viernes, 18 de octubre de 2013

Blog JAS Vida Futura

Como toda excepción que confirma una regla hoy voy a hablar de mi.
Ya hace dos años que abrí el blog “JAS Vida Futura”. Como avisé, en el primer post, que haría, he compartido aquí comentarios sobre noticias de actualidad, cavilaciones, pensamientos, fotos, presentaciones multimedia, vídeos, a modo de cajón de sastre. En el cajón reposan 170 entradas que han recibido más de 30000 visitas, entre las que habéis dejado 81 aportaciones vuestras. 
Os habréis dado cuenta que me encanta buscar el conocimiento, compartirlo con vosotros en el Blog y en Facebook y guardarlo para posteriores consultas. 
El ordenador complementado con el acceso a Internet nos ofrece un medio fantástico para esta tarea. En mi “escaparate” he expuesto muchas cosas que me gustaría preservar, tamizadas con mi filtro particular, en cada momento de la época que nos ha tocado vivir. Algunos temas tratados son de rabiosa actualidad y otros son atemporales. Todos ellos pueden revisarse en el futuro y comprobar cómo han variado los conocimientos y el proceder de la sociedad que no deja de evolucionar. 
Me importa mucho como vivís el Blog. Como os hace sentir lo que escribo y comparto con vosotros para que lo leáis y comentéis.
Cuando imagino un tema, pienso en su interés para mi y para vosotros. ¿A quien va a ayudar esto? ¿Hará que pasen un buen rato leyéndolo? ¿Aprenderán algo útil para sus vidas? ¿Cómo puedo perfeccionarlo y/o resumirlo? Como soy de los que creo que una imagen vale más que 1000 palabras, intento crear y adjuntar infografías que desarrollen, complementen y hagan que las entradas sean más amenas y fáciles de entender para los que no sean muy amantes del “negro sobre blanco” y prefieran una imagen, una presentación multimedia o un vídeo a un largo texto. Siempre encuentro muchos “no” por cada “si”, hasta llegar al escrito final. Nunca es un simple “copiar-pegar”. Intento con humildad que cada idea que toco mejore algo mi vida intelectual y la vida del que lo lee. 
Siempre firmo mi trabajo dando fe de que lo que os transmito ha sido elaborado a partir de fuentes de calidad, testadas y hasta donde puedo, comprobadas por mi propia experiencia o por la de personas que me han demostrado sabiduría, conocimientos comprobados por la comunidad, éxitos reales y comprobados en el desarrollo de los temas en cuestión. 
Algunos leéis mis entradas en silencio y no llegáis a transmitirme vuestra reacción ni los sentimientos que os producen. Como no tengo feedback no puedo saber si es por algo de timidez o por algo de desidia. Si estas fueran las causas espero que pronto venzáis estos inconvenientes. Otros, me regaláis vuestros comentarios que me enriquecen día a día y me producen onda satisfacción. Gracias a todos por estar ahí, por aprovechar mi esfuerzo, por vuestros comentarios, críticas, elogios y ánimo. 
Durante estos casi dos años he disfrutado con mi blog, posteando entradas en Facebook y compartiendo comentarios con mis “amigos” y gente que me gusta. 
Por cierto, me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla para que se mueva y avance, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. Me gusta la gente que aprende de la vida, que siente lo que vale, que sueña lo que quiere, que trabaja perseverante para lograrlo, que se satisface y premia cuando lo consigue y es consciente de que le sobra con tener lo que tiene. 
Me gusta la gente con capacidad para medir las consecuencias de sus acciones, la gente que no deja las soluciones al azar, esperando que el tiempo las encuentre. 
Me gusta la gente justa con sus vecinos y consigo misma, pero que no pierde de vista que somos humanos y nos podemos equivocar. 
Me gusta la gente que sabe que ignora muchas cosas pero tiene ansias por aprender, gente que disfruta aprendiendo conocimientos nuevos y compartiéndolos, porque piensa que el trabajo en equipo produce mucho más que los caóticos esfuerzos individuales. 
Me gusta la gente que cambia para perfeccionarse, que no es envidiosa ni desprecia a los que piensan diferente, porque la ignorancia es muy atrevida y la presunción de sapiencia es el primer paso hacia la ignorancia.
Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría. La gente que son optimistas e intentan buscar la oportunidad ante la adversidad. La gente que no está inmóvil esperando el momento perfecto para emprender un proyecto sino que emprenden el camino y con voluntad y tesón intentan materializar su sueño. 
Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos serenos y razonables a las decisiones de un jefe o dirigente. La gente que continuamente se esfuerza por aprender a manejar bien las emociones nocivas y a expresarlas positiva y asertivamente. 
Me gusta la gente con criterio, la que no se traga las informaciones sin pensar, la que no se avergüenza de reconocer que no sabe algo o que se equivocó. La que no se rige por sus prejuicios y creencias, basados en la crítica a los que no piensan como ella. 
Me gusta la gente capaz de detectar y aceptar sus errores y que al aceptarlos, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos. 
Me gusta la gente fiel y tenaz, que no desfallece cuando trata de alcanzar objetivos e ideas. 
Me gusta la gente con autoestima y con suficiente empatía para reconocer las carencias o impedimentos en los demás. Gente que critica constructivamente, consuela y alienta con palabras de ánimo o elogios a seguir adelante. Gente que observa y escucha con una actitud abierta y flexible y por ello puede aconsejar y aportar nuevas ideas. 
Me gustan las personas tolerantes, comprensivas y respetuosas, que con su sabiduría y perspicacia rompen la cadena de negatividad existente en el mundo. 
En fin, me gusta la gente que deja huellas, no cicatrices. 
Las nuevas tecnologías facilitan el buscar, conocer y permiten relacionarse con gente de este tipo. Es un poco como viajar viendo un documental por la TV. No tienes la emoción del “en directo”, pero tienes acceso virtual a más “paraísos”. Para mi, intercambiar pensamientos y proyectos con esa clase de gente es la mejor recompensa a todos los esfuerzos. 
Algunos eruditos piensan que son los demás los que nos forman y nos conforman, los que sostienen nuestra imagen: con ellos vivimos y somos, y con ellos desapareceremos cuando su memoria se desvanece o cuando dejan de prestarnos su atención. Admitiendo que este contacto con vosotros me ha cambiado, quiero creer que, básicamente sé quién soy y cómo soy, y aunque también se dice que cuanto más explicas como eres, más vulnerable te vuelves, lo voy a compartir con vosotros: 
Sé que mido casi un metro setenta, que tengo el pelo castaño, los ojos verdosos y la piel rosada, que no me gusta llevar joyas ni anillos ni piercings ni tatuajes ni etiquetas. 
Sé que me gusta disfrutar de la familia, dialogar, pasear y bailar y que mi expectación y curiosidad por aprender no tiene límites. Mi mujer me dice a veces que soy “excesivo”, porqué me implico e ilusiono en los temas en que ocupo mi tiempo y me gusta conseguir un resultado que me satisfaga y haga sentir que el trabajo realizado ha valido la pena. 
Sé defender una forma de vivir, de pensar y de ser, pero no creo en los valores universales y eternos, ni en la moral natural, ni le veo el sentido a perder la vida por Dios, la patria, el deber u otras formas más modernas de dominar las conciencias. 
Pertenezco a la reserva de quienes sólo izarían banderas si estuvieran prohibidas, y sin embargo, me emocionan las gestas más o menos heroicas. 
Me merecen respeto todas las personas, pero siento admiración por pocas. No me merecen ningún aprecio los traidorzuelos, los vanidosos, los fatuos, los soberbios, los dogmáticos y los que presumen de intelectuales y de saberlo todo, los populistas que dicen lo que sus interlocutores quieren oír, criticando a todos los demás pero sin aportar ninguna propuesta positiva y factible. 
El mundo me desconcierta porque no sé qué puedo hacer por paliar tanta doblez y tanto dolor y porque cada vez queda menos espacio para la libertad bien entendida. 
Dicen que quien dice la verdad no tiene miedo de mirar a los ojos. Dado que a mi me gusta vivir tranquilo, procuro mirar de frente y prefiero escuchar la verdad aunque me haga sufrir, que sonreír engañado por mentiras. 
Me gusta mi tierra, donde nací y donde vivo, aunque me he encontrado a gusto en muchas otras. Es cuestión de apreciar lo bueno que encuentras allá donde vas y aminorar el efecto de las adversidades que te salen al paso. Con la edad me he acostumbrado a evitar los extremos (desierto/selva, lluvias torrenciales/sequía, frío polar/calor tropical). 
Me gusta el arte que me despierta emociones, la ciudad, los paisajes abiertos y la comida natural de temporada y cocinada con cariño. 
Nunca me han importado las marcas, ya sea en el vestir, en los vinos, en los automóviles, etc. Lo único que me importa es que me guste y no me gusta más porqué sea más caro, sino porqué el producto satisfaga mis necesidades físicas y emocionales, pagando el precio más económico.
Tengo pánico a las deudas y nunca me he endeudado más que para adquirir la vivienda. Nunca he tomado un préstamo personal ni he comprado ningún “capricho” a plazos, salvo en el caso, poco habitual, en que haya podido invertir el dinero necesario para la compra, en algo más rentable que el interés del préstamo. 
Me gusta más la montaña que el mar abierto, más los lagos que los ríos, más los jardines, bosques, árboles y flores que los perros y los gatos. 
Siempre he preferido ir de vacaciones, cuando he podido, pernoctando en hoteles, haciendo ruta para conocer diferentes lugares, que acampar en un camping o comprar una segunda residencia en un lugar fijo. 
Disfruto igualmente de la fiesta y del silencio, pero me siento más a gusto en petit comité donde pueda compartir un diálogo, que entre multitudes, donde suelen proliferar ruidos estridentes o discursos grandilocuentes. 
Me disgustan los gritos, me enternecen los susurros y me abruman los lamentos. 
Arrastro como todos mi pasado y sé que el día de mañana ya es hoy. No añoro especialmente los tiempos pretéritos, salvo por la salud y la figura, ni baso mis expectativas en el futuro. Intento disfrutar del presente sin estridencias ni suspiros por lo que hubiera podido ser si… 
No recuerdo haberme levantado nunca sin saber qué hacer. Siempre he trabajado por conseguir lo que quería, sin abandonar la lucha por miedo y teniendo en cuenta que la idea que vale es aquella que crea una acción en tu vida, tendente a convertir en realidad mis sueños. No suelo aburrirme casi nunca porqué siempre tengo más proyectos en la trastienda que tiempo para desarrollarlos y me implico mucho en ellos; a veces, buscando en el exceso la solución a las causas imposibles. 
Siempre he procurado demostrar mi amor a mis familiares, aunque reconozco que muchas veces no he cuidado adecuadamente mi relación con mis amigos y conocidos. En esto, lo reconozco con una cierta vergüenza, si siento que he sido perezoso. 
No me gusta fingir, me gusta decir lo que siento, no tengo miedo a los compromisos ni necesito firmar papeles para mantenerlos. Soy temperamental aunque cuando noto que la “espuma” sube, no tardo mucho en aplicar la razón y pedir excusas o rectificar si entiendo que me he equivocado. He intentado siempre comprender a los demás y me gusta que, antes de decir no, me escuchen e intenten, de verdad, comprender mis argumentos. 
Intento buscar la felicidad y doy gracias por lo que he conseguido en esta vida. Unas veces por suerte y las mas con esfuerzo y tomando decisiones adecuadas cuando he intuido que la oportunidad era favorable y podría contribuir a alcanzar mis anhelos. 
Siempre pienso, más que en tener, en poder ser y actuar mejor, procurando defender y practicar los principios fundamentales de la libertad, la comunicación, la igualdad de oportunidades, la justicia y el respeto al compromiso de la palabra dada. 
No suelo practicar las virtudes cristianas del pudor y la sumisión y sí en cambio intento hacer míos los valores cívicos de la independencia de criterio y la solidaridad. 
La pobreza cultural de los medios masivos audiovisuales, cada vez más, me hace encontrar satisfacción en la lectura, sin importar el medio utilizado (libro, artículo de prensa o revista, blog, etc.) y a guardar en forma de escritos los pensamientos que los autores de la vida me suscitan. 
Me gusta mucho estar en casa, en el hogar, aunque también disfruto paseando y viajando tanto como puedo. Aunque sigo estando enamorado del mundo que todavía no he visto, sigo explorando, si bien cada vez menos, físicamente. Esta maldita crisis hace necesario espaciar y acortar los destinos y esto es sólo un ligero inconveniente, porqué también se puede descubrir belleza en lugares más próximos. Lo habitual pierde emoción con el tiempo, pero, son tantas las ventajas que nos ofrece nuestra ciudad… Jugamos en casa, conocemos el terreno, el clima, las personas; sabemos desplazarnos con soltura y tenemos todo el tiempo del mundo para ir a los sitios que nos han gustado una y otra vez, a una hora mejor, con una luz mejor, con más o menos concurrencia de gente. Podemos esperar el instante decisivo cada día. Basta con luchar contra la pereza y salir, que no es poco. 
Dicen que viajar es la mejor vacuna contra la intolerancia, contra el provincialismo, la estupidez cultural y contra todo este tipo de creencias permanentes de pensar que lo que tu tienes o tu tierra es lo mejor o lo peor. Por cierto, cuando viajo, doy rienda suelta a una de mis grandes aficiones, la fotografía: Captar paisajes, formas, colores y momentos especiales, para poderlos visualizar en la comodidad del hogar y volverlos a disfrutar relajadamente. La fotografía me ha permitido siempre guardar los buenos recuerdos para atemperar los malos momentos. Desde hace unos años, con el advenimiento de la fotografía digital, las imágenes se pueden compartir más allá de la familia y amigos próximos “muy interesados” en el tema. Ahora, otras personas desconocidas que no han tenido la oportunidad de vivir estos momentos o visitar estos paisajes, pueden conocerlos y disfrutarlos gracias a la generosidad y el trabajo de los que han tenido que soportar el peso del equipo durante las caminatas, pasar frío  calor, cruzar fronteras, aduanas, aguantar los filtros de aeropuertos, arriesgarse en algunas ocasiones a cierto riesgo, etc.. Aquí entramos en el campo documental y de viajes, con sus relatos, aventuras vividas, informaciones de interés para posteriores viajes… Todo un apasionante mundo de sensaciones y vivencias. 
La mente es como un paracaídas, no sirve de nada si no se abre. Por ello sigo buscando virtualmente tesoros ocultos en la geografía del mundo, en las ideas de los que lo atacan o defienden y en los pliegues de mi propia mente y conciencia. Todo ello me ayuda a conformar mi criterio personal y a veces a compartirlo con vosotros en este blog, porque nunca es tarde para, quien sabe, las vocaciones ocultas. 
Cada minuto, cada hora, cada día, es una nueva oportunidad para vivir y aprender. No podemos evitar el envejecimiento de nuestro cuerpo. Es un hecho biológico contra el que poco podemos hacer, pero los neurocientíficos dicen que si quieres sentirte joven, has de tener siempre objetivos y retos. Has de poder y querer soñar, ilusionarte con lo que haces, amar… 
Mi deseo es estar con vosotros todo el tiempo que la salud me permita. Un abrazo a todos y gracias por vuestras críticas, elogios y apoyo. 
©Juan JAS2013 


PD.-
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