sábado, 3 de enero de 2015

Regalo de reyes

Ya casi hemos terminado las celebraciones navideñas y con ellas las reuniones, las comidas, las cenas, en definitiva, los encuentros con nuestros seres queridos y a menudo también con personas que no conocemos tanto e incluso con gente nueva.
Para nosotros, estas reuniones sociales pueden ser muy valoradas, debido a que nos han permitido compartir con nuestros seres queridos veladas y momentos especiales. Esperadas también por vernos con personas con las que no podemos vernos a menudo. Aunque también pueden ser puros compromisos que nos generan una terrible sensación de agobio, haciendo incluso que deseemos que estas fechas pasen lo antes posible.
Si hemos conseguido llegar hasta hoy, más o menos sanos emocionalmente, es que hemos sabido vivir estas fiestas haciendo lo que realmente nos ha apetecido, incluso celebrarlas solos o en petit comité. 
Para los que las han sufrido, es importante que aprendan un poco de empatía para que puedan mejorar su convivencia y facilitar el bienestar suyo y el de todos los demás. Es un buen regalo de reyes que todos necesitamos: un buen paquete de empatía.
La empatía ayuda a compartir, con mayor calidad de comunicación, esos momentos con las personas que más queremos y a aprender a observar cuando tenemos que pasar unas horas con personas a las que no vemos a menudo.
La empatía es mucho más que ponerte en el lugar del otro y entender cómo se siente la otra persona. Es la identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro. La empatía es una competencia emocional que proporciona una gran calidad a nuestras relaciones con los demás. Consiste en acompañar el estado del otro y conducirlo al tuyo, por lo tanto nunca es "sustituir al otro", sino más bien bailar una danza a través del dialogo. 
Para ello debe haber voluntad de comunicación y relación entre las personas reunidas, puesto que si alguno no quiere o no está acostumbrado a dialogar o expresar su punto de vista o sus sentimientos, la dificultad para la relación es alta. Si en cambio, no hay ninguna negatividad por parte de nadie y sencillamente no se sabe como empatizar, se puede intentar utilizar la técnica “ERE”. 

1- ESCUCHAR
Hay que intentar relajarse y escuchar en silencio, aparcando nuestro mundo interno, sin interferencias, de forma abierta, interesada, curiosa y atenta a lo que la otra persona nos va contando. La escucha activa no la realizaremos solo con las orejas sino también con los ojos e incluso con el tacto y el olfato. Por lo tanto tendremos todos los sentidos puestos en la conversación, como si de una gran antena se tratara.

2- RECAPITULAR
Una vez nuestro interlocutor ha terminado de hablar, de explicarse (¡y no antes!), trataremos de hacer una recapitulación, devolviendo lo que ha dicho la otra persona. No repitiendo lo escuchado como un papagayo, sino reformulando. En este punto ya deberíamos darnos cuenta de si hemos estado lo bastante atentos en la primera fase. En caso contrario deberemos pedir a nuestro interlocutor, en ese mismo momento, que vuelva a explicarse y esmerar la atención la siguiente vez. Resumiremos, mencionaremos lo esencial de su discurso y lo haremos de forma organizada.

3- EXPRESAR
Finalmente ha llegado nuestro turno: ¡ahora sí! Podremos expresar lo que nosotros deseamos decir. Como nuestro interlocutor, gracias a las dos primeras fases de la empatía, ya se ha sentido en la 1ª escuchado y en la 2ª entendido por nosotros, ahora debería sentirse abierto y dispuesto para recibir, con atención activa, lo que le queramos a decir. Por supuesto debería ser un pensamiento genuino que complete o enriquezca lo que ya se ha comentado, porque si nos limitamos a repetir lo que ya ha explicado alguno de los participantes en la tertulia, mejor guardar silencio.

Cuando estemos con nuestros familiares, amigos, compañeros o cuando tratemos con personas que no conocemos demasiado o incluso hablamos con ellos por primera vez: Primero ESCUCHEMOS y luego hagámonos escuchar, primero ENTENDAMOS y después hagámonos entender.
¡Ojalá todos nuestros amigos conocidos y saludados piensen en como la empatía puede beneficiarnos a todos, pidan a los Reyes Magos una buena caja llena de ella y ensayen estas pautas durante todo este año 2015! Si lo hacemos todos, probablemente consigamos que las próximas navidades sean más felices y satisfactorias para todos nosotros. 
¡Feliz año 2015!
©JuanJAS


PD.-
Por cierto, pasado mañana los Reyes Magos reparten regalos a los que les han pedido algo y a veces algunos reciben regalos que no han pedido. Aquí viene el problema, porqué la mayoría de las veces, “sus majestades” no aciertan.
Recuerdo que, cuando llegaba el día de Reyes y me traían algún juguete de regalo, siempre me lamentaba de que hubieran llegado tan tarde y sólo tuviera un día para jugar con él, porqué al día siguiente había que volver al cole. Los niños de ahora lo tienen mejor porqué Papa Noel ha venido en su ayuda y pueden jugar desde el día de Navidad. 
Esta nueva tradición que muchas familias han incorporado a las navidades ha favorecido el consumo y agudizado la imaginación para buscar regalos de bajo coste y que a la vez satisfagan la diversión para todos. Basta con ser optimista y saber encontrar el lado bueno a las cosas. 
A veces se reciben regalos inesperados que en principio parecen innecesarios pero que están pensados especialmente para la persona concreta a la que van dirigidos. Y es que para hacer un buen regalo hay que conocer muy bien a la persona destinataria que lo sabrá apreciar.
Es el caso de una abuela a la que sus nietos regalan un iPhone.


La abuela mira con delicadeza el regalo envuelto con papel de colores. Que bonito es observar a alguien que dedica atención a los pequeños detalles en este mundo líquido en el que la mayoría de los niños lo quieren todo y lo quieren ya. Esta abuela observa el regalo antes de abrirlo como el que degusta un dulce con detenimiento y opinando, cuando la mayoría suele arrancar el papel y apenas se detienen a observar la caja. En cambio la abuela abre la caja con paciencia, disfrutando del momento y haciendo disfrutar a la “audiencia” que observa atentamente su reacción.
Cuando ve lo que es, ¡un iPhone!, les dice a su nieto que se ha vuelto loco. ¿Para que quiere un teléfono tan caro? Ya tiene un teléfono en casa y además casi no lo usa porque nadie la llama.
Su nieto le dice que este teléfono si lo va a usar y además le gustará mucho hacerlo.
La abuela sigue opinando y sin entender porqué le han regalado un iPhone sin darse cuenta de que es realmente una broma, un iPhone de chocolate y comestible. Cuando por fin abre el regalo y no reconoce la broma el nieto le pide que lo saque de la bolsa y se lo ponga en la boca. 
Ella todavía no se ha percatado de que es un iPhone de chocolate y le exclama ¡que dices! , te has vuelto loco. Hasta que se percata de la broma y se siente aliviada porqué su nieto no ha gastado mucho dinero en algo que ella no necesita y a la vez podrá disfrutar del dulce iPhone porqué el chocolate le gusta mucho.
¿Qué os parece el detalle del nieto?
¿Qué os parece la reacción de la abuela? 
¿Sería la vuestra igual?