martes, 4 de diciembre de 2012

Esta crisis ha sido una gran estafa


En el pasado fue el trueque y ante las dificultades para obtener lo que se necesitaba o deseaba de alguien, que a la vez necesitaba o deseaba lo que nosotros ofrecíamos, se inventó el dinero. 
Más adelante, los Bancos comerciales inventaron la Reserva Fraccionaria, un privilegio legal que les garantizaba disponer del dinero de sus depositantes para su uso privado. 
Más tarde, los bancos de inversión inventaron más formas de hacer crecer el “dinero virtual” y con sus préstamos para inversiones, sin respaldo de dinero real, propiciaron que los perniciosos ciclos económicos continuaran. La gran pena es que de seguir sin separar el poder político del económico, cuando después de haber sufrido grandes sacrificios se logre recuperar la economía, se vuelva a crecer y se absorba una parte del desempleo, se volverán a repetir los mismos errores: expansión, euforia, crisis y otra recesión. Siempre la misma película orquestada por los poderes político y bancario.
 
Siempre sucede lo mismo. Cuando hay una crisis, los banqueros son insolventes y el “prestamista de última instancia” debe salvarlos del derrumbe, tapar sus agujeros. 
En 1971 Nixon acabó con el cambio de "papel moneda" (billetes) por oro. Entonces, los gobiernos otorgaron en exclusiva la capacidad de imprimir dinero (monopolio de emisión de moneda) al Banco Central. A cambio de este lucrativo negocio, este debía financiar al gobierno. La exclusiva maquinaria de imprimir billetes, generaba de la nada toda la liquidez necesaria para devolver los ahorros a los acreedores que en su día depositaron en el banco, en cuanto se lo solicitaran. 
Esta forma de actuar hace que los ciudadanos paguen los “extra gastos" de los gobiernos, no sólo con los impuestos sino también con la inflación. Este proceder empobrece a todos los ciudadanos, más gravemente a los ahorradores modestos que a los ricos, al mermar la capacidad adquisitiva de sus ahorros. 
Los gobiernos han bajado los tipos de interés artificialmente cuando han querido estimular el consumo. Una gran mentira contada a la ciudadanía, porque han creado una ilusión momentánea que más tarde o más temprano, siempre se ha desmoronado. Esto es un gran fraude que han pagado siempre los usuarios de la moneda. 
La culpa principal de todo este tipo de crisis es de los acuerdos entre los gobiernos y los bancos para crear dinero virtual. Un fraude legal para el resto de los ciudadanos. 
Greenspan manipuló los tipos de interés para acabar con la crisis de las empresas de Internet, conocidas popularmente como las "punto com". Se inundó el mercado con nuevo dinero impreso y bajó mucho los tipos de interés, casi hasta cero. Los bancos paraban por la calle a cualquiera para ofrecerle dinero, prestado claro. Si el ahorro no había aumentado, ¿De donde sacaban tanto dinero para prestar?. Fue dinero virtual que dio capacidad de compra ficticia a los particulares y capacidad de pago a los empresarios para que emprendieran procesos que "se esperaba que tal vez" darían resultados en el futuro (ilusión). Los productos y los servicios los comprarían otras empresas y los particulares con el dinero virtual que les prestaba los bancos y el gobierno que gastaba mucho en inversiones, por desgracia, poco o nada rentables ni productivas para el futuro. 
Mientras la burbuja seguía creciendo, no había problema. Todos estaban eufóricos; unos ganando mucho dinero y otros consumiendo muchos productos y servicios como si fueran ricos, pero endeudándose por encima de sus posibilidades de retorno. Nadie se atrevía a parar la fiesta. ¿Se acuerdan de Zapatero?. Si hubiera actuado como la voz de la conciencia, prácticamente todos lo hubieran tildado de aguafiestas y hasta de loco. Íbamos cuesta abajo y sin frenos pero como la sensación era muy agradable, nadie lo pisaba. La mayoría ni siquiera era consciente de estábamos en grave peligro de accidente y que este llegaría a producirse. 
Llegó un día en que los sectores inflados por los errores de inversión, no pudieron responder a las deudas. Se produjeron grandes impagos y en 2007 se hundió la bolsa. Estalló la burbuja y la mayoría salieron descolocados en la foto. Como en el juego, se quedaron sin silla y en la realidad también sin casa y sin ahorros, sin negocio, sin empresa, sin empleo, con deudas vitalicias, etc…. 
El inmenso espejismo se transformó en gran tragedia. Ni había ahorro real ni consumo necesario para el que se necesitara producir más. Con este sistema económico, la solución probable será facilitar la generación de más burbujas para salir de la burbuja anterior. Una espiral de escapadas hacia adelante. 
Ya sabemos que los políticos son volubles y camaleónicos y aquí los gobiernos de los paises occidentales se pusieron todos de acuerdo. Sus políticas se homogenizaron después de la crisis: expansión monetaria (rescate indiscriminado de los bancos), subidas de impuestos, subidas del gasto público, etc. 
Como siempre se pusieron de acuerdo para que los platos rotos los pagara la ciudadanía. Todo lo contrario de asignar pérdidas a los verdaderos responsables. 
¿A quien iban a pedir responsabilidades si todos estaban manchados por el mismo betún? 
La corrección política establece que “los mercados” no funcionan, que las personas libres se equivocan, que es mejor que el estado intervenga en sus decisiones individuales. Algunos hasta piden “banca pública” y parece que nadie repara que Bankia, Catalunya Banc, NCG Banco, Banco de Valencia, BMN e Ibercaja+Caja3+Liberbank, los que peor lo han hecho en esta crisis, eran entidades públicas españolas, gobernadas por políticos españoles y sus amigos. 
En España, después de que los bancos y muchos particulares y empresas se habían endeudado irracionalmente, se empezó el proceso de endeudamiento de los estados (plan E). Los activos de los bancos se volvieron a contaminar con activos tóxicos diferentes de los procedentes de las hipotecas de baja calidad crediticia (deuda pública invertida en planes no rentables, pan para hoy y hambre para mañana, etc.) 
El gobierno español negó la crisis durante largo tiempo y la Hacienda pública, en lugar de bajar gasto público, bajar los impuestos y bajar la deuda pública, hizo todo lo contrario. ¡Nos hundieron más en el pozo! 
¿Cuándo aprenderemos a no dejarse embaucar por las promesas de los políticos y exigirles responsabilidades por su gestión? 
Se ha demostrado que las políticas inflacionarias son malas a largo plazo y que para evitar la repetición de ciclos recurrentes sería preciso rediseñar el sistema financiero y bancario a nivel mundial, para hacerlos compatibles con las exigencias del mercado y el cumplimento estricto de los derechos de propiedad. 
Los bancos insolventes no deberían haber sido rescatarlos con dinero público. En primer lugar debería haberse asignado pérdidas a los accionistas o propietarios. Si con esto no fuera suficiente, se debería convertir parte de los pasivos en fondos propios. Los acreedores de deuda subordinada se convertirían en nuevos accionistas. 
El resto de la deuda debería recaer sobre los acreedores a más largo plazo, que compraron instrumentos de riesgo y lo último a tocar deberían haber sido los depósitos a la vista. 
Con todo esto, el banco quebrado estaría recapitalizado sin pedir ni un solo euro del contribuyente. En lugar de este justo proceder, los gobiernos han rescatado empresas insolventes que seguían repartiendo dividendos y pagando sueldos millonarios a sus directivos y manteniendo miles de cargos poco eficientes por decirlo de una forma suave. Faltará ver en qué condiciones se realizarán los pocos despidos del personal de estas entidades (jubilaciones anticipadas con remuneraciones mucho mejores que las medias). 
Cuando se restringe la actividad económica hay que poder ser flexible y ágil para poder dirigir la actividad hacia a otros mercados con más actividad. 
Para ello no hay más remedio que reformar el “sistema bancario” ajustándolo para limitar su capacidad natural para crear burbujas. 
Los expertos de la EAE, (¡lástima no haberlos conocido antes de que nos pillaran con el paso cambiado!) proponen tres reformas: 
1. Completar la Ley de Peel exigiendo a los bancos coeficientes de caja del 100% de los depósitos de los ahorradores. El crédito debería estar respaldado por ahorros en cuentas para “almacenar ahorros” o en “cuentas de inversión” para dedicarlos a inversiones conocidas por los depositantes. (no como ahora que el banco puede dedicar los ahorros que depositamos en sus arcas a financiar armas o cualquier otro negocio desconocido por el ahorrador). 
2. Acabar con los Bancos Centrales (planificación financiera). Estos serían innecesarios ya que los depositantes siempre tendrían su dinero disponible cuando quisieran recuperarlo. 
3. Reintroducción del patrón oro, que los gobiernos no pueden manipular ni crear de la nada a su antojo, con coeficiente de caja 100%. 
De esta forma, se eliminaría el ROBO encubierto que se produce al inflar la oferta monetaria. 
En toda la historia de la humanidad, los hombres han luchado contra la opresión. Hoy en día el riesgo es menor, pero lo que está en juego es exactamente lo mismo. 
Los individuos han enfrentado multitud de crisis a lo largo de la historia y de todos ellas han salido con un poder político más fortalecido. ¿Hasta cuándo seguiremos cometiendo el mismo error? 
Tenemos la obligación moral de conquistar para siempre la libertad. Separar completamente el poder político de las finanzas el fundamental para conseguirlo. Solo así conseguiremos la paz, libertad y prosperidad. 
©JAS2012

Si queréis profundizar en estos temas….