domingo, 8 de noviembre de 2015

Los “Dosieres” de los políticos

El periodismo no es literatura, es un conjunto de actividades relacionadas con la recogida, elaboración y difusión de información actual o de interés para transmitirla al público. 
¿Cómo se hace esto? 
¿Qué quieren los lectores / televidentes /oyentes de los medios de comunicación? ¿Cuáles son sus intereses? ¿Qué desean saber? ¿Quieren cultura, ciencia, economía, arte, cotilleos, sucesos escabrosos o trágicos, buenas noticias, nuevos descubrimientos, gastronomía, cuidados para mejorar la salud, para vivir más plácidamente, etc.?
¿Quieren que los medios de comunicación les den confianza o que les alarmen?
¿Quieren que les suministren informaciones verídicas junto con las fuentes de las que proceden o que les den su opinión sobre los hechos?
¿Quieren que les informen explícita y detalladamente sobre cuales son los accionistas mayoritarios del medio, el grupo empresarial al que pertenecen, su historia, su visión de empresa, los valores que defienden, etc.? 
¿Quién decide, entre los millones de sucesos o temas actuales, cuales son de interés para el público y cuales no?. Los “medios”, ¿siguen las tendencias de la gente o las crean?
¿Se suscribirían a este periódico?
¡Bajemos a la tierra!. Muchas veces parece que la gente no sabe que tendencia tiene. Entonces los medios de comunicación les dan su opinión interesada, con pocos argumentos contrastados, con la excusa de que es imprescindible sintetizar debido al espacio reducido de que se dispone en un periódico de papel o al poco tiempo que tienen los lectores que siempre van estresados. Eso si, machaconamente repetidos. Como consecuencia, la gente pronto descubre que ellos piensan lo mismo. ¡Nos gusta tanto que nos adivinen nuestros gustos! ¡Nos gusta tanto que alguien piense como nosotros, sobre tanto si es considerado sabio o un “mediático famoso”, que aparece en un medio de comunicación de masas y parece que sabe de todo...
Al estilo de los grandes modistos que crean nuevas tendencias del vestir cada temporada, los medios ponen de moda expresiones que mucha gente repite para demostrar que están bien enterados y a la última, aunque no tengan ni idea de lo que significan. No hace falta buscarlas en el diccionario para utilizarlas a porrillo. Total como no saben lo que significan, siempre vienen a cuento, o no. ¡Que más da!. Con ir a la moda o sentirse cool, basta. 
Al lector le gustan estas nuevas expresiones, sobre todo si tienen acento inglés. Nos han acostumbrado a pensar que el periodista es un profesional culto y si nos las ofrece será porque son correctas, necesarias y… como usamos tan pocos vocablos de nuestros ricos idiomas ibéricos, no nos ira mal culturizarnos un poco ¡caramba!. Ya se sabe, cuando más inculta es una persona más piensa que lo bueno está fuera y lo malo y pobre en el interior. También sucede que cuanto más conocimientos adquiere uno más consciente es de la cantidad de cosas que le faltan por aprender. Por ello hay que perseguir el equilibrio y valorar críticamente las cosas.
En los “medios de comunicación”, el político no dice o afirma con energía sino que “clama”. Las fuerzas del orden no reprimen a los manifestantes, sino que “actúan con profesionalidad”. Por cierto, ese uso de la palabra “profesionalidad” como si fuese una cosa extraordinaria, deja sobreentender que los demás trabajan con los pies o no piensan con el cerebro sino con las vísceras.
Los medios nos tienen acostumbrados a: salvar los restos del naufragio, las dependencias del poder, nos alertan de que alguien ha bajado a la arena, nos informan del punto de mira de los investigadores, denuncian los cambios de camisa, nos da la buena nueva de que ya es primavera en… o que el superlíder ya ha visto brotes verdes y empezamos a salir del túnel. Nos previenen de hacer volar palomas, se lamentan de que tenemos una espina clavada, nos advierten de que de tal cosa no se salva nadie, aclaran que la corrupción es una mala hierba dificilísima de extirpar, advierten que no van a bajar la guardia ni un milímetro y de que enviaran una señal inequívoca, retomaran la hoja de ruta, escucharan a la ciudadanía y nos desvelarán las claves del futuro, …
En nuestra patria, los políticos no suelen rectificar una decisión equivocada. A veces “piden perdón” al posible ofendido o perceptor de los daños. No se si interpretarlo como un signo de humildad o de jeta: hacen algo que no deberían, incorrecto y que causa perjuicios, piden perdón y se lavan las manos. ¡A por otra! 
De todas formas es menos malo que te pidan perdón, aunque no sea muy sincero, a que se nieguen a asumir ninguna culpa; con lo que no ha lugar para ninguna disculpa.
Los medios de comunicación son también una herramienta de poder. Cualquier editor está contento si sus periodistas encuentran la forma de hacer caer una sombra de sospecha sobre un juez demasiado curioso, que quiera meter la nariz en sus negocios o sobre un político demasiado rebelde, o simplemente contrario a las tesis que defiende el medio. Para rebatir una acusación no es preciso demostrar lo contrario, basta con deslegitimar al acusador. Unos tapan sus vergüenzas con la bandera y otros exhiben la bandera del otro como causa de todos los males que sufren los ciudadanos. También sirve para que nadie piense en investigar cuales son los verdaderos responsables de los mismos. 
No hay nadie íntegro al 100% ni con un comportamiento intachable durante todos los días de su vida. Al menos ¡¿habrá cobrado o pagado algo en negro?! Eso lo saben los editores y lo utilizan. Una vez leí que un periodista fotografió a un juez sentado solo en un banco, fumando y con un montón de colillas a sus pies. La conclusión fue que fumar nerviosamente un montón de cigarrillos, no era propio de una persona de la que se espera ponderación i objetividad, más bien parecía un neurótico y un vago que perdía el tiempo mientras los casos se le amontonaban en el juzgado. Además el periodista también lo había fotografiado en otra ocasión, vestido con un atuendo informal en un restaurante chino y comiendo con ¡palillos! Redactó un artículo en el que incitó al lector a que se preguntara: ¿Porqué un juez serio no come sopa de pasta con cuchara o espaguetis con tenedor, como todo persona decente? ¡Este hombre es un dandi o un hippie! No me extrañaría que también fume porros. ¡Vaya juez! Un tipo así, ¡¿a quien puede juzgar?! Bastó con escribir un artículo lleno de sombras e insinuaciones veladas para provocar que el lector se sumergiera en un mar de dudas y sospechas sobre la capacidad e incluso la honorabilidad del juez. 
Todos los periódicos dedican parte del tiempo de sus empleados a preparar dosieres. Los partidos políticos también. El coste es bajo porque pueden emplearse becarios para rastrear en las hemerotecas —las personas olvidamos tan pronto lo que se publica— para recopilar todo lo publicado sobre alguien, aunque sean suposiciones. Ya se sabe, no cuesta nada convencer a los lectores de que “Cuando el rio suena agua lleva”. No importa que lo publicado tenga pruebas que lo avale o no. La verdad no importa tanto como el rumor.
Los dosieres son como las necrológicas que se guardan en la nevera. Un periódico no puede tener una crisis porque de repente llegue una noticia por agencia y no hay nadie que en media hora sea capaz de redactar una necrológica ad hoc. Para ello se preparan docenas de escritos que se guardan para sacarlos cuando convenga, con la fecha y el nombre actualizado. 
Los dosieres son importantes, para tener disponibles, sobre ciertos personajes relevantes, todos las indiscreciones, trapos sucios, etc. de forma que puedan sacarse a la luz cuando convengan a sus contrarios. Cuando le hagan más daño al interesado o a la idea que defiende, si es un político. Los medios digitales facilitarán enormemente esta labor a los becarios y abaratarán el coste. 
Los dosieres suelen contener noticias sueltas, que en el momento adecuado alguien elabora, para que de su lectura se desprendan sospechas o alusiones. Por ejemplo, supongamos un político al que le han puesto una multa por exceso de velocidad, que ha visitado un campamento de verano y que hace pocas semanas fue visto en una discoteca. A partir de estos datos documentados y publicados, es perfectamente factible sugerir que se trata de un temerario que viola las normas de circulación para ir a lugares donde se bebe y que “probablemente” le gustan los chicos. Suficiente para desacreditarlo o sembrar una fuerte sombra de sospecha. ¡Imputado! ¡Desacreditado! ¡Manchado! 
Lo más sorprendente es que un dosier no hace falta ni siquiera enseñarlo: basta con hacer circular el rumor de que existe y que contiene informaciones “interesantes” sobre un determinado personaje. El personaje se entera de que tal medio tiene información importante sobre él, no sabe cual, pero como nadie es totalmente libre de pecado, aunque sea pecadillo venial, coge miedo y cae en la trampa. Es conocida la maldición gitana: ¡Tengas muchos pleitos aunque los ganes! Y por evitarlos y perder reputación, lo mejor es avenirse a negociar para no enfrentarse al calumniador. 
Alcalde Trias presentado como un presunto delincuente.
Recordemos las calumnias sobre Xavier Trías, alcalde de Barcelona, en que después de haberse demostrado públicamente la falsedad de la acusación del periódico, no me consta que se haya difundido ninguna penalización contra la acusación infundada que lanzó el mismo. Si buscan en Google” “Querella de Trías contra el Mundo” obtienen más de 37000 entradas que publican artículos, la inmensísima mayoría contienen rumores e injurias contra Xavier Trías. Una grandísima minoría explican que Trías presento una querella por injurias al periódico. Si buscan en Google “Resolución de la querella presentada por Xavier Trías contra El Mundo”, el buscador solo dirige a artículos injuriosos de El Mundo, opiniones con rumores e injurias contra Xavier Trías. Parece que no interesa difundir la verdad ni la resolución del tribunal, cuando este dato es el fundamental para conocer si Xavier Trías delinquió o es honesto. 
Lo mismo pasa con ciertos ministros que supuestamente permiten que se filtren supuestos informes secretos, que afectan a terceros, sin buscar responsables de las filtraciones ni esclarecer los resultados de las investigaciones ni los juicios contra los “presuntos culpables”. Conozco que hay “buscadores especializados de sentencias” —Wolters Kluwer es una gran empresa especializada en suministrar “soluciones completas” para abogados— paro estos no están a disposición del gran público ni se los “medios de comunicación suelen difundirlos.
Tenemos la sensación de que en España nunca se esclarece nada. El público vitorea todo lo que dicen los que creen son “los suyos” y se tapa los ojos y los oídos respecto a lo que responden los otros. Sólo responden para criticarlos, ningunearlos o desacreditarlos. Así se difunden las noticias, sólo las que interesan al medio en cuestión, y la verdad casi siempre tarda décadas en esclarecerse si llega a hacerlo nunca, y si se hace no se difunde más que una escueta nota que casi nadie lee.
La mayoría de los medios se limitan a divulgar sospechas generalizadas para dar miedo al que se atreva a intentar pescar en aguas turbias. Se trata de remover las ideas, los fantasmas, de propagar un escalofrío, una desazón. Todo lo que interese difundir al editor, será noticia y se repetirá en sus cadenas y periódicos durante horas o días hasta que cause el efecto deseado y se consiga el resultado esperado.
Se puede hablar de rumores añadiendo algún detalle picante o morboso, insinuando varios nombres entre los que hay alguna manzana podrida, sugiriendo que todos pertenecen al mismo club. Ya saben ¡dime con quien te relacionas y te diré quien eres! 
Recientemente el “President en funcions” ha visitado al ex Honorable. ¿Lo pillan?.
En un medio digital se ha podido leer unas declaraciones del ex Honorable que advertía que si lo encarcelaban publicaría unos “dossiers” que “asestarían un golpe mortal a la democracia en España…”, ¿será verdad o sólo un farol? 
Siempre rumores y opiniones. Los hechos contrastados y las sentencias brillan por su ausencia.
¡No se de que se extrañan! Vivimos en España, mandan los que mandan y nada ha cambiando, aunque nos repitan dia si y otro también que hemos alcanzado las más altas cotas de libertad, transparencia y democracia nunca vistas en toda la historia. ¡Verdad!, pero cuidado con imaginar que estas palabras significan lo que interpretamos de las mismas, porqué cometeríamos un gran error.
©JuanJAS