domingo, 28 de octubre de 2012

«ALFABETIZARSE» EN ECONOMIA

En la película “Carros de fuego” se narran las peripecias de varios estudiantes de Cambridge que, en 1920, deciden entrenarse para participar en los Juegos Olímpicos de París de 1924. Uno de ellos, hijo de un financiero judío, opta por recurrir a un entrenador profesional. El director del “college” lo reprende amablemente: según él, ningún estudiante que pertenezca a la élite de «los mejores», aun cuando sea hebreo, debería beneficiarse de la ayuda de un profesional. Puede entrenarse solo o, mejor aún, con los amigos de la universidad, como hace cualquier aficionado que se precie. El estudiante le responde que está a punto de comenzar una nueva época, en la que todas las actividades requerirán una preparación técnica y profesional. ¡Qué razón tenían sus palabras!
En los mismos años en los que está ambientada esta película, y en la misma ciudad universitaria, trabajaba John Maynard Keynes que en este año publicó su “Tratado sobre probabilidad” y  la probabilidad es el instrumento que nos permite dominar la incertidumbre.

Hoy en día se sabe que el concepto filosófico de probabilidad que propuso Keynes no tenía en cuenta el modo en que funciona la mente humana. La psicología experimental ha analizado los límites de la racionalidad humana y se ha investigado los motivos por los que no actuamos como deberíamos. Cuando, hace cinco años, el mundo se vio sorprendido por una grave crisis, comparable, en ciertos aspectos, a la que vivió Keynes a finales de los años veinte, muchos tertulianos se apresuraron a formular un vaticinio: quienes no entendiesen nada de economía no tendrían más remedio que familiarizarse con esta disciplina y acostumbrarse al argot empleado en la literatura financiera.
Sin embargo, ante un fenómeno complejo como una crisis global, no sólo hay que conocer los rudimentos de la economía para tomar decisiones más ponderadas sino también interesarse por el funcionamiento de la mente. A partir de una alfabetización psicológica podremos dirigirnos a los economistas y tratar de determinar si estamos actuando bien o mal. Puede parecer un objetivo sencillo. Sin embargo, tal vez no baste con mirar dentro de nosotros para comprender cómo razonamos. ¿No habría que mirar también fuera para darnos cuenta de las consecuencias que tienen nuestras acciones? Por desgracia las cosas no son tan fáciles...
Tradicionalmente se han atribuido a la economía los defectos más variados: se la ha culpado de ser una ciencia triste, aburrida y abstracta, de no tener nada que ver con lo que los ciudadanos desean saber, de no ser capaz de ofrecer más que previsiones generales, cuando no inútiles... Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones no es a ella a quien se deberían atribuir esas culpas: ¿acaso son responsables los economistas de que la cabeza de las personas funcione de una determinada manera, de una manera que ignoran y que, en realidad, solo puede comprenderse desde la psicología?
Desde la última década del siglo XX, tener un mínimo de “alfabetización económica” es comparable a lo que a finales de la primera mitad del siglo XX significaba saber leer y conocer el uso de las “cuatro reglas” o a lo que supone hoy en día utilizar un ordenador para navegar por Internet. Siendo esto así, ¿no debería ser la economía una asignatura impartida en la etapa de la educación obligatoria?
Resulta esencial que se proporcione a los jóvenes una formación basada en unos pocos mecanismos «psico-económicos» fundamentales. Esta formación serviría también como preparación para la vida adulta, para la época en la que les será preciso saber valorar los riesgos y pensar a largo plazo, dos aspectos cruciales a la hora de tomar decisiones económicas y financieras.
Algo parecido ocurre con la educación sexual o con la educación sobre la nutrición, el uso del cuerpo, la relación con el medio ambiente , el uso y el abuso de los fármacos, el alcohol, el tabaco, las drogas, etc.
¿Puede garantizarse este tipo de educación en la familia?
En realidad, lo único que la familia está en condiciones de ofrecer son las bases de la educación financiera. La escuela debería asumir la responsabilidad de facilitar los conocimientos económicos necesarios.

No debemos perder de vista que, al final siempre estamos solos, como individuos, enfrentados a nuestras decisiones. Es nuestra responsabilidad como adultos formarnos en estos temas, aunque sea de forma autodidacta, y el autoconocimiento y asunción de nuestra propia personalidad. Es la responsabilidad de los padres procurarles a sus hijos los medios necesarios para que puedan adquirir una “alfabetización económica”. Aún así, conozco a dos hermanos que crecieron en una misma familia y se les facilitaron los mismos medios y educación familiar y se han convertido en dos adultos completamente diferentes.
Bajo otro punto de vista podemos preguntarnos:
¿Puede sustituir la educación financiera a la confianza en los expertos?
¿No sería sensato, al menos sobre el papel, que nos enfrentásemos a los aspectos económicos de nuestra vida de la misma forma en que abordamos los aspectos relacionados con la salud?
A veces tratamos de explicarnos nosotros mismos las disfunciones de nuestro cuerpo y sus achaques y nos automedicamos en las dolencias simples y cotidianas. Sin embargo, después de consultar a nuestros padres, familiares y amigos, consultamos a los médicos con la esperanza de que sepan curarnos y solemos dejar en sus manos las principales decisiones sobre la terapia a aplicar para subsanar nuestras dolencias. Pocos son los que buscan conocimientos para autocurarse, casi tan pocos como son los que leen los prospectos de los medicamentos que nos recetan los médicos. Lo mismo que nos pasa cuando leemos un texto jurídico. Reconocemos que han utilizado la lengua castellana para redactarlo, pero la mayoría de los mortales no entiende prácticamente nada de lo que se dice en el texto.
La letra pequeña de los contratos firmados con las entidades bancarias, que por cierto suele ser la más abundante y difícil de leer, suele ser la más difícil de comprender, pero la más importante para entender el producto que se está comprando o el servicio que se está contratando y es fundamental en la hora dirimir responsabilidades si algo no marcha bien.
Siguiendo este razonamiento, muchas personas consideran que no entienden nada de dinero, ahorros, inversiones y hasta las consideran esotéricas  Por este motivo ponen sus decisiones en manos de un experto, como su banquero o su asesor financiero de confianza. Estos personajes serán los que les guíen en la elección del mejor préstamo para adquirir una casa y en el resto de cuestiones financieras y quienes les indiquen especialmente cómo ahorrar y qué hacer con sus ahorros.
También conocida como Trabajo confidencial y 
como Dinero Sucio, es un documental de 2010 
sobre la crisis financiera de 2008. Trata sobre 
"la sistemática corrupción de los Estados Unidos 
por la industria de servicios financieros
 y las consecuencias de dicha corrupción."

Por desgracia, como muchos ciudadanos han comprobado en los últimos años, las cosas no funcionan exactamente así: a diferencia de los médicos del sector público, nuestro consultor depende de una organización que se mueve, al menos en parte, según sus propios intereses económicos. Esta circunstancia impide garantizar que sus consejos sean «desinteresados». Además el asesor, salvo que haya recibido un encargo explícito por parte del cliente, se muestra hoy reacio a ofrecer indicaciones precisas. Si cuenta con un poder por escrito del ahorrador, tenderá a utilizarlo de acuerdo con lo que le indiquen sus superiores o sus comisiones y bonus personales. De lo contrario, tendría que atenerse a las consecuencias. Quien decide al final es el banco o entidad financiera para el que trabaja, como se vio, por ejemplo, en las preferentes. Se trata, en definitiva, de casos en los que los ahorradores han adquirido “productos financieros” que ofrecían un rendimiento algo más elevado que los depósitos, sin percatarse que los rendimientos más altos van asociados, por lo general, a un riesgo mayor.
¿Se les había explicado a estas gentes, financieramente analfabetas y algo codiciosas, este mecanismo?
La verdad es que, si no se les mintió descaradamente, nunca se les contó toda la verdad. Por ello, en los últimos años, se ha desencadenado una espiral de desconfianza que ha conducido a incoar causas, celebrar procesos millonarios, presentar demandas colectivas, etc.
En el pasado, pocos se habrían atrevido a llevar a juicio a su banco por una inversión que no hubiese dado los resultados esperados. Actualmente no debería quedar casi nadie que dudara que los bancos no puedan ofrecer un asesoramiento adecuado a sus clientes. Siempre se ha dicho que los “lobos no se muerden entre ellos”, pero ya hace años que todo el mundo sabe que si ni siquiera los bancos se prestan dinero entre ellos, porque no confían los unos en los otros. Todos han mentido y nadie sabe cuán grande es la mentira del otro. ¿Cómo puede haber todavía alguien que vaya a su oficina bancaria, cercana a su casa, para sentarse en el despacho del director y pedirle “consejo”?.
Los “asesores personales” que nos asignan los bancos, no son los únicos responsables de lo que está ocurriendo ya que, en tiempos de crisis, sus empleadores, los bancos, les presionan cada vez más.
¿Cuánto se reducirían los beneficios de los bancos si al menos la mitad de los ahorradores se ocupase más de sus inversiones y dejase de sufrir los consejos de los empleados de las ventanillas apremiados por el presupuesto?
A estos comportamientos «comerciales», que convierten en problemática cualquier delegación de poderes que se haga a ciegas, se suma la perplejidad de los economistas, que a menudo declaran que su ciencia es impotente. La mayoría sostiene que las teorías económicas no permiten realizar las previsiones que el gran público, los periodistas y los medios de comunicación esperan. En realidad, cuando se les plantean preguntas de un modo insistente, algunos expertos se rinden e incapaces de mantenerse en silencio, expresan su opinión. A toro pasado, todos son expertos y dicen que ya lo avisaron, que ya lo sabían, que ellos ya vendieron su casa seis meses antes de que estallara la crisis subprime. ¡Mucho fanfarrón!. Claro que si no lo hicieran así, en un país como el nuestro, en el que no se admite el error, perderían muchos puntos como asesores. Así es como comienzan las dificultades y las recriminaciones.
Más lectura y formación y menos TV basura
Hay que señalar igualmente que los medios de comunicación españoles no dedican mucho espacio a la economía, convencidos, y con razón, que entre su público hay pocos interesados en el tema. Si los españoles se conformasen con pasar una hora menos a la semana delante de la televisión (que en un 99 por 100 de los casos no muestra interés por la economía) y destinasen esa hora ahorrada a sus propias cuentas e inversiones, podrían conseguir una significativa mejora de su bienestar. Es lo mismo que sucede con la salud, cuando reservamos un poco de tiempo para pasear, nadar, pedalear en la bici o hacer un poco de gimnasia o estiramientos. Nos cuesta horrores arrancar. Pero si vencemos la pereza y salimos, nuestra salud y nuestro bienestar mejoran.
Los medios de comunicación piensan que los españoles no se interesan por esta materia, pero, en realidad, son ellos quienes alimentan tal desinterés. Es lo mismo que pasa cundo vas a un restaurante y el maître te pregunta: “¿Qué quiere usted tomar?”. Siempre te ves obligado a escoger el plato que más te gusta, entre los que ofrecen en la carta; aunque a menudo, este no es el que escogerías si pudieras pedirle lo que realmente te apetecería tomar en ese momento.
En primer lugar, no es fácil traducir los temas relativos a la economía en narraciones y, más tarde, en espectáculos, como tanto les gusta hacer a los medios. Existe un prejuicio muy extendido, según el cual esta es una materia ardua, difícil, oscura, parecida a las matemáticas. La idea puede ser cierta si entramos en los detalles técnicos, pero probablemente no lo es si nos quedamos en el marco general. El tema general de la educación financiera es tratar de controlar la incertidumbre del futuro. Más concretamente: todas las grandes agencias nacionales, como el Tesoro estadounidense, o internacionales, como la OCDE, consideran que la preparación financiera consiste en la capacidad de dominar o al menos comprender el valor de las cosas, gastar y ahorrar, reconocer los efectos del ahorro y las formas de invertir, tomar préstamos para el consumo y la vivienda y, en último término, preparar a los jóvenes para que puedan realizar estas operaciones.
¿De quién depende la incertidumbre que existe en el mundo?
La especie humana lleva miles de años combatiendo la incertidumbre ligada a la necesidad de sobrevivir en ambientes hostiles. Esta lucha secular ha impulsado todos los progresos de la tecnología y de la ciencia. Hoy en día, hemos vencido a nuestros rivales en la batalla. Es más: los hemos aplastado, hasta tal punto que ahora es el ser humano el que amenaza a la naturaleza, y no al revés. Y, sin embargo, nuestra especie no se ha detenido. Ha empezado a ser ella misma una fuente de incertidumbre, con la creación de organizaciones tan complejas como los mercados financieros.
Tengamos en cuenta también que los nuevos inventos en el terreno económico y financiero se diseñaron en un principio para que cumplieran una función análoga a las de las pólizas de seguros, es decir, para reducir la incertidumbre que existe en el mundo. Sin embargo, con el tiempo los ahorradores empezaron a utilizar estos instrumentos sin escrúpulo alguno y perdieron el control sobre ellos, lo que les llevó a acabar considerando que las crisis financieras tenían el mismo carácter trágico e ineluctable que, en el pasado presentaban los desastres naturales.
Los avances de la economía y de las finanzas han permitido crear antídotos para intentar resolver los líos en los que pueden meterse los modernos aprendices de brujos. Sin embargo, la gestión de estos antídotos ya no se confía a los sacerdotes, sino a expertos, que se han ido multiplicando poco a poco.
Los brujos curaban con placebos; los médicos nos tratan con fármacos preparados adecuadamente gracias al progreso científico, siempre que no se equivoquen de fármaco o este no esté adulterado o no dé el resultado esperado porqué nuestro cuerpo se ha hecho resistente gracias a la automedicación mal administrada. Los sacerdotes curaban con exorcismos; los psicólogos clínicos sanan mediante técnicas cuya eficacia trata de controlar científicamente (aunque no siempre con gran éxito).
En la actualidad existe un experto para cada problema de la vida: abogados, comerciales, notarios, psicólogos clínicos, médicos, preparadores físicos, nutricionistas, especialistas en estética, etc. Entre los últimos en aparecer se encuentran los “asesores financieros”. Todos saben algo o mucho de su “parcela”, pero muy poco de las de los demás. El conocimiento y también la responsabilidad están cada vez más compartimentada.
Tal vez haya llegado ya el momento que cada individuo vuelva a apropiarse de sus problemas y los enfoque de un modo unitario, como problemas del ser humano completo y no de uno solo de sus pedazos, separado del resto y confiado a terceros. En ciertos ámbitos, este control resulta imposible: hemos producido tantas incertidumbres y complicaciones que hoy en día es preciso contar con un técnico para desentrañarlas. Sin embargo, en otros terrenos aún es posible. Y estoy convencido de que uno de ellos es la gestión de los ahorros y, de una forma más general, de nuestra vida desde el punto de vista económico y financiero.
La educación financiera se basa precisamente en la comprensión de la relación entre la forma de pensar de los economistas y el funcionamiento de la mente humana. Los psicólogos llevan a cabo estudios experimentales para probar los modelos del comportamiento humano que proponen los economistas y poco a poco nos explican cómo funcionan las cosas.
Lo fundamental para todos nosotros es la preparación básica. Es importante explicar qué es un cheque, una tarjeta de crédito, una cuenta corriente, un préstamo o cualquier otro elemento específico de la interacción del ciudadano con el banco. Los jóvenes se pueden familiarizar de forma progresiva con estos instrumentos, al igual que lo hacen aprendiendo a manejar los Smartphone y las tablets, simplemente usándolos. Pocos se molestan en estudiar el manual de instrucciones del aparato. Simplemente prueban tocando teclas o pulsando sobre iconos. Si encuentran alguna dificultad, preguntan a sus colegas, conocidos o lanzan directamente una pregunta abierta en la WWW por si alguien ha encontrado una solución a su problema puntual. Así se ahorran el trabajo de pensar y buscar soluciones por si mismos aprovechándose del trabajo, desinteresado o no, de otros. 
El tiempo tiene más valor que el dinero
Lo que si les falta a los jóvenes, y es difícil que lo aprendan por sí mismos y que alguien se lo explique en los canales de información que suelen utilizar, es una preparación sobre el valor del dinero, del ahorro, de la austeridad, del consumo, de los supuestos de la vida económica sobre las premisas necesarias para entender el mundo desde el punto de vista de los economistas. 
Hay que entender los motivos por los que los objetos que nos rodean tienen un valor que se expresa a través de los precios. ¿Por qué ese valor cambia con el tiempo? ¿Puede confundirnos este cambio? Para evitarlo, es conveniente que la relación entre los «precios nominales», «precios reales» y «precios relativos» sea clara. Solo de esta forma podremos comparar el valor de los objetos a lo largo del tiempo y entender conceptos como la inflación percibida.
Hay que conocer el funcionamiento de la mente humana ante las ganancias y las pérdidas. ¿Por qué si el valor de un bien cambia con el tiempo y su precio sigue una evolución comparable a una ola, en la sucesión de altos y bajos, los altos no llegan nunca a compensar psicológicamente los bajos? ¿Por qué no se vuelve al punto de partida si un alto y un bajo presentan la misma altura? Esta asimetría tiene no pocas consecuencias sobre nuestro bienestar.
Hay que entender el modo en que piensa un economista, que se expresa en los denominados principios de los «costes irrecuperables» y los «costes de oportunidad» y contrastarlo con lo que sucede en la mente de las personas. Debemos ser conscientes de la forma en la que solemos afrontar las elecciones, y no solo las económicas, en la vida. En ocasiones, estas diferencias son sensatas, pero otras veces no lo son: es necesario delimitar ambos terrenos sin caer en la tentación de aplicar los principios de los economistas a todos los aspectos de nuestra existencia terrenal.

Hay que enseñarles el "modo de vida" adecuado que permite disfrutar sin tener que despilfarrar para lograrlo. El sistema "primero, páguese a usted mismo" que permite poder ahorrar algo aunque los ingresos sean escasos. El tema es similar a los numerosos regímenes dietéticos que se venden para el control del peso corporal. No importa lo sofisticado del método, ninguno funciona a largo plazo y sin riesgo para la salud. Basta con algo muy fácil de entender y a la vez muy difícil de practicar: Hay que ser capaz de adoptar un sistema alimenticio equilibrado, variado, adecuado a la actividad física del individuo y ser capaz de mantenerlo para toda la vida.
El mundo contemporáneo nos ofrece un futuro a veces desconocido, a veces arriesgado. Tenemos que lidiar continuamente con el problema de la incertidumbre, de la ignorancia y del riesgo; tenemos que calcular, de un modo quizás aproximado pero en esencia correcto, el riesgo al tomar cualquier decisión.
Hay que explicar a los niños y adolescentes el valor del dinero como fin y como medio; como pasión sensata e insensata y como premio a nuestro trabajo, según la contribución que hagamos a la sociedad. Hay que instruirles en las formas más comunes de invertir los ahorros (vivienda, acciones y bonos del Estado) y convertirles en «alfabetos económicos». Así se sentirán menos dependientes de los expertos para consultarles cuestiones financieras y volverán a responsabilizarse de sus decisiones económicas fundamentales para vivir en el mundo desarrollado, globalizado y competitivo del que nuestra sociedad, quiere uno o no, forma parte.
©JAS2012

miércoles, 24 de octubre de 2012

Adiós a los libros de textos


En Estados Unidos, el precio de los libros de texto se ha triplicado desde 1986, creciendo a una media cercana al 11% anual, muy por encima de la inflación y los salarios. Ese fue quizá el origen de la obsesión de Steve Jobs por las posibilidades de la tecnología para hacer la educación más accesible. Ya desde su etapa en NeXT centró parte de sus esfuerzos en revolucionar un sistema educativo anquilosado, y parece que su obra póstuma está empezando a tomar forma. 
Steve Jobs tenía su mirada puesta en los libros escolares como el próximo negocio a transformar. Creía que era una industria de 8.000 millones de dólares anuales lista para la destrucción digital. Walter Isaacson, biógrafo oficial del fundador de Apple, recuerda en su obra cómo el objetivo póstumo de Jobs era revolucionar el mundo de la educación y acabar con el, a su juicio, “corrupto” sistema de certificación y comercialización de los libros de texto. 
A Jobs le parecía una aberración que, en la época de revolución tecnológica que vivimos, los niños continuasen cargando con una pesada mochila cada día camino del colegio. “El iPad será la solución”, dijo. Según el periodista, para el genio de Cupertino el verdadero cambio en las aulas pasaba por “conseguir que los manuales educativos fueran gratuitos” y se incluyeran en una tableta. 
Por su portabilidad y su accesibilidad, para Jobs el iPad era el sustituto natural de los libros de texto. Con las primeras tres generaciones de la tableta lanzada en 2010 y las dos versiones lanzadas hasta ahora de la aplicación iBooks, puso a Apple en el camino a seguir: el gigante tecnológico estadounidense presumió a principios de este mismo año de que una de cada tres de sus tabletas se utiliza en el ámbito escolar USA. 
A principios de este mismo año el distrito educativo de San Diego compró 25.000 iPad 2, mientras que las autoridades educativas del estado de Georgia han decidido invertir parte de los 40 millones de dólares que gastan cada año en libros de texto en comprar tabletas para “ahorrar en costes e incrementar el rendimiento de los alumnos”. 
Experiencias similares se han llevado a cabo también en Europa. En Bélgica, los 710 estudiantes de Sint-Pieterschool y Sint Jozefshandelschool este año tendrán iPad en lugar de libros. Los manuales de aprendizaje serán gratuitos, pero el coste de las tabletas lo soportarán los padres de los alumnos. Los que no puedan afrontar el coste, podrán alquilarlo por una cuota mensual y, al cabo de 3 años, tenerlo en propiedad. 
En España, los alumnos de del colegio Miguel Delibes de Macotera (Salamanca) dan clase con tabletas a través del proyecto “Dedos” de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, mientras que los distintos centros del Colegio SEK acaban de implantar el ‘Proyecto iPad en Educación Infantil’, una tecnología que permite el aprendizaje individualizado según el ritmo de cada alumno. 
Sin embargo, la implantaciónde las tabletas en las aulas españolas es aún residual. Con los recortes en educación que se viven en todo el planeta, el alto coste de estos dispositivos ha provocado que su uso se haya limitado a centros educativos para alumnos de alto potencial económico y a proyectos experimentales para la evaluación del impacto de las nuevas tecnologías en colegios y universidades. Y ahí es donde entra el iPad Mini de solo 300 gr. de peso y 1024 + 768 pix de resolución. 
Vieja escuela: una mochilla que destroza la espalda de los niños.
Nueva escuela: una tableta liviana con multitud de aplicaciones y toda la biblioteca del colegio dentro.
Esta versión reducida de la tablet de Apple soluciona, al menos en parte, el inconveniente del precio. El iPad mini básico, de 16 GB y conexión Wi-Fi,en modelos negro y grafito o blanco y plata, llegará el 2 de noviembre a España y costará 329 euros, mientras que el modelo más caro alcanzará los 659 euros (64 GB, coexión Wi-Fi y teléfono incluido. 
A esta significativa rebaja, más atractiva si tenemos en cuenta que los padres españoles se gastan una media de 315 euros por hijo en libros –cifra que en los hogares estadounidenses se dispara hasta casi 800 euros–, el iPad Mini aportara una hiperportabilidad que lo hará más atractivo para el uso en las clases, sobre todo porque los expertos estiman que la pantalla de 7,9 pulgadas es el tamaño ideal para la lectura y la interacción con libros digitales. 
La versión Mini del iPad irá acompañada de la tercera actualización de iBooks. La tienda online de libros de la compañía. Los nuevos iBooks, ya disponibles, ofrecen integración con redes sociales y iCloud y opción de lectura continua, es decir, que no es necesario pasar de página para seguir leyendo como sucede con los lectores de libros electrónicos. Esto parece que tendrá un buen impacto en el mundo educativo. 
La unión entre iPad e iBooks permite a los estudiantes leer, subrayar, utilizar enlaces a páginas web dentro de los libros y cuenta con varias herramientas para que los estudiantes le saquen todo el jugo a sus tabletas, entre ellas la posibilidad de añadir gráficos, fotografías y archivos multimedia a los libros de texto para completar sus apuntes. 
Además, los libros que se reproducen con el iBooks también permiten la búsqueda de sinónimos, la creación de notas y el acceso a secciones de autoevaluación pensados para que los usuarios puedan comprobar sus conocimientos después de cada lección. 
La nueva versión de la tienda de libros llegará 18 nuevos países, la mayoría hispanohablantes: Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, México, Nueva Zelanda, etc.

Vuelta al cole 2.0: 12 aplicaciones que no pueden faltar en tu tableta

Matemáticas – MathBoard (iPad y Android)

Una sorprendente ‘app’ para aprender a sumar, restar, multiplicar y dividir en la pizarra virtual en la que se convierte la pantalla de tu tablet. Especialmente útil para estudiantes de primaria

Historia - ¿Cuánto sabes de Historia? (iPad y Android)

Pon a prueba los conocimientos que has aprendido en clase. Esta aplicación se convierte en un profesor de historia dispuesto a hacerte un duro examen sobre hechos relevantes, desde la antigüedad hasta nuestros días

Historia del Arte - Art Authority (iPad y Android)

Un fascinante museo de arte en la palma de tu mano, repleto de obras de más de 1.000 de los artistas más grandes del mundo occidental, desde la antigüedad hasta nuestros días. Más de 50.000 cuadros y esculturas organizados en ocho salas correspondientes a diferentes periodos artísticos. Cada sala es una puerta a un museo entero de arte. Elige un artista según su nombre o su movimiento artístico y sumérgete inmediatamente en una exposición dedicada exclusivamente a ese autor.

Geografía - World Atlas HD (iPad)

Diseñada especialmente para la tableta de Apple, esta aplicación desarrollada por National Geographic pone todo los rincones del planeta al alcance de tu mano. Los usuarios de Android tienen una aplicación parecida, aunque con menos funcionalidades, llamada también World Atlas

Inglés - Voxy (iPad y Android)

El idioma de Shakespeare dejará de ser un problema gracias a esta app. Olvídate de los aburridos libros de texto y las costosas clases. La divertida y adictiva plataforma de aprendizaje de Voxy te enseña inglés mediante contenido relevante que de verdad te interesa, como vídeos y noticia. Y lo mejor de toso es que es gratuita.

Educación infantil - Cuadernos Rubio (iPad)

Los libros de tareas que han formado parte del aprendizaje de varias generaciones se pasan a las tabletas. La versión para iPad de los Cuadernos Rubio permite a los niños practicar operaciones matemáticas, problemas y ejercicios adaptados a la educación infantil.

Para los deberes – HomeWork (Android)

Si eres de los que se olvida de hacer los deberes… sin duda necesitas esta aplicación. De una manera sencilla e intuitiva permite organizar el horario de las clases, además de las tareas y actividades extraescolares. Los usuarios de iPad también tienen aplicaciones parecidas como iHomeWork

Calculadora científica - Quick Graph (iPad)

Si eres de ciencias, necesitas esta aplicación. Quick Graph convierte tu tableta en una potente calculadora científica capaz de realizar gráficos de varias ecuaciones al mismo tiempo, cambiar el color, rastrear a lo largo de ellos y mucho más. Quick Graph soporta gráficos en 2D y 3D en formas rectangulares y polares. Los usuarios de Android tienen Graph, una aplicación con características similares.

Para tomar la lección - Evernote Peek (iPad)

Con esta ‘app’ podrás realizarte preguntas a ti mismo sin ver la respuesta. La aplicación funciona utilizando como base Evernote. Así pues, puedes crear una nota con alguna información que quieras aprender. El título de la nota se convierte en la pregunta y el cuerpo de la nota será la respuesta. Al abrir la Smart Cover un poco verás la pregunta, y cuando la abres del todo verás la respuesta. Muy útil para tomarte la lección para preparar un examen.

Para repasar - Khan Academy (iPad y Android)

Con Khan Academy tendrás acceso a más de 2.700 vídeos sobre todo tipo de materias, desde preescolar hasta ciencias avanzadas, humanidades, historia y mucho más. Puedes descargar los vídeos para verlos offline. Es una aplicación gratuita.

Para hacer esquemas – SimpleMind (iPad y Android)

Muchos estudiantes sintetizan la información en esquemas para facilitar su aprendizaje. Si estás entre ellos, sin duda sacarás un enorme partido a SimpleMind. Esta aplicación permite realizar mapas mentales, además de anotar pensamientos o ideas que nos vengan a la cabeza, y así estimular nuestra memoria visual.

Para subrayar - GoodReader (iPad)

Es el mejor gestor de PDF para la tableta de Apple. No hay nada como GoodReader para subrayar y hacer anotaciones a pie de página en nuestros apuntes, siempre que estén en formato PDF, claro. Lo más parecido para las tabletas de Android es el ezPDF

"The Dislexia App"

Una innovadora aplicación destinada a despejar todas aquellas dudas y mitos acerca de la dislexia, proporcionar datos precisos y comprensibles sobre ella y, sobre todo con una gran cantidad de actividades y ejercicios para ayudar a aquellos que presentan esta condición, y que abarcan los niveles fonético, fonológico, morfológico y sintáctico del lenguaje. Cuesta 2.99€. Más información en
https://itunes.apple.com/es/app/dislexia-ejercicios-practicos/id511015714?mt=8

¡Convierte a tu dedo en un bolígrafo multicolor!
No hay mejor herramienta para escribir que las manos usando el lápiz-bolígrafo sobre el papel. Por ello, gracias a su sencillez, estos productos se han impuesto durante tantos años el bolígrafo y el papel.
Pero lo “digital” entra en todos los campos y también en este, conservando lo bueno del antiguo método y dotándolo de nuevas funcionalidades.
Una marca histórica de papelería como Moleskine se ha aliado con Evernote, una de las empresas de referencia en tecnología para la productividad. De esta alianza nacen, un cuaderno y un sistema para digitalizar las notas y bocetos que en él se realizan desde la aplicación de Evernote para productos Apple. El cuaderno lleva unas líneas que el programa toma como referencia para digitalizar cada página en alta calidad y convertir la información que contenga en indexable y, por tanto, en encontrable, desde nuestro dispositivo móvil.
Los que tengan un iPad pueden comprarse por sólo 1$ el software “Penultimate”. Con este software no precisarás ni siquiera bolígrafo. Podrás escribir con tu propio dedo sobre la pantalla del iPad, con el poder digital y gran flexibilidad podrás tomar notas, guardar bocetos o compartir tus ideas en la oficina, en la calle o en el sofá de tu casa. Es como si convirtieras a tu dedo en un bolígrafo de última tecnología.

jueves, 18 de octubre de 2012

¿Será la «deuda educativa» la sucesora de las subprime?

El verdadero problema económico de España arranca mucho antes que se formase la burbuja inmobiliaria que, fugaz pero no permanentemente, posibilitó el crecimiento de España. 
El principal problema de España, es la bajísima productividad de nuestra economía, "manifestada en una estructura de PIB de bajo valor añadido con la que no sale a cuenta invertir para mejorarla ni abordar procesos de I+D+i". 

Una bajísima productividad que tradicionalmente se manifestó altas tasas de subempleo y de emigración al ser la población española excesivamente elevada para el PIB que España generaba". 


Como España era "una perita en dulce" como fuente de negocio para los excedentes de liquidez existentes en Europa, les preguntaron a los españoles si querían entrar en la Eurozona y el resultado de la consulta fue afirmativo. ¿Sabía el español medio, al emitir su voto, que implicaba para él decirle adiós a la peseta, entrar en la Eurozona y adoptar el Euro como moneda? Estimo que sabía lo mismo que cuando su amigo el “banquero” le daba mucho dinero con tan sólo rubricar un pliego de papel, con una letra muy pequeña, que ni siquiera se molestaba en leer. 
He oído y oigo hasta la saciedad: “¡Esto de la política es un rollo!.¡Los políticos siempre hacen lo que quieren y además el rico siempre ha vivido mejor que el pobre!”. ¡Qué más da escribir un garabato en un papel o poner un papel en una urna!. ¡Mientras viva a todo tren como un rey!... ¡Que me quiten lo bailado!. ¡Hay que sabérselo montar bien!. ¡Que son dos días! y hay que aprovechar la buena racha mientras dure. 
Por si alguien todavía no se ha dado cuenta, las decisiones políticas importan y mucho. Son vitales para nuestra supervivencia y por ello hay que informarse bien, tener capacidad crítica y decidir lo correcto para los intereses particulares y sociales de cada uno. 
Si los españoles hubieran estado bien informados, seguramente España no hubiera aceptado entrar en la zona euro e igualado el riesgo de su economía al de las economías “súper” a fin de que fluyeran hacia ellas esos excedentes de dinero que dormían en los bancos de esos países súper. Como consecuencia de ello, la productividad en España no sólo no mejoró sino que empeoró. Ahora ya es demasiado tarde para deshacer el camino andado y salir del euro sería catastrófico. Sería peor el remedio que la enfermedad. Estamos “entrampados” como quien tiene una hipoteca y varios préstamos personales y no es capaz de pagar, con sus ingresos, ni los intereses de lo que nos prestaron. Los bancos de la Eurozona nos tienen a su merced y los políticos hacen lo que estos les dictan. 
¿Qué podemos hacer? ¿Reducir los costes laborales españoles al nivel de los de Vietnam para que toda la inversión que está en esos países vuelva a España?. ¿Regalarlo todo para que todo el turismo, ahora desperdigado por el mundo, venga en masa a la “barata España”?… 
Probablemente las cosas en el Mundo Global están peor de lo que parecen, peor de lo que nos cuentan, peor de lo que todos predicen, peor de lo que señalan las estadísticas oficiales... 
Nuestro mundo de economía global está en recesión, no es inverosímil que los resultados de las empresas empeoren y sus valoraciones bursátiles vuelvan, tarde o temprano, a su sitio real. En un Mundo Global falto de dinero, los rescates serán más blandos que lo que se presume y salvo los ricos, los demás cada vez seremos más pobres. Eso sí, antes de prestarnos un euro los que pueden hacerlo, tendremos que apretarnos mucho más el cinturón de lo delgados que nos quedaremos..." 
Mayores y sobretodo vosotros los jóvenes...
¡Despertad! de una vez. 
Dejad de lamentaros y soñar con espejismos pasados en que llevabais una vida de “ricos” sin serlo. Preguntad a vuestros abuelos y escuchadlos aten-tamente. Os contarán que con mucho esfuerzo y sufrimiento, trabajando de sol a sol y sin malgastar ni un céntimo en nada que no fuera absolutamente necesario para sobrevivir, consiguieron ahorrar un poquito cada día y salir del subdesarrollo con prácticamente ninguna ayuda externa. 
La Unesco acaba de certificar un deprimente fracaso escolar en España. Antes lo hicieron también los informes PISA. Muchos jóvenes ni siquiera acaban sus estudios obligatorios. Parece que poca gente en este país es consciente que, después de la salud, la educación es el activo más importante que puede atesorar una persona. La educación es fundamental para que no nos den gato por liebre, la asertividad es imprescindible para defender vuestros derechos y los valores para haceros cargo de vuestros deberes personales y sociales. 
Siempre ha habido lobos con piel de cordero. No debería hacer falta que os concretara quienes son los lobos y quienes los corderos. 
Como ejemplo de información para intentar avanzar un poco en la intuición de nuestro futuro, podemos aprender algo sobre el sistema educativo en USA. Muchos lo máximo que conocen del sistema educativo estadounidense son las farras que disfrutan los estudiantes de los institutos y "comunidades universitarias" por las series televisivas y algunos por algunas películas al estilo de American Pie, Porky’s y sus sagas, que por cierto últimamente siguen pasando por la televisión. ¿La TV siempre tan instructiva! ¿Que haríamos sin nuestra querida TV? 
En USA la enseñanza escolar depende primordialmente de los estados y las comunidades locales y esto genera una amplia variedad de escuelas alternativas públicas que ofrecen temas o emplean las técnicas pedagógicas que no se ofrecen generalmente a los estudiantes en los sistemas educativos tradicionales de la escuela. Al final podéis leer unos datos explicando el sistema educativo norteamericano y cada cual podrá obtener sus propias conclusiones. 
¿Hay igualdad de oportunidades para acceder al sistema educativo? 
¿Que "trampas" acecharán al sistema educativo público?

En el futuro... ¿Habrá más o menos oportunidades para acceder a una educación de calidad?
En el sistema educativo USA, no existe un estándar nacional para las escalas de calificaciones. por ello existen diferencias entre unos centros y otros y entre unos Estados y otros. De esto se deduce que, es difícil comparar dos curriculums académicos y no basta con mirar las calificaciones obtenidos en los estudios académicos. Es imprescindible valorar la reputación del College o Universidad donde se han cursado los estudios y donde se han obtenido esas calificaciones. Ya ven donde empieza el primer problema. 
En España la "tasa de éxito" en las universidades se calcula como el cociente entre el número de alumnos aprobados de entre el total de alumnos. De esta "TdE" dependen las subvenciones oficiales. ¿Cuantos resisten la tentación de bajar el nivel para que aprueben más alumnos y así subir el ratio y de paso las subvenciones. En España siempre hemos sido muy "listillos" y estamos acostumbrados a hacernos trampas al solitario.
Una de las razones del recurrente fracaso educativo español ha sido que en las últimas décadas se ha intentado la mal entendida democratización como igualar los resultados en lugar de igualar las oportunidades. El objetivo no era subir el nivel y perseguir la excelencia, sino que la mayoría aprobara y la totalidad pasara de curso.
Un curso en Harvard vale un mínimo de 36000$ y con gastos subsistencia se precisan más de 56000$. En una universidad pública, puede costar menos de la mitad. 
La principal beca, la Pell Grant, tiene un techo de sólo 5500$ el curso, apenas un tercio de lo que cuesta como mínimo una universidad estatal y la décima parte de lo que cuesta en Harvard. 


A los estudiantes norteameri-canos no les queda más remedio que trabajar para ganar dinero o pedir un préstamo, avalados por sus padres, para recaudar el total necesario para pagarse los estudios. El préstamo promedio por alumno se calcula en 23000$ año. 

El gobierno cada vez recorta más su inversión pública en educación y muchos estudiantes, que no pueden acceder a las pocas plazas en las Universidades Públicas, tienen que ir a las “universidades con fines de lucro privado”. Una especie de “Colleges concertados” que están subvencionadas un 90% por el estado. A pesar de ello, estos centros dedican a recursos educativos tres veces menos dinero que las universidades públicas y sin embargo cobran matrículas dos veces más altas. En estos centros, no las notas pero si la calidad de la enseñanza merma y encima, solo el 20% de los estudiantes se gradúan. Los que lo consiguen, están fuertemente endeudados y con una débil formación, encuentran trabajos basura si tienen suerte. Estos les permiten sobrevivir, pero no deshacerse del lastre que supone haber contraído un préstamo educativo. Tienen grandes dificultades para reembolsarlos. La mayoría deben renegociar las condiciones y una parte están entrampados para toda la vida. 
¿Se está hinchando otra burbuja? 
El sector bancario no tiene ningún interés que cambie esta situación. Tienen más de un billón (1.000.000.000.000.-$) en préstamos y sólo en 2011, aprobaron mas de cien mil millones (100.000.000.000.-$) de dólares en préstamos estudiantiles nuevos. Esto da mucho miedo, pero los bancos disfrutan recibiendo más de tres mil millones (3.000.000.000.-$) cada año de intereses bancarios. Mientras, con el apoyo del gobierno demócrata, van hinchando la burbuja y esclavizando a los prestatarios. Obama y todo su equipo no ha tenido el más mínimo éxito, al intentar reducir el papel de los bancos en el programa federal de ayuda a los estudiantes. A buen entendedor poca palabra basta. 
¡Despertemos del espejismo! 
El estudiar y el aprender requiere esfuerzo y sacrificio por parte del estudiante y la enseñanza cuesta mucho dinero a los padres y a la sociedad que la sufraga, pero es muy importante para que el individuo, que la recibe y la aprovecha. Es imprescindible que los jóvenes y también los adultos aprendan siempre en la vida y de la vida, no sólo como placer personal, sino para poder subsistir en el ámbito donde han escogido vivir. También es fundamental para la sociedad, tener unos individuos con un buen nivel de formación. Así podrán colaborar eficazmente en el mantenimiento de nuestra sociedad tal como la conocemos y mejorarla para conseguir la que queremos. 
No perdamos de vista cómo evoluciona el “mundo desarrollado” del que queremos formar parte. España está en la cola de este mundo y la realidad es que en la educación española ha habido recortes y a tenor de lo que sucede en los “países adelantados económicamente”, habrá cada vez más. Nuestros jóvenes, en la educación pública, en los próximos años, van a contar con menos profesores, menos recursos, menos ayudas públicas y van a sufrir más desigualdad. 
Como en las pasadas décadas, pero más virulentamente, la educación pública seguirá buscando el interés político del gobierno de turno y el ideológico que represente su partido; no la calidad ni la excelencia. Se seguirá convirtiendo la educación en un negocio, buscando el beneficio de centros concertados y privados. España seguirá siendo el país de la OCDE con mayor fracaso escolar y los pocos que logren finalizar sus estudios lo harán endeudados, tal vez de por vida. 
Es bueno tener en cuenta la sabiduría popular y recordar el refrán: “Cuando veas las barbas de tu vecino afeitar, pon las tuyas a remojar” y viendo lo que está pasando en USA, no es mala idea que, además de ahorrar todo lo que podamos para complementar la jubilación, ahorremos para pagar la educación de nuestros hijos y mejor aún, para ayudar a nuestros hijos a cumplir con su responsabilidad de dar la mejor educación posible a los suyos. 
El dinero no da la felicidad, pero ayuda a conseguirla, a lograr vivir dignamente y a procurarse cuidados médicos suficientes y educativos adecuados. Los padres y familiares deben concienciarse de que se ha terminado, al menos por muchos años, la época en que la sanidad y la educación eran financiadas por el estado con los impuestos que pagaban los contribuyentes. Hay que ponerse cuanto antes manos a la obra y preparar recursos propios para suplir los servicios que dejará de aportar el estado. 
Al oír esto, muchos saltan inmediatamente y dirán que no pueden llegar a fin de mes. Esa es la respuesta fácil, pero no la buena. Pese a la grave crisis que estamos sufriendo, con imaginación, la mayoría puede ahorrar en muchas cosas. Esto sería muy largo de explicar aquí y lo dejaremos para otra entrada. Empezar a pensar como cada uno de vosotros puede hacerlo. Para eso tenéis la cabeza sobre los hombros. Hoy sólo apuntaré que muchos padres y familiares despilfarran grandes cantidades de dinero en juguetes, ropa de marca, fiestas de cumples, etc. Todo este dinero que se gasta en exceso en cosas que, aun siendo bonitas y placenteras, muchas veces más para los mayores que para los niños o adolescentes, sería mejor guardarlo para dedicarlo a cosas realmente útiles e “imprescindibles”
Yo conozco a algunos abuelos que, actuando con su ejemplo, han dejado de malgastar dinero comprando regalos innecesarios, que sus nietos suelen abandonar en un rincón de su casa a las dos horas de recibirlos. Ese dinero y alguno más reunido al ahorrar con esfuerzo, redu-ciendo su gasto personal sólo a lo imprescindible, lo depositan en un “fondo” al que hacen regularmente pequeñas aportaciones. Este dinero, capitalizado con la ayuda del interés compuesto, les servi-rá de mucha ayuda a sus nietos cuando a largo plazo, lo precisen para elegir la mejor educación que puedan pagar y proseguir, en las mejores condiciones, su “formación para la vida”; para la vida competitiva que les espera. 
Es una cuestión de tener las cosas claras y elegir: el disfrute puntual e inmediato sin pensar en el día de mañana o lo mejor para la vida futura de nuestros jóvenes y de la sociedad en su conjunto. 
©JAS2012

martes, 9 de octubre de 2012

¿Como será la Catalunya del siglo XXI?

La política es imprescindible para dirimir los intereses contrapuestos de los ciudadanos, pero la reciente encuesta del CIS, que interpreta el sentir general de la población, indica que uno de cada cuatro españoles considera a los políticos el tercer problema más importante justo después del paro y de la crisis económica. No se puede vivir sin política porque esta invade todos los intereses públicos y privados, pero si los políticos son un problema para nosotros es porqué muestran una indiferencia hacia la vedad que pretenden camuflar, desvirtuar o directamente ignorar. Nos tratan como a una panda de imbéciles a la que se convence y calla con cualquier perogrullada. Los ciudadanos estamos hartos de que se nos pidan actos de fe sin conocer el destino ni la utilidad de los sacrificios y penitencias que se nos imponen. Estamos hartos de su indecisión y falta de discurso inteligente.
El poeta Joan Maragall escribía en 1895 que el "pensamiento español está muerto. No quiero decir que no haya españoles que piensen, sino que el centro intelectual de España ya no tiene ninguna significación ni eficacia actual dentro del movimiento general de ideas del mundo civilizado. Por eso nosotros, que tenemos corazón de seguir dentro de este movimiento general, debemos creer llegada a España la hora del sálvese quien pueda, y debemos deshacernos de todo tipo de vínculo con una cosa muerta ".

A pesar de la derrota cultural y política catalana, desde la periferia se ha intentado reconstruir los puentes rotos, pero esos han resultado ser de media mejilla, de una sola dirección, de Cataluña a España, y no de España a Cataluña. A pesar de un gran amor a mi lengua, a mi cultura y a mi patria, no propugno un enfrentamiento pidiendo una limosna recíproca de perdón y tolerancia.

El catalanismo político ha tenido siempre dos patas: más autogobierno para Cataluña e influir en la modernización de España. Hemos tenido más autogobierno, pero España se ha modernizado en una dirección que no contempla el hecho nacional de Cataluña. Se podría decir que los puentes que la dictadura construyó los ha destruido la democracia. En los últimos cien años, los catalanes hemos perdido tantas energías en querer cambiar España que, si nos descuidamos más, los que seremos cambiados somos nosotros. Por dilución e inanición.
Jaume Vicens fue una referencia para la clase política catalana que hizo la transición. En Noticia de Cataluña, publicada en 1954, Vicens volvió a señalar las dos soluciones que se propusieron para volver a plantear la idea de España en los tiempos de la República y que hoy siguen vigentes aunque cada vez de forma más compleja.
Una era una idea abstracta, jacobina, uniforme, la de los intelectuales castellanos y andaluces. La otra era la "real, historicista y pluralista de los pensadores del norte, desde Cataluña hasta el Pais Vasco". La primera era la que mantenía Ortega al decir que "había razones para ir sospechando que sólo cabezas castellanas tenían órganos adecuados para percibir el gran problema de la España integral". Esta visión de la conllevancia orteguiana ha fracasado del todo si tenemos en cuenta que hoy todavía no se ha encontrado la solución para esta convivencia política y pacífica entre los pueblos peninsulares.
La alternativa a esta fórmula estricta y cerrada, Vicens la contrapuso a la aportación catalana del pacto construyendo una comunidad basada en el trabajo y en la creación de riqueza. Resaltaba la labor de los catalanes del siglo XIX para transformar España a imagen de Europa.
Cataluña ha influido, para bien y para mal, en la política española de los últimos dos siglos. Esta influencia sigue vigente hoy aunque sólo sea por demandar una singularidad que nunca se nos otorga. Esta participación colectiva en los asuntos peninsulares es rechazada hoy por una España que dice basta a dar más competencias, más responsabilidades, más protagonismo y más capacidad de autogobierno en Cataluña, como se hace patente con las trabas grotescas de las instituciones del Estado, desde el Tribunal Constitucional hasta la totalidad del PP y algunos sectores con influencia del socialismo español, pasando por la maquinaria de medios de comunicación madrileños que no aceptan otra pluralidad que la que ellos determinen.
El primer resorte de la psicología catalana no es la razón, como en los franceses, la metafísica, como en los alemanes, el empirismo, como en los ingleses, la inteligencia como en los italianos, o la mística como en los castellanos. En Cataluña, añade, el móvil primario de los catalanes es la voluntad de ser.
Hay que concretar una idea de Cataluña, válida para las próximas generaciones, que vaya más allá del debate electoral que estos días está poniendo encima de la mesa proponiendo salidas a una situación que, cuando menos, ha creado un cierto desánimo en la opinión, los sentimientos, las ambiciones y los intereses de una buena parte de catalanes. No nos podemos volver a equivocar. No podemos alimentar una nueva frustración dejándonos llevar por un sentimentalismo, que nos lleva a medir el mundo con los latidos de nuestro corazón, y a menudo, en medio de la acción, nos nubla la mirada y nos hace claudicar el empeño. Elevamos banderas solitarias para buscar el camino hacia la libertad, pero no debemos olvidar a todos  los catalanes que no alcanzan a llegar a fin de mes, que huyen al extranjero en busca de trabajo, que no saben cómo están las finanzas catalanas y como enderezarlas o qué ocurrirá con el sistema sanitario y la educación. Tampoco debemos olvidar lo que ocurre con la corrupción política y de las élites que se eterniza en los tribunales. Debemos destapar la verdad, toda la verdad y no esconder nuestras debilidades detrás de la bandera con la que ilusionados algunos se envuelven.
Cada tiempo lleva sus exigencias y conlleva sus reglas políticas y sociales. Debemos meditar sobre el talante pactista de nuestra mentalidad, que en esencia no es otra cosa que rehuir cualquier abstracción, ir a la realidad de la vida humana y establecer la más estrecha responsabilidad colectiva e individual en el tratamiento del patrimonio público.
Parece que vamos hacia un nuevo intento de rotura de consecuencias inciertas, pero todavía sueño con la posibilidad de que no se rompan todos los puentes y que no llegue una confrontación que nos pueda llevar a una nueva frustración. Aun pienso en que prevalezca el sentido común en los políticos españoles y afronten la reforma del Estado sin apriorismos y sin caer en prácticas del tacticistas del pasado. Si las élites políticas no son capaces de articular la convivencia entre "los pueblos de España, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones", según dice el preámbulo de la vigente Constitución, de cerrar un debate que se remonta al siglo XIX, difícilmente estaremos, unos y otros, en condiciones de responder a los retos del siglo XXI.
Por lo que respecta a los políticos catalanes, ¿Serán capaces de definir un nuevo catalanismo transversal que nos permita encarar la complejidad del siglo XXI?
Es importante que recuperemos una cierta manera de hacer las cosas teniendo en cuenta siempre dos factores decisivos: unas ideas y un modo de proceder. No debe haber ningún inconveniente, al contrario, debemos aprender como colaborador incluso con los que piensen lo contrario que nosotros. Aceptar todas las iniciativas útiles aunque tengan una procedencia diversa de nuestro propio ambiente. Vamos, lo contrario de lo que han hecho los políticos de los diferentes partidos independentistas históricos cuando se han reunido para trabajar conjuntamente, para llevar a buen puerto el “estat lliure”. En lugar de poner por delante los temas importantes, al menos lo que ha trascendido en los medios, es que han discutido hasta la ruptura por cuales y cuantas sillas ocupaba cada uno.
Está claro el agotamiento de las élites políticas catalanas. Demuestran que no son capaces de dialogar, de dejar atrás sus pequeñas prebendas personales, por el bien de la ciudadanía y del país. No han tenido nunca en cuenta aquellos versos de “La piel de toro” de Salvador Espriu para que guiaran sus sentimientos durante su labor política. 

Es necesario, en mi opinión, una renovación que pasa por poner al día las instituciones, públicas y privadas, y por la integración efectiva de los nuevos sectores sociales, la llamada primera y, muy pronto, la segunda inmigración, en esta tarea colectiva .
Un país debe tener élites que saquen adelante la sociedad en su conjunto. El problema es que si estas élites son sólo la reproducción de las élites del pasado y no el resultado de la meritocracia, de una democrática y efectiva igualdad de oportunidades y, por qué no, de la excelencia, lo tendremos muy difícil.
Mi opinión es que no es necesario construir el futuro sólo sobre los derechos pasados, sino hacerlo sobre los derechos y deberes futuros que queremos ejercer y compartir. Y el aislamiento no permite esta tarea sino que exige la apertura, con un catalanismo que no vaya contra nada ni contra nadie, sino que defienda libremente, democráticamente, nuestros intereses y nuestra voluntad de ser.
La gran pregunta que hay que formular hoy es si este camino lo queremos hacer solos o bien si podemos compartir el camino con España. La hegemonía cultural del nacionalismo, su universo simbólico, no lo aconseja y mucha gente está en contra. Muchos catalanes ya estamos hartos de “más de lo mismo”. Negociar, pactar, recoger unos mendrugos, recortar y vuelta a empezar. Además, hemos comprobado hasta el hartazgo, que este proceder no ha terminado nunca de satisfacer a nadie.
En los últimos meses, el grupo de partidos políticos mayoritario en Catalunya se a implicado en la tendenciosa difusión de la idea de una España que no nos comprende, ni nos quiere comprender y parece que el mensaje ha calado entre muchos catalanes. La independencia planteada como una delimitación de fronteras geográficas es un concepto que llevó a la creación de más de cien estados nuevos en el siglo XX. Si tantos ha habido, ¿Porque Cataluña no puede tener uno?. 
Para empezar un gran proyecto hay que tener fuerza y mucha valentía; para terminarlo, se precisa mucho sacrificio y perseverancia. Yo soy de los que no lo acaba de ver claro. Quizá porque repasando nuestra historia, he visto cómo muchos momentos de entusiasmo han sido a menudo desvirtuados por hacer las cosas deprisa, actuando algo más con el corazón que meditando con la cabeza.
Sin embargo, aunque parezca una quimera, pienso que todavía tenemos que definir qué queremos hacer juntos con los vecinos españoles, con los que hemos compartido tantas tragedias colectivas. Catalanismo, nacionalismo, soberanismo, independentismo y ahora unionismo. Demasiado sentimientos y demasiado poca racionalidad, muchas abstracciones sin antes pensar la viabilidad de ponerlos en práctica.
¿Cómo será el catalanismo en el siglo XXI?.
La clave, más allá del marco de soberanías nacionales únicas en el que nos movemos hoy mayoritariamente, está en saber cultivar el ejercicio efectivo de las ciudadanías compartidas, es decir, aquellos instrumentos que permiten ser a la vez ciudadanos de Cataluña, de España y de Europa. Como decía Jordi Évole, “que nadie, aquí o allá, nos obligue a tener que escoger y que todos puedan sentirse lo que les dé la gana” y yo añado: pero que actúe como ciudadano, sujeto al mismo código de derechos y de deberes, entre los que hay uno muy importante que es el ligado a la residencia. Un nuevo paradigma del catalanismo del siglo XXI puede ser reivindicar la voluntad de ser, el modus operandi, el fomento de la igualdad de oportunidades y la meritocracia. 
No hace falta esperar a ningún referéndum  La mayor parte de estas ideas ya las podríamos aplicar actualmente. Se moverían en los ámbitos de la transver-salidad, el mestizaje, la cohesión social, la convivencia, la civilidad, la renovación de las élites y la necesidad de construir una sociedad más justa, en la que todos cumplamos con nuestros deberes y se nos respeten nuestros derechos.
Para que esto sea así, es necesario que Cataluña pueda seguir siendo Cataluña, con más reconocimiento institucional, más competencias y, sobre todo, una financiación realmente justa respecto a lo que los catalanes aportamos en España. Soy partidario de que los catalanes decidamos por nosotros mismos y para ello podamos expresar nuestro parecer mediante un método democrático, libre y en secreto, en el tiempo más razonable posible. De esta forma sabríamos exactamente donde estamos, no como ahora que nos movemos a tientas bajo los efectos de la demoscópica y de la cultura interesada o tendenciosa de los tertulianos que en el mejor de los casos no mienten pero nunca explican todos los hechos ni dicen toda la verdad.
Para las próximas elecciones al parlamento catalán se barajan tres propuestas centrales que no creo que puedan culminarse en la próxima legislatura, gane quien gane:
  1. La independencia con "estado propio catalán" requiere al menos, "estructuras de estado" funcionando y mucha negociación para tenerlas operativas. Es utópico pensar que puedan alcanzarse en la próxima legislatura.
  2. El federalismo es muy difícil porque no hay cultura federal en toda España. Ni en la derecha ni en la izquierda. Los "barones autonómicos" y sus séquitos, celosos de sus reinos de taifas, nunca renunciarán a su oligarquía.
  3. El "concierto económico" lo veo tan lejos como las otras dos fórmulas. Nadie, fuera de Catalunya o tal vez Baleares, quiere siquiera admitir que ha gozado de prebendas y menos renunciar a ellas, para que todos los ciudadanos, residan donde residan, reciban las mismas prestaciones públicas en cantidad y calidad. 
¿Qué le queda a Catalunya mientras no estén apunto las "estructuras" necesarias para un estado propio?. A mí me parece que defender lo que tenemos, mejorarlo mucho en todos los ámbitos, mientras buscamos nuevas fórmulas que nos garanticen nuestra voluntad de ser. Antes de caer en una nueva frustración, vale más que preparemos, en la medida de lo posible, a los ciudadanos y al país para llegar, si se dan las circunstancias, a tener un independencia no tutelada por España.
Hemos vivido ya tantos cambios, la mayoría positivos, que nada me sorprenderá. Cualquier nueva arquitectura política a la que lleguemos, sólo será posible si somos un pueblo libre, en el que nadie se pueda sentir marginado por sus ideas, sus convicciones y su procedencia cultural o étnica.
Nuestro éxito o fracaso en cualquier cosa que emprendamos, y por tanto en la vida en general, depende de si nos guiamos por la verdad o de si avanzamos en la ignorancia o basándonos en la falsedad.
La baja valoración de nuestros políticos es debida a su falta de compromiso con los hechos y con el encargo de la ciudadanía, que los ha elegido, para resolver los problemas que tiene nuestra sociedad. Los hechos demuestran dos cosas: o son unos inútiles, no adecuadamente preparados para ocupar el puesto, para el cual los votantes les han elegido o que su única preocupación es ser reelegidos, para seguir disfrutando de las prebendas, tolerando la inmensa corrupción instalada en nuestra clase política y de rebote en una gran parte de la sociedad, tanto como sea posible, sin importarles lo más mínimo el sufrimiento de la ciudadanía.
Pienso que, si de ellos depende, no saldremos nunca del atolladero. Parece que la única posible solución vendrá por una firme imposición de los “hombres de negro” que nuestros políticos y sus adláteres, inoperantes y corruptos, no podrán soslayar o por la insufrible presión popular, debida a una escalada de violencia de parte de los ciudadanos una vez que lleguen a su límite de aguante o pobreza.
¡Lo siento!. Veo el panorama así de negro, en España y en Catalunya, y como no me ha gustado nunca esconder la cabeza debajo del ala como los avestruces, así lo escribo para dar fe y provocar la respuesta de quien lo vea de otra forma.
¡Escuchar, pensar y dialogar!.  Nunca callar.
©JAS2012