Sin embargo en España, es un país en franca decadencia, donde el partido de
la oposición está fuera de juego y donde la Corona está en entredicho por
escándalos de corrupción.
Por si lo anterior fuera poco, hace pocos días se han vertido sobre el gobierno
y sobre importantes dirigentes del partido que lo soporta, acusaciones de mantener
un sistema de corrupción sostenido en el tiempo en el que se pagaban sobresueldos
a los dirigentes de dicho partido.
La Secretaria del PP dando sucesivas versiones contradictorias a la prensa
sin responder directamente a las preguntas de los periodistas. El Ministro de
Hacienda, Sr. Montoro diciendo medias verdades, ocultando datos y facilitando
que corruptos y defraudadores de impuestos “blanqueen” dinero negro o al menos
permitiendo que “algunos” no paguen los mismos impuestos que otros españoles.
Esta bochornosa situación, de la que se han hecho eco todos los medios del
mundo en sus portadas, trae dudas sobre la continuidad del gobierno y por tanto
de las reformas y de la relativa estabilidad que tenía con la mayoría absoluta.
Nuestro tejido productivo está esquelético y necesita que alguien lo
alimente. Los inversores están intranquilos y la confianza en la “marca España” brilla cada vez más por su ausencia y sin
ella, la confianza de los inversores extranjeros, no es posible salir de ningún
atolladero.
No tengo ni
idea de que podrá ocurrir en las próximas semanas. ¿Habrá nuevos hechos o incluso
elecciones anticipadas que traigan incertidumbre sobre la situación de España? Son
preguntas que deben hacerse los inversores y todos los ciudadanos. Si no se
hace nada y se deja que todo se siga pudriendo más aún, los de siempre, lo pasaremos
cada vez peor.
El ver a los dirigentes del PP, cuando salen por Televisión
en alguna rueda de prensa riéndose a carcajada limpia produce, no solo
extrañeza. Con la que está cayendo y con la que les está cayendo -¿De qué se reirán?-.
¿Se han vuelto locos? ¿Son unos sinvergüenzas irresponsables que se ríen sin
pudor de los ciudadanos a los que deberían servir? La segunda reacción es de
irritación, cada vez más profunda. En lugar de ser damas y caballeros al
servicio de señoras y señores parecen una mafia que nos tienen esclavizados.
Es imprescindible una
regeneración política, impulsada en primer lugar, desde las bases de los partidos,
para cortar el trozo gangrenado y poder salvar el cuerpo. Ayer un cargo del
PP en el país Vasco declaraba ante los medios que estaba de acuerdo con la filosofía
del partido, pero estaba en total desacuerdo con la implementación de los programas
y le repelía la falta de ética de sus dirigentes. Por desgracia dimitió, en lugar
de luchar desde dentro tratando de mantener lo bueno y eliminar lo malo.
Es tiempo de dejar de hablar y actuar.
La confianza de la ciudadanía no se pide, los políticos
deben ganársela con el ejemplo. Si la
clase política quiere sobrevivir en democracia, debe democratizar realmente los
partidos, deshacerse de los dirigentes corruptos, legislar para cambiar la ley
de financiación de partidos y la ley electoral y dotar de medios a la justicia
para que pueda actuar libre y rápidamente. Los políticos que se elijan deben
dejar de marear la perdiz, cambiar las leyes y hacer que se apliquen y las cumplan
todos por igual.
Sólo cuando la ciudadanía perciba y sienta este verdadero
cambio, se estará en el buen camino para que la sociedad abrace los buenos
valores éticos y entre todos podamos construir un futuro mejor.
©JAS 2013