martes, 3 de abril de 2012

Obsolescencia programada

¿Por qué, pese a los avances tecnológicos, los productos de consumo duran cada vez menos?

Baterías que se 'mueren' a los 18 meses de ser estrenadas, impresoras que se bloquean al llegar a un número determinado de impresiones, bombillas que se funden a las mil horas...
La 2 de Televisión Española emitió el 4 de enero de 2011 el documental "Comprar, tirar, comprar", 
que nos revela el secreto: obsolescencia programada que a devenido un importante motor de la economía moderna.
Rodado en España, Francia, Alemania, Estados Unidos y Ghana, Comprar, tirar, comprar, hace un recorrido por la historia de una práctica empresarial que consiste en la reducción deliberada de la vida de un producto para incrementar su consumo porque, como ya publicaba en 1928 una influyente revista de publicidad norteamericana, "un artículo que no se desgasta es una tragedia para los negocios".
 El documental,
dirigido por Cosima Dannoritzer y coproducido por TVE, TVC y AF, es el resultado de tres años de investigación, hace uso de imágenes de archivo poco conocidas; aporta pruebas documentales y muestra las desastrosas consecuencias medioambientales que se derivan de esta práctica. También presenta diversos ejemplos del espíritu de resistencia que está creciendo entre los consumidores y recoge el análisis y la opinión de economistas, diseñadores e intelectuales que proponen vías alternativas para salvar economía y medio ambiente.

Edison puso a la venta su primera bombilla en 1881. Duraba 1500 horas. En 1911 un anuncio en prensa española destacaba las bondades de una marca de bombillas con una duración certificada de 2500 horas. Pero, tal y como se revela en el documental, en 1924 un cártel que agrupaba a los principales fabricantes de Europa y Estados Unidos pactó limitar la vida útil de las bombillas eléctricas a 1000 horas. Este cártel se llamó Phoebus y oficialmente nunca existió pero en Comprar, tirar, comprar se nos muestra el documento que supone el punto de partida de la obsolescencia programada, que se aplica hoy a productos electrónicos de última generación como impresoras o iPods y que se aplicó también en la industria textil con la consiguiente desaparición de las medias a prueba de carreras.
A través de la historia de la caducidad programada, el documental 
pinta también un fresco de la historia de la Economía de los últimos cien años y aporta un dato interesante: el cambio de actitud en los consumidores gracias al uso de las redes sociales e Internet. El caso de los hermanos Neistat, el del programador informático Vitaly Kiselev o el catalán Marcos López, dan buena cuenta de ello.

Este usar y tirar constante tiene graves consecuencias ambientales. Tal y como vemos en este trabajo de investigación, países como Ghana se están convirtiendo en el basurero electrónico del primer mundo. Hasta allí llegan periódicamente cientos de contenedores cargados de residuos bajo la etiqueta de 'material de segunda mano' y el paraguas de una aportación para reducir la brecha digital y acaban ocupando el espacio de los ríos o los campos de juego de los niños.

Más allá de la denuncia, el documental trata de dar visibilidad a emprendedores que ponen en práctica nuevos modelos de negocio y escucha las alternativas propuestas por intelectuales como Serge Latouche, que habla emprender la revolución del 'decrecimiento', la de la reducción del consumo y la producción para liberar tiempo y desarrollar otras forma de riqueza, como la amistad o el conocimiento, que no se agotan al usarlas.

Si se quiere aprender sobre otra forma de diseñar y construir o fabricar se puede leer el libro "Cradle to cradle" ( De la cuna a la cuna) http://es.wikipedia.org/wiki/De_la_cuna_a_la_cuna

El vídeo es largo y puede tardar un poco en cargarse. Esperar menos de medio minuto. Cuando se abra podéis verlo a pantalla completa.
Después de ver el vídeo queda un poco la sensación de que la obsolescencia programada es algo malo y mezquino, que en la época de la industrialización floreciente, estableció una casta sin corazón para enriquecerse. Puede que sí, pero todas las ideas, cuando se llevan a la práctica, tienen efectos perversos y otros beneficiosos.
Es una cualidad innata en el ser humano el afán de progreso, la superación, el querer “más” y “mejores” productos y servicios. Esto hay que armonizarlo con el respeto al medio ambiente, a la vida, a la supervivencia, a la generosidad, etc. La obsolescencia programada no está reñida en absoluto con el "consumo responsable" por parte de los ciudadanos, ni con la práctica de la amistad ni con el conocimiento. A lo largo de la historia, todas las civilizaciones han tenido que aprender a sobrevivir en el medio. Nosotros tenemos que aprender a cunsumir "cultura", a "pensar criticamente" por nosotros mismos, a no dejarnos engañar por los altos y contínuos cantos de sirena de la publicidad consumista de los mas media si queremos sobrevivir en el nuestro. 
No puede analizarse la obsolescencia programada sólo en términos de rentabilidad económica.
¿Qué fue antes el huevo o la gallina?
Si no se  investigara continuamente para sustituyeran fármacos antiguos, por nuevos más adecuados para curar las enfermedades que van apareciendo, viviríamos 60 años como pasaba hace tan sólo algo más de un siglo. O es que tal vez ¿son los nuevos medicamentos o el mal uso que se hace de ellos, los causantes de que se desarrollen nuevas enfermedades que antes no existían?. Puede, pero la realidad es que la longevidad con calidad de vida, ha aumentado y mucho en el último siglo.
La técnica, los productos industriales y los nuevos descubrimientos, no son malos ni buenos en sí mismos. Todo depende del uso que cada cual haga de ellos.
A mí nadie me ha obligado a comprar un Smartphone de última generación y como no lo necesito, no lo he comprado y sigo usando un modelo móvil de hace 7 años que sirve a mis necesidades. Y esto será así hasta que estas cambien. Cuando falle el producto, lo cambiaré por otro que se adapte a lo que necesite en el momento que suceda. Es verdad que las "tentaciones" de poseer un iphone 4S son imponentes, pero hay que intentar vencer el impulso de la compra compulsiva. Aunque los banqueros, te paren por la calle para ofrecerte dinero barato para comprar todo lo que te apetezca hay que aprender a decir: "No gracias", ahora no. ¡Tal vez más adelante!. ¡Cuando lo necesite!. 
En la informática, uno de los campos que más rápidamente evolucionan, pasa algo similar. Para escribir este blog puedo hacerlo perfectamente en un modelo de ordenador antediluviano informáticamente hablando. Básicamente lo único imprescindible son ideas, saber y querer expresarlas; pero no sofisticadas herramientas. En cambio, si lo que precisara fuese editar videos aplicando efectos especiales cada vez más sofisticados, etc., precisaría actualizar mi hardware y mi software a la última. Todo depende de lo que se necesite 
y del sentido común. ¡Equilibrio!
Es posible que esté disponible la tecnología para fabricar un producto que pueda durar 20 años y lo fabriquen, más barato, para que solo dure 10 años. O que podamos circular en coches eléctricos para dos personas, infinitamente más amables con el medio ambiente que los imponentes todoterreno, que muchas madres utilizan para llevar al niño al colegio. Pero lo que sí es una realidad, es que la mayoría de la gente no espera a que expire la vida útil de los productos. Los cambian muchísimo antes, por otros más bonitos, a la moda, pequeños, etc. depende de lo que les venda la publicidad, aunque para ello, tengan que empeñarse con un crédito, incluso sin ser un artículo de primera necesidad. (Caso de los móviles, tablets u ordenadores en los que la mayoría de los usuarios utilizan menos del 10% de sus funcionalidades y los cambian nada más finalizar el periodo obligatorio de permanencia)
Por tanto, bienvenida la Obsolescencia Programada, porque favorece el trabajo, la creatividad, la innovación, la mejora de los productos y servicios y los pone a nuestra disposición para que podamos utilzar para la mejora de nuestra vida en general. Algo de culpa tendrá pero no la tiene toda, ni muchísimo menos.
Seguro que hay otros puntos de vista y me gustaría que los compartierais conmigo.
©JAS2012