martes, 27 de octubre de 2015

De aquellos polvos... estos lodos.

El Presidente del gobierno español ha convocado elecciones para el próximo 20 de diciembre. Ya hace días que el PSOE ha presentado sus principales propuestas económicas. El PP hace tiempo que no para de decir que, como lo ha hecho tan bien en la pasada legislatura, sólo necesita repetir mandato, a poder ser con mayoría absoluta, para continuar tan espléndida labor. Ninguno de los dos quiere oír hablar de “partidos emergentes” porqué dicen que al no tener ninguna experiencia en gobernar, sólo son capaces de imaginar y avisan (siempre intentando amedrentar a los ciudadanos) que, cuando se encuentren con la realidad, darán al traste con lo que ellos sabiamente y acertadamente han conseguido.
Lo más sorprendente es que los dos grandes partidos anuncien que van a repetir las mismas políticas que nos llevaron al borde de la quiebra sin ruborizarse. Como la memoria de la ciudadanía cada vez es más corta, piensan que repitiendo una mentira muchas veces la implantarán en las mentes de muchos como si fuera verdad.  Por si acaso, así lo practican.
Que un partido (PSOE) que ha gobernado más de 20 años tilde de cambio aumentar el gasto público y subir los impuestos es irónico. El PP no lo dice, pero en realidad es lo primero que hizo cuando entró en el poder; después de haber predicado una política, platicó la contraria. Hacer lo contrario de lo prometido ha sido su modus operandi en la última legislatura. 
Que hablen de “programas para el empleo” los mismos partidos que destruyeron más de 3,5 millones de puestos de trabajo… Como puede pretender el PSOE, que lleva más de treinta años seguidos gestionando la comunidad autónoma de Andalucía, una de las regiones con el paro más elevado de Europa. Es cierto, la comunidad autónoma por si sola no tiene todos los medios para resolver el problema del paro; sin embargo es difícil olvidar la perpetuación del sistema de clientelismo y el incremento desmesurado del paro, acompañado de grandes recortes en sanidad y educación. De la corrupción en la Junta de Andalucía mejor no hablar.
Hay partidos emergentes –más a la izquierda que el PSOE– que basan la recuperación económica en nacionalizar bancos –no se acuerdan del fiasco de la banca pública española, CCAA– y en aplicar toda clase de impuestos a los ricos, cual Robin Hood modernos. Una y otra vez reclaman la vuelta o incremento, depende de la Comunidad, del Impuesto de Sucesiones que penaliza el ahorro. Pretenden que los hijos que heredan los ahorros de sus antepasados vuelvan a pagar por cosas, por las que ya tributaron sus padres cuando trabajaron y con su esfuerzo consiguieron ahorrar parte de lo ganado, después de pagar religiosamente todo tipo de impuestos –IVI, IRPF, Plusvalías, Sociedades–. 
También pretenden implantar un nuevo "Impuesto a las transacciones financieras". Por cierto ya fue un fracaso en Suecia y lo retiraron. Por si acaso no han pensado en ello, recuerden que el ciudadano e inversor minoritario, que suele tener los ahorrillos en un FIM o en un Fondo de Pensiones, será el que pagará mayoritariamente este impuesto. Las grandes corporaciones o grandes fortunas sólo tienen que trasladar su dinero, recuerden puede circular libremente atravesando fronteras, al paraíso fiscal que más les plazca y librarse de pagar estos “nuevos impuestos para que los ricos paguen” que pretenden implantar algunos de estos partidos emergentes. Lo peor de todo es que el dinero adicional que puedan recaudar, estrujando aún más a las clases trabajadoras y pequeños ahorradores a los que pretenden defender de los abusos de los ricos, han demostrado desperdiciarlo en “servicios burocráticos clientelares” duplicados o triplicados. Estamos ya acostumbrados a programas que durante las elecciones nos prometen el paraíso para los ciudadanos y el castigo para los malos, negando la realidad y que ni siquiera, sobre el papel, garantizan ni más empleo ni más crecimiento; sólo más impuestos para todos. Cuando llega la quiebra, siempre hay alguien al que echar la culpa.  En estas lides todos son grandes maestros.
No basta con una renovación de rostros y de consignas, sino también de propuestas y de ideas de fondo factibles.
Hace unas semanas el Presidente de la República Francesa dijo que la tasa de desempleo que afecta a la economía francesa, el 10,5%, era ‘insoportable’. ¿Qué cabe decir de la de España?.
Estoy convencido de que la historia siempre se repite. Basta leer críticamente un poco, tal vez ayude ver alguna serie de TV histórica tipo “Isabel” o “Carlos Rey Emperador” o simplemente acordarse de acontecimientos vividos por nosotros mismos, para darse cuenta de ello. 
Cada sociedad tiene un talante, una forma de actuar y de comportarse, forjado en actuaciones repetidas a lo largo de los años. Analicemos lo que ha pasado en España desde que empezó a existir como tal. 
El problema de la desigualdad en España es el resultado de que, en su conjunto, España es un país pobre en recursos, limitado en capacidades y gestionado con arreglo a filosofías y culturas que no han promovido el crecimiento conjunto. 
También han influido hechos concretos que han hipotecado parte del futuro de la evolución de España y de su economía. Así, las limitaciones de la agricultura en España han sido influenciadas por la política de defensa a ultranza de la “administración señorial” ¿caciquil? del campo, que han practicado la mayoría de los gobiernos españoles y por la falta de capital dedicado a abordar procesos de mejora y organización. Siendo España un país agrario y seco en su mayor parte, ¿por qué España no es líder mundial en sistemas de riego y en cambio Israel si lo es?. Siendo España un país con tanto sol, costas y viento, ¿Porqué no es líder en tecnologías renovables de generación eléctrica? ¡Piensen en ello e intenten buscar una respuesta coherente!. Piensen en la minería, en la industria, en el turismo. Salvo excepciones, es una dinámica que se mantiene y perpetúa generación tras generación y gobierno tras gobierno.
Estas prácticas gubernamentales influidas por las grandes “familias” pudientes y lobbies, ha dibujado un modelo político-económico-social limitado, en el que tan sólo ciertas zonas y ciertas actividades han escapado a esas limitaciones; y también aquí la cosa viene de atrás. Cuando los terratenientes andaluces invertían las ganancias de sus campos en deuda pública en vez de mejorar los rendimientos de sus tierras, cuando los empresarios textiles catalanes enviaban espías al Reino Unido a copiar procesos industriales, cuando las élites económicas y los gobiernos cerraban los caminos a inventos españoles como el autogiro, cuando el gobierno español poco sabio y poco previsor negó el soporte al submarino Ictíneo de Monturiol o cuando obreros y campesinos españoles parecían por su aspecto sacados de estampas decimonónicas en pleno siglo XX, se estaba reforzando y abonando la estructura productiva que ha caracterizado la economía española en los últimos cincuenta años y que desgraciadamente la sigue definiendo hoy en día: una baja productividad por persona ocupada, una competitividad sustentada en la precariedad laboral, una baja tasa de actividad, unas rentas salariales medias insuficientes que fueron sustituidas por la facilitación del acceso al crédito, un nivel de fraude fiscal que más que duplica al de países de nuestro entorno, un crecimiento sesgado, un tejido empresarial prácticamente carente de compañías suficientemente grandes para crear economías de escala y sinergias, etc.
Entre 1975 y el 2007 España mejoró, pero era un pequeño gigante con pies de barro, un espejismo, una mejora dependiente en la que España siempre fue seguidora, nunca líder. Respecto a los dos hitos recientes, a España la metieron en la CEE a fin de que la inversión extranjera pudiera venir libremente y la metieron en el euro para que el excedente de dinero existente en Europa pudiera venir a España a hacer negocios, a ganar dinero y a drenar el dinero que ganaban los trabajadores españoles para enriquecerse. 
Los beneficios reales para la ciudadanía española de la entrada en la CEE y en el euro han sido discontinuos, temporales, fraccionados y algunos muy desaprovechados, como los fondos recibidos por España de la UE. Los distintos gobiernos los dilapidaron en planes faraónicos que sirvieron para enriquecer a los amiguetes del poder español y a las empresas industriales suministradoras alemanas y francesas. Se malgastaron ingentes cantidades de fondos en infraestructuras megalómanas que poco servicio han prestado a la sociedad y en nada contribuyeron a crear riqueza. Se desviaron parte de los fondos en subvenciones-regalo a los grandes terratenientes del campo que en nada benefician a los que lo trabajaban y poco a los pequeños propietarios. Por último, poco quedó para gastos calificados como “sociales”. Mucha propaganda, grandes pancartas y anuncios en las empalizadas para dar unos míseros salarios durante un periodo corto de tiempo y poquísimo beneficio a largo plazo.  Mucho ruido, pocas nueces y menos rendimiento.
Mientras, las verdaderas políticas sociales a largo plazo para mantener el trabajo que podría haber mantenido y tal vez mejorado el “estado del bienestar” a largo plazo, a través de los impuestos pagados por muchos, han brillado siempre por su ausencia. 
Las verdaderas políticas sociales no consisten en repartir la miseria. Las buenas políticas sociales no consisten en repartir entre los que menos tienen lo que otros han ganado, eso es pan para hoy y hambre para mañana. Es practicar políticas que permitan la inversión, el emprendimiento creador de empleo y de riqueza que se redistribuye posteriormente después de que la mayoría de la población la haya creado. Un amigo empresario extremeño, cuando Maragall dijo en el Parlament de Catalunya “Ustedes tienen un problema y se llama 3%”, me decía: “Pues yo soy del 33%”. 
_ ¡Va, no te pases! Tanta corrupción no puede haber en Extremadura”. Le respondí.
— Te digo que yo soy del 33%, porqué en mi tierra, Extremadura, el votante socialista no tiene amnesia, quizá todo lo contrario; se acuerda muy bien de quién le subvenciona o directamente le mantiene a costa de los de siempre. Yo vivo en la región del 33-33-33: 33% de funcionariado, 33% de jubilados y parados y 33% de "paganinis" entre los que me encuentro.
En estos últimos treinta años, nunca la tasa de pobreza ni la tasa de paro han sido tan elevadas como lo son hoy; se dirá que es ‘por la crisis’, pero es que antes de la crisis, España ya se hallaba a la cabeza de Europa en ambas. 
¿Soluciones a esta realidad? ¡Ojalá las conociera! 
Pienso que España es hoy lo que es porque desde el siglo V ha ido forjando su forma de ser con sus actuaciones repetidas con un incremento desde el XVI. Si en esa época España ocupaba el lugar que ocupaba en la Historia y su economía era sólo capaz de estar donde estaba, ¿qué futuro espera a España ahora que el planeta se encuentra en la era de la postglobalización, de los clusters, de la colaboración competitiva, de la inversión tecnológica permanente, de la productividad creciente, de la individualidad grupal? ¿Piensan que el Estado español está preparado, dirigentes a la cabeza, para desarrollarse en este ecosistema o al menos subsistir en el mismo?.
Como Estado, España tuvo su oportunidad en el siglo XVI y no la aprovechó. Tal vez porqué no pudo en base a cómo había sido su pasado anterior. En la Historia, como en la vida, las oportunidades pasan muy pocas veces y si no se está preparado y alerta para aprovecharlas, se pierde el tren…
Ahora estamos en la era de las corporaciones, de las áreas con potencia económica y de los profesionales innovadores y productivos que estas precisan para competir y desarrollarse. Veremos como evoluciona en ella lo que aún se continúa denominando España. 
Si nos atenemos a las propuestas de los grandes partidos políticos la cosa pinta mal. No se puede pretender crear empleo encareciendo su creación. ¿Quién va a pagar el incremento del 50% del salario mínimo? ¿Facilita esto el incremento de nuevas contrataciones? Aumentar los costes para convertirse en autónomo ¿facilita el emprendimiento y el autoempleo?. Hay promesas que a todos nos suenan muy bien, pero hay que pensar si son factibles y que alguien nos explique como y quien va a pagar la fiesta. A menos que nazca un nuevo sabio, descubra la piedra filosofal y nos la regale, sigue vigente el dicho:"Para gastar, antes hay que ganar lo que se quiere gastar". Mas aún, para poder seguir gastando hay que invertir los excedentes para producir más y poder distribuir los beneficios vía impuestos a los más necesitados. Mejor que gastar más en educación, valdría la pena mejorar el sistema de enseñanza caduco, caro y de mala calidad que tenemos. No he encontrado ninguna correlación entre éxito educativo y gasto público, sobretodo si este gasto se despilfarra en lugar de emplearlo adecuadamente. 
La receta ante cualquier problema no puede ser siempre “gastar más”. Cuando algunos partidos se niegan a recortar el "gasto inapropiado" o "despilfarro" mientras nos anuncian multiplicar la tributación que padecemos todas las personas productivas, enmascaradas con nuevos tributos al medio ambiente, al patrimonio, sucesiones, transacciones financieras, etc. hay que decir ¡basta! ¡Baje a la tierra y sea realista! ¡No acepto más sus mentiras! Si no lo hacemos, cuando no consigan recaudar ni por asomo lo esperado, terminarán incrementando el IVA que pagamos todos los consumidores, tanto pobres como ricos por igual y seguramente también el IRPF. Ya se vio algo así anteriormente en este país. 
Para el Sistema de Pensiones, más de lo mismo: más gasto, más impuestos y menos empleo. ¿Ya nadie recuerda que el PP ya ha sangrado tanto el Fondo de Reserva de Pensiones que le queda para pocos años de pagar pensiones? ¿Cuándo se nos tratará como a adultos y se nos confesará que el sistema público de pensiones tal como está ahora en España no es sostenible.?
Los partidos emergentes nos ponen como ejemplo de pleno empleo a Dinamarca y nos cuentan que tiene una renta per cápita un 30% superior a la española, pleno empleo, percepción social de la corrupción bajísima y otras cosas fantásticas que tienen en común: “todo lo que reciben los ciudadanos del Estado”, como si el Estado tuviera un gran almacén repleto de dinero creado de la nada que reparte a sus ciudadanos. 
Siempre nos cuentan sólo cosas agradables al oído y nunca...  "¡que han hecho estos países para conseguirlo!". 
La envidia es un sentimiento humano pero cuando "alguien" tiene éxito en algo, además de despertar en nosotros una sana envidia y esta actuar como catalizador para que intentáramos por todos los medios descubrir... ¡Como lo ha conseguido!.
Busquemos información sobre Dinamarca y su economía.
¿Saben que Dinamarca tiene un mercado de trabajo muy liberalizado? 
¿Saben que en Dinamarca no tienen “salario mínimo interprofesional”?
¿Saben que la indemnización por despido es de un máximo de 6 meses de salario para quien lleva más de 15 años en la empresa? 
¿Saben que el empresario no paga nada en concepto de cotizaciones sociales? 
¿Saben que la mayoría de los trabajadores daneses negocian de tu a tu con el empresario sin estar cubiertos por ningún convenio colectivo?
¿Saben que sólo tienen un tipo de IVA y es del 25%?
¿Saben que el impuesto sobre la electricidad representa alrededor del 60% del precio final del KWh?
¿Saben que tienen impuestos sobre productos petrolíferos, el carbón, el gas natural, la emisión de CO2, de dióxido de azufre, de dióxido de nitrógeno, los platos, vasos y cubertería de plástico, las baterías, el agua, el despilfarro de agua, los neumáticos, las bolsas de plástico, los automóviles, el alcohol el café, el té, los helados, el azúcar, el tabaco, el papel de liar, el juego, las nueces y las almendras, los seguros, etc.? ¡La lista de impuestos especiales es interminable!.
¿Saben que el IRPF tampoco se queda corta.? Si ganamos entre 3000 y 19000€ pagaríamos un tipo del 37,5% frente al 24% nuestro.
¿Saben que el Impuesto de Sociedades es del 22% (25% o 30% en España)?. Si aplicamos las reducciones se queda en menos del 8% frente al 20% español.
¿Saben que los daneses tienen una pequeña pensión pública básica (máximo del 17% del salario medio) a partir de los 67 años (si han cotizado al menos 40 años), complementada por una pensión privada (ATP) de contribución obligatoria y otros voluntarios?. Los que no alcanzan una pensión suficiente pueden recibir un complemento a mínimos de modo que la pensión pública alcanzaría un equivalente español de 9000€ al año.
¿Sabían todo esto? 
Lo más seguro es que no y eso es porqué ni nuestros "políticos históricos" ni los “políticos emergentes” sólo nos cuentan parte de la película. 
Seguro que a todos nos guasta que nos toque la lotería o el bote de La Primitiva, pero la realidad es que sólo le toca a uno de vez en cuando. Así que cuando algún político le explique las bondades de las políticas que pondrá en práctica si le ayudan a llegar al Gobierno o le dice que quiere una España que se parezca cada vez más a Dinamarca, pídale que le explique las cosas buenas que tienen en ese territorio y también ¿qué hacen para conseguirlas? Si tiene ocasión, pregúntenle a algún Erasmus bien informado o mejor, váyanse a vivir allí una temporada. Si conocer la verdad les da miedo, sigan viviendo felices aunque engañados. Pero, por favor, no se lamenten de su mala suerte. Posiblemente nadie les escuche.
©JuanJAS