en una plaza, proyecte en el suelo el plano a escala real para que podamos recorrerlo internamente, ver las vistas de sus ventanas y cosas por el estilo, si queremos que nos conecte con el vendedor, etc. Que nos conduzca a la tienda especializada, más próxima cuando le indiquemos: “alquiler de disfraces”, restaurantes, farmacias, zapateros remendones, vinotecas, ópticas, venta de bicicletas, veterinario,… todo ese tipo de establecimientos de uso poco habitual que desconocemos donde están y más cuando estamos fuera de nuestra ciudad o nuestro barrio. ¿Donde hacen fotocopias?. ¿Donde hay un cajero automático?, etc.
La verdad es que el 80% de las cosas se puede hacer con App geolocalizadas, no son realmente realidad aumentada. Hay una cosa para mejorar, una “App Universal” que valga para entrar en un índice de todas las App y poder entrar en las gratuitas y pagando (DE FORMA SENCILLA) al resto, sin que las tengas que descargar a tu aparato, en la nube.
¿Se os ocurren otras utilidades realmente practicas a vosotros? 
©JuanJAS

martes, 26 de julio de 2016

Millennials

Algunos dicen de muchos jóvenes que son NI NI, pero no todos los jóvenes son iguales… Hay que conocerlos uno a uno y caso por caso, porqué es verdad que los medios de comunicación de masas dan mucha publicidad a algunos Ni Ni que hacen mucho ruido y dan pocas nueces; y muy poca a otros jóvenes más o menos brillantes, hasta el punto de que muchos llegan a pensar que todos los jóvenes son Ni Ni.
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Hay muchos más jóvenes que sueñan tanto por las noches que olvidan descansar, no paran de luchar y ríen en vez de llorar, pedir y vaguear.
A los Millennials se les conoce como la generación egocéntrica, muy preparada académicamente y con muchas aptitudes tecnológicas. Nacieron bajo el paraguas de la prosperidad económica y cuando se han incorporado al mercado laboral les ha tocado la crisis. Sin embargo, lejos de compadecerse y amilanarse, se buscan la vida con arte: Estudiando mucho, trabajando como autónomos, free-lance, profesionales libres, ... porque el concepto de 'trabajo continuado' hace tiempo que está mutando, a 'trabajo cuando se necesite': flexible, temporal, a tiempo parcial, por obra y servicio, ....
Algunos viven la vida con instinto animal y se creen nacidos para ser libres, para cambiar las normas, desafiar al status quo, romper con lo establecido. Dan la impresión de que son ellos los que marcan las reglas y alzan la voz para que nadie les diga lo que deben ser, porque piensan que ya ”son” y dicen que han venido para cambiarlo todo. La realidad es que muchos de ellos son y serán marginales, por renta y por posición, … pero no protestarán porque al tercer tropiezo aprenderán que hay poquísimas posibilidades de que ellos, por derecho propio, puedan cambiar nada… ¿para qué gastar energías en balde? 
La falta de expectativas influye mucho en las personas y pronto dejan de luchar contra corriente y se adaptan, buscan flexibilidad de horarios para conciliar la vida familiar y profesional, y aprenden a ser 'supervivientes’, porque van a tener que sobrevivir en un mundo que no es ni va a ser amable.
¡Millennials!
¡Ojalá lleguéis a lo más alto de la cima y podáis callar la boca a los “mayores”!.
Os lo deseo de todo corazón. Nada me haría más feliz que veros triunfar…
©JuanJAS



viernes, 22 de julio de 2016

MODAS Y REBAJAS: EL BURRO Y LA NORIA

Aunque ya nos hemos acostumbrado a convivir con un desmadre de horarios comerciales y de rebajas-oportunidades más o menos encubiertas y permanentes, el lobby de comerciantes sigue insistiendo en que julio es el mes de las rebajas y en agosto, se rebajan las rebajas.
En estas calurosas tardes veraniegas prácticamente nadie puede escapar de visitar los grandes centros comerciales. En las grandes ciudades hay muchos donde escoger; por lo menos en ellos se está fresquito; a veces hasta helado y hasta puede que alguien de la familia encuentre alguna “ganga”. Se pueden hacer tours especializados en "Centros comerciales y grandes superficies". 
Ayer tarde, la más calurosa del año, fuimos a unos grandes almacenes. Al llegar, cada uno se fue a explorar una planta diferente y yo deambulé por la planta de caballeros. Hacía muchos meses que no lo había hecho. A parte de la distribución habitual, había unas grandes cajas llenas de camisas, otra de ropa interior, toallas, zapatillas, etc. Todas llenas de un revoltillo de prendas más desordenadas y arrugadas que conferían al lugar un aspecto más propio del que se espera encontrar en los "encantes". Varias personas se abalanzaban hurgando en el interior de esas piscinas llenas de "¿andrajos?". La verdad es que el espectáculo me desanimó bastante y la verdad es que no conseguí ilusionarme con nada de lo que allí había. A veces me tiro una buena temporada sin comprar nada nuevo, por eso de que no lo necesito o por el simple hecho de que no me gusta lo que veo y que pienso que comprar más de lo mismo o incluso de peor calidad que lo que cuelga en mis repletos armarios, no merece la pena.
Año tras año, me encuentro con tendencias cada vez más horribles; me causan mucha desidia y de vez en cuando algún escalofrío cuando alguna prenda hiere mi sensibilidad: ¡Aunque me la regalaran no me lo pondría!. Por supuesto no hay peligro de que me la regalen; porque cuanto, a mi parecer, más horroroso es el modelito, más caro es.
Como decía la incombustible y animosa Ethel, en los primeros capítulos de la serie “Eastenders”: “tarde o temprano, todo vuelve y podemos ir a la moda rescatando una prenda antigua del vestidor”. Además, con lo que cuestan hoy en día las cosas, no estamos para tirar el dinero en harapos. Nos pretenden vender ropa medio rota, lo cual puede que sea aceptable desde un punto de vista estético, pero no lo es que esté confeccionada a partir de telas que se desgajan durante el primer lavado o que parecen haber sido sacadas de un agujero o una zanja de barro de la época de María Castaña. Lo que es peor, suelen ser productos importados de países mucho más laxos en materia laboral, que en muchos casos explotan a la gente. Sí, al menos les dan trabajo, es lo que pensaría el que no entiende el verdadero problema subyacente a este paradigma de externalización de la producción.
Veo predominancia de colores naranjas, verdosos y amarillos, todos ellos desvaídos, sin chispa. Parece que se los vayan a vender a los nórdicos, porque a los latinos nos gustan los colores más saturados. Las telas sin cuerpo, arrugadas y, en cuanto a líneas de corte, cada vez encuentro menos diferencias entre las diferentes tiendas; acaso los más sibaritas en materia textil tendrán preferencias. Yo recuerdo el cuento de “El nuevo traje del emperador” y siento decirles que ni siquiera las marcas más “caras” ofrecen una vestimenta de calidad como la de antes: el traje de colono americano sí que duraba años, sí que era rentable. ¡Qué tiempos aquellos!
A tenor de lo visto, no descarto que empiecen a vender ropa hecha de plástico en el futuro, lo que sería ideal porque podrían reciclar la basura y la gente entraría mucho más tranquila en sus tiendas; “ahora sí que lo entiendo, ahora todo encaja”, dirían henchidos de gozo los clientes.
Las tendencias clónicas y de bajo coste/calidad se han impuesto y una marea uniforme de camisas de estampados horrendos copan los estantes por doquier; vista una tienda, vistas todas; no importa la ciudad por la que pasees porque todas las “tiendas de moda” se repiten en ellas como clones. La moda es una de esas criaturas que es mejor no alimentar, ya que te esclaviza a los intereses de las grandes cadenas de distribución y te endosan productos diseñados para caducar cada tres meses. O antes. Y ni siquiera es un producto distinto de los demás, solo uno más. Obsolescencia impuesta por los fabricantes y aunque percibida por nosotros los consumidores, nos impide vestir a nuestro gusto —lo que nos parece cómodo y nos gusta— y nos presiona para que compremos lo que manda el mercado.
En completo acuerdo con la industria farmacéutica y la alimentaria, los magnates de la moda y la industria textil, no cesan de profundizar en el ensalzamiento enfermizo e hipócrita de la delgadez extrema, con esos maniquíes cada vez más finos, sin cintura; más bien como cajas de cerillas alargadas y asexuadas, con rostro inexpresivo. No quiero ni pensar dónde acabaremos. 
Recuerdo que de joven, cuando todavía iba a comprar ropa con mi madre, la que más me gustaba siempre era la que llevaba puesta el maniquí del escaparate. Eran otros tiempos. Ahora los maniquíes pasan hambre, casi tanto como las pobres mujeres y hombres, jóvenes y viejos, que pretendan enfundarse los modelitos que llevan puestos y viven en permanente estado de insatisfacción porqué nada les “sienta bien”, o al menos no tan bien como le sienta al chico/chica-photoshopeada del catálogo. Me compadezco de los que se atreven a comprar en la teletienda o por Internet. El club de los frustrados cada vez tiene más socios. Compran barato, pero mucha veces la decepción es mayúscula.
¿Es esto lo que queremos ser? ¿Muñecos fabricados en una cadena industrial, víctimas de la superficialidad y lo vacuo?
Incluso los consumidores alternativos son productos del sistema; Los dueños del cotarro, crean las modas, las tendencias textiles o políticas, tanto da, y luego las ofertan. Los “consumidores” las compramos sin poder escapar, si jugamos según las reglas del juego, al  todopoderoso flujo monetario. Una misma empresa es capaz de ofrecerte el sabor aristocrático y el sabor punk en una sola tienda/Estado y cualquier artículo a través de las respectivas marcas blancas. Todo fácil y cómodo porque lo importante es facilitar el consumo irreflexivo. Con las ideas políticas, si es que queda alguna, sucede algo parecido. La originalidad brilla por su ausencia, porqué al final todas se parecen y lo único que podemos intentar cambiar es nuestro propio comportamiento, sin contar el disfraz que llevamos puesto.
En el fondo, todo es lo mismo, todo cambia para seguir igual: tendencias de mercado pensadas para ganar dinero, poder e influencia a cualquier precio, que se relanzan cada X años con el cartel de “Nuevo”, sin inventar nada mejor por el camino. Aunque una sensación de frescor incomparable inunde los escaparates y los ojos ansiosos de los peatones -deseosos de reinventarse- cada pocas semanas, la inmensa mayoría de lo que nos ofrecen ha  “cortado y pegado sin elaborar, ni siquiera verificar”. Vagancia y conformismo; siempre más de lo mismo, todo encaja y el mundo sigue.
¡Que cada uno, en la intimidad, se confiese con si mismo!.

©JuanJAS

jueves, 21 de julio de 2016

Inmigración y Seguridad Social

Muchos españoles vuelven a comportarse como si España fuera sobre ruedas y eso que llevamos siete meses sin Gobierno ¿o será por eso mismo? Vuelve el crédito, pero más restringido. No sólo se pide dinero para irse de vacaciones. Se está pidiendo más crédito para comprar televisiones (Eurocopa), aire acondicionado (sucesivas olas de calor), coches (el parque está muy viejo) y, así, sucesivamente...". Pasado el verano, El Corte Inglés nos informará de cuantos créditos ha concedido su agencia de viajes.

Numerosos hogares españoles deben todo, absolutamente todo. Deben la casa donde viven. Deben las cosas que contiene la vivienda, como la televisión, el móvil, el microondas, la lavadora, el frigorífico y demás electrodomésticos. Deben el coche y por deber, deben las vacaciones del año pasado, que las disfrutaron con un crédito. No es ninguna broma absurda. Es una de las grandes atrocidades de una sociedad, que, como la española, dejo hace tiempo de ahorrar ¿para qué, por cierto? y se lanzarse a consumir alocadamente.
Entre todos nos acostumbraron a pensar que todos tenemos el mismo derecho a irnos de vacaciones, conducir el coche más moderno y ver el futbol en la pantalla mas grande, aunque no tengamos dinero para ello. Para eso están los bancos que nos facilitan las cosas. Algunos se enteraron de que el Estado —los contribuyentes pagaron la cuenta— los tuvo que rescatar, pero pronto lo olvidaron y vuelven a caer en la trampa. Mucha gente piensa que hay que disfrutar ahora lo que se pueda e intentar escaquearse para que la deuda la pague otro. La economía mundial navega en un mar de deudas. La suma de la deuda estatal, provincial, municipal, individual, hipotecaria, corporativa, financiera y bancaria sugiere que en cualquier momento la nave puede naufragar o estrellarse contra el témpano de lo impagable. ¿Cuál es la deuda total, la suma de la deuda de los Estados, Autonomías, Corporaciones, Ayuntamientos, Empresas, Familias e Individuos?
En este ambiente, el Gobierno ha vuelto a sangrar otros mil millones de la Hucha de la Seguridad Social. Ya sólo quedan para pagar cuatro pagas extraordinarias más. Muchos no hacen caso de estas escuetas noticias y siguen viviendo la vida. ¡Cuando se rompa todo, ya nos quejaremos! ¡Que me quiten lo bailao!
El Gobierno mintió, miente  y vuelve a mentir. No pasa nada, España se está recuperando. El petróleo seguirá barato, todos los turistas vendrán cada vez más a España, porque no tienen a donde ir y nuestra economía crecerá viento en popa, por los siglos de los siglos.
Los jubilados están “aco--nados” porqué saben que cuando el rio suena… Saben que si sólo se saca y no se mete, al final la bolsa se vacía. Ven que todo el mundo “pide”: les piden cuando salen de casa mientras pasean por la calle, mientras descansan en el banco del parque, cuando van a comprar el pan, cuando entran y salen del super, les piden sus hijos, sus nietos, Hacienda va detrás de los ahorrillos que guardaron para la vejez,…  Cuando muchos piden y pocos dan, es que algo va mal. Hoyen por la tele como el Gobierno dice que la economía española crecerá, pero sus hijos siguen pidiendo créditos y vuelven a endeudarse. ¡Tiemblan del miedo que tienen!
Oyen a mucha gente manifestarse para que “acojamos” más refugiados, más emigrantes, para que haya más solidaridad, para que el gobierno dedique más recursos para el desarrollo internacional, etc. y no entienden como se van a pagar todos estos gastos adicionales si la Seguridad Social no recauda lo suficiente para atender sus obligaciones con los españoles. Una posible solución lógica podría ser aumentar la población para que subiera la cotización y el gobierno tuviera más ingresos para financiar las pensiones de los jubilados. Entonces…
¿Basta que la población aumente para que la Seguridad Social recaude más?
Si así fuera, la administración debería incentivar la procreación y todos los españolitos jóvenes deberían ponerse a jugar a papas y mamás con alegría. Se dice que la mayor satisfacción que dan los hijos es el “ir a buscarlos” porqué es una de las tareas más baratas y muy placentera.  Aún sabiendo eso y la fama de buenos amantes que tienen los españoles, no se consigue aumentar la natalidad. Tal vez sea porque los posibles padres piensen que el tiempo que tarda un bebé en convertirse en “adulto activo” es largo y caro mientras que el problema de las pensiones es perentorio.
Viendo que la producción autóctona no basta para resolver el problema de las pensiones, algunos políticos y empresarios vieron la solución mágica en los inmigrantes: la mayoría de sus miembros son adultos y listos para producir y contribuir a la Seguridad Social.
Esta idea tampoco tuvo éxito. ¿Porqué?
Si bien la mayoría de los inmigrantes que llegaron a España eran adultos, al poco tiempo trajeron a la familia (numerosa en la mayoría de los casos) y consumieron más servicios sociales, médicos y educativos que lo que aportaba el “cabeza de familia productivo”.
También hay que tener en cuenta que una gran parte de la inmigración que ha llegado a España  no ha podido considerarse “población activa” porqué no ha llegado con un contrato de trabajo legal. Para que un extranjero, inmigrante, refugiado, sin papeles, etc. pueda considerarse “población activa”  que aporta fondos a la Seguridad Social, debería existir en España una oferta de trabajo a la que puedan optar y debería formalizarse un “contrato legal” que contribuyeran a las cotizaciones sociales.
Actualmente en España no se si existen estimaciones de la tasa de subempleo de la población inmigrada, ni de la ocupación sumergida de los inmigrantes activos, ni tampoco de su nivel salarial medio que determina su base de cotización. Lo que si parece razonable suponer es que, partiendo de la base de que la tasa de desempleo de la población inmigrante ronda el 35%, sus niveles de subempleo y de ocupación “en negro” serán elevados, y su salario medio reducido.
También está demostrado que el aumento de la oferta de trabajo, producido por un aumento de la inmigración, tensa los salarios a la baja —sobre todo en determinadas actividades— porque la demanda de trabajo no aumenta en consecuencia (si es que aumenta realmente). Viendo esta realidad, las preguntas son:
¿Cuál es la aportación media a la Seguridad Social de la población inmigrante que llega sin un contrato de trabajo?.
¿Cuál es el gasto medio en servicios sociales, salud y educación de la población inmigrante que llega sin un contrato de trabajo?.
No se trata de hacer juicios de valor, morales, de solidaridad, de buenismo, de repartir “todo lo que hay” (alguien ha trabajado y contribuido para que eso esté ahí) para todos los habitantes del planeta que quieran venir a Europa y a las “ciudades de acogida” españolas. Si alguno tiene datos o sabe de alguien que los tenga (Gobierno, políticos, tecnócratas, ONG’s, etc.), por favor, apórtenlos y háganlos públicos. Así acabarían con toda clase de elucubraciones y tal vez xenofobias. Las cosas, claras.
©JuanJAS