jueves, 29 de octubre de 2015

Negociar

Los políticos catalanes están “negociando” desde el 28S para poder formar Gobierno. Los políticos del resto de España también contrastan posiciones para buscar un frente común sobre el tema catalán. 
He releído unos apuntes de juventud y creo que sería bueno que todos los votantes los leyéramos. Estos u otros similares, porqué además de académicos, son de fácil comprensión y pueden ayudar a muchos a valorar las actuaciones de nuestros políticos. 
¿Estamos todos dispuestos a aguantar todas las presiones con firmeza y resiliencia, a realizar el esfuerzo necesario para encontrar una solución satisfactoria para todos y a soportar estoicamente la incertidumbre sin que nos falle el corazón o perdamos la cabeza?
¡Keep Calm! y sentido común. Hay mucho en juego.
©JuanJAS


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Desde que nacemos siempre estamos negociando: lloramos por un biberón o pataleamos por una bicicleta. Ya adultos, si decidimos montar un negocio, el abanico es grande: proveedores que quieren cambiar precios, trabajadores que pretenden mejorar su salario, o hasta la mismísima Hacienda cuando manda a sus inspectores al no estar de acuerdo con el pago de los impuestos…
La razón para negociar suele ser resolver una confrontación de intereses contrapuestos. Siempre hay que abordar la gestión de un conflicto entre dos partes. Muchas veces no es preciso solucionar por completo el enfrentamiento, basta con reducirlo.
Siempre hay que concretar y mesurar los “agravios”: Un malentendido, una factura incorrecta, una entrega retrasada, no son motivos de peso para encender la mecha.

La base de una buena negociación está en la preparación. Pero es lo que la gente menos hace.
¿Por qué?
Porque genera ansiedad y se piensa que es una pérdida de tiempo.
¿Y cuánto hay que dedicarle?
Dependerá de la importancia que tenga para la persona. Lanzarse a tumba abierta es toda una temeridad.
Habrá que ensayar, hacer simulaciones y definir cuál será el estilo de comunicación con la otra parte (cordial, persuasivo…).
No se puede aceptar ni la agresividad ni la pasividad. La soberbia, mejor dejarla a un lado.
Si no tenemos capacidad de resolver el problema por nosotros mismos, lo mejor es buscar a alguien que nos apoye, avale o nos represente.
La principal tarea estratégica del negociador será calcular con exactitud la distancia real que existe entre las partes.
De lo que se trata es de buscar toda la información que sea relevante para los propios intereses, saber que contamos con todos los apoyos necesarios y conocer cuál es el margen de maniobra disponible. Y hacer lo propio con el ‘adversario’: ¿qué busca?, ¿qué relaciones quiere?, ¡qué alternativas al acuerdo tiene?, ¿Cuál es su grado de poder sobre la negociación?… Menos importantes son los denominados factores situacionales, como dónde se celebrará el encuentro o la colocación de los participantes.

La negociación es un juego ritual que se basa, en bastantes ocasiones, en difíciles realidades financieras y en el que muchos negociadores se sienten satisfechos con el solo hecho de participar.
¿Se pretende lograr un acuerdo mediante un proceso de cesiones y contraprestaciones? En este caso se suelen defender posiciones emocionales.
¿Las partes se centran en los intereses y necesidades de cada uno?
No se trata de hacer la guerra. No hay que derrotar a toda costa a la otra parte. No tiene que salir humillada. También debe conseguir algunos de sus objetivos.
Incluso si pensamos que tenemos todo el poder del mundo, y no necesariamente siempre gana quien tiene más fuerza, debe quedar claro que sólo habrá resultado satisfactorio si el ‘contrario’ alcanza sus metas.
Una habilidad importante es ser capaz de identificar las necesidades de quien tenemos enfrente y satisfacerlas sin un alto coste. Concesiones, argumentos y objeciones forman parte del juego. Por tanto, nada de vencedores y vencidos. Porque, si así fuera, el acuerdo acabará durando el tiempo que tarde el derrotado en devolver el golpe.
La culminación del proceso de negociación llegará con el acuerdo que puede ser el mejor posible, lo suficientemente bueno, o mínimo. Todo el esfuerzo desarrollado por ambas partes afianzando la autoestima está plenamente justificado.

También es importante conocer las diferentes técnicas de cierre que existen, como la llamada ‘del cierre condicionado’. En ella, la otra parte debe conocer que si se cierra la negociación antes del plazo marcado, o en un periodo corto de tiempo establecido, se ofrecerá algún tipo de incentivo adicional. Y si no se llega al mismo, no hay que rasgarse las vestiduras. Habrá otra oportunidad.
Todo intento precipitado e inoportuno por cualquiera de las partes de ‘mantenerse en sus trece’, mostrando una inflexibilidad absoluta, recibirá igual respuesta por la otra parte y la negociación se romperá.
A partir de ahí, pueden darse varios escenarios: continuar en el mismo campo, abrir otros nuevos, o romper definitivamente. Por ejemplo, se puede dejar de trabajar con un proveedor. Pero eso llevará consigo una mayor carga de trabajo al tener que iniciar nuevas relaciones con otro diferente que nos acepte.


martes, 27 de octubre de 2015

De aquellos polvos... estos lodos.

El Presidente del gobierno español ha convocado elecciones para el próximo 20 de diciembre. Ya hace días que el PSOE ha presentado sus principales propuestas económicas. El PP hace tiempo que no para de decir que, como lo ha hecho tan bien en la pasada legislatura, sólo necesita repetir mandato, a poder ser con mayoría absoluta, para continuar tan espléndida labor. Ninguno de los dos quiere oír hablar de “partidos emergentes” porqué dicen que al no tener ninguna experiencia en gobernar, sólo son capaces de imaginar y avisan (siempre intentando amedrentar a los ciudadanos) que, cuando se encuentren con la realidad, darán al traste con lo que ellos sabiamente y acertadamente han conseguido.
Lo más sorprendente es que los dos grandes partidos anuncien que van a repetir las mismas políticas que nos llevaron al borde de la quiebra sin ruborizarse. Como la memoria de la ciudadanía cada vez es más corta, piensan que repitiendo una mentira muchas veces la implantarán en las mentes de muchos como si fuera verdad.  Por si acaso, así lo practican.
Que un partido (PSOE) que ha gobernado más de 20 años tilde de cambio aumentar el gasto público y subir los impuestos es irónico. El PP no lo dice, pero en realidad es lo primero que hizo cuando entró en el poder; después de haber predicado una política, platicó la contraria. Hacer lo contrario de lo prometido ha sido su modus operandi en la última legislatura. 
Que hablen de “programas para el empleo” los mismos partidos que destruyeron más de 3,5 millones de puestos de trabajo… Como puede pretender el PSOE, que lleva más de treinta años seguidos gestionando la comunidad autónoma de Andalucía, una de las regiones con el paro más elevado de Europa. Es cierto, la comunidad autónoma por si sola no tiene todos los medios para resolver el problema del paro; sin embargo es difícil olvidar la perpetuación del sistema de clientelismo y el incremento desmesurado del paro, acompañado de grandes recortes en sanidad y educación. De la corrupción en la Junta de Andalucía mejor no hablar.
Hay partidos emergentes –más a la izquierda que el PSOE– que basan la recuperación económica en nacionalizar bancos –no se acuerdan del fiasco de la banca pública española, CCAA– y en aplicar toda clase de impuestos a los ricos, cual Robin Hood modernos. Una y otra vez reclaman la vuelta o incremento, depende de la Comunidad, del Impuesto de Sucesiones que penaliza el ahorro. Pretenden que los hijos que heredan los ahorros de sus antepasados vuelvan a pagar por cosas, por las que ya tributaron sus padres cuando trabajaron y con su esfuerzo consiguieron ahorrar parte de lo ganado, después de pagar religiosamente todo tipo de impuestos –IVI, IRPF, Plusvalías, Sociedades–. 
También pretenden implantar un nuevo "Impuesto a las transacciones financieras". Por cierto ya fue un fracaso en Suecia y lo retiraron. Por si acaso no han pensado en ello, recuerden que el ciudadano e inversor minoritario, que suele tener los ahorrillos en un FIM o en un Fondo de Pensiones, será el que pagará mayoritariamente este impuesto. Las grandes corporaciones o grandes fortunas sólo tienen que trasladar su dinero, recuerden puede circular libremente atravesando fronteras, al paraíso fiscal que más les plazca y librarse de pagar estos “nuevos impuestos para que los ricos paguen” que pretenden implantar algunos de estos partidos emergentes. Lo peor de todo es que el dinero adicional que puedan recaudar, estrujando aún más a las clases trabajadoras y pequeños ahorradores a los que pretenden defender de los abusos de los ricos, han demostrado desperdiciarlo en “servicios burocráticos clientelares” duplicados o triplicados. Estamos ya acostumbrados a programas que durante las elecciones nos prometen el paraíso para los ciudadanos y el castigo para los malos, negando la realidad y que ni siquiera, sobre el papel, garantizan ni más empleo ni más crecimiento; sólo más impuestos para todos. Cuando llega la quiebra, siempre hay alguien al que echar la culpa.  En estas lides todos son grandes maestros.
No basta con una renovación de rostros y de consignas, sino también de propuestas y de ideas de fondo factibles.
Hace unas semanas el Presidente de la República Francesa dijo que la tasa de desempleo que afecta a la economía francesa, el 10,5%, era ‘insoportable’. ¿Qué cabe decir de la de España?.
Estoy convencido de que la historia siempre se repite. Basta leer críticamente un poco, tal vez ayude ver alguna serie de TV histórica tipo “Isabel” o “Carlos Rey Emperador” o simplemente acordarse de acontecimientos vividos por nosotros mismos, para darse cuenta de ello. 
Cada sociedad tiene un talante, una forma de actuar y de comportarse, forjado en actuaciones repetidas a lo largo de los años. Analicemos lo que ha pasado en España desde que empezó a existir como tal. 
El problema de la desigualdad en España es el resultado de que, en su conjunto, España es un país pobre en recursos, limitado en capacidades y gestionado con arreglo a filosofías y culturas que no han promovido el crecimiento conjunto. 
También han influido hechos concretos que han hipotecado parte del futuro de la evolución de España y de su economía. Así, las limitaciones de la agricultura en España han sido influenciadas por la política de defensa a ultranza de la “administración señorial” ¿caciquil? del campo, que han practicado la mayoría de los gobiernos españoles y por la falta de capital dedicado a abordar procesos de mejora y organización. Siendo España un país agrario y seco en su mayor parte, ¿por qué España no es líder mundial en sistemas de riego y en cambio Israel si lo es?. Siendo España un país con tanto sol, costas y viento, ¿Porqué no es líder en tecnologías renovables de generación eléctrica? ¡Piensen en ello e intenten buscar una respuesta coherente!. Piensen en la minería, en la industria, en el turismo. Salvo excepciones, es una dinámica que se mantiene y perpetúa generación tras generación y gobierno tras gobierno.
Estas prácticas gubernamentales influidas por las grandes “familias” pudientes y lobbies, ha dibujado un modelo político-económico-social limitado, en el que tan sólo ciertas zonas y ciertas actividades han escapado a esas limitaciones; y también aquí la cosa viene de atrás. Cuando los terratenientes andaluces invertían las ganancias de sus campos en deuda pública en vez de mejorar los rendimientos de sus tierras, cuando los empresarios textiles catalanes enviaban espías al Reino Unido a copiar procesos industriales, cuando las élites económicas y los gobiernos cerraban los caminos a inventos españoles como el autogiro, cuando el gobierno español poco sabio y poco previsor negó el soporte al submarino Ictíneo de Monturiol o cuando obreros y campesinos españoles parecían por su aspecto sacados de estampas decimonónicas en pleno siglo XX, se estaba reforzando y abonando la estructura productiva que ha caracterizado la economía española en los últimos cincuenta años y que desgraciadamente la sigue definiendo hoy en día: una baja productividad por persona ocupada, una competitividad sustentada en la precariedad laboral, una baja tasa de actividad, unas rentas salariales medias insuficientes que fueron sustituidas por la facilitación del acceso al crédito, un nivel de fraude fiscal que más que duplica al de países de nuestro entorno, un crecimiento sesgado, un tejido empresarial prácticamente carente de compañías suficientemente grandes para crear economías de escala y sinergias, etc.
Entre 1975 y el 2007 España mejoró, pero era un pequeño gigante con pies de barro, un espejismo, una mejora dependiente en la que España siempre fue seguidora, nunca líder. Respecto a los dos hitos recientes, a España la metieron en la CEE a fin de que la inversión extranjera pudiera venir libremente y la metieron en el euro para que el excedente de dinero existente en Europa pudiera venir a España a hacer negocios, a ganar dinero y a drenar el dinero que ganaban los trabajadores españoles para enriquecerse. 
Los beneficios reales para la ciudadanía española de la entrada en la CEE y en el euro han sido discontinuos, temporales, fraccionados y algunos muy desaprovechados, como los fondos recibidos por España de la UE. Los distintos gobiernos los dilapidaron en planes faraónicos que sirvieron para enriquecer a los amiguetes del poder español y a las empresas industriales suministradoras alemanas y francesas. Se malgastaron ingentes cantidades de fondos en infraestructuras megalómanas que poco servicio han prestado a la sociedad y en nada contribuyeron a crear riqueza. Se desviaron parte de los fondos en subvenciones-regalo a los grandes terratenientes del campo que en nada benefician a los que lo trabajaban y poco a los pequeños propietarios. Por último, poco quedó para gastos calificados como “sociales”. Mucha propaganda, grandes pancartas y anuncios en las empalizadas para dar unos míseros salarios durante un periodo corto de tiempo y poquísimo beneficio a largo plazo.  Mucho ruido, pocas nueces y menos rendimiento.
Mientras, las verdaderas políticas sociales a largo plazo para mantener el trabajo que podría haber mantenido y tal vez mejorado el “estado del bienestar” a largo plazo, a través de los impuestos pagados por muchos, han brillado siempre por su ausencia. 
Las verdaderas políticas sociales no consisten en repartir la miseria. Las buenas políticas sociales no consisten en repartir entre los que menos tienen lo que otros han ganado, eso es pan para hoy y hambre para mañana. Es practicar políticas que permitan la inversión, el emprendimiento creador de empleo y de riqueza que se redistribuye posteriormente después de que la mayoría de la población la haya creado. Un amigo empresario extremeño, cuando Maragall dijo en el Parlament de Catalunya “Ustedes tienen un problema y se llama 3%”, me decía: “Pues yo soy del 33%”. 
_ ¡Va, no te pases! Tanta corrupción no puede haber en Extremadura”. Le respondí.
— Te digo que yo soy del 33%, porqué en mi tierra, Extremadura, el votante socialista no tiene amnesia, quizá todo lo contrario; se acuerda muy bien de quién le subvenciona o directamente le mantiene a costa de los de siempre. Yo vivo en la región del 33-33-33: 33% de funcionariado, 33% de jubilados y parados y 33% de "paganinis" entre los que me encuentro.
En estos últimos treinta años, nunca la tasa de pobreza ni la tasa de paro han sido tan elevadas como lo son hoy; se dirá que es ‘por la crisis’, pero es que antes de la crisis, España ya se hallaba a la cabeza de Europa en ambas. 
¿Soluciones a esta realidad? ¡Ojalá las conociera! 
Pienso que España es hoy lo que es porque desde el siglo V ha ido forjando su forma de ser con sus actuaciones repetidas con un incremento desde el XVI. Si en esa época España ocupaba el lugar que ocupaba en la Historia y su economía era sólo capaz de estar donde estaba, ¿qué futuro espera a España ahora que el planeta se encuentra en la era de la postglobalización, de los clusters, de la colaboración competitiva, de la inversión tecnológica permanente, de la productividad creciente, de la individualidad grupal? ¿Piensan que el Estado español está preparado, dirigentes a la cabeza, para desarrollarse en este ecosistema o al menos subsistir en el mismo?.
Como Estado, España tuvo su oportunidad en el siglo XVI y no la aprovechó. Tal vez porqué no pudo en base a cómo había sido su pasado anterior. En la Historia, como en la vida, las oportunidades pasan muy pocas veces y si no se está preparado y alerta para aprovecharlas, se pierde el tren…
Ahora estamos en la era de las corporaciones, de las áreas con potencia económica y de los profesionales innovadores y productivos que estas precisan para competir y desarrollarse. Veremos como evoluciona en ella lo que aún se continúa denominando España. 
Si nos atenemos a las propuestas de los grandes partidos políticos la cosa pinta mal. No se puede pretender crear empleo encareciendo su creación. ¿Quién va a pagar el incremento del 50% del salario mínimo? ¿Facilita esto el incremento de nuevas contrataciones? Aumentar los costes para convertirse en autónomo ¿facilita el emprendimiento y el autoempleo?. Hay promesas que a todos nos suenan muy bien, pero hay que pensar si son factibles y que alguien nos explique como y quien va a pagar la fiesta. A menos que nazca un nuevo sabio, descubra la piedra filosofal y nos la regale, sigue vigente el dicho:"Para gastar, antes hay que ganar lo que se quiere gastar". Mas aún, para poder seguir gastando hay que invertir los excedentes para producir más y poder distribuir los beneficios vía impuestos a los más necesitados. Mejor que gastar más en educación, valdría la pena mejorar el sistema de enseñanza caduco, caro y de mala calidad que tenemos. No he encontrado ninguna correlación entre éxito educativo y gasto público, sobretodo si este gasto se despilfarra en lugar de emplearlo adecuadamente. 
La receta ante cualquier problema no puede ser siempre “gastar más”. Cuando algunos partidos se niegan a recortar el "gasto inapropiado" o "despilfarro" mientras nos anuncian multiplicar la tributación que padecemos todas las personas productivas, enmascaradas con nuevos tributos al medio ambiente, al patrimonio, sucesiones, transacciones financieras, etc. hay que decir ¡basta! ¡Baje a la tierra y sea realista! ¡No acepto más sus mentiras! Si no lo hacemos, cuando no consigan recaudar ni por asomo lo esperado, terminarán incrementando el IVA que pagamos todos los consumidores, tanto pobres como ricos por igual y seguramente también el IRPF. Ya se vio algo así anteriormente en este país. 
Para el Sistema de Pensiones, más de lo mismo: más gasto, más impuestos y menos empleo. ¿Ya nadie recuerda que el PP ya ha sangrado tanto el Fondo de Reserva de Pensiones que le queda para pocos años de pagar pensiones? ¿Cuándo se nos tratará como a adultos y se nos confesará que el sistema público de pensiones tal como está ahora en España no es sostenible.?
Los partidos emergentes nos ponen como ejemplo de pleno empleo a Dinamarca y nos cuentan que tiene una renta per cápita un 30% superior a la española, pleno empleo, percepción social de la corrupción bajísima y otras cosas fantásticas que tienen en común: “todo lo que reciben los ciudadanos del Estado”, como si el Estado tuviera un gran almacén repleto de dinero creado de la nada que reparte a sus ciudadanos. 
Siempre nos cuentan sólo cosas agradables al oído y nunca...  "¡que han hecho estos países para conseguirlo!". 
La envidia es un sentimiento humano pero cuando "alguien" tiene éxito en algo, además de despertar en nosotros una sana envidia y esta actuar como catalizador para que intentáramos por todos los medios descubrir... ¡Como lo ha conseguido!.
Busquemos información sobre Dinamarca y su economía.
¿Saben que Dinamarca tiene un mercado de trabajo muy liberalizado? 
¿Saben que en Dinamarca no tienen “salario mínimo interprofesional”?
¿Saben que la indemnización por despido es de un máximo de 6 meses de salario para quien lleva más de 15 años en la empresa? 
¿Saben que el empresario no paga nada en concepto de cotizaciones sociales? 
¿Saben que la mayoría de los trabajadores daneses negocian de tu a tu con el empresario sin estar cubiertos por ningún convenio colectivo?
¿Saben que sólo tienen un tipo de IVA y es del 25%?
¿Saben que el impuesto sobre la electricidad representa alrededor del 60% del precio final del KWh?
¿Saben que tienen impuestos sobre productos petrolíferos, el carbón, el gas natural, la emisión de CO2, de dióxido de azufre, de dióxido de nitrógeno, los platos, vasos y cubertería de plástico, las baterías, el agua, el despilfarro de agua, los neumáticos, las bolsas de plástico, los automóviles, el alcohol el café, el té, los helados, el azúcar, el tabaco, el papel de liar, el juego, las nueces y las almendras, los seguros, etc.? ¡La lista de impuestos especiales es interminable!.
¿Saben que el IRPF tampoco se queda corta.? Si ganamos entre 3000 y 19000€ pagaríamos un tipo del 37,5% frente al 24% nuestro.
¿Saben que el Impuesto de Sociedades es del 22% (25% o 30% en España)?. Si aplicamos las reducciones se queda en menos del 8% frente al 20% español.
¿Saben que los daneses tienen una pequeña pensión pública básica (máximo del 17% del salario medio) a partir de los 67 años (si han cotizado al menos 40 años), complementada por una pensión privada (ATP) de contribución obligatoria y otros voluntarios?. Los que no alcanzan una pensión suficiente pueden recibir un complemento a mínimos de modo que la pensión pública alcanzaría un equivalente español de 9000€ al año.
¿Sabían todo esto? 
Lo más seguro es que no y eso es porqué ni nuestros "políticos históricos" ni los “políticos emergentes” sólo nos cuentan parte de la película. 
Seguro que a todos nos guasta que nos toque la lotería o el bote de La Primitiva, pero la realidad es que sólo le toca a uno de vez en cuando. Así que cuando algún político le explique las bondades de las políticas que pondrá en práctica si le ayudan a llegar al Gobierno o le dice que quiere una España que se parezca cada vez más a Dinamarca, pídale que le explique las cosas buenas que tienen en ese territorio y también ¿qué hacen para conseguirlas? Si tiene ocasión, pregúntenle a algún Erasmus bien informado o mejor, váyanse a vivir allí una temporada. Si conocer la verdad les da miedo, sigan viviendo felices aunque engañados. Pero, por favor, no se lamenten de su mala suerte. Posiblemente nadie les escuche.
©JuanJAS

lunes, 26 de octubre de 2015

Schadenfreude

Muchos programas de TV se regodean entrevistando una y otra vez a los familiares de los afectados por un suceso doloroso —asesinato, violación, accidente mortal, etc.– para explotar la vena sentimental del espectador. También nos bombardean numerosas veces con la misma noticia, incluso con la misma imagen de un suceso “doloroso” para los implicados. Muchos periódicos alimentan un sentimiento que los alemanes citan con la palabra “Schadenfreude”. 
En la segunda temporada de la serie de TV Boston Legal se hizo alusión al sentimiento Schadenfreude, cuando el abogado protagonista trató de defender a una mujer millonaria que era culpada sin pruebas, pero a la que el público declaró culpable, con el único fin de verla derrotada, ya que era millonaria a costa de la sociedad y no solamente vivía de mejor manera sino que ostentaba de su poder adquisitivo superior al de los demás. 
El musical de Broadway Avenue Q tiene un número musical dedicado a la palabra Schadenfreude, en la que explica cómo Gary Coleman y Nicky, quien se queda sin hogar, son las personas de cuyo sufrimiento los demás se ríen, y ellos dos cantan que siempre es bueno tener de quien burlarse para sentirse feliz. 
En el capítulo de la tercera temporada de los Simpson «When Flanders Failed», Homer gozaba al ver que Ned Flanders fracasaba con la tienda para zurdos. Lisa le explicaba a Homer el significado de Schadenfreude, traduciéndolo como "alegría vergonzante". 
Los alemanes usan la palabra Schadenfreude para designar el sentimiento de alegría creado por el sufrimiento o la infelicidad del otro. En España también tenemos un vocablo para designar este sentimiento: “regodeo”. La RAE define regodearse como complacerse maliciosamente con un percance, apuro, etc., que le ocurre a otra persona. Parece que últimamente este vocablo va adquiriendo cada vez más relevancia y se practica más a todos los niveles y no sólo en los medios de comunicación españoles. 
Sentir “envidia” es humano, regodearse en el gozo de la desgracia de otros es demoníaco.
©JuanJAS

martes, 20 de octubre de 2015

¿Debates o espectáculo mediático?

Cuando se hacercan las elecciones, los medios de comunicación se afanan programar “DEBATES”. Todos los políticos declaran que están de acuerdo en debatir con todos los demás donde quieran y cuando quieran. A la hora de la verdad, más que debates, ofrecen a la audiencia espacios propagandístico s enlos que vocean discursos aprendidos  de memoria y aderezados con gritos, muchas insinuaciones veladas y algún insulto directo y multitud de gritos y discursos solapados. El resultado es que los teóricos receptores del “espectáculo” salimos con la cabeza como un bombo y con la sensación de haber perdido el tiempo. Muchos medios, al día siguiente hacen una encuesta preguntando ¿quién ha gnado el debate?
Los que atienden la encuesta, responden: Albert ganó de calle, se comió a Pablo. Se notaban sus tablas en debates parlamentarios. Otros, se lamentan, el entrevistador estaba de parte de su conciudadano. Otros no albergaban ninguna duda de que los argumentos de Pablo eran los más convenientes para la ciudadanía. “Se nota que Albert representa al IBEX y a los banqueros, y de esa gente no se puede esperar nada bueno” concluían.
Parece que muchos confundieron el debate con una pelea de pollos. Tal vez es que por la falta de uso, la mayoría tiende a olvidar el verdadero significado de las palabras o al menos a degradarlo con el tiempo.
De vez en cuando vale la pena hacer un alto en el camino, aislarse de la influencia de los medios que nos bombardean con muchos mensajes de poco calado y reinformarse sobre el verdadero significado de las cosas para no confundir lo que nos ofrecen como “debate” y en realidad es espectáculo mediático.
El debate es un acto de comunicación y exposición de ideas diferentes sobre un mismo tema de dos o más personas. Será más completo y complejo a medida que los argumentos expuestos vayan aumentando en cantidad y en solidez de sus motivos.
La finalidad directa de un debate es exponer y conocer las posturas, bases y argumentos funcionales, de las distintas partes.
Un buen debate,  como medio informativo/expositivo puede ayudar al espectador a clarificar mucho acerca de los temas tratados o debatidos. También debería elevar el criterio para tomar una decisión si expone las ventajas y desventajas de cada punto de vista. Por lo menos es un medio para alcanzar la pluralización en cuanto a ideas.

En un buen debate, los participantes deben hacer gala de su capacidad para la escucha, el razonamiento y el pensamiento crítico, Deben ser capaces de capaz de estructurar las ideas y de dar respuestas rápidas y adecuadas. No de recitar discursos previamente memorizados sin relación con el hilo de la argumentación, como por desgracia suele suceder.

Para desarrollar y llevar a buen término un debate resulta muy importante que tanto el emisor como el receptor, consideren los siguientes puntos:
·       Ser breve y concreto al hablar.
·       Ser tolerante respecto a las diferencias.
·       No subestimar al otro.
·       No hablar en exceso para así dejar intervenir a los demás, evitando la tendencia al monólogo y la monotonía.
·       No burlarse de la intervención de nadie. Ni de sus argumentos a favor (pruebas) ni de sus argumentos en contra (objeciones)
·       Evitar los gritos para acallar al interlocutor.
·       Hablar con seguridad y libertad, sin temor a la crítica.
·       Acompañar las críticas con propuestas. (El espectador debera contrastar su factibilidad)
·       Oír atentamente al interlocutor para responder de forma adecuada y coherente y sólo después de responder, contraargumentar.
·       Articular correctamente los sonidos, empleando un tono de voz adecuado a la situación concreta de entonación y al contenido del mensaje (interrogación, exclamación, sonidos indicativos de fin de enunciación, pausas, etc).

La próxima vez que anuncien un debate por televisión, les pasaré esta criba para ver qué me han vendido.

©JuanJAS

Anuncios impertinentes

¿Les molestan estos anuncios que a veces se colocan impertinentes delante de los contenidos que desean leer en alguna web?. 

Si es así, puede librarse de ellos añadiendo la extensión AdBlock a su navegador. Está disponible para Android, Chrome, Firefox, Internet Explorer, Maxthon, Opera, Safari y Yandex. Esta extensión actúa como un “bloqueador de publicidad además de Malware, rastreadores de redes sociales, etc. Además es gratis, aunque puedes contribuir con una donación para que la empresa que lo ha creado en código abierto pueda seguir mejorando el programa. 
Es tan fácil hacerlo que algunas empresas han tomado la decisión de bloquear el acceso a sus contenidos a todo aquel que tenga instalado un “bloqueador de publicidad”, al que pasa a saludar con una página en la que le conmina a desactivarlo o a hacerse socio. 
Hay sitios en que la navegación es sencillamente insoportable: no es que vivan de la publicidad, es que se dedican a martirizar alevosamente con ella a todo aquel que se asoma a sus páginas. Los anuncios surgen de manera incesante por los laterales, en los fondos, en formatos de todo tipo, en intersticiales o incluso, en algunos casos, en modo pop-up, abriendo nuevas pestañas o ventanas que sobresaturan el escritorio. Navegar por estas web’s es como tener una pareja con tendencias sádicas: te puede gustar el contenido, pero tienes que aceptar leerlo mientras te pegan cada poco tiempo con un látigo. 
Si el "bloqueador de publicidad" está desactivado,
se mos permite ver el contenido.
Con el "Bloqueador de publicidad" desactivado
No hace falta decirlo: el editor puede hacer con su contenido lo que quiera y prohibir la entrada a quien le venga en gana. Pero plantar una prohibición en la puerta con un mensaje grandilocuente diciendo que “vivimos de esto, y sin publicidad no podríamos pagar a nuestros más de quinientos periodistas” supone una afirmación clara y evidente: no hemos entendido nada. Una cosa es tener un modelo de negocio, y otra faltar permanentemente al respeto a tus usuarios y creerte en el derecho de martirizarlos mientras consumen tu contenido. En mantener el equilibrio está el acierto. 
Simplemente, hubo algo que se perdió en el sentido común de algunas empresas editoriales cuando pasaron del papel a la pantalla: en el papel, la publicidad, por una limitación técnica derivada del soporte, se estaba quietecita en el lugar en el que estaba impresa. Nunca vimos, en el papel, un anuncio que se desplegase por encima del contenido impidiéndonos leerlo, que nos molestase y nos provocase estrabismo crónico moviéndose sin parar, y mucho menos que nos gritase. Sin embargo, por alguna razón difícil de comprender, todo eso, que sonaba completamente absurdo, pasó a ser aparentemente lícito en cuanto la tecnología lo permitió. En lugar de utilizar la tecnología para acercar al anunciante a su posible público, algunos la utilizan para una especie de guerra en la que si no molestan lo suficiente, tienen la impresión de que su publicidad no funciona. Y ahora, cuando, con toda la lógica del mundo, reaccionamos bloqueando aquello que nos molesta, se niegan a cambiar sus formatos, nos dicen que “es lo que hay”, y que si no queremos acepar este castigo nos podemos ir a leer a otro sitio. 
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hasta que no lo desactivemos.
Con el "bloqueador de anuncios" activado, la web no te deja ver el contenido y te indica como desactivarlo.
El tiempo dirá quien está equivocado: los usuarios que reclaman sus derechos o las grandes corporaciones que quieren seguir implantando la ley del más fuerte. 
Ojalá los usuarios tomemos conciencia de que no debemos tragar con todo y aprendamos a utilizar los medios a nuestro alcance para defendernos de las injusticias. No debemos estar dispuestos a aceptar “castigos” infumables por consumir contenidos, No debemos estar dispuestos a que nos descarguen automáticamente decenas de trackers de todo tipo, ni a que nos ofrezcan opciones ni contenidos ni programitas que no hemos pedido ni queremos que se nos cuelen en nuestro ordenador. 
Nadie dice que no a la “buena publicidad” y todos entendemos que para pagar los sueldos de los empleados, hay que gestionar el negocio como es debido y no insultar la inteligencia ni poner a prueba el aguante de los usuarios. 
Si alguien quiere compartir o regalar algo colgándolo en las redes que lo haga, pero que no insulte a los usuarios diciéndoles que sus contenidos son gratuitos y luego machacándolos a anuncios y ofreciéndoles contenidos en abierto sólo los de dudosa calidad. ¡Las cosas claras! 
Vergüenza es la que debería tener a estos “mas medias”, cuando precisamente ha sido su conducta la que he llevado a que cada vez más usuarios se hayan instalado el bloqueador de publicidad para poder resistir aproximarse a sus páginas. No son “víctimas inocentes”. 
A los prepotentes que actúan de esa guisa, no les espera más que sus antiguos usuarios les den definitivamente la espalda y se vayan a consumir contenidos a otro sitio. ¡Que de haberlos, “ailos”! 
©JuanJAS

domingo, 18 de octubre de 2015

¿Nos cuentan hechos o nos venden opiniones?

Un principio fundamental del periodismo democrático es separar los hechos de las opiniones. ¿Cómo se demuestra que los artículos sólo citan “hechos” y no exponen “opiniones” interesadas? ¿Cómo podemos estar seguros de que los “medios de comunicación de masas” no se adelantan a los sucesos a base de mucha imaginación y suposiciones, sin tener en cuenta el límite que separa la verdad de la mentira? ¿Como podemos estar seguros de que no fabrican las noticias que les interesan que leamos o veamos para dirigir nuestra opinión? Los grandes grupos de comunicación de masas se parecen extraordinariamente a la industria de la moda del siglo XX, en la que grandes divos le decían a todo el mundo "lo que se iba a llevar la primavera siguiente". Sólo las pequeñas publicaciones y algunos Blogs se atreven a seguir estilos Zara -a través de los empleados de sus miles de tiendas auscultan a la clientela para descubrir sus gustos y fabricarlos rápidamente en pequeñas producciones a precio asequible. Son publicaciones útiles para oxigenar la mente pero atomizadas y de poca difusión. Unos pocos grandes grupos dominan el medio de la comunicación para las masas y nos tienen acostumbrados a ciertas pautas. Por ejemplo, cuando se entrecomilla un texto, lo que se afirma en el mismo se convierte en un hecho: alguien expresó su opinión. El peligro es que el periodista sólo recoja la opinión de personas afines a la ideología de los propietarios del medio, de independientes o mejor aún de contrarios que en un momento dado expresen tesis alineadas con los intereses que difunde y defiende el medio. 
Para dar imagen de imparcialidad los medios siempre procuran poner opiniones encontradas e interpretables como pertenecientes a ideologías “contrarias”. Suelen colocar estas opiniones en los primeros párrafos del texto. A continuación el lector suele encontrar opiniones más razonadas que acostumbran a parecerse más a la verdadera opinión del periodista. Así el lector tiene la sensación de que se le informa de dos hechos, cuando en realidad se le dirige sutilmente para que elija ¿libremente? una sola de las opciones como la más convincente para que termine identificándose con ella o al menos le cree una duda razonable.

En este mundo, cada día se generan miles de noticias y no caben todas en un publicación impresa, ni siquiera en una digital, por muy rápido que se actualicen en la pantalla. Por ello, no es la noticia la que hace el periódico o el Blog, sino el periódico el que hace las noticias. Los “medios de comunicación” publican varias noticias juntas en una sección, no porque el encargado de la misma sea vago o poco creativo y simplemente haya escogido al azar unas cuantas de entre las miles que publican las diferentes “agencias mayoristas” y el maquetador las haya dispuesto para que luzcan bien en la página. ¡No! Ha escogido esas y no otras, y las ha contado de esta forma y no de otra, porqué lo que quiere el periódico es transmitir una idea, una alarma, un aviso, algo que le interesa que se transmita a sus propietarios o al grupo de poder que controla el medio.
Basta con ver un telediario en una cadena de TV y compararlo posteriormente con el que ha emitido en el mismo momento otra cadena y que grabamos para poder visionarlo después. Las diferencias en el orden de las noticias (importancia) y en el enfoque de la misma (información versus opinión) son notabilísimas y no dejan lugar a dudas sobre la ideología o al menos la “intención” que alberga el círculo de poder que controla o influye en el medio.

Una noticia por separado, podría dejar al lector más o menos indiferente, pero todas juntas, repetidas machaconamente un día y otro, a todas horas, le obligan a fijarse irremediablemente en esa sección de noticias y a incrustar en su subconsciente el mensaje que quiere transmitirse, aunque su intelecto le avise que debe ponerse en alerta. Ya se sabe, hablen bien o mal es lo de menos, lo que importa es que hablen de lo que “conviene”.
Siempre se ha censurado que los diarios escriban "un ladrón gitano", "un vago andaluz", "un avaro e insolidario catalán", "un terrorista vasco", "un chulo madrileño", "un corrupto valenciano", etc. , pero imagínense que dijeran "un insolidario andaluz", "un vago catalán", "un terrorista valenciano", etc.… Lo primero es fomentar el tópico y lo segundo sería  noticia. De todas formas, ¿Qué le importa al lector donde nació toda esta gente? ¡Nada!
Sin embargo cuando los medios hablan así, lo que desean es crear un clima de preocupación, de odio, de desafección, de miedo,… alrededor de la comunidad aludida. Cada periódico o medio (TV o radio) tiene un público objetico y clientelar, cuya sensibilidad, espontánea o fabricada e influida a lo largo de los años hay que cuidar y alimentar para que se mantenga viva y útil.

Las palabras son mágicas por la forma en que influyen en la mente de quienes las oyen o leen. Las palabras se engarzan como cerezas en nuestra mente y prefiguran muchas de nuestras ideas. En el fondo, y como decía Heidegger, no somos nosotros quienes hablamos a través del lenguaje sino el lenguaje el que habla a través de nosotros.
Muchas veces hemos oído anunciar: ¡Esto es noticia!. Alguien ha “creado una noticia”, cuando todos la habían silenciado, y hacerlo bien es hacer visible esta noticia entre líneas. Recuerdo que el Editor de “Número Zero” —novela de Umberto Eco— le ordenaba al director del periódico que en sus horas libres se pusiera con los redactores a repasar los despachos de agencia y construyera páginas temáticas, haciendo surgir noticias allí donde nadie había visto ninguna.
Un periódico que se jacta de no amedrentarse al abrir la caja de los truenos, también se distingue por su capacidad para hacer frente a las críticas. Es práctica habitual que la publicación se invente cartas de lectores para que el “medio” pueda desmentirlas con rotundidad. Esta práctica común en los periódicos y la radio donde es fácil ocultar la procedencia de la “opinión discordante”, se ha disparado hasta niveles estratosféricos en las publicaciones digitales. 

El medio nunca informa cuales son sus fuentes pero invariablemente informa que sus fuentes reservadas son totalmente fidedignas y siempre da a entender que incluso son de más confianza y solvencia que el propio personaje que “critica”. Su lema es “Calumnia, que algo queda”. Nunca se muestran pruebas, ni siquiera el bloc de notas del reportero ni grabaciones –podrían ser ilegales—; pero siempre esparcen una sombra de sospecha sobre la integridad o fiabilidad del “crítico” u oponente. Las críticas suelen combatirse con declaraciones vehementes, aludiendo a un bloc de notas o grabaciones secretas y generando dudas sobre la credibilidad del “crítico replican”.
Recientemente hemos visto que un medio reaccionaba a las críticas o desmentidos “tomando nota del desmentido pero precisando que todo lo publicado se desprende de las actuaciones judiciales y, por tanto, de la imputación”. Posteriormente la instrucción terminó con el archivo de la causa, claro que el lector, en el momento del wifi rafe, no tiene ni idea y cuando se entera, si es que algún día se entera, ya no se acuerda del rifi rafe para tenérselo en cuenta ni al periodista ni al periódico. El lector tampoco sabe, y si lo sabe no suele entender como es que si estas actuaciones eran secretas, es posible que el medio tuviera conocimiento de las mismas. ¿Hasta que punto podía ser cierto lo que publicó el medio? Si lo fue. ¿Quién fue el responsable de las filtraciones? ¿Qué investigaciones se hicieron para perseguir este acto delictivo y encontrar el delincuente? ¿Se encontró el delincuente? ¿Qué pena se le impuso? ¿Cuando se cumplió la pena?, etc. El lector nunca suele obtener respuestas a esta preguntas, al menos desde las páginas de la misma publicación. 
Puede que el periodista haya hecho el trabajo solicitado por su “jefe”, pero es una faena poco ética que causa un daño irreparable. Esto suele repetirse aunque estemos delante de un hecho flagrante con datos comprobables y fácilmente desmentible, pero los medios están llenos de “veladas insinuaciones sin aportar ni datos ni hechos contrastables” y por ello, ¿de que se extrañan algunos cuando se pierde el respeto a la justicia y a los que la imparten?. Cuando alguien reclama “respeto a la separación de poderes”, muchos se limitan a esbozar una sonrisa burlona y otros no pueden abstenerse de lanzar una risotada escandalosa e irrespetuosa. 

La insinuación más eficaz es la que presenta hechos que en si no tienen ningún valor, pero que no se pueden desmentir porqué son ciertos. Pensemos en un “señor” que se queja de un maltrato que le infringe un “poder” determinado y se queja. El “poder” le replica que es un “victimista”; que siempre se está quejando y expresando sus quejas compulsivamente  siempre que tiene oportunidad de hacerlo, tanto en medios cercanos como internacionales. Si la “víctima” envía otra crítica, dan a entender que no deben publicarla para poder dejar paso a otras opiniones o ridiculizarle informando que el “victimista” sigue con su cantinela cansina introduciendo la prueba en el lector que la “víctima” en realidad es una “paranoica”. Así funciona la técnica de la insinuación velada. 

Aunque en todos los medios de comunicación de masas hay una sección de “Economía”, “Ciencia”, “Cultura”, etc. son puro relleno de la función principal del medio. No pueden hablar demasiado de temas de economía, de arte, teatro o de cultura en general, porqué el grueso de sus consumidores no son intelectuales ni suelen leer libros; como mucho alguna novelita romántica o algún diario deportivo. En todo caso llenan estas secciones con entrevistas a autores o personas “famosas” en alguna de estas áreas para que expongan sus tesis o vendan sus ”creaciones” con palabras bonitas. Muchos “likes” y pocas críticas. Algo asequible para todos los chismosos y todas las cotillas, que no están demasiado interesados en conocer el que, el como, el porqué si o el porqué no.

Así funcionan nuestros medios de comunicación cercanos, procurando confundirnos con sus opiniones propagandísticas como si fueran hechos y trabajando para que perdamos nuestra quietud interior, el contacto con nosotros mismos y dudemos de nosotros mismos y del lugar en el mundo que cada uno ocupamos. Si alguien prefiere zambullirse en una realidad paralela, en un ecosistema controlado de bienestar personal, practicando meditaciones simples con la intención puesta en obtener informaciones de distintos medios y diferentes ideologías y comunicar desde la inocencia, el juego y la intuición, buscando la libertad de sentir sin juzgar. Recordemos que la llave de la libertad es poner nuestra intención en nuestro objetivo personal, lanzarnos al cambio, experimentar sin repetirnos y hacernos responsables de nosotros mismos. De lo que hacemos bien y lo que no. 
©JuanJAS