jueves, 30 de junio de 2016

EL NEGOCIO DE LA DEUDA ESTABA EN LOS INTERESES

Ya son legión los bonos que rinden intereses negativos. 
Pienso que la razón principal de tal sin sentido –El que presta dinero, encima tiene que pagar por prestarlo– radica en la monstruosa incertidumbre total que se ha instalado en el sistema económico, lógica, por otra parte, teniendo en cuenta que nos hallamos en una crisis sistémica en la que se está produciendo un cambio de modelo.
Una incertidumbre que lleva a pagar para que te guarden el dinero debido a que, se supone que, colocado en cualquier otro sitio –invertido en cualquier otra inversión– el riesgo que correría sería muy superior a lo que se va a perder pagando por prestarlo. ¡Alucinante!.
Como de mal deben estar las cosas, para que un inversor inteligente piense así. (Y lo de los diferenciales de precio entre lo que se paga al Estado de turno y lo que paga el BCE, influye, pero si no fuese por el pavor existente…).
La realidad es que en el planeta sobra dinero y sobra capital, el problema es que hay escasísimas inversiones que den una rentabilidad aceptable y que, a la vez, sean seguras. Y se complica con una situación de sobreoferta de todo y una de consumo insuficiente para absorber esa oferta, en parte por el mega endeudamiento de los consumidores (un bien de capital también es consumo), en parte por la saturación de bienes ofertados. Y aún se complica más porque una tecnología crecientemente sofisticada, cada vez más barata, más fácil de utilizar y con un mantenimiento muy automatizado produce un hundimiento en la demanda de trabajo, lo que repercute en la recaudación fiscal y en los ingresos de la Seguridad Social. Un esquema que se repite en todas partes.
La inflación no sube, porque se ha llegado a una situación de sobreoferta de todo combinada con una incapacidad de consumo por falta de renta –salarial, fundamentalmente– y de crédito; es decir, sobra de todo y ese todo no se puede adquirir. Y así, por mucho que bajen los tipos… Basta con visitar cualquier edificio de un centro comercial de referencia para las clases medias altas, y ver la poca cantidad de gente que mira y menos compra, a pesar de las importantes rebajas para celebrar que “estamos de aniversario…”
A todo esto añadan las toneladas de dinero inyectadas por los Bancos centrales que algún día habrá que empezar a reabsorber.
En esta situación prolongada de tipos de interés reales bajísimos o incluso negativos —un informe encargado por el BCE para su conferencia anual en Sintra augura que al menos durará hasta 2021— los que pudieron ahorrar y los jubilados, que se fabricaron un rincón para cuando pintaran canas, seguirán perjudicados al obtener rendimientos solo simbólicos de su hucha. ¿Qué cliente está dispuesto a pagar un porcentaje del 1,5% por los servicios de los bancos, cuando ni siquiera los recupera con los intereses bajísimos que le ofrecen a cambio?.
Mientras los sacrificados ahorradores profieren maldiciones, los usuarios del crédito alocado respiran aligerados, cuando no pintan albricias.
La crisis ha posibilitado un cierto desapalancamiento, las familias y empresas responsables han aprovechado para desendeudarse, consumen menos, los Estados reducen su gasto; todos se dedican a ahorrar lo que pueden; la demanda de activos financieros flojea, y su rentabilidad cae por los suelos.
Los balances de nuestros principales bancos están a tope de bonos nacionales y esto concentra riesgo, consolida el peligroso bucle entre deuda privada y pública y facilita muy poco el surgimiento de un sistema financiero europeo transnacional.
¿Porqué no se crean eurobonos y se sustituye buena parte de los bonos nacionales por los europeos?. Con ello existiría ese activo seguro, libre de riesgo, por el que tantos clamamos y que beneficiaría igual a la Europa rubia que a la morena. Así todos los bancos podrían comprar eurobonos, pero no bonos nacionales. Estos quedarían como activos locales con riesgo, aptos para ricos y ahorradores valientes. Cada cual es libre de tomar el riesgo que quiera pero el que no…
El Gobierno en funciones nos repite que España va bien y que con ellos irá mejor. Si interpretamos su mensaje en el sentido de que los tipos volverán a ser positivos, que el crédito volverá a fluir, que los consumidores volveremos a darnos tortas para entrar en las tiendas y que los plazos de entrega de las fábricas se alargarán por acumulación de pedidos, algún súper gurú tendrá que explicarme como, porqué yo no lo veo. Otra cosa sería que propusieran utilizar otro modelo con otra asignación de recursos, otra forma de financiación, otra estructura productiva, … y no veo quién pueda liderar ese cambio en España.
Como seguramente repetirá mandato Don Tancredo y sus amigos y harán poco más de lo mismo de lo que han hecho hasta ahora, me pregunto ¿cómo conseguirán los gobiernos mantener la estabilidad cuando las masas tengan la certeza de que la época del “lo quiero => lo tengo” se ha terminado definitivamente?
Aunque pueda ser doloroso para algunos y más o menos injusto para los que siempre terminan pagando (no son los ricos), no quedan más que preparar compensaciones, quitas de deuda e instaurando una renta básica para todos.
Para eso todavía falta mucho. La cuerda es elástica. Por el momento se oyen muchas palabras, altisonantes, grandilocuentes, histriónicas, pero la sangre no llega al río. Son ejemplos de ello el aluvión de quejas, escritos y comentarios por el posible tongo en las elecciones del 26/6/16, que muchísima gente comparte en las redes sociales. En los periódicos digitales se ven menos y lo que no aparece en absoluto son las denuncias con pruebas en los juzgados interpuestas por todos los que denuncian actos delictivos durante las votaciones… ¡Ninguna!
Cameron es mudo y completamente inútil
En otro tema de actualidad como el Brexit sucede algo parecido: Los insultos, mofas y enfado contra Cameron y los ingleses (principalmente sus viejos) que votaron el Brexit llenan las redes y los discursos de los comentaristas en las redes y los medios. Parece que había gente en UK que necesitaba una serie de cosas que la UE no podía darle y votaron por irse.  Otros, como una mayoría de escoceses no pensaban igual y están intentando negociar con la UE para que en cuanto consigan independizarse de la UK tengan una transición fácil hacia la UE y no queden vagando por el espacio interestelar. Tal vez Irlanda del Norte intente unirse a la República de Irlanda.
Me es difícil pensar que Cameron por el simple hecho de agarrarse a su silla, pusiera en marcha el referéndum, él solo. Prefiero pensar en un plan muy meditado en el que el gran poder económico representado por las corporaciones ha tenido mucho que ver. ¿Porqué la propaganda institucional a favor de permanecer no fue muchísimo más intensa, penetrante y machacona?, como pasó en el referéndum en Escocia. Una Inglaterra –que no es una economía enana, tercermundista y de monocultivo– sin controles exteriores puede llegar a cualquier parte si cuenta con la bendición de ese poder económico. Y si ese es el plan, ¿el resto de países se va a enfrentar a ese poder transnacional del que son parte?.
Pienso que el Brexit ha iniciado la fase de definición y materialización de Áreas Compactas Económicamente Viables. Inglaterra posiblemente sea la primera; si es así, veremos cuál es la segunda. Todos estos affaires se diseñan en otros foros muy alejados de las masas, a las que pertenecemos la mayoría de mortales, y sus designios son opacos para la mayoría. A lo sumo podemos aspirar a entender a toro pasado lo sucedido, pero con muy pocas posibilidades de influir en el desarrollo de los planes, si es que tenemos alguna.
La inmensa mayoría de la sociedad, aunque nos califiquemos como “animales racionales”, en realidad somos seres emocionales con instintos básicos que a veces usamos la razón para justificar u ocultar las emociones que provocan nuestras acciones.
Esto me recuerda asimismo las famosas "Tres heridas narcisistas" de la Humanidad: la cosmológica, la biológica y la psicológica.

La primera nos la infligió Copérnico, cuando explicó a sus coetáneos que la Tierra no es el "centro del universo", sino un planeta insignificante de una estrella minúscula en una galaxia cualquiera de un mar de galaxias.
La segunda nos la causó Darwin, que nos humilló demostrando que el hombre no era la culminación de un proceso creativo de un ser superior, sino el fruto de un largo proceso de evolución, un descendiente de los ¡simios!
La tercera humillación para nuestro orgullo humano proviene de Freud, quien nos hizo ver que no somos dueños ni siquiera de nosotros mismos. No controlamos y ni siquiera conocemos las razones de nuestras acciones, pues estamos gobernados por poderosas fuerzas inconscientes de las que no tenemos (ni queremos tener) la menor noticia.
La gente de a pie no somos el eje del cosmos, no estamos en la "cima" de nada, ni fuimos "creados por Dios a su imagen y semejanza"; ni sabemos por qué nos sentimos continuamente compelidos, pese a nuestras mejores intenciones y esfuerzos, hacia toda clase de errores, pasiones y locuras.
No es lo mismo pensar que ser inteligente. Cualquier tonto también puede pensar y piensa; mientras que, para ser profundamente sabio hay que mostrar buen juicio, prudencia y madurez en nuestros actos y decisiones. No hace falta esforzarse mucho para encontrar pruebas de que la mayoría no actuamos inteligentemente.
Al menos los animales, aunque no los califiquemos de racionales, actúan con un instinto básico que sin mediar pensamiento alguno les permite funcionar de forma totalmente espontánea e inconsciente. La "racionalidad" humana, tan idolatrada por sus frutos (lógica, lenguaje, ciencia, tecnología...)  no es garantía para procurarnos más felicidad, ni siquiera de garantizarnos una supervivencia digna a largo plazo, junto al resto de “residentes” en la Tierra.
Somos organismos extremadamente vulnerables al sufrimiento, la enfermedad y la muerte. Necesitamos comer, dormir, reproducirnos y luchar por nuestros territorios y pertenencias exactamente como los demás animales y plantas. Somos esclavos de nuestras ignorancias, egoísmos y neurosis. No sabemos amar ni cuidar bien ni siquiera a nuestros hijos o a nuestros mayores. Lo desconocemos prácticamente todo sobre nuestro pasado (en gran parte inventado), el complejo presente y el inimaginable futuro. Es posible que un “líder trastornado” pueda manipular las conciencias y voluntades de millones de personas ingenuas, o desintegrarnos fácilmente con sólo apretar un botón...
¿Que clase de "superioridad" o "inteligencia" puede haber en todo esto? ¿No nos habremos engañado a nosotros mismos? ¿No habremos deformado la realidad y el lenguaje hasta el punto de considerar superior, lo máximo de la evolución, todo aquello que, en rigor, no es sino locura?
Cuando alguien alcanza el poder y, desde sus egocéntricos delirios de grandeza, comete toda clase de disparates o incluso violencias, lo llamamos "psicótico"; pero cuando la masa se cree de una raza "superior", "dueña del mundo", y comete desde ahí toda clase de atrocidades, la consideramos racional e inteligente. El truco es achacar todas esas barbaridades a nuestra parte "animal", nuestros "bajos instintos" —¡como si los animales hiciesen tales cosas a otros animales y al medio ambiente en el que viven!— y no a nuestra propia demencia.
Cuando los trastornados-diferentes son pocos, los podemos detectar con facilidad. Pero si los que comparten la misma enajenación llegan a ser mayoría, entonces casi nadie se percata de ello, al contrario los raros que hay que llevar al orden son los que están fuera de la cueva y han visto la luz.
Por eso el antropocentrismo es un delirio paranoico y el mirarse el ombligo sin mas un grave error en el que muchos caen.
Se supone que la mente humana es la que posee conciencia de sus actos, la más desarrollada, y por ello la más indicada para crear entornos que se adapten a sus necesidades y comodidades. Los problemas políticos, económicos y ambientales que sufren millones de personas del mundo entero, crea una duda muy razonable de que las personas sean más civilizadas que los animales.
Mientras nos dicen que España va bien, que el mundo crece, que tenemos la juventud mejor formada de la historia, que todo es lo mejor que puede ser y que lo mejor que podemos hacer es dejarlo todo en manos de “los que saben” y la mayoría les hace caso.
He empezado con la deuda, los intereses negativos, la inflación, el “lo quiero-lo tengo”, he seguido con el Brexit y me he subido a las ramas filosóficas; claro síntoma de que necesito vacaciones o al menos un “kit-kat”. Ni un voto, ni un excrito cambian mucho.
A la vuelta,… ya veremos.

©JuanJAS

miércoles, 29 de junio de 2016

Inglaterra no tiene aliados, Inglaterra tiene intereses

A UK nunca le interesó la evolución que estaba escrita en el Tratado de Roma, entre otras razones porque era absurda: hacer una Europa única a base de Estados independientes: ‘la Europa de las patrias’ de De Gaulle, era y sigue siendo una utopía. En su momento la distancia que existía en todo entre el Sur de Italia y el Norte de la RFA era sideral, y hoy lo es la que separa Rumanía o Bulgaria de Holanda o Dinamarca; o España de Luxemburgo, y eso sin entrar en las zonas y áreas de cada país donde también hay diferencias remarcables aunque enmascaradas en parte por la inyección de fondos europeos y la inversión diferenciada de los fondos del Estado.

Con todo lo que ha llovido desde los años 50, “Inglaterra” tiene posibilidades reales de volar sola, máxime si estalla la guerra de divisas que se mantiene larvada; el Reino Unido pienso que no, o al menos no como hasta ahora. A la UE le va a costar mucho vivir sin el Reino Unido. Inglaterra, desde el siglo XVI ha ido a la cabeza de casi todo lo que ha acabado siendo fundamental para la evolución europea y mundial, simplemente repasen la Historia; y hoy se halla totalmente integrada en lo que va a ser el substrato del próximo modelo: el Imperio de las Corporaciones, porque Inglaterra ya forma parte de esa estructura, y el TTIP no es más que uno de los últimos ejemplos: ¿qué país europeo defiende con más ahínco este tratado?.
A toro pasado todo es muy fácil y el Brexit es una muestra de que el Hard Ecu que el Reino Unido propuso en 1990 era una muy buena idea: una moneda común, pero no única que coexistiese con las monedas nacionales y que facilitase el comercio y las inversiones; se optó por una moneda única con políticas presupuestarias y fiscales diferentes, y metiendo en el saco a gente que ni en broma debió haber entrado: los PIIGS, de los que España forma parte. El Reino Unido se quedó fuera y las cosas le fueron bien, y ‘el Continente’ le toleró sus excepcionalidades porque a los que dominaban el cotarro les convino.
A llovido mucho y ya estamos en 2016, inmersos en una gran crisis económica y de valores, que está propiciando un nuevo modelo que da la razón a lo que proponía UK: profundizar en lo económico, en lo comercial, en lo financiero, y ver que pasa; pero la crisis ha llevado las cosas más allá: Inglaterra sigue pensando lo mismo pero ya no necesita a Escocia ni a Irlanda del Norte, y a Gales, pues si están calladitos, vale.
Es más que conveniente mantener y profundizar los acuerdos económicos, y en cuanto a la inmigración, parece que ya se ha olvidado la reunión que hace dos años mantuvo el equivalente británico de la CEOE con el Premier en la que muy claramente el empresariado expuso a Mr. Camerón que el país ya no podía absorber más inmigración.
Inglaterra ya está jugando en otra liga que se está desarrollando entre zonas y áreas y jugadores de mañana, una liga en la que lo político no cuenta para nada; una liga en la que la clase media está en franco retroceso y en la que las desigualdades van a ser la norma; una liga en la que los que están dentro sí, y los que están fuera no. Y Flandes está en esa liga, pero Bélgica no lo está, y una corporación presente en 150 países lo está y el taller de la esquina no. Estas afirmaciones pueden horrorizar a más de uno, pero es la realidad y tal vez David pueda volver a ganar a Goliat, pero… 
Tal vez el Brexit tenga mucho de experimento como otros que han tenido lugar en los últimos años. Si tan desastroso fuera que ganara el Brexit ¿piensan que no hubieran puesto más carne en el asador “los que podían”? ¿han reparado en que la publicidad que pusiese sobre la mesa las consecuencias negativas de irse ha sido bastante escasa?. Seguramente el Brexit no va a desencadenar ningún cataclismo porqué a nadie le interesa, aunque si muchas cosas van a cambiar en Europa para aproximarse a una nueva forma de hacer. De Gaulle fue un referente fundamental en las dos décadas posteriores a la II GM, pero ahora toca otra cosa.
Por cierto, contrariamente a lo que algunos dicen, me cuesta creer que Cameron y sus asesores sean idiotas y pienso que convocar un referéndum nunca es un error, por que un Referéndum es ejercer la democracia. En todo caso lo que si puede ser un error es no explicar bien a “personas que no son expertas” lo que implica quedarse o irse y cuales son los peajes que cada segmento de población deberá pagar en el periodo intermedio. Y esto vale para cualquier país.
©JuanJAS

martes, 28 de junio de 2016

Dinero, ahorro y elecciones

“Dinero y ahorro”, dos conceptos que hemos mamado, que nos parecían a prueba de bomba, han muerto: los bancos centrales se los han cargado. 
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Al dinero se lo han cargado porque seguimos desconociendo la verdad de lo que esconden las tripas de los bancos: no sabemos cuál será el siguiente en caer o en fusionarse, pero sí estamos advertidos de que si tenemos la mala fortuna de ser impositores con sumas superiores a los 100.000 euros sólo tendremos acceso a esos 100.000 euros o tal vez ni eso. 
El “ahorro” es un concepto que en épocas de intervencionismo brutal como la actual sólo reporta problemas y dolores de cabeza, dada la avidez de los Estados y de los que malgastaron su dinero y por tanto carecen de cualquier ahorro que les ayude en estos momentos de crisis. Estos han puesto de moda demonizar el ahorro y a todos los que se han esforzado en guardar un poco de lo que ganaron, para que les ayudara a soportar una posible eventualidad futura. El viejo cuento de la cigarra y la hormiga. Las hormigas son solidarias, pero no hasta el punto de que las cigarras consigan vivir igual o incluso mejor que ellas. Si sucediera esto, ¿que incentivo tendría nadie para esforzarse? Es de sentido común pensar que los ahorradores deseen conservar lo que tanto esfuerzo les ha costado alcanzar, por esto la gran mayoría de personas que han conseguido una cierta independencia financiera se vuelven más conservadoras con la edad y son cautelosos ante cualquier amenaza de que puedan perder esa independencia.
La velocidad con que se suceden los hechos económicos y financieros impide la correcta valoración de los acontecimientos y fenómenos que vivimos. No hay tiempo para la reflexión. Los bancos centrales y los Gobiernos, todos cogidos de la mano, nos llevan en volandas y nos trasladan de un tren a otro sin que nos demos cuenta. Quizá cuando reparemos, cuando seamos conscientes dónde nos han dejado sea demasiado tarde. Es posible, llegado ese momento, que no tengamos capacidad de respuesta, capacidad de reacción, como tampoco la tenemos ahora. 
En el grupo de “previsores-ahorradores” hay quienes guardan dinero “debajo del colchón” porqué se fían menos de los políticos y banqueros que de los ladrones. Otros lo tienen repartido en varias cuentas bancarias. Algunos están “pillados” en posiciones de Renta Variable, compradas a precios muy altos, casi irrecuperables. Todos ellos, presa del desconcierto, se sienten acorralados. No saben qué hacer con su dinero, que ven mermar cada día y como se reduce su poder adquisitivo. Cuando oyen los discursos de los populistas sienten un gran desasosiego, porque les aseguran que subirán los impuestos a los ricos para “redistribuirlos” y conseguir una mejor calidad de vida para todos los que lo necesitan. Su experiencia les dice que en realidad, todos, el Estado y los “¿necesitados?” van a por sus ahorrillos. Los ricos pueden contratar los asesores fiscales adecuados para que les ayuden a eludir los impuestos y los pequeños ahorradores no y deben pasar por "caja".
Muchos de estos pequeños ahorradores, hace años hubieran intentado comprar un piso para alquilarlo y sacar unas rentas, pero ahora consideran que no es el mejor momento para comprar inmuebles, porque las cargas fiscales son cada vez más altas, la posibilidad de que no les paguen el alquiler aumenta y si lo tienen vacío esperando momentos mejores, puede suceder que les entren unos okupas y no los puedan ni echar de su propiedad. Rezan para que si eso sucede, no se queden mucho tiempo en su piso porqué algunas autoridades les den gratis la luz, el gas y el agua, y en ese caso, ¿para que esforzarse en pagar un alquiler y los servicios si los pueden tener gratis?
Muchos ahorradores piensan que vivimos en un país de pandereta aunque tienen miedo por la posibilidad de que los empoderados seguidores de coleta-colau dominen las instituciones. No han obtenido el resultado que vaticinaban las encuestas y esperaban ellos y no paran de despotricar, pierden los nervios, insultan y les desean las mayores plagas a los que no les han votado. Incluso hacen circular toda clase de bulos denunciando irregularidades en la votaciones. ¿Porqué no lo han denunciado durante las votaciones, impugnando las mesas y denunciándolo en los juzgados?. No sirve de nada quejarse o mentir en las redes. Puede que algunos se queden tranquilos compartiendo una queja para que todos sepan lo malos que son los otros, en vez de pensar:
¿Porqué hubo un índice de participación tan bajo en las elecciones del domingo? ¿Porqué la gente prefiere su comodidad, no mover el culo hasta el colegio electoral o directamente cree que un voto más o un voto menos no cuenta?. ¿Qué cosas pueden hacerse que tengan más impacto y ayuden a ese cambio que supuestamente queremos?.
Hay que reflexionar para intentar entender el porqué pasa lo que pasa.
Obviamente a los ahorradores no les gusta que les roben, no son malas personas ni están de acuerdo con la corrupción, pero la alternativa —esos partidos nuevos, con caras nuevas, sangre nueva, que denuncian la corrupción y prometen limpieza y transparencia— no les dan seguridad. No les gustan las discusiones banales que tachan de engominados, corruptos y extractivos a unos y de peludos o desaseados a otros. No les gustan las discusiones del tipo “y tú más", del chascarrillo, de la zancadilla al adversario solo porque es el adversario, al que tachan de radicales, perroflautas o antisistema. No les gusta la política de la pandereta, del show mediático, de la banalización de las instituciones. Les gustaría una política seria y responsable, que por desgracia no abunda, aunque algunos políticos concretos si parece que podrían practicarla.
Todos vivimos con cierto grado de contradicción porque los planteamientos absolutos en sociedad son casi imposibles. Los que estáis en contra del maltrato animal y de las corridas de toros, ¿Dejáis de comer carne de cerdo que ha sufrido en un matadero o de beber leche de una vaca que vive atada a una reja y conectada a los muñidores?
Aunque estemos enganchados a la inmediatez, cambiar la mentalidad de las gentes de un país y sus miedos, es tarea difícil y no se hace de la noche a la mañana. No se hace con discursos, se consigue con actuaciones responsables y aleccionadoras continuadas. Esto requiere inteligencia, pragmatismo, esfuerzo, ilusión y perseverancia. Hay que hacer mucha pedagogía, actuar con sentido común y de acuerdo con unos valores constructivos, comunicar lo que pensamos con sentido común y sin insultar a nadie, aclarar los malentendidos, mantener nuestra actitud más positiva. Si nos piden el voto con amplias sonrisas y grandes promesas y cuando las cosas no salen bien, recibimos insultos y descalificaciones es que algo no funciona bien.
Esta volatilidad de actuaciones no es buena para nadie. Los mercados se resienten y aunque muchos parezca que se alegran de que “las bolsas bajen” es porqué parece que no saben que, aunque sea indirectamente, también les afecta a ellos. 
Últimamente la Bolsa no da más que disgustos y los pequeños ahorradores no quieren oír hablar de ninguna inversión relacionada con ella. Desconfían de los movimientos orquestados por los bancos centrales y son conscientes de que es imposible competir con los dos o tres bancos anglosajones que dominan el cotarro y con las grandes gestoras de fondos del mundo que utilizan todo tipo de herramientas técnicas (potentes ordenadores) para comprar y vender acciones, petróleo, maíz, sorgo, zumo de naranja o algodón ¿Oro? Estalló la burbuja...
Los ahorradores tienen miedo a las regulaciones financieras, que se suceden cada día. Temen a la Represión Financiera. Si tienen más de 100.000 euros en un banco nadie les garantiza su devolución en caso de quiebra de un establecimiento financiero. Nadie quiere dividir su patrimonio en participaciones de 99.000 euros y abrir el mismo número de cuentas en entidades o establecimientos financieros distintos...
Estos ahorradores pagaron sus impuestos a Hacienda cuando ganaron su dinero y vuelven a pagarle por la parte que no malgastaron y guardaron para la vejez o para ayudar a sus hijos o nietos. Además pagan las comisiones de los bancos, la inflación (aunque ahora sea oficialmente moderada), los impuestos, etc. Los intereses mínimos que dan las entidades han convertido el ahorro en una fuente de pérdidas. ¿Qué pasará si el Banco Central Europeo decide poner en marcha la maquinaria de tipos negativos?...
A falta de reformas estructurales, nos estamos acercando a los límites de las políticas de los bancos centrales. Las políticas cada vez más experimentales están generando una mayor incertidumbre y unas valoraciones más exigentes. Los insostenibles niveles de deuda conllevan que los riesgos a largo plazo de deterioro del capital o inflación estén aumentando. La incertidumbre política se está agravando y la mayor regulación y la consecuente reducida liquidez operativa están acentuando la volatilidad en los mercados locales.
A los pequeños ahorradores no nos queda otra que tener paciencia, adoptar un enfoque táctico y flexible, evitar o infraponderar activos que dependan única o mayoritariamente de los bancos centrales para respaldar sus valoraciones, estar preparados para afrontar los puntos de inflexión en el mercado y protegerse frente a un escenario en el que la inflación exceda los objetivos de los bancos centrales.
Keep Calm and go ahead! o debería decir … Behalten Sie Ruhe und gehen Sie voran!
©JuanJAS

lunes, 27 de junio de 2016

No todo es sólo blanco o negro, hay múltiples tonalidades.

Es aceptado como políticamente correcto que España es uno de los países más pro-EU, lo cual es cierto, pero solo en parte. Durante muchos años muchos anhelamos que España dejara de ser una dictadura y progresivamente se fuera acercando a Europa, por su condición democrática y su sensibilidad social. 
¿Se ha cumplido el sueño? 
Las expectativas eran muy altas y la realidad nos ha hecho “mayores”. Se lo hemos oído decir recientemente a un líder político español.
El sueño —nos llegamos a pensar que lo podíamos tener todo con poco esfuerzo y en muchos los particulares y muchísimo más los políticos, abusaron del sistema— se ha convertido en una pesadilla para las clases populares. Las reformas laborales que han dañado el estándar de vida de estas clases y los recortes de gasto público, con el debilitamiento de la protección social y del estado del bienestar, así como la desregulación en la movilidad del capital y del trabajo, han sido un ataque frontal a la democracia y al bienestar de las clases trabajadoras.
En estos días, el establishment político-mediático europeo se emplea a fondo en divulgar que los votantes del Brexit ha rechazado a la UE como consecuencia de un retraso cultural de las clases populares, todavía estancadas en un nacionalismo retrógrado, que incluye un chauvinismo anti-inmigrante que merece ser denunciado. Difunden que los motivos del voto Brexit ha sido el resultado de la mezquindad, carácter retrógrado, xenofobia y tribal de los “viejos ignorantes” que han votado salir de la UE. Puede que la mayoría de xenófobos votaran a favor de la salida del Reino Unido de la UE, pero seguro que no todos los que así votaron eran xenófobos.
En esta manipulación mediática, están participando poderes de la socialdemocracia europea que no han entendido todavía lo que está ocurriendo entre lo que solían ser sus bases. No quieren entender que el rechazo que está ocurriendo es hacia esta Europa que la socialdemocracia ha contribuido a crear, una Europa que carece de vocación democrática y sensibilidad social. El maridaje de los aparatos dirigentes de las socialdemocracias con los intereses financieros y económicos dominantes en la UE (y en cada país miembro) ha sido la causa de su gran declive, que todavía no entienden porque no quieren entenderlo. Lo que pasa en Francia, dónde hay un gobierno socialdemócrata que está intentando destruir a los sindicatos (como la señora Thatcher hizo en el Reino Unido), o en España, dónde el PSOE fue el que inició las políticas de austeridad, son indicadores de esta falta de comprensión de lo que está ocurriendo en la UE, y que es el fracaso de las izquierdas para atender a las necesidades de las clases populares. 
Es lógico y predecible que las políticas neoliberales y los partidos que las aplican sean rechazados por las clases populares, pues son éstas las que sufren más cada una de estas políticas, incluyendo la desregulación de la movilidad de capitales y del trabajo. Regiones enteras en el Reino Unido han sido devastadas, siendo sus industrias trasladadas al este de Europa, creando un gran desempleo en las regiones. Lo mismo pasó con la industria en Catalunya. 
La desregulación del mundo del trabajo, acompañada de la dilución, cuando no destrucción, de la protección social, ha creado una gran inestabilidad y falta de seguridad laboral. En realidad, fueron las políticas del gobierno Blair y del gobierno Brown (1997-2010) las que sentaron las bases para este rechazo generalizado hacia la UE. Tales gobiernos de la Tercera Vía facilitaron la llegada de inmigrantes a los que los empresarios contrataron con salarios más bajos. Y así se inició el desapego con la Unión Europea (ver “Don’t blame Corbyn if Brexit wins”, Denis McShane).
En España, frente al descrédito del partido socialdemócrata (PSOE) debido, entre otras razones a su participación en la construcción de esta Europa, han aparecido una serie de fuerzas políticas, tanto en la periferia como en el centro (Unidos Podemos y confluencias), que están canalizando todos los "desencantos" y este por la UE en particular. Está claro que esta Europa no es la que soñábamos cuando estábamos huérfanos de democracia y que se requieren cambios profundos para conseguirla. El problema es como pretenden esos partidos -que se hacen mayores con celeridad- recorrer este camino, de forma que el “dolor” para estas clases populares y medias bajas, sea soportable y no sea peor el "posible remedio" que la enfermedad.  El papel y los discursos aguantan muchas teorías pero para materializarlas en la vida real se precisa mucha inteligencia, honestidad, equidad, trabajo y perseverancia, cualidades de las que no estamos nada surtidos. Así de claro.
©Juan JAS

sábado, 25 de junio de 2016

BREXIT, el día después

Ayer, amanecimos con un “suceso inesperado”. Lo que sucedió en UK era posible, pero no previsible según todos los sondeos que nos dieron a conocer los días anteriores. 
Al despertar la mañana después de la “revetlla” de San Juan, todas la cadenas de TV amplificaban la “mala noticia”. Los populismos de derecha e izquierda intentarán hacer su agosto con ella. Espero que Alemania sea la primera interesada en hacer una cruzada veraniega en favor de la sensatez que permita seguir el camino de las reformas necesarias en la UE. Querer asociar el brexit a que la puerta se ha abierto para que otros países de Europa sigan el mismo camino es no tener en cuenta el elemento crucial: los británicos han votado usando una libra esterlina y no un euro. Es de esperar que Francia o Alemania lancen mensajes favorables a una mayor integración europea, también que lo haga Draghi y eso puede resultar en un mayor fortalecimiento del compromiso con el euro y el proyecto europeo.
Los que piensen que vivirán mejor saliendo del euro para volver a sus divisas originales tendrían que asumir que la devaluación que se produciría en esos países haría inaguantable la deuda actual, los tipos se dispararían y las severas caídas de PIB e incómodas inflaciones harían que los propios alentadores del anti europeísmo pidieran asilo de nuevo. Es algo similar a lo que pasa cuando un crio enrabietado grita “me voy”. Cuando lleva unos minutos sin que nadie le haga caso, vuelve rápidamente a por comida y “asilo”.
Es obvio que los británicos, aferrándose a su particular sistema de medidas, a conducir por el otro lado (izquierda) y con su “libra”, siempre han querido de Europa las máximas ventajas y las mínimas obligaciones. Ahora que nos enfrentamos a retos tan importantes como la presión de salarios, la inmigración y los populismos, han decidido que no quieren ver estos temas en sus islas ni colaborar a resolver los de sus países colegas europeos. ¿Podríamos llamarlos “egoístas” y “cortoplacistas”? 
¿Son conscientes del alcance que puede tener lo que han votado? 
Muchos seguro que no. Muchos votan con el corazón o el estómago (que pide comida cada vez que tiene hambre y come sin preocuparse si tendrá suficiente comida para todo el día con lo que tiene guardado en la despensa). Muchos votan sin haber analizado mínimamente la información que se les ha suministrado (muchas son mentiras o poco realistas) y sin tener en cuenta las repercusiones a medio o largo plazo. Esa actitud y decisión de una parte muy ajustada de su población inglesa (adulta) perjudicará a sus jóvenes y a los inmigrantes de otros países en su isla, porqué les traerá un menor crecimiento y mayor inflación y habrá que ver hasta qué punto son capaces de manejarlos de manera aislada.
No soy muy optimista porqué los eventos que estamos viviendo son muy serios, pero sí creo que a partir de ahora y ante la caída de los mercados y la volatilidad que podemos sufrir durante la segunda parte del año, las “burbujas emocionales” se vayan diluyendo, la realidad se vaya imponiendo y no me extrañaría que en los próximos años los ingleses pidan una reorganización de las condiciones originales.
Europa se enfrenta a una serie de retos, para cuya resolución se precisa la colaboración entre países y regiones. Al mismo tiempo también es necesario hacer una redefinición clara de lo que queremos ser en el futuro y cómo afrontar los grandes retos que tenemos desde una estructura política más flexible, dinámica e integradora. 
El miedo a perder una buena parte de lo conseguido es normal en las personas conscientes e informadas, pero eso no implica que nos dejemos arrollar por el pánico y dejemos de buscar las oportunidades que acompañan a todas las crisis. Pasado el primer pinchazo, tampoco podemos hacer mucho más, ni menos, que intentar guardar la máxima calma, porqué las consecuencias, tanto las económicas como las políticas, ni son obvias ni son a corto plazo.
Nuestra industria más potente es la turística y vive momentos de miel debido a las circunstancias sociopolíticas del mediterráneo sur y este. Parece que los británicos “más soberanos y aislados” tendrán menor poder adquisitivo y tal vez podrán “gastar menos” en sus estancias vacacionales en nuestro país, por lo que tendremos que volver a encandilar a los rusos, alemanes, chinos, etc.
Lo aconsejable es guardar la calma, analizar las informaciones que nos lleguen con lupa, no sobre reaccionar en el corto plazo y hoy, día de reflexión, intentar pensar un poco más con la cabeza, aunque sufra un poco el corazón. 
Recuerden las palabras de Peter Drucker, padre del managenent moderno: La planificación a largo plazo no es pensar las en decisiones que deberíamos tomar en el futuro sino en el efecto futuro que tendrán nuestras decisiones presentes.
©JuanJAS

BREXIT, el día después

Ayer, amanecimos con un “suceso inesperado”. Lo que sucedió en UK era posible, pero no previsible según todos los sondeos que nos dieron a conocer los días anteriores. 
Al despertar la mañana después de la “revetlla” de San Juan, todas la cadenas de TV amplificaban la “mala noticia”. Los populismos de derecha e izquierda intentarán hacer su agosto con ella. Espero que Alemania sea la primera interesada en hacer una cruzada veraniega en favor de la sensatez que permita seguir el camino de las reformas necesarias en la UE. Querer asociar el brexit a que la puerta se ha abierto para que otros países de Europa sigan el mismo camino es no tener en cuenta el elemento crucial: los británicos han votado usando una libra esterlina y no un euro. Es de esperar que Francia o Alemania lancen mensajes favorables a una mayor integración europea, también que lo haga Draghi y eso puede resultar en un mayor fortalecimiento del compromiso con el euro y el proyecto europeo.
Los que piensen que vivirán mejor saliendo del euro para volver a sus divisas originales tendrían que asumir que la devaluación que se produciría en esos países haría inaguantable la deuda actual, los tipos se dispararían y las severas caídas de PIB e incómodas inflaciones harían que los propios alentadores del anti europeísmo pidieran asilo de nuevo. Es algo similar a lo que pasa cuando un crio enrabietado grita “me voy”. Cuando lleva unos minutos sin que nadie le haga caso, vuelve rápidamente a por comida y “asilo”.
Es obvio que los británicos, aferrándose a su particular sistema de medidas, a conducir por el otro lado (izquierda) y con su “libra”, siempre han querido de Europa las máximas ventajas y las mínimas obligaciones. Ahora que nos enfrentamos a retos tan importantes como la presión de salarios, la inmigración y los populismos, han decidido que no quieren ver estos temas en sus islas ni colaborar a resolver los de sus países colegas europeos. ¿Podríamos llamarlos “egoístas” y “cortoplacistas”? 
¿Son conscientes del alcance que puede tener lo que han votado? 
Muchos seguro que no. Muchos votan con el corazón o el estómago (que pide comida cada vez que tiene hambre y come sin preocuparse si tendrá suficiente comida para todo el día con lo que tiene guardado en la despensa). Muchos votan sin haber analizado mínimamente la información que se les ha suministrado (muchas son mentiras o poco realistas) y sin tener en cuenta las repercusiones a medio o largo plazo. Esa actitud y decisión de una parte muy ajustada de su población inglesa (adulta) perjudicará a sus jóvenes y a los inmigrantes de otros países en su isla, porqué les traerá un menor crecimiento y mayor inflación y habrá que ver hasta qué punto son capaces de manejarlos de manera aislada.
No soy muy optimista porqué los eventos que estamos viviendo son muy serios, pero sí creo que a partir de ahora y ante la caída de los mercados y la volatilidad que podemos sufrir durante la segunda parte del año, las “burbujas emocionales” se vayan diluyendo, la realidad se vaya imponiendo y no me extrañaría que en los próximos años los ingleses pidan una reorganización de las condiciones originales.
Europa se enfrenta a una serie de retos, para cuya resolución se precisa la colaboración entre países y regiones. Al mismo tiempo también es necesario hacer una redefinición clara de lo que queremos ser en el futuro y cómo afrontar los grandes retos que tenemos desde una estructura política más flexible, dinámica e integradora. 
El miedo a perder una buena parte de lo conseguido es normal en las personas conscientes e informadas, pero eso no implica que nos dejemos arrollar por el pánico y dejemos de buscar las oportunidades que acompañan a todas las crisis. Pasado el primer pinchazo, tampoco podemos hacer mucho más, ni menos, que intentar guardar la máxima calma, porqué las consecuencias, tanto las económicas como las políticas, ni son obvias ni son a corto plazo.
Nuestra industria más potente es la turística y vive momentos de miel debido a las circunstancias sociopolíticas del mediterráneo sur y este. Parece que los británicos “más soberanos y aislados” tendrán menor poder adquisitivo y tal vez podrán “gastar menos” en sus estancias vacacionales en nuestro país, por lo que tendremos que volver a encandilar a los rusos, alemanes, chinos, etc.
Lo aconsejable es guardar la calma, analizar las informaciones que nos lleguen con lupa, no sobre reaccionar en el corto plazo y hoy, día de reflexión, intentar pensar un poco más con la cabeza, aunque sufra un poco el corazón. 
Recuerden las palabras de Peter Drucker, padre del managenent moderno: La planificación a largo plazo no es pensar las en decisiones que deberíamos tomar en el futuro sino en el efecto futuro que tendrán nuestras decisiones presentes.
©JuanJAS