martes, 9 de abril de 2013

¿Cuando despertaremos?.


Ya han pasado unas semanas desde el fatídico fin de semana largo en que el gobierno chipriota con premeditación, alevosía y nocturnidad dio un susto a los ahorradores chipriotas y por extensión al resto de europeos de a pié. 
A pesar de que los políticos lo niegan, siguiendo los criterios aplicados a Chipre, nada puede impedir que el “corralito”, estricto o a la carta, sea aplicado a países como España o Italia. La solución lineal que afecta a todos los ahorradores no es justa, pero nadie dijo que el mundo fuera justo y menos que los "dirigentes" actuaran con justicia. Muchas veces ni siquiera actúan legalmente, cuanto menos por el bien común. 
Lo más gracioso de todo (dentro de lo trágico del asunto) es que la parte que más se critica del rescate de Chipre (la quita sobre los depósitos) es la solución que muchos creen (y defienden) que se aplicó en Islandia: dejar quebrar a los bancos y trasladar las pérdidas a los acreedores. Parece que lo de Chipre es en realidad una pataleta de acreedores que no quieren asumir su parte de pérdidas y que esperaban que el resto de europeos les pagáramos su agujero. 
Volviendo a lo nuestro, lo cierto es que en Chipre se ha visto la primera constatación de que los depósitos bancarios por encima de 100.000 euros pueden ser robados por el estado (al menos parcialmente). Dado que el Fondo de Garantía de Depósitos no tiene dinero, es imposible que, en caso de necesidad, pueda cubrir el resto de depósitos bancarios. 
Para la mayoría de la gente es más fácil taparse los ojos y los oídos y confiar en los poderes infinitos del omnipotente estado, que e informarse, pensar y procurar entender la realidad más allá de las declaraciones y promesas de los dirigentes. 
Cuantitativamente nada cambia en Europa (las pérdidas de todos los depositantes de Chipre son inferiores a las de los tenedores de preferentes de Bankia), cualitativamente cambia casi todo: a los Estados les costará mucho volver a crear la ilusión de que son un ente omnipotente capaz de rescatar todo agujero financiero público o privado con dinero caído del cielo. O ¿Tal vez no? 
A corto plazo se ha roto un tabú que jamás debería haber existido: la confianza en nuestro sistema financiero de papel. 
Los ciudadanos cada vez nos sentimos más “acorralados” por la política económica europea. No tenemos salida, cada día somos más pobres. Hace tiempo que están robando a los pequeños ahorradores de este país por muchas vías (preferentes, acciones de Bankia y otros productos similares.). Aquí también sufrimos como los chipriotas un corralito, pero de un modo más sinuoso: más impuestos, más comisiones, suministros y seguros obligatorios más caros, devaluación de los sueldos e ingresos a los trabajadores y autónomos…….etc. 
¿Qué solución nos queda, para no ser de por vida esclavos del sistema? 
¿Esconder el dinerito bajo las baldosas (sólo faltaría una combinación de corralito con la restricción de pagos en metálico) o jugar a comprar acciones de empresas extranjeras con un riesgo similar al que se corre cuando se juega a la ruleta?. 
Ya hace años que se está perpetrando un robo del estado a la clase media, porque el capital grande esta en cuentas seguras o en el extranjero. Las clases medias acabarán pagando el multimillonario rescate a Bankia y el resto de entidades como CatalunyaBanc y Novagalicia. También lo poco que quedará de las políticas de bienestar. Ya se sabe, el dinero hay que robarlo de donde es más fácil hacerlo.

La esperaza que nos queda es pensar que, a largo plazo, las consecuencias de este cambio serán forzosamente positivas. Los trabajadores y ahorradores  despertarán de su letargo. Desaprenderán la “indefensión aprendida” y comenzarán a preocuparse mucho más por su cultura financiera  y por el banco donde guardan sus ahorrillos. No fuera que, después de tanto esfuerzo por ganarlo y ahorrarlo, desapareciera.
©JAS 2013

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