sábado, 28 de noviembre de 2015

Regalo de Navidad 2015

La “Carta de una madre” que copio al pie es la que muchos padres desearían enviar a sus hijos, aunque tal vez no lo harán nunca.
Escuchad la narración con atención y leedla todas las veces que necesitéis. Compartidla con vuestros amigos, conocidos y saludados como el mejor regalo navideño. 
Si tenéis la suerte de contar con vuestros padres o abuelos vivos, no perdáis la ocasión de "demostrarles" que los queréis de verdad. Para hacerlos felices no necesitaréis gastar dinero, pero si regalarles mucho cariño, respeto, comprensión y paciencia.
Si sois padres o abuelos, compartid con los demás lectores lo que os haría felices recibir de vuestros "descendientes".
Si sois hijos, podéis compartir que hacéis para hacer la vida de vuestros padres y abuelos más placentera. Es importante pensar en como cumplir este objetivo y ponerlo en práctica. No dejes para mañana la caricia que puedas dar hoy.

Tal vez el ajetreo y los preocupaciones de la vida diaria nos han hecho olvidar a todos, el comportarnos de una forma más humana. Recapacitemos, y si algún malentendido, la simple dejadez o el egoísmo y el ímpetu típico de la juventud ha debilitado vuestra relación, no perdáis tiempo en cambiar; antes de lo que nos demos cuenta, puede que sea demasiado tarde.
Aprovechemos la suerte que tenemos de poder tener cerca a nuestros padres y abuelos, que siempre nos han querido y nos querrán incondicionalmente, para demostrarles de verdad todo nuestra admiración y cariño.
©JuanJAS



Carta de una madre
(desconocido)
Querido hijo:
El día me veas vieja te pido por favor que me tengas paciencia. Entiende que la vida es un ciclo y todos volvemos a ser niños.
Si cuando hablo contigo repito lo mismo 1.000 veces, no me interrumpas para decirme: ¡Eso ya me lo contaste!. Sólo escúchame por favor.
Cuando quiera comer algo que no deba por mi salud, no me grites. Explícame con cariño, así como yo te explicaba muchas veces el daño que hacían los dulces.
Cuando veas mi ignorancia ante las nuevas tecnologías, dame el tiempo necesario para aprender y por favor no hagas esos ojos ni esas caras. Recuerda que yo te enseñé a hacer muchas cosas como comer, vestirte, peinarte y cómo confrontar la vida.
El día que notes que me estoy volviendo vieja, ten paciencia conmigo y sobre todo, trata de entenderme. Si ocasionalmente pierdo la memoria o el hilo de la conversación, dame el tiempo necesario para recordar y si no puedo, no te pongas nervioso o arrogante.
Ten presente en tu corazón que lo más importante para mí es estar contigo, que me pidas consejos y me tomes en cuenta.
Y cuando mis cansadas y viejas piernas no me dejen caminar como antes, dame tu mano, de la misma manera que yo te la ofrecí cuando distes tus primeros pasos.
Cuando estos días lleguen, no te sientas triste, ni me hagas sentir incompetente. Ayúdame mientras llego al final de mi vida, pero con amor y cariño. Regálame flores ahora que puedo oler su aroma. Dime que me quieres ahora que aún puedo escucharte. Recuérdame tu amor ahora que puedo verte. Aunque no tenga dinero para premiarte con un regalo, yo te lo agradeceré con una sonrisa.
Y si se te llenan los ojos de lagrimas al leer esto, no te de pena, eso demuestra que tienes un gran corazón.
¿Amas a tu madre? Yo sí amé a la mía.
Brindo por mi madre que cambió su figura por una gran barriga. Que cambió un delineador de ojos por ojeras. Ella que cambió las noches de diversión por constantes trasnoches. Que cambió su bolso por una bolsa de pañales. Aquella madre, que no le importó cambiar todo por recibir amor a cambio.
Amo a mi madre.
A los 3 años: "¡Mami, te amo!".
A los 10 años: "¡Mamá, te quiero!".
A los 15 años: "¡Sí mamá! ¡Pesada!".
A los 18: "¡Cómo fastidias mamá!".
A los 20: "¡Quiero irme de esta casa!".
A los 35: "Quisiera vivir con mi madre".
A los 50: "No te vayas nunca".
A los 70: "¡Cuánto daría por estar 5 minutos con mi madre!".

Yo amo a mi madre. ¿Y tú?

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Pulsando aquí podéis encontrar más letras del disco de poemas "Ayer me encontré con ella"

viernes, 27 de noviembre de 2015

¿Preparados para las compras?

Ya ha llegado el gran día comercial, el Black Friday. Las ofertas se mantendrán en los comercios y cadenas minoristas hasta el próximo lunes, Cyber Monday.
Debido a la competencia entre compañías y a la multitud de ofertas, es necesario tener en cuenta varios consejos para comprar con éxito y no realizar operaciones sin sentido. Por suerte para ellos, la gente más vulnerable —la que suele realizar compras compulsivas porque no pueden aplazar la tentación— ya no les queda mucho dinero de la última nómina por gastar porqué están a fin de mes. Aún así tienen tarjetas de crédito y por ello, planificar y elaborar una lista previa antes de salir hacia la gran superficie o “tienda de confianza” es fundamental. Yo ya tengo apuntados en una lista desde hace días una lista de los productos que nos interesan y un presupuesto máximo que puedo gastar. Para algo tienen que servir los smartphones que la mayoría tenemos, aunque bastaría una simple hoja de papel. 
Este año ya no están a tiempo, pero ahí les dejo unos consejos que pueden tener en cuenta para otras “festividades comerciales” que están por venir. 
Con tiempo, días, semanas o incluso meses antes del gran día:
1.- Elaborar una lista de los productos que nos interesan, ya sean tabletas electrónicas, televisiones, móviles, ropa deportiva o cualquier otro producto que necesitemos comprar. Podemos buscarlos en nuestra “lista de deseos”, la mayoría de plataformas IOS, Android, Google, etc. nos facilitan mucho la labor.
2.- Establecer nuestras prioridades y comprar primero lo que más necesitemos, ya que en muchas ocasiones compramos primero cosas accesorias y olvidamos lo fundamental.
3.- Elaborar un presupuesto para saber cuánto nos podemos gastar, ya que lanzarse a comprar 'a lo loco' será muy perjudicial para nuestro bolsillo. Son tantas las cosas atractivas que se nos ofrecen que seguro gastaremos más de lo que podemos y puede que incluso paguemos más por nuestro “producto deseado” porque no hemos realizado un buen estudio de mercado para encontrar el precio más barato.

La precisión de la lista es fundamental para no equivocarnos:
4.- Es conveniente ser muy precisos a la hora de elaborar esa lista, ya que la multitud de marcas, modelos, envases, pesos, volúmenes, etc. nos crea muchas confusiones y nos dificulta realizar la comparación necesaria para poder realizar la mejor compra.
5. Comparar el producto que queramos comprar en las páginas webs de las diferentes empresas que las ofrecen puede ser muy útil antes de comprar. Esto nos evitará un disgusto antes de realizar la operación.
6. Si podemos realizar la compra a través de internet y sin desplazarnos físicamente, ahorraremos tiempo y evitaremos las aglomeraciones. Eso si, es necesario asegurarnos que el vendedor es de confianza y nos ofrece plenas garantías de devolución.
8. Si tenemos previsto acudir físicamente a los establecimientos, también es conveniente elaborar una guía y situar las diferentes tiendas, con el objetivo de visitar todos los comercios de una manera planificada, ahorrando tiempo y gasto en desplazamiento.

Todos estos consejos pueden parecer “demasiado” para los compradores compulsivos o los que no “dominan el arte de la compra”. Pasa algo similar con la conducción de vehículos. Mi profe me advirtió seriamente el primer día de práctica: “ antes de poner en marcha el coche, estudia bien las palancas y los pedales. Mira donde están, púlsalos, acciónalos, mira el recorrido mientras lo haces, hazte con ellos. Cuando arranques, olvídate de mirarlos nunca más. Tus ojos son exclusivamente para mirar hacia el sentido de la marcha, directamente o ayudándote de los espejos, ¡para nada más!. Algo similar sucede con la compra. Primero planificar y decidir, después exclusivamente comprar lo decidido previamente.
Nadie nace enseñado, pero con voluntad y práctica se puede llegar a dominar y convertirlo en un hábito que practicaremos siempre con éxito. Nuestro bolsillo lo agradecerá.
¡Buenas y placenteras compras!
©JuanJAS

jueves, 26 de noviembre de 2015

¿Le sobra dinero?

Si tiene dinero en el bolsillo o puede usar la tarjeta de crédito, ¿Que hará este fin de semana?Los comerciantes nunca han parado de buscar formas atrayentes de vender productos a los consumidores. Los españoles siempre hemos tenido ínfulas de grandeza y hemos sido presa más fácil para los embaucadores y vendedores de sueños.  Tal vez la semilla se plantó durante la colonización de América que dio al Reino de España la oportunidad de gastar mucho más oro del que nunca antes hubiera podido imaginar, embarcándose en todo tipo de empresas megalómanas. En décadas más recientes, los políticos nos dijeron que éramos europeos en todo y que teníamos los mismos derechos que todos. Se callaron que lo que no teníamos era dinero ni forma lícita de conseguirlo. El oro que una vez, el Reino de España tuvo a espuertas, se había perdido en guerras, ampliar fronteras y mantener sueños de grandeza; practicamente nada se había invertido en empresas creadoras de riqueza para el futuro. Con la excusa de echar un capote a los políticos, los bancos vieron negocio y nos dieron dinero en abundancia. Perdón, la letra pequeña que nadie se molestó en leer decía que el dinero, en realidad era un préstamo por el que había que pagar altos intereses y el dinero finalmente había que devolverlo, eso si, en comodísimos plazos que cualquiera podía pagar. Era tanta la ilusión y tan ausentes las advertencias de los embaucadores —disfrazados de políticos y banqueros— que la mayoría cayó en la trampa. Lo per de todo fue que se implantó en las mentes de la ciudadanía, que todo lo que hacían los políticos y dirigentes era por el bien de las gentes honradas que, ya tocaba, porfín podrían disfrutar del mayor periodo de paz y prosperidad nunca visto antes en España. Tan fuerte fue el implante que aún hoy, después de todo lo que ha pasado y de sufrir más de siete años de crisis, se siguen oyendo comentarios del tipo: 
“Por suerte el Gobierno ha permitido este día de rebajas (Black Friday), ¡para ayudar a los pobres!. Así todos podrán ir a comprar ahorrando mucho porque muchos productos de marca estarán rebajados en las grande superficies”.

Aún hoy, muchos siguen considerando al “asesor personal” que su banco, graciosa y gratuitamente le ha adjudicado, a su partido político de toda la vida como “de los suyos”, sin importar las tropelías que hayan podido cometer mientras les contaban cuentos chinos y se forraban con nuestro dinero, y muchos no han aprendido nada de los errores pasados y se han mantenido incultos financieramente y cada vez menos activos en la evaluación crítica de la sociedad que les rodea y de la que forman parte, ajenos totalmente a la presión mediática para activar el consumo, que nos provoca una opresiva carga de ambiciones materiales y de deseos de poder. Estamos completamente habituados a vivir en la premisa de que quien no tiene, quien no compra el mejor " lo que sea", no es nadie. La presión en niños y en adultos es tan grande, que olvidamos que tener mucho dinero no nos hará felices. Todos sabemos que el dinero, en sí mismo, no tiene ese poder, pero lo olvidamos. Como mucho, gastar dinero comprando algo "super" nos provocará una sensación de felicidad momentánea que rápidamente desaparecerá. Además tiene efecto secundario: necesitaremos repetir el gasto en cantidades cada vez mayores para poder sentir un instante de felicidad similar en el futuro. 
Debemos aprender a distinguir entre nuestras necesidades puramente subjetivas y nuestras necesidades objetivamente válidas. Al menos los adultos, deberíamos tener claras cuales son “nuestras necesidades básicas verdaderas” y luchar por conseguir suficiente dinero para satisfacerlas. 
Si observamos a nuestro alrededor, en nuestra sociedad encontramos muchas personas claramente infelices: solitarios, angustiados, deprimidos, destructivos y dependientes. Una vez cubiertas las necesidades básicas de subsistencia, acumular más dinero tiene muchas contraindicaciones y sólo sirve para comprar una cierta seguridad psicológica. Recuerden lo que le sucedía a Carlos I cuando tenía que dedicar ingentes cantidades de recursos a mantener sus fronteras. Acumular dinero llevado al extremo produce avaricia e incrementa el egoísmo.
Por otra parte, la forma en la que gestionamos, el poco o mucho dinero que conseguimos ganar, puede hacernos infelices de manera progresiva o elevarnos a un estado de satisfacción profunda. Según mi experiencia, lo mejor para lograr una vida equilibrada y satisfactoria es esforzarse lo antes posible en ganar algo de dinero —cuanto, depende de las posibilidades de cada uno— y después: ahorrar algo, gastar algo y regalar algo. Así de simple y a la vez así de difícil.

1. Ahorrar algo
Es fundamental dedicar parte de lo ganado, desde el primer día, a ahorrarlo. No importa cuánto ganes. Gasta menos de lo que recibas y ahorra el resto. Ese es un gran paso para lograr la sensación de tranquilidad y confianza en tu futuro. Si todos las personas de tu alrededor hicieran lo mismo, tanto mejor para todos, por tanto haz pedagogía dando ejemplo.
Cuando crecen los ahorros, crece nuestra sensación de satisfacción. Con una buena base de ahorro, podemos encontrar maneras de hacer que el dinero gane dinero por sí mismo. Nuestros ahorros pueden multiplicarse gracias al interés compuesto, en el que el propio interés gana interés, por ello es importante empezar a ahorrar desde niño, comiendo menos chuches, destrozando menos juguetes y guardando más monedas en la hucha. Importante conservar el hábito de adolescente, de joven,... toda la vida.
Ahorrando algo, nos ponemos en el lado correcto del interés compuesto, y el interés compuesto es para el dinero lo que los esteroides son para los músculos: ¡Se hacen más grandes!
Contrasta esta situación con la opuesta: gastar más de lo que ganamos o recibimos. El que despilfarra y así lo hace, en lugar de acumular ahorros, acumula deuda, y esa es una manera segura de tener la sensación de que algo está mal. El problema de la deuda personal es lo que nos coloca en el lado equivocado del interés compuesto. Si contraemos deudas,   respetamos los acuerdos y cumplimos los compromisos, estamos "pagando" más de lo que consumimos en vez de recibiendo más dinero del guardado y los esteroides nos muestran sus efectos negativos, trabajando en contra de nosotros.

2. Gastar algo
La vida es para vivirla. ¿Cuál es el sentido de estar vivo si no vivimos, sentimos amor, placer y felicidad? No estoy hablando sólo de la factura de la luz o de la compra semanal. Podemos ir de fiesta, disfrutar de un par de semanas en un lugar idílico y relajarnos de vez en cuando. Tal vez tengamos que dejar de fumar para conseguirlo. En la vida hay que elegir para tener lo mejor entre lo posible.
Disfrutar y simplemente "vivir", es una poderosa manera de crear recuerdos felices, para volver a cargar las pilas, para compartir nuestro tiempo con nuestros seres queridos. En definitiva, vivir, vivir realmente, es una gran manera de tejer ese hilo subyacente de la felicidad que todos merecemos. 
Recordemos que la satisfacción ilimitada de los deseos no produce bienestar, no es el camino de la felicidad ni aun del placer máximo. El sueño de ser los amos independientes de nuestras vidas debió haber terminado cuando empezamos a comprender que todos éramos engranajes de una máquina burocrática, y que nuestros pensamientos, sentimientos y gustos los manipulaban el gobierno, los industriales y los medios de comunicación para las masas que ellos controlan. 
Vivir implica gastar algo de dinero para conseguir bienestar, pero la clave para la felicidad duradera a través del gasto es tener en cuenta la primera regla y ahorrar algo antes de que nos pasemos un poco.

3. Dar algo
El mundo puede ser un lugar muy agradable cuando adoptamos una actitud de generosidad. No hay nada como la satisfacción interior que nos da el ayudar a alguien. El poder de la generosidad. Un regalo bien pensado y útil puede dar tanta o incluso más felicidad al donante que al destinatario.
Pensemos que podemos dar y regalar muchas más cosas que el dinero: amor, compañía, consejo cuando nos lo pidan, información, tiempo útil, etc. Debemos de cuidar de no "dar o regalar" impulsivamente cada vez que nos lo pidan. No pasará mucho tiempo sin que alguna ONG bienintencionada nos pida algo para solventar un problema a un tercero. Ahí está verdaderamente el problema. La mayor parte de las veces el "problema de ese tercero" se acrecienta con los donativos y ayudas bienintencionadas de la gente. La mejor ayuda que se le puede dar a alguien es "entender verdaderamente" lo que necesita para desarrollarse y conseguir mejorar por si mismo. Sólo después de comprenderlo se puede estudiar conjuntamente como llevar a cabo el proyecto y recoger los fondos necesarios.  Ahí si podemos contribuir siempre estando seguros de conservar la primera y segunda regla, de lo contrario, el hábito de donar podría llegar a restar nuestra felicidad interna. 

Si piensan que no es vendría mal leer más sobre finanzas personales, como ahorrar, como invertir sus ahorros a nivel muy sencillo y como retornar a la sociedad (no olvidemos la cercana) parte de lo conseguido, no dejen de consultar la Web: The Montley Fool. Hay mucha lectura interesante sobre finanzas personales. Tengan la seguridad de que si consiguen incorporar este “estilo de vida” como hábito, vivirán más confortablemente y colaborarán a que haya menos distancia entre ricos y pobres en nuestra sociedad.
©JuanJAS 

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Opiniones económicas impopulares

Muchos economistas piensan que los “planes de austeridad” son necesarios para salir de las recesiones económicas. Otros piensan lo contrario; la austeridad sólo favorece los intereses de los países más ricos y poderosos. Los no profesionales opinamos según nos afecta el tema. El mundo económico y financiero está lleno de premisas como esta, en base a las cuales se desarrolla una estructura de pensamiento que no es políticamente correcto discutir. 
Cameron K Murray es un economista australiano especializado en los mercados inmobiliarios, economía ambiental y la corrupción, tema en el que realiza un doctorado en la Universidad de Queensland. Escribe en MacroBusiness, IDEA economics and Evonomics y en su blog “Fresh economics thinking”. En una entrada del pasado día 12 y en otra del 19, expone unas cuantas ideas económicas impopulares sobre las cuales les propongo razonar:

1.- La libertad no existe. 
No hay tal cosa como la libertad porque todo derecho implica una obligación del resto de la sociedad por aceptar ese derecho. Imaginemos que quiero entrar en bañador y camiseta en un Restaurante Chic. ¿Qué tipo de empresa “coartadora de mi libertad” me permitiría hacer eso? Casi ninguna, debido a que mi derecho a disfrutar de un almuerzo en traje playero-semidesnudo tiene una obligación igual y opuesta de los demás clientes vestidos ”Smart casual” de aceptar ver gente vestida “casual dress ugly naked”.

Dado que este tipo de “libertad” implica una obligación de “identidad", hay muchos ejemplos que podemos encontrar al respecto. Por ejemplo, mi derecho a disfrutar pacíficamente de mi casa implica una obligación del resto de la sociedad a no interrumpirme, a no poder dormir en mi cama sin ser invitado, a no poder usar mi cocina o no poder plantar su tienda de campaña en mi jardín. 

2.- El capitalismo no ha tenido éxito porque sea eficiente o productivo. 
La cantidad de servicios básicos duplicados —25 tipos de papel higiénico, de zapatos de gafas, etc.—, el hecho de que más del 30% de la comida se desperdicia, y los masivos costes invertidos en publicidad, sugieren que hay una buena cantidad de grasa en nuestro sistema económico. Sin embargo el capitalismo tiene éxito aunque sea ineficiente, porqué la redundancia crea una enorme flexibilidad. Una sociedad con una enorme panadería que suministrara pan a toda la población podría ser muy eficiente, pero conllevaría un enorme riesgo: Una avería mecánica, desastres naturales o brotes de enfermedades, podrían cortar la oferta total de pan. En nuestra sociedad con múltiples panaderías compitiendo, aunque la producción es más ineficiente, el riesgo de quedarnos sin pan, se reduce considerablemente.

3.- La inversión extranjera neta es un término idiota y engañoso para definir un superávit de la cuenta de capital. 
Debería llamarse saldo de los activos comerciales para bienes y servicios.

4.- Hacer cola a menudo es un buen mecanismo de asignación. 
La congestión es un tipo de cola. El método FiFo (el primero que llega es el primero en ser servido y el primero que abandona la cola) incentiva a la gente para madrugar y empezar la cola temprano, lo cual perjudica a todos en la cola, ya que aumenta el tiempo de espera global. Podrían tenerlo en cuenta en las colas de espera para embarcar en los aviones —quien no ha maldecido alguna vez al primero que se ha puesto delante del mostrador, media hora antes de embarcar y ha provocado una avalancha de gente que en menos de un minuto ha hecho que muchos se levanten de sus asientos y hagan aguardar a todos la cola media hora en pie—. La solución para que la gente no se levante media hora antes de embarcar, 5 horas antes de que abran la tienda para comprar en nuevo iPhone o 1 día para entrar al concierto de Malú o dos días al de Madona, es quitar el incentivo implementando una técnica LiFo (el último que llega es el primero que se atiende). En el ideal, si la gente llegara a un ritmo más lento que el avance de la cola, el tiempo de espera sería cero. 
Está claro que no todo en la vida es eficiencia y no tenemos en cuenta otras habilidades que benefician a la sociedad como la paciencia y la persistencia. Esperar es visto como un esfuerzo y cuando alguien trata de saltarse la cola la gente nos enojamos. 
Si les interesa el tema d elas colas pueden leer “Cómo elegir la cola que más rápido va: la compleja psicología de esperar en fila”.

5.- La cantidad de organización humana que está directamente determinada por los precios y los mercados puede ser redondeada a cero.
Cuando consideras la gran cantidad de bienes y servicios que podrían tener un precio y no lo tienen, te das cuenta del pequeño efecto que el mecanismo de precios tiene en la sociedad. ¿Por qué no tenemos derechos de propiedad privada en los mercados de
 carreteras, espacios públicos, espacio aéreo, océanos, Antártida, espacio exterior, Marte, producción familiar, crimen y organizaciones criminales, los departamentos gubernamentales, incluyendo los militares, comercio y servicios internos, todo el sexo fuera de la prostitución, todos los genes y especies animales posibles, la luz de sol, el viento, etc?. 
Históricamente se puede demostrar que la economía de mercados y precios juega un papel pequeño en la organización humana y la producción. Los precios suben y de vez en cuando, bajan. Pero durante 70 años — desde 1886 hasta finales de 1950—, el precio de una botella de Coca-Cola no cambió, costaba cinco centavos. 
Si analizamos la vida en su conjunto, vemos como los mercados y los precios juegan un papel pequeño en la organización humana.

6.- La condonación de la $1200 millones de deuda de los estudiantes de Estados Unidos sería probablemente una buena manera de estimular la economía estadounidense. 
Produciría el mismo efecto la cancelación de cualquier deuda. Podría hacerse “sin costo” porque sería sólo una transferencia del propietario de la deuda para el prestatario. Así que, aunque la deuda de los estudiantes es probablemente superior a la media de su riqueza, los que poseen la deuda son probablemente aún más ricos. Por lo tanto, sería una redistribución de los súper ricos a los moderadamente ricos, además de ser un estimulo económico como aquellos estudiantes cuyas deudas se condonan, para que aumentara el gasto en bienes y servicios, que beneficiarían a los propietarios de la deuda. 

7.- La escuela se basa sobre todo en el adoctrinamiento de la identidad nacional. 
La escuela también se utiliza como una especie de guardería para cuidar a los niños pequeños, mientras los padres trabajan fuera de casa, y también para mantener a los adolescentes y jóvenes fuera del mercado laboral, mientras se supone que “estudian”. Si fuéramos honestos hablaríamos de política educativa aunque pocos lo hacen.

8.- El chisme, el rumor y las insinuaciones son dispositivos de coordinación fantásticos, que nos permiten encontrar ideas afines, así como desechar cuestiones particulares de otras personas. La idea subyacente es que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. Podría ser un factor de homofilia observado en las redes sociales, que una vez más, rara vez se discute.

9.- Los impuestos se cobran mayoritariamente sobre la distribución (99%) y sólo el 1% sobre crecimiento. 
No dejes que te engañen los economistas cuando argumentan que los impuestos corporativos más bajos aumentan el crecimiento, porque están suponiendo que todos los beneficios se dedican a nuevas inversiones en bienes de capital, lo cual raramente sucede.

10.- La microeconomía no es más científica que la macroeconomía, en particular cuando se trata de la teoría. 
Cuando la gente dice que hay avances en microeconomía se refieren en la psicología aplicada, donde se realizan experimentos masivamente, y en los trabajos empíricos donde los nuevos datos ayudan a responder preguntas localizadas.
La mayoría de los especialistas en microeconomía, piensan en los mercados, donde la agregación de individuos sigue siendo un gran problema, a diferencia del nivel de la macroeconomía.

11.- En Australia, los agricultores son uno de los grupos más ricos del país y no necesitan que se protejan sus negocios o estilos de vida. Podemos proteger la producción de alimentos, como industria, mediante la protección de la degradación de la tierra de usos incompatibles e irreversibles como la minería, urbanizaciones y demás. Pero algunas empresas agrícolas van a ir a la quiebra de vez en cuando y ello no es un problema. También Australia es un exportador masivo de alimentos, por lo que en realidad no hay argumento de "seguridad alimentaria de Australia". 

12.- Cuando se habla de seguridad alimenticia se pasa por alto que la primera causa de esta inseguridad-desnutrición es la pobreza, no la falta de controles en la producción. Si la gente más rica de este mundo tomara un pequeño porcentaje de su riqueza para dársela al 20% de la gente más pobre se resolvería gran parte de esta inseguridad. La redistribución de la riqueza mundial es claramente la política más obvia para un utilitarista.

13.- ¡Viva la globalización!
Los partidarios de la globalización claman: “Plantearse unas fronteras abiertas es una forma seria de luchar contra la pobreza y la desigualdad”. 
¿Cómo puede ser moral que debido a un accidente de nacimiento algunas personas estén encarceladas en países donde sus instituciones políticas o geográficas les impidan ganarse la vida? 
¿Como pueden defenderse fronteras abiertas cuando se trata de países y en cambio todo lo contrario cuando se trata de propiedades privadas con las vallas bien altas y las puertas bien cerradas?.
Las fronteras abiertas no pueden, por sí solas, eliminar la pobreza y la migración internacional sólo puede ayudar a una mejora relativa entre los pobres del mundo.
 

Los modelos económicos simples de décadas pasadas sólo pueden tener valor teórico o como guía para la política. Cada modelo tiene una parte real y una parte imaginaria y todos valoramos más una u otra dependiendo de nuestras creencias personales. Siempre hacemos más caso cuando leemos algo que está de acuerdo con nuestras creencias. 
Todos podríamos estar de acuerdo en que los gobiernos se endeudaran para aumentar el empleo y la producción en estos tiempos de recesión. Estaríamos de acuerdo siempre y cuando mantuvieran la inflación a raya, invirtieran bien el dinero para crear empleo estable, fomentaran el crecimiento y redujeran paulatinamente el déficit. Claro que esto no lo hemos visto nunca por estos lares a nivel público.
Los empresarios saben que el pleno empleo cambia el equilibrio de poder entre el capital y el trabajo. Por este y por muchos otros intereses privados, las teorías que avalan las ”políticas correctas” se difunden con el tipo adecuado de propaganda, muchas veces enmascaradas bajo sesudas teorías científicas.
©JuanJAS

Historias del pasado

La última hazaña de Montoro y del Gobierno de España imponiendo un férreo control del gasto público en Catalunya me ha hecho recordar las historias que me contaban de joven sobre aquellas familias de hace 70 años, con mucha prole de diferentes edades. Sucedía que los hijos solteros, aunque tuvieran 35 años y llevaran más de 20 años trabajando, entregaban todo el dinero que ganaban al padre y este lo guardaba en la bolsa familiar. Cada semana, el cabeza de familia entregaba a la mujer una parte de lo recogido para que mantuviera a la familia y una pequeñísima parte a los hijos que habían aportado todo su jornal, sin quedarse siquiera las propinas. Esta pequeña dádiva, no se la daba para que se lo gastaran en lo que ellos quisieran, sino para que lo emplearan en comprarse ropa o para arreglarse la bicicleta que empleaban para ir al trabajo. Si descubría que lo habían usado para otra cosa, les retiraba la asignación. 

No importaba la edad que tuviera cada hijo, ni si eran trabajadores y ahorradores, ni si sus aportaciones eran fundamentales para la subsistencia de la familia, ni si tenían proyectos para forjarse un porvenir si algún día decidían emprender el vuelo lejos del núcleo familiar. No importaba su criterio a la hora de decidir en que se empleaba el dinero, parte del cual ellos mismos habían ayudado a ganar. Se consideraba a los hijos como factores productivos y como tales se invertía en ellos lo mínimo necesario para que cumplieran su función. No tenían ni voz ni voto y sí toda la obligación de trabajo duro y obediencia ciega, por el bien del “clan”. Sólo importaba el criterio del cabeza de familia y todos debían atender sus decisiones sin rechistar. Como es natural, todos hacían lo posible y lo imposible para casarse y emanciparse lo antes posible, aunque fuera con el sólo fin de poder gobernar su propia “bolsa”. Recuerdos de tiempos pretéritos, tiempos de subsistencia en los que tal vez pudiera justificarse una dirección férrea rayana en la dictadura. Tiempos que parecían superados, pero la historia siempre se repite. 
Hace ya muchos años que esta forma de actuar pasó en nuestra sociedad. A los jóvenes les sonará a chino y la mayoría de adultos de mediana edad, tal vez se la hayan escuchado a algún abuelo. A tenor de los hechos, parece que en el pensamiento más íntimo de algunos también sigue viva. ¡Muy viva!
La pregunta es: ¿estamos dispuestos a volver atrás en el tiempo y permitir que se restauren aquellas viejas prácticas?
Aquello que no queramos y no estemos dispuestos a practicar nosotros mismos en el seno de nuestras familias, no deberíamos aplaudirlo ni permitirlo en los demás ni en la sociedad avanzada en la que aspiramos vivir.
©JuanJAS

lunes, 23 de noviembre de 2015

La promesa del día: imprimir dinero

En menos de 30 días tenemos elecciones. Ya hace días que unos siguen mareando la perdiz perdidos en el limbo, otros siguen sacando pecho por habernos rescatado de la ruina y todos sin excepción nos prometen lo que sus asesores les dicen que queremos oír. Compiten por lanzar la promesa más atractiva sin ruborizarse, porque no importa que la cumplan, nadie les reclama su cumplimiento. Pasa lo mismo al menos cada cuatro años y siempre nos pillan desprevenidos. No aprendemos. Nos dejamos encandilar por la mejor música bonita que nos llegue sin siquiera pensar en si es un cuento chino o directamente un engaño. Tenemos una virginidad a prueba de políticos.
Nos negamos a reconocer como locura los mensajes de ciertos economistas pidiendo “imprimir dinero para inversión pública”. Algunos políticos los citan eufóricos y se apuntan a la movida. Volvemos a los incentivos perversos. ¡Hay que repartir!, sacar dinero del bolsillo del eficiente y del ahorrador y entregarlo al siguiente “Museo del Circo” o aeropuerto sin aviones, puente sin rio, o cualquier súper infraestructura; sólo válida para financiar partidos y de paso se forre algún político junto con su amiguete empresario. Grandes corruptos por acción los dos y el Partido por omisión. ¡Corruptos! 

Mientras, una vez más, volvemos a pagar el desaguisado todos los que no tenemos forma de evadir, ni siquiera de “eludir”, el esfuerzo de nuestro trabajo y de nuestros ahorros.
La monetización de deuda no es gratis ni evita los recortes ni las subidas de impuestos. El riesgo de pedir dinero barato al BCE es que los Estados se relajen y aprovechen esos menores costes de endeudamiento para parar las reformas estructurales, entregarse a gastar más y aumentar los déficits. Lo hemos visto en el pasado cuando lo hacían las corporaciones públicas, las privadas y también muchos particulares que tomaban dinero prestado para financiar “viviendas dignas”, coches y viajes.
La línea entre un sistema que genera confianza y Argentina o Zimbabwe es delgada. La política monetaria no es una panacea si lleva a una competencia desleal de los sectores que generan gasto improductivo, que se convierten en los que reciben financiación más barata y mayor dinero.
Una cosa es reducir el riesgo sistémico y poner en marcha la herramienta que permite que el mecanismo de transmisión a la economía real mejore, y otra cosa es una máquina de privilegio estatal que incentiva la zombificación de las economías y la financiación de sobrecapacidad inútil.
Los políticos del PP pregonan con orgullo que su Gobierno ha conseguido que le presten dinero y encima le paguen dinero por recibirlo. Dignos sucesores de aquel que se codeaba con los mejores degustando bourbon y fumando puros, sentado con las botas de cow boy encima de la mesa de ébano en aquel rancho del Far West. Ya vimos lo que pasó. 
Pensemos que la coyuntura cambiará y el Estado tendrá que emitir deuda a tipos positivos. Aunque ahora los niños les encante vivir en el mundo de Frozen, usar la estrategia de la cigarra de aprovechar el verano para vaguear y acostumbrarnos a la bonanza siempre ha sido un error. Porque el invierno llega. Vaya si llega. Que se lo pregunten a Brasil. Y la estanflación con exceso de deuda es un invierno muy frio… Y muy largo.
©JuanJAS



viernes, 20 de noviembre de 2015

DESIGUALDAD: Uno de los principales males de nuestro tiempo

Según Obama, la “desigualdad” en el mayor reto de nuestro tiempo.
Hablar de desigualdad en la distribución de la renta y riqueza es entrar en un terreno complicado, especialmente a nivel ideológico. Pero, con evidentes connotaciones a nivel económico y financiero.



La desigualdad en la distribución de la riqueza es mucho mayor que en la distribución de la renta y ha crecido en los países desarrollados con la Crisis.
A mayor desigualdad, más riesgo de que el ritmo de crecimiento no sea sostenible. Y esto desde una triple perspectiva: económica, social y política. Me temo que muchos de las tensiones geopolíticas que sufrimos en estos momentos tienen mucho que ver con la desigualdad y la falta de perspectivas de crecimiento, en un círculo vicioso de difícil salida.
En un reciente trabajo del FMI se analiza el desarrollo de la desigualdad social. Este es un resumen:
El progreso tecnológico y el mayor gap en salarios en función de la educación, han sido claves en la mayor desigualdad en las economías desarrolladas. Mientras, la globalización, especialmente financiera, ha contribuido al aumento de la desigualdad en las economías en desarrollo.
Políticas económicas enfocadas en las rentas más bajas y en la clase media son eficientes para luchar contra la desigualdad.
Capital humano y formación son claves para reducir la desigualdad en las economías más desarrolladas. Sin olvidarnos de la aplicación de una política fiscal más progresiva.
La desigualdad es inherente al crecimiento económico. Genera incentivos para el desarrollo y para el crecimiento. El problema surge cuando crece muy por encima del propio desarrollo. También cuando este crecimiento de la desigualdad se ve acompañado de un menor acceso al desarrollo. Con menores oportunidades. 

La desigualdad excesiva conlleva mayor riesgo de escasa movilidad social; una mayor desigualdad, estable, ha sido compatible en el pasado con crisis financieras (exceso de apalancamiento) y desequilibrios, como los de la balanza de pagos. Naturalmente, la desigualdad prologada conlleva menor cohesión social e inestabilidad política. Esto puede traducirse en respuestas erróneas en términos de política económica.
Dicen que la confianza tarda mucho tiempo en alcanzarse, pero es muy rápida en perderse. Conflictos militares regionales, nacionalismos, populismos....al final, radicalismos.
Es importante luchar contra la desigualdad y al mismo tiempo, debemos ser conscientes que nadie debería vivir de limosnas ni auto compadecerse por su “mala suerte en el reparto”. Los lamentos puede que toquen fibras sensibles y le ayuden a corto plazo, pero a largo plazo no pagarán sus facturas. Que otro hablen y pidan, usted trabaje,
¡Que otros critiquen, usted construya!.
Siempre ha habido quienes se rieron de los grandes hombres aunque luego terminaran por admirarlos. Muchas veces después de muertos. Lo hicieron con Miguel de Cervantes , con Tesla, con Cristóbal Colón. Dudaron de Henry Ford, de Napoleón Hill. También se rieron de Andrew Carnegie y hasta del propio Einstein. La burla y la duda son antiguas. Son más viejas que el fracaso y tienen la misma antigüedad que la derrota.
Nadie paga por adelantado. Primero hay que esforzarse y demostrar la valía. Sólo después de perseverar puede esperarse la recompensa, el honor personal y tal vez, el reconocimiento. El éxito responde tan bien que hasta envidias desata. Los mediocres suelen hacer esa transición: pasan de burlarse en público a envidiarte en secreto. Deja que los perros ladren porque si te detienes a tirar piedras a cada perro que te ladre, perderás el tiempo. 
En estos momentos está en marcha una cuasi-revolución industrial, llamada Industria 4.0 con procesos de fabricación Inteligentes, que se “auto programan” y se “autoajustan” en función de variables tanto internas de las propias fábricas como externas, ya sean de clientes o proveedores. Es decir es la automatización de las actuales automatizaciones. Esto creará riqueza pero también paro. 
Por otro lado, vienen nuevos negocios derivados de la conexión a “Internet de las cosas”, nuevos servicios, nuevos negocios. Es necesaria la creación de nuevas empresas de base tecnológica y esto creará trabajo, pero el perfil profesional necesario licenciados en matemáticas, físicas, ingenieros, etc. de alto nivel.
Para la próxima legislatura es fundamental fijarse en que prevén los partidos políticos no solo en “educación” sino en que medidas van a tomar para primar la excelencia educativa; para potenciar a los jóvenes de alto rendimiento; para construir y/o reconvertir y, evidentemente dotar, centros formadores de profesionales que se hallen a la última de la última; en los que hablen de concesión de becas para el perfeccionamiento en centros internacionales de élite; en los que digan de invertir en programas de prácticas en las que verdaderamente se aprenda y utilice lo aprendido, … Y en aquellos que aborden y desarrollen programas para hacer frente a la oleada de desempleados y subempleados que esa Industria 4.0 va a generar y que va a ahorrar hasta puestos de trabajo en el cajón de sastre en el que han acabado los desplazados por avances tecnológicos anteriores: los servicios de bajo valor.
Recordemos el tema con que empezamos: la “desigualdad”. Para poder reducirla, primero hay que “generar riqueza”, que pueda luego repartirse solidariamente. Si no potenciamos a los que tienen facultades y les facilitamos que desarrollen y pongan en práctica sus brillantes ideas para crear "recursos" que produzcan riqueza, lo único que podrá repartirse es miseria y además sólo a cortísimo plazo. Primero, lo primero.
©JuanJAS

jueves, 19 de noviembre de 2015

Caidos en desgracia ¿o no?

Siempre ha estado apreciado como políticamente correcto ponerse al lado del débil o apiadarse del que ha caído en desgracia, supuestamente.
En tiempos de crisis, las empresas y más las grandes, toman a los trabajadores como rehenes: ”Si tu, Gobierno, no me dejas hacer lo que yo quiero como empresa, despediré a mis empleados”. Acaba de pasar con la Volkswagen y su trucaje –estafa de los motores diésel—: a la plantilla de la fábrica de Pamplona (como la de Barcelona) le ha faltado tiempo para, a través del sindicato mayoritario, pedir al Gobierno que no castigue a la multinacional pues ésta les rebajará salarios cuando no despedirá a parte de los obreros o ambas.

Noticia: ”Toda la comarca X y los trabajadores de E temen el cierre de la fábrica antes de los próximos 10 años”.
Los que se apiadan de los pobres trabajadores que se quejan temerosos de su incierto porvenir laboral dentro de 10 años les pido que piensen: ¿Cuantos de ustedes los tienen garantizado que dentro de diez años van a seguir teniendo empleo, clientes si son autónomos, pensión o Sanidad y Educación públicas sin copado?
Y como siempre en estos casos de uso de rehenes laborales por parte de las multinacionales no añaden ni una palabra del avance tecnológico que resta trabajo humano directo o de las reformas laborales que nos aboca al pan para hoy y hambre para mañana.
Los miedos o dramas individuales impactan porque tocan la fibra emocional. Hoy he visto un video en el que se veía y oía volar las balas de verdad, impactando contra sillas, mesas y paredes, en una terraza de los atentados de Paris. Se me ha puesto la carne de gallina. Estas balas eran de verdad. Sonaban diferente de las que estamos acostumbrados a ver en las películas o los videojuegos. Impacta porqué inmediatamente piensas que nos podría pasar a cualquiera de nosotros una soleada mañana de domingo en Las Ramblas. Que o incluso miles de empleados puedan perder su trabajo dentro de 10 años preocupa, pero es que la verdad es que no hay alternativas viables. 

La Revolución Industrial consiguió que para obtener una unidad de PIB hiciese falta menos de una unidad de trabajo, o que la suma de los trocitos de trabajo que fuesen necesarios fuera menor de una unidad. Todo fue bien hasta 1923: allí empezaron serios problemas porque para generar una unidad de PIB hacía falta cada vez menos trabajo y a la vez era posible generar muchas unidades de PIB y la capacidad de consumo llegaba hasta donde llegaba. Tras la II Guerra Mundial los Estados se pusieron a consumir y se ocupó a toda la población activa, por lo que el problema desapareció. Pero a partir del 2002 el consumo empezó a flaquear y se elevó a las alturas la capacidad de endeudamiento de quienes consumían, hasta que en el 2007 esta se agotó, y adiós.
Desde principios del siglo XIX siempre han habido alternativas aunque fuesen sangrientas, explotadoras, inhumanas o dictatoriales, pero ya no las hay porque hoy puede generarse una unidad de PIB con media unidad de trabajo y la tendencia es que se precise cada vez menos.
La tecnología crea empleo, pero sólo aquel que, de momento, no pueda ser automatizado. El ultra cualificado y el ultra especializado, en ningún caso es una alternativa para la población activa que ya no es necesaria.
La desazón de la crisis la crea esa falta de alternativas ya que hoy, a diferencia del pasado, ni siquiera la guerra lo es. Como ahora se quiere soñar se quiere creer que ya se ha salido de esta crisis, pero cuando cada uno cerramos la puerta de nuestra casa y no hace falta fardar ante nadie, la mayoría de las historias no hablan de abundancia, optimismo y recuperación. 
Sean sinceros y no se engañen a ustedes mismos. Cuando estas Navidades les digan por la TV que los españoles gastaremos X € cada uno, no se sientan desgraciados por no poder cumplir con su cuota y menos salgan disparados a cumplir con su parte. Antes hagan sus propias cuentas.
En algunas capitales europeas, las luces navideñas ya iluminan las calles y lo mercadillos, alentando el consumo. Aquí en España, todavía no. Tampoco disponemos de tanto dinero para gastar. Tal vez, aunque sea por fuerza, hayamos aprendido a realizar un consumo responsable. ¡Ojalá!
Por cierto, ¿Habéis pensado que les vais a regalar a vuestros hijos?

En su blog "Money Saving Sisters" Chrystie Vachon propone hacer cuatro regalos a sus hijos: algo que quieran, algo que necesiten, algo para vestir y algo para leer.
Antes de su divorcio, Chrystie siempre había relacionado la Navidad con los regalos, pero se dio cuenta que sus hijos acostumbraban a ser inundados por decenas de regalos procedentes de los padres, abuelas, tías, tíos, etc. Y lo peor de todo era que los niños eran incapaces de recordar lo que les habían regalado. 
A partir de entonces, harta de sacarles el polvo y ordenar juguetes decidió poner fin al gasto desbocado que suponía para su economía esa avalancha de regalos para sus hijos. Les hizo saber que desde entonces, pasarían a tener solo cuatro regalos. Lo más sorprendente fue la reacción de los niños que se mostraron encantados con la idea y no mostraron la más mínima queja. Es más, se muestran más agradecidos por los regalos que reciben y recuerdan cada regalo, además de que pasaron a tener más tiempo en familia sin dar tanto protagonismo al tiempo que pasaban abriendo todos los regalos y olvidándolos pronto.
¿Qué opinan de esta idea?
Teniendo en cuenta su presupuesto familiar, ¿qué van a regalarles a sus hijos estas Navidades?
Les dejo pensando y deliberando en familia.

©JuanJAS