lunes, 23 de febrero de 2015

¿Cómo hacienda recauda tan poco si tenemos unos tipos impositivos tan elevados?

En España el tipo máximo del IRPF y el de sociedades es mucho mayor que la media Europea. Sin embargo España obtiene unos ingresos tributarios de sólo el 32,5% cuando la media europea es de casi el 40%.

Elevar la presión fiscal española hasta la media europea supondría una inyección masiva de dinero para las arcas públicas. En concreto, se obtendrían unos 83.000 millones adicionales. Con esta cifra España podría suprimir todo el déficit público (de unos 55.000 millones actualmente) y, a la vez, pagar todas las prestaciones de desempleo (25.000 millones previstos para este año). Y aún sobrarían dinero para empezar de una vez el “Corredor Mediterráneo”.
Si los tipos impositivos son más bien altos pero la recaudación es baja, ¿qué falla? Muy claro: "Hay mucha gente que no paga".
Otro hecho que explica la baja recaudación es la existencia de la llamada planificación fiscal agresiva; un eufemismo bajo el que grandes multinacionales mueven los beneficios entre diferentes países, con el objetivo de acabar pagando menos. En teoría, una empresa tiene derecho a tributar en el país donde ha generado el valor añadido de los productos que vende. Esta explicación es lo suficientemente difusa para que algunas corporaciones se aprovechen de ello y abusen. Enviar los beneficios al extranjero para pagar menos impuestos es algo mucho más generalizada de lo que nos podemos pensar entre las empresas medianas y grandes. Este problema es prácticamente imposible de resolver desde un único estado.
Muchas empresas pequeñas ocultan los beneficios para no tener que tributar y también hacen fraude.
Ir a perseguir pequeños negocios es muy laborioso y en cuanto a los autónomos, la gran bolsa de fraude recae en los llamados módulos, que establecen lo que cada uno debe pagar independientemente de lo que facturen. Una cafetería, por ejemplo, paga impuestos en función del espacio que ocupa y no en función de cuánto vende. Si nadie supervisa la facturación real, esto es una puerta abierta a que cada uno haga lo que quiera.
¿Por qué hay tantos ciudadanos y empresas que no pagan lo que les tocaría?
En España falta de cultura tributaria. Durante el franquismo prácticamente no se pagaban impuestos. El IRPF se implantó en 1977 y el IVA se creó en 1986.
Para que la población se sensibilice con la importancia de pagar impuestos es necesario que: 
· Los ciudadanos sientan la administración como algo próximo.
· Durante mucho tiempo, las instituciones generen confianza.
· Los ciudadanos sientan que no hay impunidad para los que se saltan la ley.
Se necesitan más inspectores y más recursos tecnológicos.
La Comisión Europea, en un informe no vinculante publicado en 2012, recomendaba tener 1.000 trabajadores a Hacienda por cada millón de habitantes. Es la media que tienen países tan diferentes como el Reino Unido, Portugal y Suecia. En España la Agencia Tributaria debería tener unos 46.000 empleados, pero actualmente la cifra es muy inferior y sólo tiene 26.800. Serían necesarios, por tanto, un 71% más de empleados "eficientes" y "independientes".
No seré yo quien diga que todo el estado del bienestar, la cultura y la calidad de vida dependen de la eliminación del fraude fiscal. Sin embargo sí que es uno de los puntos principales de la gestión que un estado debería tener bien resuelto.
Cualquiera puede ver que actualmente "Hacienda no somos todos" porque la realidad es que se pone el foco de la fiscalización en los trabajadores por cuenta ajena y pequeños autónomos. De los pobres, por vía directa, hay poco que recaudar. Los ricos, que pueden montar estructuras para "eludir impuestos" legalmente, son los dueños de los que deberían poner los medios para que el fisco fuera efectivo y claro, no les interesa.
Si hubiera más moral fiscal, el trato entre empresas, autónomos e inspectores sería más colaborativo, menos agresivo y intimidante. Seguramente se recaudaría mucho más y todo iría mejor.
Tal vez algún día se puedan cambiar las cosas, pero la inercia puede mucho. En fin, la esperanza es el último que se pierde.
©JuanJAS

sábado, 21 de febrero de 2015

La oratoria, el debate y el diálogo

Para empezar, os propongo ver este video dirigido a muchas de las personas de nuestra generación. Esos y esas que están permanentemente "en línea". Escrito, realizado y dirigido por Gary Turk, es una lección de vida importantísima para todos los jóvenes pertenecientes a la generación digital. Pulsar aquí encima.
Cada vez más niños están creciendo en un mundo donde no juegan y se comunican personalmente con sus amigos. Parece que hoy todo debe hacerse a través de comunicaciones virtuales por Internet. Para los más jóvenes es lógico que sea así porqué sus padres les dejaron una Tablet desde que nacieron, para que se distrajeran y los dejaran tranquilos y pudieron seguir con sus cosas. Los que no tuvieron esa suerte o desgracia, depende de cómo se mire, o ya no son tan jóvenes, lo hacen porqué creen que así se les considera más modernos. El caso es que las relaciones personales directas, mirándose a los ojos, se rehúyen y todo el mundo está ocupado mirando a una pantalla, en lugar de mirando a su entorno y a las personas que lo habitan. Muchas personas evitan entrar en conversación porque no saben de que hablar y además, al no hacerlo, se evitan sobresaltos emocionales. Este modo de vida empieza a ser angustiante y en parte, también me siento culpable de vivirlo.
Hay muchas personas que miran con extrañeza e incluso sienten un cierto miedo, si alguien más o menos desconocido pretende entablar conversación con ellos. Poco a poco se va perdiendo el hábito del diálogo y la conversación directa con otras personas. Esto es un gran hándicap para nuestras relaciones sociales y también, aunque no seamos conscientes de ello, para nuestra supervivencia en el mundo laboral.
Actualmente el paro es el mayor problema de nuestra economía y de nuestra sociedad. Impacta muy negativamente en gran número de familias españolas, por lo que todos deberíamos comprometernos en la búsqueda de nuevas e innovadoras soluciones que nos permitan salir lo mas rápidamente posible de esta gravísima situación. 
La prioridad en las políticas gubernamentales y empresariales debería ser la creación de empleo, la mejora de la empleabilidad de las personas y el desarrollo profesional de los que están empleados, impulsando la igualdad de oportunidades y la conciliación de la vida laboral y familiar de los mismos. Debería apostarse por el talento como un factor estratégico. Desarrollar programas para atraer talento y apostar por la diversidad como factor diferenciador, entendido como capacidad para generar valor añadido sin importar la discapacidad, religión, sexo... 
Las empresas deberían ofrecer a las personas con sentido común, la posibilidad de crecer, tanto personal como profesionalmente, asumiendo conjuntamente el compromiso de crear un mejor día a día para nosotros y para sus clientes; a la vez que ofrecen un proyecto de carrera para sus colaboradores. 
Las empresas líderes unen experiencias para buscar soluciones eficaces para todos: el empleo para jóvenes, la captación y fidelización de talentos y la integración laboral. Hoy en día, las empresas no pueden separar los conceptos de innovación y empleo si quieren ser competitivas. No hay nada que sea bueno para las empresas si no lo es también para los trabajadores. ¡Win to win!
Para construir un mundo mejor, lo importante es que las palabras vayan unidas a los hechos. Que los gobiernos y las empresas busquen medidas realistas, responsables y pragmáticas de empleabilidad. Las empresas, tanto privadas como públicas, al seleccionar profesionales, deberían ofrecer igualdad de oportunidades a todos los candidatos y utilizar los criterios y herramientas lo más objetivos posibles. Ofrecer a los empleados las mejores oportunidades de crecimiento y desarrollo profesional en función de sus capacidades, porque lo que les interesa es contar con el mayor talento motivado posible.
La innovación no es patrimonio de las empresas de tecnología ni de los departamentos de I+D. Hay que aplicarla a todo, porque innovar es ver y hacer las cosas de otro modo, estar abiertos al cambio y arriesgar. Es trabajar al lado de escuelas, universidades y expertos en gestión, selección y atracción del talento para seguir avanzando en la excelencia y en la creación de empleo de calidad.
Las empresas no sólo deberían pagar impuestos en las comunidades en que operan y obtienen beneficios, tendrían que comprometerse con su desarrollo socio-económico y cultural.
Las grandes empresas españolas deberían apostar firmemente por los jóvenes recién graduados y en búsqueda de su primer empleo. Contribuir a su desarrollo profesional con iniciativas que permitan aumentar sus posibilidades de inserción en el mercado laboral español, en lugar de tener que emigrar a cualquier lugar donde les ofrezcan la posibilidad de ganar dinero; al tiempo que se desarrollan profesionalmente, aunque a costa del bienestar de sus familias. Una solución podría ser que ofrecieran becas remuneradas, para seguir aprendiendo en la práctica.
El Ministerio de Empleo, en lugar de pontificar y antes de legislar, debería conocer la opinión de estudiantes de últimos cursos (universitarios y de FP), jóvenes en sus primeros trabajos, profesores, intermediarios (agencias de selección) y empresas (profesionales de Recursos Humanos). Saber cual es su postura frente a distintos aspectos de la formación recibida, la búsqueda de empleo y las experiencias laborales con el fin de diseñar sistemas educativos eficientes para crear empleo.
Tal vez así se darían cuenta de que los jóvenes desconocen mucho acerca del mundo laboral: desde los tipos de contratos, hasta cómo afrontar la búsqueda de empleo. También les suele faltar preparación en competencias transversales como idiomas, conocimientos de informática, motivación, trabajo en equipo… y una mejor capacidad de comunicación. En España tenemos mucho miedo al ridículo y somos demasiado recatados cuando se trata de comunicar, trabajar en equipo y negociar. Muchos jóvenes aún teniendo una formación espectacular no se saben vender porqué no han dedicado interés a formarse en el campo de la oratoria
A las personas nos mueven las emociones y nos mantienen las razones, por ello el arte de la oratoria sirve para lograr una buena “venta personal" y abrir muchas puertas. Los profesionales de la venta y los políticos lo saben muy bien, pero todos deberíamos ser conscientes de ello. 
En el sistema educativo español no existen asignaturas obligatorias de oratoria. Ni siquiera en las facultades de periodismo, comunicación audiovisual y publicidad. En las universidades se enseña a memorizar, a recitar y a no participar. Ni siquiera hay exámenes orales.
En la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) se puede cursar la asignatura “Expresión Oral y Escrita” de cuatro meses de duración por un precio de 500 euros. En esta asignatura se enseñan los conceptos teóricos que ayudan a mejorar la escritura y la comunicación pública de carácter oral. Se aprenden los secretos de la retórica clásica adaptados para hacerlos útiles a los futuros comunicadores del siglo XXI. 
Los smartphones proliferan por doquier y cada vez se habla menos y se escribe peor. La mayoría de los estudiantes son incapaces de explicar verbalmente lo que aprenden, porqué muchas veces se limitan a “grabar” y cortar-pegar textos que han creado otros. Las materias de comunicación oral, independientemente de lo que se estudie, deberían ser obligatorias en todas las facultades y colegios. 
Las grandes empresas tienen delegaciones en diferentes países y los profesionales deben aceptar la movilidad geográfica si quieren progresar en sus carreras. Las pequeñas empresas también deben ser capaces de exportar compitiendo con otras similares, si quieren sobrevivir. Para vender algo a otro es preciso poder y saber comunicarse fluidamente con él, en su propia lengua o al menos en una que entienda. Nuestros competidores lo hacen y si queremos comernos un trozo del pastel, nosotros también debemos ser capaces de hacerlo; al menos igual de bien que ellos. 
En un mundo globalizado, interrelacionado e interconectado, la oratoria ejerce un papel decisivo en nuestras organizaciones y en nuestros perfiles personales y profesionales. Es preciso elaborar un discurso creíble, coherente y consecuente con nuestra marca personal o empresarial.
Ya se que muchos no suelen gustar de las comparaciones con USA, pero en este mundo globalizado es imposible no hacerlo. En USA, los jóvenes entre los 14 y 18 años tienen una materia voluntaria que se llama Public Speaking [Hablar en Público]. Para esta misma franja de edad, existe una liga de debate conocida como Speech and Debate en la que participan más de 130.000 estudiantes cada año. Después, en la universidad, pueden agruparse en asociaciones de larga trayectoria como la American Forensics Association, que promueve competiciones en todo el país. Y, por si fuera poco, las facultades pagan a jóvenes promesas del deporte cursos conocidos como Media Training [Formación en Medios de Comunicación]. Este entrenamiento consiste en enseñar dotes comunicativas a los alumnos para que sepan responder bien delante de las cámaras, porque la mayoría de los estadounidenses tienen muy claro que cuando tienen un micrófono delante representan una marca, una imagen y unos valores.
En España existe un factor cultural muy arraigado que ralentiza el despegue de las clases de oratoria. Entender y pronunciar bien las lenguas propias (castellano y autonómicas) más algunas extranjeras –al menos el inglés- y responder continuamente en clase, son dos pequeños ejemplos de situaciones cotidianas que están mal vistas por gran parte de los alumnos y profesores. Algunos profesores están más cómodos dando lecciones magistrales sin que nadie les interrumpa, cuestione o ponga en aprietos y algunos alumnos están más tranquilos diluidos en la masa, sin esforzarse en pensar y evitando exponerse a contrastar con otros, sus puntos de vista razonados. Basta fijarnos en cualquier aula: Las sillas están pegadas en hilera  dificultando cualquier práctica dialéctica que se quiera desarrollar.
A comunicar se aprende comunicando y la mayor parte es cuestión de práctica. Es muy importante que se nos enseñe, bien y desde pequeños, a dialogar, conversar y a expresar nuestros sentimientos y opiniones, para que se transforme en nuestro habito de vida.
Para los que no somos pequeños y no aprendimos a tiempo, recordemos que nunca es tarde para aprender. Nos vendrá bien repasar estas recomendaciones para hablar bien en público:

1. Gestionar el tiempo
¿Cuánto tiempo vamos a estar hablando? Esto es lo primero que debemos saber antes de planificar nuestro discurso. Se recomienda terminar antes de la hora pactada, nunca sobrepasarse. Hay que tener claro que lo importante no es contar todo sino contar lo más interesante.
2. Analizar tu auditorio en dos sentidos.
 Lo primero: no es lo mismo hablar ante universitarios que ante empresarios. Conocer el perfil de los asistentes a la ponencia varía el enfoque de la alocución y nos ayuda a estar preparados ante posibles preguntas. Segundo: conocer el lugar. ¿Hace frío hace, hace calor?.  ¿Tengo micrófono de mano o hablaré a viva voz?. ¿Las sillas de los asistentes son cómodas o incómodas. ¿Hay Wifi o no?
3. Hablar con entusiasmo
El 80% del éxito de una buena charla es nuestra actitud. Sonreír, subir y bajar el tono, mostrar énfasis, mover las manos... El público recordará lo que el orador les hizo sentir. La memoria está enfocada a las sensaciones. 
4. ¿Qué tengo que llevar?. 
El material tiene que ser un complemento. Es bueno poner vídeos y fotos. Las imágenes, al igual que las historias propias y las anécdotas, siempre se recuerdan mejor.  Suele suceder que a los 15 o 20 minutos de charla, el público desconecta. En este instante, sería bueno introducir el material audiovisual. 
5. Mensaje directo, al grano. 
A la hora de plantear un discurso, con independencia de la duración, hay tres conceptos: anticipo la idea de mi mensaje, la desarrollo y la recapitulo. El público tiene que entender que hay un beneficio en escucharte. Arrancar con el “bueno pues” se considera casi un atentado en la oratoria.
6. ¿Moverse o no moverse?. 
Es muy importante el movimiento. No hay que estar sentado pero tampoco bailando. Con naturalidad, con dinamismo, sin pasarse y sin extremos. No hay un estilo especifico ni un comunicador ideal. En función del tema, modelo, o público todo cambia. 
7. Preparar y practicar, preparar y practicar. 
A comunicar se aprende comunicando. Y así se gana naturalidad, convicción, credibilidad y confianza.

Las habilidades de comunicación son esenciales para que los jóvenes puedan convertirse en ciudadanos comprometidos, profesionales cualificados y líderes honorables en nuestra sociedad global o simplemente para ser capaces de expresar su opinión críticamente. 
Vivimos en un mundo competitivo y si nos dejamos guiar por los modelos que nos ofrecen ciertos programas televisivos, podríamos pensar que es normal ser agresivo, intolerante, poco respetuoso con las opiniones ajenas y que tiene más razón quien grita más interrumpiendo a los demás. Quien sigue estos estereotipos, pone de manifiesto grandes carencias para la comunicación y el diálogo inteligente y por supuesto no es lo deseable para nadie que quiera vivir en una sociedad armónica. Aprender a debatir y a expresar las ideas propias es fundamental para mejorar nuestra calidad de vida social. Practicar estas cualidades es fundamental para entenderse a uno mismo, para poder trabajar en equipo, para evitar malentendidos, para poder polemizar sin agraviar, para vivir asertivamente en comunidad y más si sabemos compartir esos dones con nuestro círculo de amigos, conocidos y saludados. 
Es verdad que los gadgets electrónicos crean adicción, porqué son cómodos de usar, pero… ¿Porqué desaprovechar todas las ventajas del buen diálogo que nos pueden enriquecer tanto?. 
Sobre todo en los jóvenes, tan aficionados a los smartphones, ¿Porqué no fomentar en ellos la excelencia a través de actividades de oratoria y debate competitivos? Sin malas palabras y por supuesto sin gritos ni agresiones.
Cada medio de comunicación es adecuado para cubrir una necesidad concreta, pero si tenemos la posibilidad de comunicarnos personalmente, no lo desaprovechemos. Conozco una persona que no está en Facebook porque dice que “su Facebook” está en la calle, con sus amigos y que el “chat” lo practica cara a cara. Piensen en ello cuando se encuentren personalmente con algún amigo o conocido. No se limiten a decirle: ¡Ya nos veremos!, ¡Tenemos que quedar un día!. ¡Tenemos que hablar!
Todos tenemos la agenda muy llena y estamos muy ocupados… ¿Lo estamos?...
Aprovechen la oportunidad y ¡Hablen ya!
©JuanJAS


Anexo.-
Si alguien quiere seguir un curso de oratoria, puede encontrarlos en:

1. En la UOC existe la asignatura Expresión Oral y Escrita de cuatro meses de duración por un precio de 500€. 

2. En la Universidad de Salamanca (USAL) existe un Máster en Protocolo Comportamiento Social y Corporativo, que, aunque se centra más en este ámbito, también incluye una parte de oratoria en público por un coste de 3.840€ y un año de duración. Además, la USAL cuenta con distintos talleres a lo largo del año, el primero de este 2015 empieza en marzo.

3. Oratoria. Un fin de semana al mes a lo largo de ocho meses. Precio: 1900 euros. Fechas de los cursos: Inicio el 27 y 28 de marzo y finalización 18 y 19 de diciembre. Se celebrará un módulo al mes; julio y agosto libres. Además existen monográficos opcionales: 230€ y talleres para niños. 

4. Speak and Span organiza sesiones de dos días para grupos reducidos. Teléfono: 91 630 11 91.

5. La Universidad Pontificia Comillas ICAI-ICADE desarrolla un Taller de Oratoria y Dialéctica destinado a alumnos e interesados fuera de la universidad. Precio: 110 euros (alumnos) / 220 euros (resto)

miércoles, 4 de febrero de 2015

Los "Fondos Buitre"

Los fondos distressed o holdouts, más conocidos como fondos buitre, son fondos de capital riesgo que compran deuda de economías en problemas, cercanas a la quiebra, para posteriormente presionar y cobrar la totalidad del valor de esa deuda, además de los intereses por los años adeudados, sin tender a reestructuraciones o quitas. Su campo de acción abarca tanto a países con situaciones financieras críticas como a empresas con graves problemas económicos.
El principal objetivo es comprar activos con el menor precio posible y que en el momento de la venta, en un periodo a corto o medio plazo, se venda a otros inversores para conseguir altas rentabilidades.
Eligen mercados en malas situaciones económicas, casi en quiebra. Cuentan con amplios conocimientos del mercado en el que van a entrar. Están integrados por grandes especialistas en procesos de reestructuración de empresas. Además, por regla general, la mayoría parten de sociedades de inversión de capital riesgo. Compran títulos a muy bajos precios, llegando a ser incluso el 10% o 20% de su valor nominal.
Intentan reflotar esta economía en mal estado para venderla después a un precio mucho más alto del pagado por ella.
No obstante, como en cualquier operación, el éxito no está garantizado y toda operación de este tipo conlleva su riesgo.
Los fondos buitre no terminan de gustar en el ámbito financiero y alegan que el calificativo de buitre (aves que se alimentan de animales muertos) se ajustan muy bien a su modo de subsistir: gracias a Estados y compañías al borde de la muerte. Por ello, han sido puestas en entredicho por varias organizaciones, entre ellas el G20. 
En España, se pueden encontrar numerosas empresas que cotizan con tanto descuento sobre su valor contable y que pueden tener problemas como un excesivo endeudamiento, balance de cuentas y resultados desproporcionado con excesivos vencimientos a corto plazo, o problemas de destrucción de valor, que podrían ser presas de estos cazadores. 
Empresas como The Royal Bank of Scotland, o Pescanova, La seda de Barcelona y Codere en España, han sido protagonistas de operaciones lideradas por fondos “distressed”. 
Hasta aquí, estos “carroñeros”, pese a sus “actos” no salían por la tele y el ciudadano medio ni siquiera incluía su nombre en su vocabulario. Pero al “capital” no le gusta dormir y se había acumulado demasiada liquidez en el sistema financiero mundial, como consecuencia de las políticas monetarias expansivas llevadas a cabo por los principales bancos centrales del mundo. Fue en el año 2003 cuando estos “fondos buitre”, después de estar «sobrevolando» unos años el ladrillo español tras el descalabro inmobiliario, empezaron a “comprar” viviendas al precio más reducido posible a vendedores “convalecientes” (SAREP incluido) a los que no les suele quedar más opción que vender con pérdidas antes de hundirse más aún. A corto plazo, estas operaciones no provocarán una subida del precio de inmuebles, porque son relativamente pocas. No obstante, ¿qué consecuencias tendrá para el hipotecado o inquilino cuyo nuevo ‘casero’ serán estos fondos buitre?
Esta venta del Estado o entidades bancarias ha impedido que lo que habrían podido ser refinanciaciones a las familias se ha sustituido por la cesión de los créditos en dificultades a cesionarios extranjeros, dejando al deudor absolutamente desamparado y sin propuesta de refinanciación alguna.
Los desahucios de familias enteras en Madrid, después de que sus viviendas de protección oficial hayan sido vendidas a “fondos buitre”, siguen alimentando una justa ira contra los despropósitos de estos años de recortes, austeridad indiscriminada y operaciones inexplicables.
Hablando de fondos buitres. Quien tiene mucha experiencia en estos fondos oportunistas es Lazard, el banco de inversiones que fichó a Rodrigo Rato tras su salida del FMI y antes de su llegada a Bankia. Lazard también acumula una larga experiencia en asesorar a gobiernos y ciudades con graves problemas de liquidez, como Argentina, Costa de Marfil o la mismísima Nueva York. 
En Grecia, una de las primeras medidas del gobierno de Syriza ha sido, precisamente, contratar a Lazard para que le asesore en la renegociación de la deuda con Europa... Un movimiento que ha producido tanta perplejidad como la coalición de gobierno con los nacionalistas conservadores del partido Griegos Independientes (ANEL), o el hecho de que no se haya incluido ninguna mujer en primera línea de gobierno.
Es cierto que en las democracias son los votantes los que dan el mandato en las urnas sobre si quieren un gobierno mayoritario o no. 
Si hay mayorías absolutas, ya vemos lo que pasa en España: llegan a gobernar de espaldas a gran parte de la ciudadanía y si no se consigue mayoría absoluta, aunque sea por poco, para poder gobernar, pueden producirse alianzas hasta con el demonio. De una u otra forma, tanto si son gobiernos de derecha como de izquierda, el “capital” y los “mercados” están siempre omnipresentes manejando los hilos que dirigen los movimientos de los gobernantes. Mientras ¿Quién recibe?...
Ya decía Ronal Reagan que los contribuyentes son las personas que trabajan para el Gobierno pero sin haber hecho las oposiciones a funcionario. Aunque si se está ilusionado… Dicen que ¡Sarna con gusto no pica!
©JuanJAS

lunes, 2 de febrero de 2015

La tecnología que viene en 2015

Siempre procuro tener un enfoque realista e intentar distinguir lo espectacular y futurista de lo innovador y que aporta utilidad al gran público. 
Por eso no les hablaré de pantallas que se doblan o tazas inteligentes que reconocen el líquido que contienen. Temas que por deformación profesional me encantan, pero que, hoy por hoy, sirven más para soñar con lo que nos gustaría recibir de regalo de reyes que con la posibilidad de disfrutarlo en casa los próximos meses.
Hace tiempo que tímidamente el "Internet de las cosas" está llegando a nuestras casas. Smartphones y tablets iniciaron una revolución que multiplica una y otra vez el número de dispositivos conectados a la red de redes. Las predicciones se acercan ya a los 50.000 millones de “cosas” conectadas a Internet en 2020, 25 veces más que en el arranque del siglo XXI. Esto pronostica un próximo renacer de la domótica.
http://www.motorola.com/us/accessorie
s-bluetooth-headsets/Moto-
Hint/moto-hint-pdp.html
En ese escenario tecnológico, el coche, la lavadora y por supuesto, los wearables, estarían online, al igual que multitud de sensores repartidos por la casa. Estarían interconectados entre sí y con el teléfono móvil, que haría de centro de control. Tanto Apple como Samsung han lanzado plataformas para que todo tipo de aparatos domésticos se comuniquen con sus móviles. Ya nos imaginamos la casa inteligente. Sin llaves ni interruptores, con luces que se encienden y puertas que se abren a nuestro paso. De forma fácil y sin tener que recordar complicados sistema de accionamiento. Lo único que tenemos que cuidar y mantener operativo es nuestro cerebro. ¡Perdón!. Quería decir nuestro smartphone.
Los termostatos inteligentes son el primer gran ejemplo del Internet de las cosas. Liderados por Nest, una startup comprada hace un año por Google, estos dispositivos no sólo se controlan desde el teléfono, no sólo encienden la calefacción o el aire acondicionado cuando detectan que nos acercamos a casa. La clave está en que aprenden de nuestros hábitos, recopilando datos de multitud de sensores domésticos, procesándolos y tomando sus decisiones mediante inteligencia artificial. Estos termostatos son el primer gran ejemplo del Internet de las cosas y sus posibilidades: esas “cosas”, más que ser automáticas y fáciles de programar, es que ya no hay que programarlas, porque aprenden y se ajustan solas
La cara amable de esta nueva era del procesamiento de datos la ven los usuarios de los termostatos inteligentes, que han logrado reducir su gasto en calefacción. Los fabricantes prometen ahorros de hasta el 30% en la factura. Las compañías eléctricas están empezando a vender esos termostatos a sus clientes. Y algunas van más allá. Ofrecen a los usuarios del termostato Nest descuentos en su tarifa si dejan que la compañía eléctrica pueda apagar a distancia el aire acondicionado de sus casas durante las horas puntas de consumo, para evitar las sobrecargas veraniegas en la red.
http://www.ihealthlabs.com
Una aplicación del Big Data son las redes eléctricas inteligentes. Procesar y compartir los datos logra una mayor eficiencia energética en cada casa y también de manera colectiva, en ciudades o regiones enteras. Por otro lado los usuarios podemos pensar que estamos cediendo nuestros datos y parte del control a una empresa, y que eso es un arma de doble filo. La era del Big Data despierta nuevas preocupaciones por la privacidad y por el poder que puede acumular quien se apropie de todos esos datos y sepa utilizarlos en beneficio propio.
En un sector que mueve tanto dinero como el de la salud, el disponer de los datos de actividad física, pulsaciones, horas de sueño, consumo de calorías, etc. de millones de usuarios tiene un valor incalculable. Y ahí la legislación tendrá que adaptarse rápidamente para evitar abusos de poder y para permitir el uso de esos datos en beneficio de la salud de la población general.
Los wearables más sofisticados miden parámetros médicos (iHealth)
Y es que, un usuario de pulsera inteligente que monitoriza su actividad también puede pensar que tiene más utilidad “donar” a la ciencia esos datos, muchos de los cuales uno mismo es incapaz de procesar.
A finales de 2014 Apple lanzó un nuevo sistema para que los iPhone recojan y almacenen los datos relacionados con la salud, medidos con los sensores de los propios móviles y de aparatos externos, de sofisticados wearables con aplicaciones médicas. Compañías como WebMD ya han lanzado sus propios servicios, basados en esta tecnología, para monitorizar de manera más precisa la salud de los pacientes. Así que en 2015 conoceremos los primeros frutos de esas experiencias piloto. Si el resultado es que se salvan vidas y se van conociendo mejor algunas dolencias, finalmente habrá un buen motivo para calificar a 2015 como el año de los wearables.
http://phys.org/news/2014-10-ultra-fast-batteries-recharged-minutes.html
Un grupo de científicos de la Universidad Tecnológica de Nanyang, en Singapur, creó unas baterías que cargarán tu Smartphone de manera ultrarrápida, al 70% en tan sólo dos minutos.
¿Cuánto tiempo pasa tu móvil enchufado a la corriente? Seguramente casi la mitad del día. Y es que, como todos sabemos, la capacidad de almacenamiento de las baterías de ión-litio disminuye en cada recarga. Así es que con frecuencia nos desesperamos buscando dónde cargar nuestro dispositivo móvil.
Ciertamente, este tipo de batería tiene fecha de caducidad: como mucho duran dos años. Por eso, los científicos de Nanyang encontraron una solución sustituyendo el grafito -uno de los materiales del polo negativo de las baterías- por dióxido de titanio, que es más económico y fácil de encontrar.
En el estudio sobre estos nuevos dispositivos de carga ultrarrápida, aseguran que podrán recargarse más de 10.000 veces, lo que les otorgará una vida útil de 20 años. Ahora sólo nos queda esperar a que salga al mercado este maravilloso invento. 

Quien no se alegraría de disponer de un “Traductor inteligente de Skype” que le facilitara la comunicación con otras personas que hablan un idioma distinto al nuestro.
Quien no disfrutaría interactuando con los hologramas palpables que Microsoft está investigando. Pensemos que si estas nuevas tecnologías nos facilitan otras formas de ver el mundo, nos ayudarían a cambiar el mundo que vemos con nuestros ojos.
Aunque no salga por la televisión, que nos bombardea con lo mismo cada día, haciéndonos pensar que no hay vida fuera de la política o los “programas de tonterías”, los científicos no paran de investigar y las empresas tecnológicas toman algunos de los descubrimientos para crear sus gadgets, más o menos útiles y rentables. 
Seguro que los geeks estarán encantados con estas noticias y los que no lo son, tal vez un poco abrumados al comprobar lo que avanza la ciencia. Algunos incluso asustados de la velocidad que alcanza el tren tecnológico y asustados por perderlo. Recuerden que la tecnología, en si misma, no es ni buena ni mala, todo depende de cómo y para que se utiliza.
©JuanJAS