sábado, 7 de septiembre de 2013

"11 de setembre". ¿Porqué nos cuesta tanto aprender?

Ya dice el dicho que “El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”. Bien dos, tres y hasta el infinito. La historia siempre se repite machaconamente y nadie lo tiene en cuenta. En estos tiempos en que la gente se ha acostumbrado a pulsar botones y tomar pastillas para resolver problemas, rápidamente y con poco esfuerzo, se desprecia la práctica de la lectura de textos de más de dos líneas, la memorización y la reflexión nos pasan inadvertidas o no se comprenden muchas de las trampas que nos tienden los “agentes sociales”. 
Os invito a releer el chiste “El remero es un incompetente” como exponente perfecto de lo que ocurre en muchas empresas y organizaciones de diferente tipo, y aunque habla sobre japoneses y españoles es una enfermedad mundial. Por supuesto es perfectamente asimilable a los políticos, muchos de ellos faltos de organización, ética social y personal y sus famosos recortes. 
Como continuación al chiste os diré que los múltiples comités continuaron con sus largas reuniones y decidieron que en la regata de 2007, sustituirían el remero “incomprensiblemente quemado”, por un becario o en su defecto, una contrata externa, ya que, “a partir de la vigésimo quinta milla, se ha venido observando cierta dejadez en el remero de plantilla, actitud que roza el pasotismo y con comentarios del tipo: “El año que viene va a remar su puta madre” al llegar a la línea de meta”. 
Regularmente continuo recibiendo alguna variante de este chiste por email y sigo sin reírme. Me enfada menos, pero me sigue quedando un regusto amargo, porqué veo que todo sigue igual: tanto los dirigentes como los dirigidos siguen sin aprender nada. Lo peor es que algunos se siguen riendo de experiencias personales dolorosas (como la del remero). Piensan: ¡Que tontos son ellos y que listos nosotros!. Otros, al más puro estilo Fabra, sueltan: ¡Que se jodan!, mientras haya burros habrán monturas y quien las monte. Parece magia, pero me parece estar viviendo lo mismo una y otra vez al más puro estilo de "El día de la marmota".
De una u otra forma y en uno u otro momento de nuestra vida, todos nos podemos ver retratados como remeros de trainera española y si somos sinceros y responsables, no nos hacía ninguna gracia el puesto, ni el trato recibido. Aunque por simple cuestión de supervivencia, pensábamos que no podíamos dejar de remar, llega un día, por muy responsable que seas y por mucha automotivación que te procures, que no queda otra que reunir valor y decir “¡Nunca mas, que reme su puta madre!”.  Al menos en su trainera.
En la versión empresa, este exabrupto se profería no sólo porque en cualquier momento un iluminado y desconocido directivo te fuera a sustituir por un becario o por la falta de valoración de tu trabajo, sino porque todos los que venían junto a ti en la trainera se dedicaban fundamentalmente a dos cosas: 
  • No quitaban ojo al de al lado que estaba deseando echarle al agua porque no había mucho sitio en la trainera. 
  • A enfrentar sus enormes egos sin decidir qué dirección y estrategia seguir porque había tantas posibles como opiniones sin ningún líder claro. 
Al final de cada dura jornada de carrera perdida y reflexionando sobre tu situación te llegas a dar cuenta que para dejar algún día de remar sólo, machacado y ser feliz, no queda más que dar el salto y abandonar el grupo de la trainera española. Da igual cual sea la bandera que exhiba en su popa. Sólo así se puede mejorar el propio estilo de vida y desembarazarse de esta pléyade de apoltronados chupópteros y destroza-trabajadores, que gobiernan muchas empresas, aprendiendo del estilo de vida, organización y trabajo de los eficientes "ganadores". 
En la versión político-social, la única solución es reformar esta “élite extractiva” que nos gobierna. Cada vez que oímos a nuestros políticos decir que es imprescindible “recortar M miles de millones de euros” deberíamos releer el chiste del remero o ver este vídeo

Producir eficientemente, ¡si!. 
Gastar ordenadamente, ¡si!. 
Ser solidarios con los menos favorecidos, ¡si!. 
Igualdad de oportunidades, ¡si!. 
Igualdad de esfuerzos, ¡también!
Ser ecuánimes en la redistribución del dinero generado-recaudado, ¡también!. 
Cuidado con “La ley del embudo” (para mi lo ancho y para ti lo agudo). Mucha gente aplica esta ley de modo inconsciente y habitual y los efectos son perversos cuando la aplican de modo conscientes personas con responsabilidad social y poder.
Cuando los políticos redactan y votan una ley o aplican un recorte, suelen hacerlo con criterio desproporcional en función de sus intereses y del poder que, sobre ellos o sus intereses, ejercen los grandes lobbies y grupos de presión. El problema es que recortan los elementos productivos, dificultan (o no facilitan) la capacidad de emprender y de generar empleo y perjudican la capacidad y la calidad de dar servicios públicos a la ciudadanía (músculo). Una y otra vez, independientemente del color político, siguen sin recortar la grasa que consume muchos recursos y produce muy poco beneficio social. 
Un año más estamos cerca del 11 de septiembre y los medios de comunicación se llenan de comentarios sobre la “diada”, la “cadena catalana”, etc. Los problemas reales del día a día están en “suspenso mediático” hasta, al menos, dentro de dos semanas. Fuera de cualquier consideración política, lo que está claro es que cualquier país (incluido Catalunya) necesita una clase dirigente que actúe con conocimiento, un proyecto claro, honestidad, lealtad y transparencia para facilitar el desarrollo cuantitativo y cualitativo de sus ciudadanos. 
Ante cualquier reivindicación, haremos bien en acordarnos de la “ley del embudo” y hacer examen de conciencia, recabando los datos concretos y veraces que nos ayuden a formar nuestra opinión. Mientras no dejemos de perder el tiempo criticando y demonizando a los demás sin ver la viga en nuestro propio ojo, no resolveremos ningún problema. 
Es bueno recordar que mientras fue relativamente fácil ganar-recaudar dinero, las deficiencias de los dirigentes quedaban enmascaradas. Con la llegada de la crisis y la falta de liquidez, ha estallado también la burbuja de la incompetencia y la corrupción acumulada y han quedado al descubierto las carencias de nuestra clase dirigente en toda su crudeza. 
Consideraciones étnicas aparte, muchos catalanes reclaman al gobierno español un trato fiscal más honesto y justo. Pero con esto no basta. Para mi esta es una reivindicación justa y necesaria, pero no suficiente. Estimo mucho más importante que los dirigentes y toda la sociedad sepa y quiera administrar el excedente con eficiencia, equidad y solidaridad. Lo primero está verde, pero de lo segundo, no alcanzo a vislumbrar ni siquiera los brotes. 
¡Bon 11 de setembre! 
@JuanJAS

PD.- 
Os dejo esta canción para los que sentís aprecio por Catalunya y sus gentes. Aunque está cantada en catalán, está subtitulada y es fácil intuir el mensaje o al menos disfrutar de las fotos y la melodía tal como se ha hecho siempre con las canciones de los famosos artistas ingleses o franceses que toda la vida se han admirado, aunque la mayoría no entendieran lo que decían.