domingo, 27 de julio de 2014

¿¡MUY HONORABLE!?

Honorable: Que es honrado y merece el respeto o la estima de los demás.
Conociendo la pasta de la que estamos hechos los hombres y las mujeres a estas alturas, a mí cada vez hay menos cosas que me escandalizan. Eso si, me sorprenden y me extrañan pero procuro no romperme las vestiduras por ninguna. Y si el tema es de política y políticos aún menos. 
Comunicado de Jordi Pujol Julio 2014
He leído el comunicado del presidente Jordi Pujol. Me ha dolido por él, por Catalunya y por los catalanes. A parte de algunas coincidencias personales en actos sociales, conozco a Jordi Pujol como la mayoría: a través de los medios de comunicación. Todos sabemos que se hacía muchas entrevistas a sí mismo y que era lo que se conoce como un “animal político”, buen nadador en las aguas más adversas. 
Supongo que la confesión de que ha ocultado dinero en paraísos fiscales durante 34 años ha caído como una losa en un país que lo tenía como el máximo referente del catalanismo, del nacionalismo y últimamente del independentismo al que se había convertido en los últimos años de forma sorprendente, porque siempre había dicho que no era independentista. 
La carta de Pujol, en la que pide perdón por mentir de forma tan descarada, parece el discurso, no del político que recordaba, sino de un hombre abatido por la corrupción que se ha practicado en su familia durante años. No da cifras ni nos dice quién es la tercera persona que se hizo cargo del dinero que pertenecían a su padre Florenci (¿sólo?) y que les dejó en testamento a su señora y sus siete hijos. 
Me extrañó mucho que ante tantos ataques a su familia, sobre todo a uno de sus hijos, que él no hubiera dicho nunca “basta”. 
Puede que en un principio estuviera mal asesorado, aunque el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento. También es cierto que posteriormente habrá tenido presiones de su entorno familiar en uno (ocultar) y otro sentido (destapar). Es un difícil mantener el equilibrio en tiempos de corrupción, tolerancia, connivencia, panxacontentismo, prevaricación, sobornos, cohechos, malversación de fondos, etc.
Las libertades democráticas hay que saber administrarlas y hay muy pocos santos varones o damas que hayan tocado poder y no hayan caído, en mayor o menor medida, en la tentación del lucro indebido. Eso no es una disculpa, sólo la constatación de un hecho. Todo el mundo es muy solidario y muy honrado hasta que se descubre que ha evitado, siempre que ha podido y en la medida de sus posibilidades, pagar impuestos. También es cierto que los “representantes” – “dirigentes” son los primeros que deben dar ejemplo a la ciudadanía con su comportamiento ejemplar y son los que deben legislar para dificultar al máximo estos comportamientos incívicos, insolidarios, etc. Por su parte la ciudadanía debe tener más memoria. Debe recordar todo: lo bueno que han hecho por el país, lo menos bueno y lo malo (¿Banca Catalana?, ¿3%?).
Muchos que le han adulado durante tantos años hoy se abalanzan contra él en las redes sociales. Dicen que el “proceso” continuará mejor porque se habrá limpiado la suciedad. Lo que yo digo es que se hable menos y se haga más. Que se esclarezcan los temas de Jordi Pujol y de tantos otros que están disgustados porque les han pillado. Que Jordi Pujol explique lo que esconde esta carta que ha publicado, sólo cuando la justicia se le acercaba para que diera cuentas de unas irregularidades que se habían detectado desde hacía unos meses. Que se apliquen las leyes, que respondan los responsables de quebrantarla, si es necesario, ante las autoridades tributarias o judiciales y también ante la ciudadanía: si fuera cierto, que se sepa que hemos tenido un presidente que ha mentido durante tantos años y que los valores que predicaba eran farisaicos. 
No está de más que pida perdón y que la declaración sea "reparadora en lo posible del mal y de expiación para mí mismo", pero no estamos en el terreno de la moralidad de un acto público. Estamos ante un caso de posible responsabilidad civil o penal, con consecuencias políticas autodestructivas de su propia trayectoria y, en todo caso, ante la pérdida de no ser ya más un referente ético para el país. Sería triste que sólo fuera recordado por este hecho, sin embargo, algunos ya no podremos recordarle como “Molt Honorable”. 
©JuanJAS