martes, 25 de septiembre de 2012

¿Dónde están los "intelectuales" españoles?

Nos pasamos la vida mirándonos al ombligo. Nos preocupamos por cosas que nos parecen importantes en sí mismas, sin percatarnos que pueden tener lecturas muy diferentes dependiendo de la perspectiva en la que se enmarquen. 
Si un mismo hecho, como por ejemplo la, tan explotada mediáticamente este mes de septiembre, “situación catalana” se analiza en clave personal, familiar, regional, nacional, europea o mundial, arroja unos resultados totalmente diferentes. Lo que es totalmente factible y deseable desde un punto de vista personal, puede tornarse una quimera desde un punto de vista estatal y tiene muy poca importancia desde un punto de vista internacional. 
Es muy dudoso que la independencia sea deseada por la mayoría de la población de Cataluña, que durante 30 años tuvo una gran afluencia de la inmigración extranjera y la migración interna de los españoles de otras regiones.

Las encuestas de opinión pública en los últimos años siempre señalaron a un máximo del 25% de independentistas.
Hubo un aumento en el número después de la laminación del Estatut entre los independentistas catalanes políticos más interesados, pero la gente común de la calle, están en gran parte cómodos con el hecho de que son ciudadanos de Cataluña y España. Piensan que España y Catalunya se necesitan porqué tienen muchas más cosas en común que diferencias y que los únicos ganadores son los políticos ladrones-manipuladores. Para todos estos un referendum no tiene sentido, porqué lo que muchos querrían realmente, aunque no sean catalanes ni vivan en Catalunya, es “independizarse" de toda esta casta de políticos que sólo recortan el bienestar de los trabajadores y el patrimonio de las clases medias y siguen permitiendo lo que mayormente ha perjudicado al país, que son la corrupción generalizada y mediocridad de sus dirigentes y las prácticas poco o nada democráticas y menos éticas, de las mal consideradas “élites empresariales y civiles”.
Este malestar se hace más patente cuando, al pincharse la burbuja, se desvaneció el espejismo, el falso bienestar económico se redujo y reapareció nuestra paupérrima economía productiva real. En este momento salieron a la luz todos los “demonios” adormecidos en las
pasadas épocas de bonanza. No es que la "voluntad de ser" como nación catalana no existiera antes, es que estaba anestesiada por el falso lujo reinante.
Los que por trabajo, turismo o familia hemos viajado mucho por España y por el mundo, sabemos que la península ibérica tiene cosas preciosas, interesantes y viven en ella, como en Catalunya, buenas y malas personas. Pero al relacionarse con sus gentes se detecta una especie de animadversión o reparo por todo aquello que suene a catalán. No se sienten cómodos con lo que suena a catalán y a la vez no les gusta ni oír hablar de prescindir de Catalunya. Cuando los políticos tienen un problema que resolver y no saben como o no les conviene hacer lo necesario para solventarlo, sacan del armario "el problema catalán" y ya tenemos la "anestesia" preparada. Nadie se acuerda de reclamarles sus obligaciones y la mayoría cae en el chiste fácil de echarle la culpa a los catalanes. 
Diría que ahora estamos en un momento álgido de reivindicación nacional y de reivindicación de la vuelta al trabajo productivo bien hecho y de los valores y la ética, si no fuera porqué echo en falta en la función a los “ciudadanos de la Tarta”. A una parte considerable de la élite: la universidad, la prensa, la parte empresarial. 
¿Dónde están los "intelectuales" españoles? 
Aquellos que se han venido auto proclamando adalides de la democracia durante los años de la “transición” y de la recuperada democracia. Los que defendían la libre expresión y participación de los ciudadanos. De repente se han quedado mudos. No utilizan sus blogs, ni sus páginas en las redes sociales, ni por supuesto los grandes canales multimedia para hacer oír sus opiniones y defender la democracia. 
¿Por qué temen hablar claro con “datos contrastados” y cultivarnos con sus pensamientos ilustrados? 
Lo que si abundan son los indocumentados o exaltados que hacen un gran ruido y torpedean o al menos dificultan, el entendimiento del “hecho diferencial catalán” a las personas sensatas, reflexivas y dialogantes de toda España. 
¿Dónde están los intelectuales libres, documentados y progresistas que parece que siempre han luchado por la libertad y bienestar de la ciudadanía? 
O tal vez sólo eran…. ¿"fachada" disfrazada? ..... inflándose de "tarta". 
Los medios de comunicación colaboran extraordinariamente a estos diferentes resultados de los análisis, porque suministran a los ciudadanos sólo parte de la información, muchas veces incluso inexacta y además, exacerban los sentimentalismos que provocan reacciones más o menos viscerales, incluso en las personas más equilibradas. 
Además los medios mayoritarios y más influyentes, como si estuvieran perfectamente conjurados, ocultan a la ciudadanía la mayoría de las noticias que verdaderamente importan o pueden influir a gran escala y se dedican a “cotorrear” con la “última noticia de moda” aunque no sea la más importante. Como ejemplo: les hago la siguiente pregunta: 
¿Cuál es la moneda más importante del mundo? 

El “petróleo crudo” es la moneda estándar del mundo. No es el yen ni la libra ni el dólar. No hay, en todo el mundo, otro producto más comercializado que el petróleo. 
Pues bien, el pasado jueves, 06 de septiembre, cuando en Catalunya estábamos ilusionados con la “mani del 11 de setembre” y las autoridades españolas, totalmente ajenas a este importante evento, seguían desojando la margarita, “pido el rescate, no pido el rescate”, fuera de nuestro ombligo pasaba una cosa que afectará nos afectará grandemente. Afectará a nuestra economía, a nuestra política y a nuestras vidas, más de lo que nunca lo hubiéramos pensado. 
El 6 de septiembre pasado las autoridades chinas declararon oficialmente: “Nuestro sistema bancario está listo, todos nuestros sistemas de comunicación están listos, todos los sistemas de transferencia están listos y, a partir de hoy cualquier país del mundo que quiera comprar, vender o negociar con petróleo crudo puede hacerlo usando de la moneda china y no el dólar estadounidense” 
Esto va a afectar nuestros sistemas económicos y monetarios más de lo que imaginamos y muy bien podría ser el catalizador que haga caer al dólar como moneda de reserva mundial, y cambiar todo el panorama de cómo funciona el mundo de la compra de energía. 
Irónicamente, desde el 6 de septiembre, el dólar de EE.UU. cayó de 81.467 a 79,73 en el índice de precios. Y mientras los analistas se centran en lo que viene ocurriendo en la Eurozona, y mientras se esperan medidas por parte del Banco Reserva Federal respecto a la caída del dólar, no es casualidad que el dólar empezara a perder fuerza el día mismo del anuncio de China. 
China no es un país productor de petróleo, pero China y Rusia firmaron un nuevo acuerdo comercial el 7 de septiembre por el que la Federación Rusa acordó vender petróleo a China en las cantidades que esta última deseara cobrando en "Yuanes". 
Estos dos actos de los dos adversarios más poderosos de la economía y el imperio estadounidense, representan un movimiento para atacar la fortaleza económica principal que mantiene a USA como superpotencia económica. Cuando el resto del mundo empiece a pasar por alto el dólar y compre petróleo en otras divisas, el pueblo estadounidense sentirá todo el peso de su deuda y la disminución de su estructura manufacturera. 
El mundo cambió hace tan sólo dos semanas, mientras los políticos estadounidenses se regodeaban en su propia magnificencia en sus convenciones partidarias y nosotros en España y Catalunya a los nuestro. El 6 de septiembre fue testigo de un gran golpe al imperio estadounidense y al dólar como moneda de reserva mundial y ni en Wall Street dijeron ni una sola palabra, ni los medios de comunicación mayoritarios difundieron la noticia: China, junto con Rusia, tienen ahora el objetivo de convertirse en los controladores de la energía y por lo tanto, los controladores de una nueva petro-moneda. 
Es bueno que nos miremos nuestro ombligo, pero cometeríamos un gran error si dejáramos de contemplar a nuestro entorno y al mundo globalizado en el que vivimos e intentar comprender como nos afectan sus movimientos.

©JAS2012

viernes, 21 de septiembre de 2012

Muchos catalanes han pedido el "divorcio" a España

Publico el artículo “The Pursuit of Happiness” de XSM, traducido al castellano para facilitar su lectura y comprensión.
Es un escrito para tener en cuenta, analizar criticamente, reflexionar, buscar información adicional en "fuentes solventes" y sacar conclusiones para que nos ayuden en nuestra personal toma de decisiones.
Ante todo: serenidad, generosidad, empatía y también asertividad y firmeza.
Espero vuestros comentarios
©JAS2012

Los maridos posesivos tienden a reaccionar predeciblemente cuando su esposa les anuncia que se divorcia: primero ponen cara de sorpresa, luego niegan los hechos, a continuación amenazan con no firmar los papeles y, finalmente, intentan hacer creer que la separación la hundirá económicamente a ella ya que, sin él, la mujer no es nada.
Tras la masiva manifestación del 11 de Septiembre donde una parte importante de los catalanes expresó su deseo de pedir el divorcio de España, la reacción de la maquinaria española está siguiendo el guión predecible de los maridos posesivos.
Primero, la sorpresa. El silencio inicial y el boicot de los políticos españoles en la conferencia que el presidente Artur Mas hizo en Madrid demuestra que los cogió con el paso cambiado. Mas argumentó que los catalanes les hemos intentado explicar durante 30 años que no estábamos cómodos y las respuestas han sido la negativa, el desprecio, la indiferencia y el insulto. Y ahora ¡ponen cara de sorpresa!
Tras el desconcierto inicial, la negación. Primero dicen que no había tantos manifestantes porque los 6 millones de catalanes que no se manifestaron todos son españolistas. Después explicaron que los que fueron, lo hicieron engañados por un pérfido aparato propagandístico nazionalista (y resaltaron la z) que intentó desviar la atención de la crisis. Dirán que el déficit es mentira, que el déficit de Madrid y Baleares es superior al catalán y que no sólo Cataluña no está maltratada sino que es desleal ya que está pidiendo unos 5.000 millones al fondo de rescate español. Lo que no explicarán, sin embargo, es que estos 5.000 millones que España le prestará (y no regalará) en Cataluña quedan pequeños al lado de los 300.000 millones de euros que Cataluña ha regalado (y no prestado) en España durante los últimos 30 años. Y seguirán sin haber entendido nada.
Luego han pasado a justificar: todo lo que han hecho lo han hecho porque Cataluña es España y hay una constitución! Las escuelas catalanas deben enseñar en español (y no en “polaco”) porque Cataluña es España y la constitución dice que en España los niños tienen derecho a ser enseñados en Español. Y es verdad. Pero claro, si lo que queremos no lo podemos tener porque formamos parte de España, sólo hay una solución, ¿verdad?
El siguiente paso será negarse a conceder la separación. Pero como en una de democracia es muy difícil negarse a aceptar la voluntad de la mayoría, dirán que el referéndum deberían votar todos los españoles! Y es que hay quien piensa que Cataluña y los catalanes somos propiedad de España y que, por tanto, la decisión la deben tomar todos los españoles. En países donde las mujeres son propiedad de los hombres, ellas no se pueden separar sin la aprobación de los maridos. Pero en los países libres, democráticos y modernos, la mujer que quiere el divorcio no necesita la aprobación de nadie. Por tanto, tal como dijo el seleccionador Vicente Del Bosque, el futuro de Cataluña está en manos de los catalanes. Y si los catalanes queremos la independencia de forma mayoritaria (y aún está por ver si esa mayoría existe en las urnas), la tendremos. Diga lo que diga la constitución Española. Diga lo que diga la gente de Villaburritos.
Y finalmente, vendrá la batalla psicológica: intentarán hacernos ver que nosotros, sin ellos, no valemos nada. Intentarán explicar que todo lo que tenemos es gracias a España, su "enorme" mercado, su marca, su inmaculada reputación internacional (ja, ja) y su extraordinaria generosidad. Nos dirán que nuestro principal mercado es España y que si ellos no compran cava, nuestras empresas se arruinarán. Nos dirán que si nos vamos, nos echarán del Euro y de la UE y que impedirán que nunca seamos europeos. Y que sin ellos y sin Europa seremos más pobres que Chipre (por cierto, el il. Iluminado que dijo eso debería saber que el PIB per cápita de Chipre es un 81% más elevado que el de Extremadura!)
Nos dirán que tendremos que asumir la parte proporcional de la deuda del estado Español (80% del PIB) y que, sumado al 20% que ya tiene la Generalitat, tendremos una deuda insostenible del 100% del PIB. Dirán que fuera de España, Cataluña nunca tendrá financiación (ignorando que Cataluña no tiene financiación ahora aunque ahora está dentro de España). Y que la deuda de la Generalitat es bono basura y que, por tanto, si Catalunya fuera independiente, aún lo sería más.
Y todo esto será sólo para hacernos entrar miedo en el cuerpo. Los supuestos estudios que estimarán "con precisión" que el PIB catalán caerá en un 10%, 30% o 60% serán todos una monumental farsa. Ninguno de estos estudios tendrá ninguna credibilidad porque sin saber cómo será el proceso, si habrá boicots, en qué condiciones quedaremos dentro de Europa, donde irá a parar la parte que los catalanes hemos depositado en el FMI o el BCE, etc es imposible saber cuáles serán los costos y los beneficios. Es verdad que nosotros tenemos cava y que ellos nos pueden boicotear. Pero ellos tienen Rioja y nosotros no tenemos ninguna necesidad de beberlo porqué tenemos excelentes caldos producidos en nuestro territorio.
Amenazar con la salida del euro o la UE cuando no hay ninguna ley que lo diga es una amenaza que no tiene ninguna credibilidad. Y cuando España dice que sus socios y amigos nos echarán de Europa, está siendo un farol: España no tiene ni los amigos ni el apoyo internacional del que se vanagloria. Y si no, recordemos que cuando Argentina expropió Repsol, violando las leyes internacionales, Europa no movió ni un dedo para defender a España y el gobierno de Rajoy se quedó solo.
Y los que dicen que tendremos que asumir la proporción de la deuda española que recuerden que esta deuda la ha firmado el gobierno español y se él quien tiene que volver. Lo que es seguro es que si somos parte de España, entonces sí que somos corresponsables de la deuda del gobierno español. Si no lo somos, entonces ya veremos. Si nos quieren pasar la factura por el 16% del total correspondiente a la población de Cataluña a nosotros, que llamen a la embajada catalana y, si el divorcio es amistoso, hablaremos. Hablaremos de la deuda, y de la proporción de dinero que el Banco de España tiene depositados en el BCE y del oro que España tiene en el Fondo Monetario Internacional, y de AENA y otras empresas públicas españolas, y del hipódromo de la Zarzuela y de todo lo que haga falta. Y si no es amistoso y hablan de boicots, amenazas y de expulsiones de Europa, entonces se comerán la deuda con patatas porque el único responsable de la deuda es el gobierno de España.
Resumiendo, tras la manifestación del día 11, comienza una batalla mediática y política que intentará meternos el miedo en el cuerpo. Se dirán mentiras y se exagerará. Y se nos injuriará y menospreciará. Ahora bien, cuando más virulenta sea la campaña, cuando menos inteligentes y más testiculares sean los argumentos, cuando más nos insulten y cuanto más nos denigren, más quedará patente su desesperación.
Nuestra reacción ante los insultos y las campañas del miedo debe ser la serenidad, la generosidad y la firmeza.
Serenidad porque, por más que brama, la riqueza de las naciones no la determinan los vecinos. Nuestra riqueza dependerá de nuestra competitividad, de nuestro sistema educativo, de nuestra inteligencia, de nuestra capacidad de hacer cosas bien hechas y de nuestras ganas de letras var-nos temprano, bien de hora.
Generosidad, porque a todo el mundo debe tener claro que en Cataluña será bien tratado, piense lo que piense, hable la lengua que hable y se haya posicionado como haya posicionado en el pasado. Cataluña será un país de libertades donde no habrá listas negras o persecuciones y donde todos los ciudadanos (y enfatizar la palabra ciudadanos) y todas las lenguas serán respetados.
Firmeza, porqué de la misma manera que seremos generosos, seremos firmes y defenderemos con ilusión, argumentos y votos, nuestro derecho a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Independencia de Catalunya. ¿Qué deseamos realmente?.

Estos días se habla mucho de “independencia”. Parece que hay mucha prisa por ser "independiente". Algunos concretan algo más y hablan de tener un estado propio que pueda decidir hacia dónde quiere llevar al pueblo catalán y satisfacer sus aspiraciones personales y sociales. Otros parece que quieren ser independientes para huir de España, ya que no se sienten bien tratados por los últimos gobiernos mayoritarios y no van más allá.
Para poder hacer lo que se quiere, no hay ninguna duda de que lo mejor es no tener ningún "dueño", no ser esclavo de nadie. Dejar de estar supeditado a nadie que ha demostrado que no tiene ninguna intención de escuchar, de entender ni de dialogar. Llegando al extremo, recuerdo que hay un "anuncio" televisivo que proclamaba “la república independiente de mi casa".
Pero no es suficiente con pedir y conseguir la independencia. No podemos caer en la trampa de seguir gobernados con las mismas leyes, métodos y procedimientos usados hasta ahora. La independencia de unos dueños para caer en la dependencia de otros, no interesa nada. Si fuera así, tendríamos los "mismos perros con distintos collares".
La posibilidad de crear un estado propio es, por sí misma, una tarea estimulante para casi todos. Es una tarea en la que todo el mundo se debería implicar y tener voz y voto. Primero para definir qué tipo de sociedad quiere que sea la suya, luego para consensuarla con sus vecinos y finalmente trabajar para hacerla realidad. No podemos olvidar que es necesaria una profunda transformación de la forma de actuar y del estado en que ahora nos encontramos.
Es preciso que todos nos esforcemos por:

1. Cambiar la ley electoral y el sistema de financiación de los partidos.
2. Abolir los privilegios de la clase política y financiera.
3. Suprimir estructuras de estado innecesarias como el senado (Los gobernantes deberían ser valientes y sobre todo justos para recortar la grasa, no el músculo).
4. Legislar para perseguir y erradicar, o al menos minimizar, la corrupción.
5. Que se celebre el referéndum para ratificar la monarquía o despedirla, recordando que la soberanía del estado emana del pueblo, no del rey. Él no tiene que gobernarnos(para eso está el gobierno), sino que es él quien está a nuestro servicio.
6. Construir un nuevo estado moderno donde:
  • Todos sus ciudadanos conozcan y puedan disfrutar de la cultura catalana y a la vez se respeten todos los demás pueblos y culturas. El respeto y la tolerancia es una obligación para poder convivir en paz y como sucede con el amor, es muy elástica y puede dar para mucho. 
  • Se facilite el acceso a una educación que promueva los valores, la ética y la igualdad de oportunidades, para que todos puedan desarrollar sus habilidades en beneficio propio y de la sociedad de la que formamos parte. 
  • La solidaridad de los más ricos, ayude a que los más pobres, lejos de vivir de la caridad mal entendida, puedan mejorar su situación, tanto económica como cultural, contribuyendo en la medida de sus posibilidades y habilidades al crecimiento del bienestar común. En ningún caso debe tolerarse una actitud egoísta, que permita aprovecharse de los que, por múltiples razones, consiguen generar más riqueza y pagan impuestos, acostumbrándose a vivir mejor que ellos, a sus expensas. Así no puede mantenerse la convivencia. 
  • La democracia sea participativa. Donde se escuchen las propuestas de la gente y donde se la consulte regularmente, en contraposición con aquello, tan escuchado últimamente, de invocar las sacrosantas leyes que no se pueden cambiar nunca y que sólo cumplen los que quieren hacerlo.
7. Etc. (Cada uno y puede añadir su recomendación a la lista de derechos y deberes para el estado, gobernantes y ciudadanos)

Si todas estas razones las encontráran en España, muchos catalanes, no tendrían ningún interés en pedir la independencia de Catalunya. Porqué ya serían libres y se sentirían comprendidos e integrados dentro de España. El problema es que esto no es así. El presidente del gobierno español, hoy lo ha dejado claro al president de Catalunya: No quiere ni siquiera hablar del tema, como si de un caudillo autoritario se tratara. El líder de la oposición (PSOE) dijo ayer algo similar.
La mayoría de mis amigos, que viven en diferentes regiones de España, porqué son demócratas, respetuosos, tolerantes, dialogantes e inteligentes, piensan siempre en sumar y aprovechar las sinergias tanto económicas como culturales con los catalanes y demás nacionalidades históricas españolas, para el beneficio mutuo. No entienden el proceder del gobierno y la casta mediática, que primero desprecia y luego vocifera, sacando todos sus demonios para amenazar y amedrentar a todos, siempre restando y dividiendo en lugar de sumando y empatizando.
La Constitución Española se redactó y consensuó recién salidos de una dictadura y con muchas heridas abiertas. Se firmó un gran acuerdo, dentro de lo posible en aquellos tiempos, sobradamente abierto para permitir lecturas lo suficientemente amplias para poder incluir y armonizar los distintos pueblos y culturas de España. 
Desde Catalunya se ha colaborado siempre para conseguir un estado español plural, moderno y armónico, pero después de más de treinta años, no ha tenido mucho éxito y la “relación” no acaba de funcionar. Sigue reinando un ambiente de desconfianza y negación del “hecho diferencial catalán”, cuando no de intento de anular sentimientos y ahogar voluntades, reducir derechos sociales y agrandar desequilibrios e injusticias de trato económico, que comprometen la viabilidad futura de su economía pública como nación y de los ciudadanos catalanes en particular.
Ha llegado un momento en que la “relación Catalunya-España”, agravada por la crisis económica mundial, no funciona. 
Los gobiernos de España han recortado, laminado y judicializado los Estatuts que se han votado favorablemente en el Parlament de Catalunya. La principal autoridad del Gobierno español no quiere ni siquiera “hablar de los temas que le plantea el gobierno de Catalunya”. El gobierno y el principal grupo de la oposición desoyen la voz de miles de personas que se manifiestan pidiendo un “estat propi” para Catalunya. No permiten celebrar un referéndum para conocer democráticamente la opinión de los catalanes, siempre invocando “la Constitución” y siempre olvidando que ningún marco legal, por muy importante que sea, puede anular los sentimientos, voluntad y proyecto de futuro para Catalunya, ni para los catalanes.
Parece que España sea una democracia, pero, al menos sus dirigentes, tienen muy poca práctica democrática. No quieren ni siquiera oír ni mucho menos entender que muchos catalanes quieren ser libres y responsables para poder participar y poder decidir las cosas importantes. Ya están hartos de ser criticados, de criticar y de picar en hierro frío cada vez que se expresan democráticamente. 
Cualquier catalán equilibrado y sensato no desea “romper totalmente” con España, pero quiere vivir en un estado propio que le permita, de una forma democrática y pacífica, participar en la construcción de su destino; dentro de la Unión Europea y dentro del Euro.
Parece que el próximo debate de política general en el Parlament de Catalunya, será importante para Catalunya y también para España. 
Será bueno estar atentos a lo que digan unos y otros en el mismo, distinguiendo entre la propaganda y la verdadera información, para intentar vislumbrar hacia donde nos pretenden conducir nuestros dirigentes. 
Os deseo salud, firmeza, responsabilidad, sensatez y equilibrio para que podamos tomar las mejores decisiones y elegir adecuadamente nuestra hoja de ruta.
© JAS2012

lunes, 10 de septiembre de 2012

LAS ÉLITES “EXTRACTIVAS”

César Molinas, ex directivo de Merrill Lynch, publicará en 2013 un libro titulado “¿Qué hacer con España?”. El artículo que transcribo más abajo, corresponde a uno de sus capítulos. 
Para los que no aguanten la lectura de un artículo de más de 5000 palabras, pese a que vale mucho la pena leerlo, (no es preciso hacerlo de un tirón y sin parpadear), he resaltado algunas frases y he añadido algunos comentarios. 
Aunque es muy difícil arreglar la situación política actual en España, hay muchas soluciones si se tiene voluntad de buscarlas. Dialogando y consensuando posturas. 
Si nos peleamos todos por “matices” y solo apoyamos las ideas que nos son afines al 100%, nunca conseguiremos nada. 
La única forma de cambiar algo, es hacerlo unidos. La técnica del “divide y vencerás” la aplican las élites dirigentes o poderosas desde muy antiguo. Todo el mundo lo sabe y aún sabiéndolo, parece que no sabemos vacunarnos contra ella. 
El artículo de César Molinas pasa revista a la historia reciente de la política española y diagnostica que los políticos (al menos los que han tenido relevancia en el gobierno del estado) son responsables en gran manera de los "males" actuales que padece nuestra sociedad y un cambio en la Ley electoral que nos dotara de un sistema electoral más adecuado, ayudaría a sanear y "prescindir" en cierto modo, de la lamentable cúpula política que tenemos actualmente. Por supuesto a los “nuevos políticos” habría que vacunarlos contra la “corrupción”, pero esto ya será tema de otro artículo. 
Espero disfrutéis con la lectura de este largo y os enriquezcáis con su contenido y meditando lo expuesto.. 
©JAS2012



En este artículo propongo una teoría de la clase política española para argumentar la necesidad imperiosa y urgente de cambiar nuestro sistema electoral para adoptar un sistema mayoritario.
La teoría se refiere al comportamiento de un colectivo y, por tanto, no admite interpretaciones en términos de comportamientos individuales.
En estas teorías siempre son sesgadas porque no se puede considerar de la misma clase al Presidente del Gobierno o “altos cargos de confianza” –con sus posibilidades económicas derivadas del cargo sumadas a las de su actividad privada – y al concejal del pueblo más pequeño de España o al militante de base, que quizá esté en paro y sin sueldo. Siempre hay excepciones, y cuantas más hay, mas se equivoca uno generalizando. Seguro que hay políticos honrados e incorruptos (más cuanto más bajo están en la escala del poder), pero ¿Cómo son y cómo actúan los políticos de la cumbre?
¿Por qué una teoría?
Por dos razones. En primer lugar porque una teoría, si es buena, permite conectar sucesos aparentemente inconexos y explicar sucesos aparentemente inexplicables. Es decir, dar sentido a cosas que antes no lo tenían. Y, en segundo lugar, porque de una buena teoría pueden extraerse predicciones útiles sobre lo que ocurrirá en el futuro. Empezando por lo primero, una buena teoría de la clase política española debería explicar, por lo menos, los siguientes puntos:
1. ¿Cómo es posible que, tras cinco años de iniciada la crisis, ningún partido político tenga un diagnóstico coherente de lo que le está pasando a España?
2. ¿Cómo es posible que ningún partido político tenga una estrategia o un plan a largo plazo creíble para sacar a España de la crisis? ¿Cómo es posible que la clase política española parezca genéticamente incapaz de planificar?
La planificación de la economía que proponen partidos y organizaciones que en estos 35 años no han tenido posibilidad de gobernar España choca contra al libre mercado que promulgan y al que han dado alas PP y PSOE (al igual que, si pudieran, lo harían UPyD y los nuevos inventos que orbitan los grandes partidos), por lo que por supuesto que existe una estrategia creíble a largo plazo: planificación de la economía, banca supervisada, reindustrialización, etc. ”¿Cómo es posible que ninguno de los grandes partidos políticos con la mayoría de la representación parlamentaria tenga una estrategia o un plan a largo plazo creíble para sacar a España de la crisis fuera del neoliberalismo? ¿Cómo es posible que la casta política representada por PP y PSOE  parezca genéticamente incapaz de planificar?”.  Seguramente porque si planificasen mutarían en algo que va en contra de los intereses personales de las castas que viven a sus expensas, que lo mismo promueven la privatización de una empresa que una vez dejado el cargo aceptan un puesto de consejero en ella.
3. ¿Cómo es posible que la clase política española sea incapaz de ser ejemplar? ¿Cómo es posible que nadie haya pedido disculpas?
4. ¿Cómo es posible que la estrategia de futuro más obvia para España -la mejora de la educación, el fomento de la innovación, el desarrollo y el emprendimiento y el apoyo a la investigación- sea no ya ignorada, sino masacrada con recortes por los partidos políticos mayoritarios?
La clase política española forma una élite extractiva porqué ha desarrollado en las últimas décadas un interés particular, sostenido por un sistema de captura de rentas, que se sitúa por encima del interés general de la nación.
Los políticos españoles son los principales responsables de la burbuja inmobiliaria, del colapso de las cajas de ahorro, de la burbuja de las energías renovables y de la burbuja de las infraestructuras innecesarias. Estos procesos han llevado a España a los rescates europeos, resistidos de forma numantina por nuestra clase política porque obligan a hacer reformas que erosionan su interés particular.
Una reforma legal que implantase un sistema electoral mayoritario provocaría que los cargos electos fuesen responsables ante sus votantes en vez de serlo ante la cúpula de su partido, que al estar todos pringados no se auto-exigen ninguna responsabilidad. Esta reforma daría un vuelco muy positivo a la democracia española y facilitaría el proceso de reforma estructural.
Hay diferencias entre los políticos de la transición, llamados “hombres de Estado” y esto, principalmente PP, PSOE y sus sucursales en las autonomías históricas, están desmontando el Estado y montándose sus parcelas de poder y sus chiringuitos personales. Sin embargo, aquella mal llamada “Transición”, se realizó sin que, en esencia, el poder cambiara de manos y además se efectuó con la tutela de EEUU y de su agencia de inteligencia para que lo que quienes más activamente habían luchado contra la dictadura durante 40 años, sindicalistas y militantes (comunistas principalmente) no tuviesen influencia importante en el nuevo régimen. La cuestión no es baladí, puesto que el peso político y el poder real que habían adquirido quienes lucharon contra el franquismo fue apartado de un plumazo por los políticos que comenzaron a constituirse como la “casta” que hoy nos malgobierna..
 La historia

Los políticos de la Transición tenían procedencias muy diversas: unos venían del franquismo, otros del exilio y otros estaban en la oposición ilegal del interior. No tenían ni espíritu de gremio ni un interés particular como colectivo. Muchos de ellos no se veían a sí mismos como políticos profesionales y, de hecho, muchos no lo fueron nunca. Estos políticos tomaron dos decisiones trascendentales que dieron forma a la clase política que les sucedió. La primera fue adoptar un sistema electoral proporcional corregido, con listas electorales cerradas y bloqueadas. El objetivo era consolidar el sistema de partidos políticos fortaleciendo el poder interno de sus dirigentes, algo que entonces, en el marco de una democracia incipiente y dubitativa, parecía razonable. La segunda decisión, cuyo éxito se condicionaba al de la primera, fue descentralizar fuertemente el Estado, adoptando la versión café para todos del Estado de las autonomías. Los peligros de una descentralización excesiva, que eran evidentes, se debían conjurar a partir del papel vertebrador que tendrían los grandes partidos políticos nacionales, cohesionados por el fuerte poder de sus cúpulas. El plan, por aquel entonces, parecía sensato.
Pero lo que creó al monstruo no fue el plan, que no era malo, sino su implementación.
Por una serie de imponderables, a la joven democracia española se le acabó implantando una clase política profesional que rápidamente devino disfuncional y monstruosa. Matt Taibbi, en su célebre artículo de 2009 en Rolling Stone sobre Goldman Sachs “La gran máquina americana de hacer burbujas” comparaba al banco de inversión con un gran calamar vampiro abrazado a la cara de la humanidad que va creando una burbuja tras otra para succionar de ellas todo el dinero posible. Más adelante propondré un símil parecido para la actual clase política española, pero antes conviene analizar cuáles han sido los cuatro imponderables que han acabado generando a nuestro monstruo.
En primer lugar, el sistema electoral proporcional, con listas cerradas y bloqueadas, ha creado una clase política profesional muy distinta de la que protagonizó la Transición. Desde hace ya tiempo, los cachorros de las juventudes de los diversos partidos políticos acceden a las listas electorales y a otras prebendas por el exclusivo mérito de fidelidad a las cúpulas. Este sistema ha terminado por convertir a los partidos en estancias cerradas llenas de gente en las que, a pesar de lo cargado de la atmósfera, nadie se atreve a abrir las ventanas. No pasa el aire, no fluyen las ideas, y casi nadie en la habitación tiene un conocimiento personal directo de la sociedad civil o de la economía real. La política y sus aledaños se han convertido en un modus vivendi que alterna cargos oficiales con enchufes en empresas, fundaciones y organismos públicos y, también en empresas privadas reguladas que dependen del BOE para prosperar.
En segundo lugar, la descentralización del Estado, que comenzó a principios de los 80, fue mucho más allá de lo que era imaginable cuando se aprobó la Constitución. Como señala Enric Juliana en su reciente libro Modesta España, el Estado de las autonomías inicialmente previsto, que presumía una descentralización controlada de “arriba a abajo”, se vio rápidamente desbordado por un movimiento de “abajo a arriba” liderado por élites locales que, al grito de “¡no vamos a ser menos!”, acabó imponiendo la versión de café para todos del Estado autonómico.

¿Quiénes eran y qué querían estas élites locales?

Es fácil imaginar que los beneficiarios de los sistemas clientelares y caciquiles implantados en la España de provincias desde 1833, miraban al nuevo régimen democrático con preocupación e incertidumbre, lo que les pudo llevar, en muchos casos, a apuntarse a “cambiarlo todo para que todo siga igual” y a ponerse en cabeza de la manifestación descentralizadora. Como resultante de estas fuerzas, se produjo un crecimiento vertiginoso de las Administraciones Públicas: 17 administraciones y gobiernos autonómicos, 17 parlamentos y miles -literalmente miles- de nuevas empresas y organismos públicos territoriales cuyo objetivo último en muchos casos, era generar nóminas y dietas. En ausencia de procedimientos establecidos para seleccionar plantillas, los políticos colocaron en las nuevas administraciones y organismos a deudos, familiares y camaradas, lo que llevó a una estructura clientelar y politizada de las administraciones territoriales que era inimaginable cuando se diseñó la Constitución. A partir de una Administración hipertrofiada, la nueva clase política se había asegurado un sistema de captura de rentas -es decir un sistema que no crea riqueza nueva, sino que se apodera de la ya creada por otros- por cuyas alcantarillas circulaba la financiación de los partidos.
En tercer lugar, llegó la gran sorpresa. El poder dentro de los partidos políticos se descentralizó a un ritmo todavía más rápido que las Administraciones Públicas. La idea de que la España autonómica podía ser vertebrada por los dos grandes partidos mayoritarios saltó hecha añicos cuando los llamados barones territoriales adquirieron bases de poder de “abajo a arriba” y se convirtieron, en la mejor tradición del conde de Warwick, en los hacedores de reyes de sus respectivos partidos. En este imprevisto contexto, se aceleró la descentralización del control y la supervisión de las Cajas de Ahorro. Las comunidades autónomas se apresuraron a aprobar sus propias leyes de Cajas y, una vez asegurado su control, poblaron los consejos de administración y cargos directivos con políticos, sindicalistas, amigos y compinches. Por si esto fuera poco, las Cajas tuteladas por los gobiernos autonómicos hicieron proliferar empresas, organismos y fundaciones filiales, en muchas ocasiones sin objetivos claros aparte del de generar más dietas y más nóminas.
Y en cuarto lugar, aunque la lista podría prolongarse, la clase política española se ha dedicado a colonizar ámbitos que no son propios de la política como, por ejemplo y sin ánimo de ser exhaustivo, el Tribunal Constitucional, el Consejo General del Poder Judicial, el Banco de España, la CNMV, los reguladores sectoriales de energía y telecomunicaciones, la Comisión de la Competencia… El sistema democrático y el Estado de derecho necesitan que estos organismos, que son los encargados de aplicar la Ley, sean independientes. La politización a la que han sido sometidos ha terminado con su independencia, provocando una profunda deslegitimación de estas instituciones y un severo deterioro de nuestro sistema político.
Al tiempo que invadía ámbitos ajenos, la política española abandonaba el ámbito que le es propio: el Parlamento. El Congreso de los Diputados no es solo el lugar donde se elaboran las leyes; es también la institución que debe exigir la rendición de cuentas. Esta función del Parlamento, esencial en cualquier democracia, ha desaparecido por completo de la vida política española desde hace muchos años. La quiebra de Bankia, escenificada en la pantomima grotesca de las comparecencias parlamentarias del pasado mes de julio, es sólo el último de una larga serie de casos que el Congreso de los Diputados ha decidido tratar como si fuesen catástrofes naturales, como un terremoto, por ejemplo, en el que aunque haya víctimas no hay responsables. No debería sorprender, desde esta perspectiva, que los diputados no frecuenten la Carrera de San Jerónimo: hay allí muy poco que hacer.

Las burbujas

Los cuatro procesos descritos en los párrafos anteriores han conformado un sistema político en el que las instituciones están, en el mal sentido de la palabra, excesivamente politizadas y en el que nadie acaba siendo responsable de sus actos porque nunca se exige en serio rendición de cuentas. Nadie dentro del sistema pone en cuestión los mecanismos de capturas de rentas que constituyen el interés particular de la clase política española. Este es el contexto en el que se desarrollaron no sólo la burbuja inmobiliaria y el saqueo y quiebra de la gran mayoría de las Cajas de Ahorro, sino también otras “catástrofes naturales”, otros “actos de Dios”, a cuya generación tan adictos son nuestros políticos. Porque, como el gran calamar de Taibbi, la clase política española genera burbujas de manera compulsiva. Y lo hace no tanto por ignorancia o por incompetencia como porque en todas ellas captura rentas. Hagamos, sin pretensión alguna de exhaustividad, un brevísimo repaso de las principales tropelías impunes de las últimas dos décadas: la burbuja inmobiliaria, las Cajas de Ahorro, las energías renovables y las nuevas autopistas de peaje.

La burbuja inmobiliaria española

La burbuja inmobiliaria española fue, en términos relativos, la mayor de las tres que estuvieron en el origen de la actual crisis global, siendo las otras dos la estadounidense y la irlandesa. No hay duda de que, como las demás, estuvo alimentada por los bajos tipos de interés y por los desequilibrios macroeconómicos a escala mundial. Pero, dicho esto, al contrario de lo que sucede en EE UU, las decisiones sobre qué se construye y dónde se construye en España se toman en el ámbito político. Aquí no se puede hablar de pecados por omisión, de olvido del principio de que los gestores públicos deben gestionar como diligentes padres de familia. No. En España la clase política ha inflado la burbuja inmobiliaria por acción directa, no por omisión ni por olvido. Los planes urbanísticos se fraguan en complejas y opacas negociaciones de las que, además de nuevas construcciones, surgen la financiación de los partidos políticos y numerosas fortunas personales, tanto entre los recalificados como entre los recalificadores. Por si el poder de los políticos –decidir el qué y el dónde- no fuese suficiente, la transmisión del control de las Cajas de Ahorro a las comunidades autónomas añadió a los dos anteriores el poder de decisión sobre el quién, es decir, el poder de decisión sobre quién tenía financiación de la Caja de turno para ponerse a construir. Esto supuso un salto cualitativo en la capacidad de captura de rentas de la clase política española, acercándola todavía más a la estrategia del calamar vampiro de Taibbi. Primero se infla la burbuja, a continuación se capturan todas las rentas posibles y, por último, a la que la burbuja pincha… ¡ahí queda eso! El panorama, cinco años después del pinchazo de la burbuja, no puede ser más desolador. La economía española no crecerá durante muchos años más y las Cajas de Ahorro han desaparecido, la gran mayoría por insolvencia o quiebra técnica. ¡Ahí queda eso!
Las otras dos burbujas son resultado de la peculiar simbiosis de nuestra clase política con el “capitalismo castizo”, es decir, con el capitalismo español que vive del favor del Boletín Oficial del Estado. 

Burbuja de las energías renovables

La burbuja de las energías renovables en España representa un 2% del PIB mundial y está pagando el 15% del total global de las primas a las energías renovables. Este dislate, presentado en su día como una apuesta por situarse en la vanguardia de la lucha contra el cambio climático, es un sinsentido que España no se puede permitir. Pero estas primas generan muchas rentas y prebendas capturadas por la clase política y, también hay que decirlo, mucho fraude y mucha corrupción a todos los niveles de la política y de la Administración. Para financiar las primas, las empresas y familias españolas pagan la electricidad más cara de Europa, lo que supone una grave merma de competitividad para nuestra economía. A pesar de esos precios exagerados, y de que la generación eléctrica tiene un exceso de capacidad de más del 30%, el sistema eléctrico español ostenta un déficit tarifario de varios miles de millones de euros al año y más de 24.000 millones de deuda acumulada que nadie sabe cómo pagar. La burbuja de las renovables ha pinchado y… ¡ahí queda eso!
También es verdad que es una decisión social el consumir energías limpias y más seguras y en España tenemos mucho sol y viento para aprovecharlo sin necesidad de las corruptas "primas".

La burbuja de las infraestructuras innecesarias

La última burbuja que traeré a colación, aunque la lista es más larga (fútbol, televisiones…), es la formada por las innumerables infraestructuras innecesarias construidas en las últimas dos décadas a costes astronómicos para beneficio de constructores y perjuicio de contribuyentes. Uno de los casos más chirriantes es el de las autopistas radiales de Madrid, pero hay muchísimos más. Las radiales, que pretendían descongestionar los accesos a Madrid, se diseñaron y construyeron haciendo dejación de principios muy importantes de prudencia y buena administración. Para empezar, se hicieron unas previsiones temerarias del tráfico que dichas autopistas iban a tener. En la actualidad el tráfico no supera el 30% de lo previsto. Y no es por la crisis: en los años del boom tampoco había tráfico. A continuación ¿incomprensiblemente? el Gobierno permitió que los constructores y los concesionarios fuesen, esencialmente, los mismos. Esto es un disparate, porque al disfrazarse los constructores de concesionarios mediante unas sociedades con muy poco capital y mucha deuda, se facilitaba que pasara lo que acabó pasando: los constructores cobraron de las concesionarias por construir las autopistas y, al constatarse que no había tráfico, amenazaron con dejarlas quebrar. Los principales acreedores eran ¡oh sorpresa! las Cajas de Ahorro. Los más de 3.000 millones de deuda nadie sabe cómo pagarlos y acabarán recayendo sobre el contribuyente.

La teoría

Termino aquí la parte descriptiva de este artículo en la que he resumido unos pocos “hechos estilizados” que considero representativos del comportamiento colectivo, no necesariamente individual, y esto es importante recordarlo, de los políticos españoles. Paso ahora a formular una teoría de la clase política española como grupo de interés.
El enunciado de la teoría es muy simple. La clase política española no sólo se ha constituido en un grupo de interés particular, como los controladores aéreos, por poner un ejemplo, sino que ha dado un paso más, consolidándose como una élite extractiva caracterizada por:
  •  "Tener un sistema de captura de rentas que permite, sin crear riqueza nueva, detraer rentas de la mayoría de la población en beneficio propio".
  • "Tener el poder suficiente para impedir un sistema institucional inclusivo, es decir, un sistema que distribuya el poder político y económico de manera amplia, que respete el Estado de derecho y las reglas del mercado libre. Dicho de otro modo, tener el poder suficiente para condicionar el funcionamiento de una sociedad abierta -en el sentido de Popper- u optimista -en el sentido de Deutsch".
  • "Abominar la 'destrucción creativa', que caracteriza al capitalismo más dinámico. En palabras de Schumpeter "la destrucción creativa es la revolución incesante de la estructura económica desde dentro, continuamente destruyendo lo antiguo y creando lo nuevo".  Este proceso de destrucción creativa es el rasgo esencial del capitalismo.”Una élite extractiva abomina, además, cualquier proceso innovador lo suficientemente amplio como para acabar creando nuevos núcleos de poder económico, social o político".
¿Qué tiene que decir sobre las cuatro preguntas que se le han planteado al principio del artículo? Veamos:
La clase política española, como élite extractiva, no puede tener un diagnóstico razonable de la crisis. Han sido sus mecanismos de captura de rentas los que la han provocado y eso, claro está, no lo pueden decir. Cierto, hay una crisis económica y financiera global, pero eso no explica seis millones de parados, un sistema financiero parcialmente quebrado y un sector público que no puede hacer frente a sus compromisos de pago. La clase política española tiene que defender, como está haciendo de manera unánime, que la crisis es un acto de Dios, algo que viene de fuera, imprevisible por naturaleza y ante lo cual sólo cabe la resignación.
La clase política española, como élite extractiva, no puede tener otra estrategia de salida de la crisis distinta a la de esperar que escampe la tormenta. Cualquier plan a largo plazo, para ser creíble, tiene que incluir el desmantelamiento, por lo menos en parte, de los mecanismos de captura de rentas de los que se beneficia. Y eso, por supuesto, no se plantea.
¿Pidieron perdón los controladores aéreos por sus desmanes? No, porque consideran que defendían su interés particular. ¿Alguien ha oído alguna disculpa de algún político por la situación en la que está España? No, ni la oirá, por la misma razón que los controladores. ¿Cómo es que, como medida ejemplarizante, no se ha planteado en serio la abolición del Senado, de las diputaciones, la reducción del número de ayuntamientos…? Pues porque, caídas las Cajas de Ahorro -y ante las dificultades presentes para generar nuevas burbujas- la defensa de las rentas capturadas restantes se lleva a ultranza. ¡Con todo el descaro y sin ápice de vergüenza!
Tal y como establece la teoría de las élites extractivas, los partidos políticos españoles comparten un gran desprecio por la educación, una fuerte animadversión por la innovación y el emprendimiento y una hostilidad total hacia la ciencia y la investigación. De la educación sólo parece interesarles el adoctrinamiento: las estridentes peleas sobre la Educación para la Ciudadanía contrastan con el silencio espeso que envuelve las cuestiones verdaderamente relevantes como, por ejemplo, el elevadísimo fracaso escolar o los lamentables resultados en los informes PISA. La innovación y el emprendimiento languidecen en el marco de regulaciones disuasorias y fiscalidades punitivas sin que ningún partido se tome en serio la necesidad de cambiarlas. Y el gasto en investigación científica, concebido como suntuario de manera casi unánime, se ha recortado con especial saña sin que ni un solo político relevante haya protestado por un disparate que compromete más que ningún otro el futuro de los españoles.
La teoría de las élites extractivas, por lo visto hasta aquí, parece dar sentido a bastantes rasgos llamativos del comportamiento de la clase política española. Veamos qué nos dice sobre el futuro.

La predicción

La crisis ha acentuado el conflicto entre el interés particular de la clase política española y el interés general de España. Las reformas necesarias para permanecer en el euro chocan frontalmente con los mecanismos de captura de rentas que sostienen dicho interés particular. Por una parte, la estabilidad presupuestaria va a requerir una reducción estructural del gasto de las Administraciones públicas superior a los 50 millardos de euros, un 5% del PIB. Esto no puede conseguirse con más recortes coyunturales: hacen falta reformas en profundidad que, de momento, están inéditas. Se tiene que reducir drásticamente el sector público empresarial, esa zona gris entre la Administración y el sector privado, que, con sus muchos miles de empresas, organismos y fundaciones, constituye una de las principales fuentes de rentas capturadas por la clase política.
La salida del euro puede ser buscada por nuestras castas para seguir manteniendo su status
Por otra parte, para volver a crecer, la economía española tiene que ganar competitividad. Para eso hacen falta muchas más reformas para abrir más sectores a la competencia, especialmente en el mencionado sector público empresarial y en sectores regulados. Esto debería hacer más difícil seguir creando burbujas en la economía española.
La infinita desgana con la que nuestra clase política está abordando el proceso reformista ilustra bien que, colectivamente al menos, barrunta las consecuencias que las reformas pueden tener sobre su interés particular. La única reforma llevada a término por iniciativa propia, la del mercado de trabajo, no afecta directamente a los mecanismos de captura de rentas. Las que sí lo hacen, exigidas por la UE como, por ejemplo, la consolidación fiscal, no se han aplicado. Deliberadamente, el Gobierno confunde reformas con recortes y subidas de impuestos y ofrece los segundos en vez de las primeras, con la esperanza de que la tempestad amaine por sí misma y, al final, no haya que cambiar nada esencial. Como eso no va a ocurrir, en algún momento la clase política española se tendrá que plantear el dilema de aplicar las reformas en serio o abandonar el euro. Y esto, creo yo, ocurrirá más pronto que tarde.
La teoría de las élites extractivas predice que el interés particular tenderá a prevalecer sobre el interés general. Yo veo probable que en los dos partidos mayoritarios españoles crezca muy deprisa el sentimiento “pro peseta”. De hecho, ya hay en ambos partidos cabezas de fila visibles de esta corriente. La confusión inducida entre recortes y reformas tiene la consecuencia perversa de que la población no percibe las ventajas a largo plazo de las reformas y sí experimenta el dolor a corto plazo de los recortes que, invariablemente, se presentan como una imposición extranjera. De este modo se crea el caldo de cultivo necesario para, cuando las circunstancias sean propicias, presentar una salida del euro como una defensa de la soberanía nacional ante la agresión exterior que impone recortes insufribles al Estado de bienestar.

El presidente del Gobierno ha dicho que no le gustaría y no podría aceptar que le impusieran desde la UE las políticas concretas en las que tiene que reducir el gasto, en referencia a las posibles condiciones que podrían poner las instituciones europeas a una petición de ayuda. Lo que no sabemos son las condiciones reales que le imponen desde Europa. Tal vez sean reducir la "grasa del estado" = prebendas personales de la casta política y sus amigos, que consume muchos recursos y aporta poco o nada, en lugar de seguir machacar con impuestos y recortes de prestaciones sociales a los ciudadanos de las clases media y baja. Lo primero no le gusta en absoluto y puede que por eso se resistan como gato panza arriba a pedir el "rescate" en cualquiera de sus variantes, mientras no sea para rescatar a los "poderosas cajas y bancos" y seguir enriqueciendo a su camarilla. El bien general de la ciudadanía no les importa en absoluto, porque aunque se quejen, siguen sin morder.

También, por poner un ejemplo, los controladores aéreos presentaban la defensa de su interés particular como una defensa de la seguridad del tráfico aéreo. La situación actual recuerda mucho a lo ocurrido hace casi dos siglos cuando, en 1814, Fernando VII – El Deseado- aplastó la posibilidad de modernización de España surgida de la Constitución de 1812 mientras el pueblo español le jaleaba al grito de ¡vivan las “caenas”! Por supuesto que al Deseado actual –llámese Mariano, Alfredo u otra cosa- habría que jalearle incorporando la vigente sensibilidad autonómica, utilizando gritos del tipo ¡viva Gürtel! ¡Vivan los ERE de Andalucía! ¡Visca el Palau de la Música Catalana! Pero, en cualquier caso, las diferencias serían más de forma que de fondo.
Una salida del euro, tanto si es por iniciativa propia como si es porque los países del norte se hartan de convivir con los del sur, sería desastrosa para España. Implicaría no sólo una vuelta a la España de los 50 en lo económico, sino un retorno al caciquismo y a la corrupción en lo político y en lo social que llevaría a fechas muy anteriores y que superaría con mucho a la situación actual, que ya es muy mala. El calamar vampiro, reducido a chipirón, sería cabeza de ratón en vez de cola de león, pero eso nuestra clase política lo ve como un mal menor frente a la alternativa del harakiri que suponen las reformas. Los liberales, como en 1814, serían masacrados –de hecho, en los dos partidos mayoritarios, ya se observan movimientos en esa dirección.
El peligro de que todo esto acabe ocurriendo en un plazo relativamente corto es, en mi opinión, muy significativo.
¿Se puede hacer algo por evitarlo?
Lamentablemente, no mucho, aparte de seguir publicando artículos como éste. Como muestran todos los sondeos, el desprestigio de la clase política española es inmenso, pero no tiene alternativa a corto plazo.
A más largo plazo, como explico a continuación, sí la tiene.

Cambiar el sistema electoral

La clase política española, como hemos visto en este artículo, es producto de varios factores entre los que destaca el sistema electoral proporcional, con listas cerradas y bloqueadas confeccionadas por las cúpulas de los partidos políticos.
Este sistema da un poder inmenso a los dirigentes de los partidos y ha acabado produciendo una clase política disfuncional. No existe un sistema electoral perfecto -todos tienen ventajas e inconvenientes- pero, por todo lo expuesto hasta aquí, en España se tendría que cambiar de sistema con el objetivo de conseguir una clase política más funcional. Los sistemas mayoritarios producen cargos electos que responden ante sus electores, en vez de hacerlo de manera exclusiva ante sus dirigentes partidarios. Como consecuencia, las cúpulas de los partidos tienen menos poder que las que surgen de un sistema proporcional y la representatividad que dan de las urnas está menos mediatizada. Hasta aquí todo son ventajas.
También hay inconvenientes. Un sistema proporcional acaba dando escaños a partidos minoritarios que podrían no obtener ninguno con un sistema mayoritario. Esto perjudicaría a partidos minoritarios de base estatal, pero beneficiaría a partidos minoritarios de base regional. En cualquier caso, el rasgo relevante de un sistema mayoritario es que el electorado tiene poder de decisión no solo sobre los partidos sino también sobre las personas que salen elegidas y eso, en España, es ahora una necesidad perentoria que compensa con creces los inconvenientes que el sistema pueda tener.
En España los diputados presentes en el Congreso no corresponden a la proporción de votos que han obtenido. Si fuera así, el PP no tendría mayoría absoluta y probablemente no estaría en el poder. Al PP, PSOE, así como a los partidos nacionalistas, les cuesta hasta 10 veces menos obtener un diputado que a otras fuerzas políticas.

El sistema proporcional debería corregirse para garantizar que la “casta política del bipartidismo” (que se ha demostrado, duelen defender porqué quieren o porque no pueden hacer otra cosa¿?) similares intereses económicos y casi ideológicos, tenga una contrapartida representativa del resto de sensibilidades del espectro político estatal.
Un sistema mayoritario de circunscripción donde cada parlamentario defienda los intereses de sus votantes y responda ante ellos debería ser necesariamente mejor. Si esos parlamentarios tuvieran mayor libertad podrían no votar las propuestas del gobierno en función de su autonomía. Comprendo las implicaciones en un estado caciquil como el nuestro donde seguramente se crearían alianzas de intereses personales pero, aún así, sería mejor sistema que el actual. También debería garantizarse la consulta ciudadana y y su participación en los temas importantes.
Un sistema mayoritario no es bálsamo que cure al instante cualquier herida. Pero es muy probable que generase una clase política diferente, más adecuada a las necesidades de España. En Italia es inminente una propuesta de ley para cambiar el actual sistema proporcional por uno mayoritario corregido: dos tercios de los escaños se votarían en colegios uninominales y el tercio restante en listas cerradas en las que los escaños se distribuirían proporcionalmente a los votos obtenidos. Parece ser que el Gobierno “técnico” de Monti ha llegado a conclusiones similares a las que defiendo yo aquí: sin cambiar a una clase política disfuncional no puede abordarse un programa reformista ambicioso. Y es que, como le oí decir una vez a Carlos Solchaga, un “técnico” es un político que, además, sabe de algo.
¿Para cuándo una reforma electoral en España?
¿Habrá que esperar a que lleguen los “técnicos”?

viernes, 7 de septiembre de 2012

Claro!, ¡Con esta cámara!


Nunca he oído que nadie pregunte a un pintor que pincel o tipo de óleos utilizó para pintar un cuadro. Tampoco vi a nadie que preguntara a un carpintero que tipo de martillo, formón o cola usó para construir un mueble. En cambio cuando alguien muestra unas bonitas fotos o un vídeo que no te marea, a menudo oigo comentarios al estilo de….
¡Claro!, ¡Con esa cámara! 
Otros, interesados en fanfarronear ante sus amigos y conocidos, preguntan…¿Qué tipo de cámara-equipo usaste para hacer esta foto-vídeo?. ¡Sería algo profesional y por supuesto muy caro! ¿Verdad? 
Algo similar pasa con cualquier “producto bien hecho”; desde la cocina hasta un bricolaje. Cuando algún “manitas” enseña algún trabajo bien hecho, lo primero que suele oír es: “¡Yo no tengo tiempo!”…. para estas cosas. 
Parece que a la gente le cuesta horrores valorar un trabajo bien hecho. 

¿Por qué sucede esto? 

Los hay que no tienen ningún aprecio personal por el trabajo bien hecho. Otros carecen de instinto de aprendizaje o superación. Otros les falta la fuerza necesaria para esforzarse en aprender y superarse. Los motivos son diversos, pero lo que está claro es que a todo el mundo le gusta más un producto bien hecho. Igual da que sea físico o intelectual. 
Entonces, ¿Por qué pocos preguntan al autor de ese trabajo bien hecho?: 
¿Qué me aconsejas que haga, para aprender a hacer esto que tú haces tan bien?. 

Para hacer una buena comida se precisan buenos ingredientes y una cocina mínimamente decente, pero lo que más se precisa es “ganas” y “conocimientos”. Ganas de trabajar para crear el mejor producto y muchos conocimientos de muchos tipos (compras, organización, alimentación, creatividad, cocción, presentación, empatía para con el comensal, ventas, etc) 
Para hacer una buena música no hace falta tener el mejor piano Steinway o un Stradivarius. Lo que si hace falta, es ganas por aprender la técnica, tener algo de creatividad y mucho trabajo practicando y mejorando. 
Así podríamos seguir con cualquier trabajo. Hasta para el más simple. El hacer algo bien, intentando superarse día a día, requiere esfuerzo e inteligencia, pero proporciona una gran felicidad. 
De joven, tenía un profesor que siempre me decía: Para lograr cualquier cosa hace falta 20% de inspiración y 80% de transpiración. Dicen que Edison aprendió 999 formas de cómo no se hacía una bombilla hasta poder aprender cómo hacer una que funcionara. Esto es tan simple, que parece que la gente lo ha olvidado. 
Estamos tan acostumbrados a “ver” cualquier cosa por los medios audiovisuales, que a veces confundimos la ficción con la realidad, como en la película Matrix. 
Prácticamente hemos olvidado que detrás de un minuto de vídeo, hay un equipo de personas que ha dedicado muchos conocimientos y muchas horas de trabajo para poder crear ese “trabajo bien hecho”. Esa “creación” a nosotros nos cuesta muy poco esfuerzo intelectual y físico consumirlo. Basta con apretar unos pocos botones. Pero eso, que a nosotros nos cuesta tan poco consumir, a otros les ha costado mucho esfuerzo crearlo. Es de cajón entender que no sale de la nada, pero casi nunca nos preguntamos: si yo tuviera que hacer esto ¿Cómo lo haría? Si lo hiciéramos nos daríamos cuenta del valor de las cosas y no las trataríamos con tanta ligereza y a veces hasta con falta de respeto. 
Paisaje irreal

Esta forma de actuar se ha acrecentado desde el advenimiento de los ordenadores y de Internet. Hay mucha gente que vive en una especie de simbiosis con la “WWW”, aunque no entienda muy bien como ni porqué son las cosas como son, pero la mayoría de la gente en nuestra sociedad, vive paralelamente a ella sólo utilizando algunos subproductos de la misma y con unas tragaderas monumentales. Mi abuela solía decir: “Ahora hacen de todo” Se refería a que con “esas máquinas” parecía que todo era posible. Yo le matizaba: las máquinas “por si solas no hacen nada”. Es preciso algún hombre o mujer que las piense, proyecte, construya, haga funcionar, cree cosas con ellas y las “cure” cuando se estropeen. Por ello una misma máquina por muy sofisticada que sea ofrece diferentes resultados si la manejan distintas personas. 
Por supuesto que detrás de una gran obra fotográfica o audiovisual puede que haya un gran equipo técnico y humano. Pero el equipo por muy sofisticado y caro que sea no es condición ni necesaria ni por supuesto suficiente. 
Se precisa un gran esfuerzo por adquirir el conocimiento técnico, alcanzado tras largos años de estudio y de práctica y algo que prácticamente nadie piensa, o al menos no lo expresan, al ver el trabajo del artista audiovisual. Me refiero a la creatividad, visión, inteligencia y talento artístico del creador de esa bella obra. 

Os invito a ver este vídeo. Paisajes de la Isla de Sky en Escocia: http://vimeo.com/41453219 Dura sólo 4 minutos. 

¿Os ha gustado? 
¿Os ha sorprendido? 
¿Habíais visto algo igual? 
¿Las aguas del mar se movían de forma natural? 
Si habéis grabado alguna vez algo en vídeo ya os habréis dado cuenta que nooooooo. 
Esta película no se ha realizado con una cámara de filmar o de vídeo como es usual. Se ha realizado uniendo unas 6000 fotos tomadas con una cámara de fotos que se puede comprar por menos de 500€. 
©JAS2012



Otros videos

Alegoría del Cocktail: http://vimeo.com/34737011
La belleza de las flores: http://vimeo.com/38265369

Si no tenéis ningún programa soporífero que ver en la TV os recomiendo ver estos vídeos realizados uniendo fotografías tomadas en “Time Lapse” con cámaras de fotos de fotograma completo. Podéis disfrutarlas en vuestro ordenador a pantalla completa o conectándolo a la TV de alta definición
¡Que lo disfrutéis!

Los Ángeles; http://vimeo.com/channels/staffpicks/47224216

Islandia: http://vimeo.com/channels/staffpicks/47015825

París: http://vimeo.com/channels/staffpicks/46106624

Anchorage. http://vimeo.com/channels/staffpicks/45105667

Manhattan:
http://vimeo.com/channels/staffpicks/43580167

miércoles, 5 de septiembre de 2012

El retorno de los « productos » de alta rentabilidad

Volvemos de vacaciones y vuelven a aparecer las "gangas". También en los productos financieros. 
¡Sólo hasta el 15 de Septiembre o hasta que se acabe la emisión!. 
¡Corra que se acaba! (Léase, ¿seré yo el único tonto de la escalera-barrio-pueblo que se quedará sin este chollo?)
Todos sabemos que no es oro todo lo que reluce y que no hay duros a cuatro pesetas. Pero también sabemos que el hombre y la mujer son seres a los que nos cuesta aprender, olvidamos pronto y no tenemos inconveniente en tropezar más de dos veces en la misma piedra. 

Recuerden todos: Antes de contratar productos que ofrecen rentabilidades fuera de lo normal…. ¡Mucho cuidado! 
Las entidades bancarias ofrecen sus productos de temporada, los “mas contratados”, los más rentables”, “los más….”, etc . Además te ofrecen desde tablets hasta sartenes como regalo.
Cuando se acercan a una "boutique bancaria"....
¿Entienden el producto que le ofrecen-recomiendan? 
¿Seguro que es un depósito a plazo, garantizado por el FGD? O es otra cosa, ni siquiera garantizada por el gobierno, que tiene el FGD muy vacío, pero que asume un acuerdo no escrito de no dejar caer a ninguna entidad bancaria…. 
Etc. 

¿Cuándo podremos invertir nuestro dinero tranquilos? 
Sólo cuando haya transparencia, responsabilidad y control del sistema financiero. Mientras eso no llega y por el momento no se le espera, hay que evaluar muy bien los riesgos que podemos correr con el dinero que nos haya sobrado después de las vacaciones y no vayamos a necesitar para el comienzo del curso.

Transparencia
Transparencia en la de la creación de mecanismos de protección real a los consumidores. 
Si algo nos ha enseñando el tema de las "preferentes" ha sido que en el origen del problema ha estado una absoluta falta de transparencia al servicio de una abominable codicia de las entidades financieras. La inmensa mayoría de las víctimas, que han visto volatilizados casi totalmente sus ahorros, lo han sido porque sucumbieron a la tentación de las altas rentabilidades que prometían estos productos pero ignoraban, fiados de la confianza en sus "amigos" gestores de las entidades financieras, que se trataba de invertir en productos complejos de alto riesgo. Y sólo más tarde se han dado cuenta del desaguisado, cuando ya no había remedio. Una información adecuada, controlada por un organismo independiente podría haber limitado bastante los efectos.

Responsabilidad
Los políticos deberían legislar de manera clara la responsabilidad de las entidades financieras sobre las consecuencias de las decisiones que tomen, incluso las de quienes actúan en su nombre. Porque si bien la estrategia se marca desde despacho muy altos, no cabe dura de que necesitan una correa de transmisión en forma de agentes en contacto con los clientes. Si se hubiera fijado previamente la responsabilidad de las entidades financieras es posible que se lo hubieran pensado dos veces antes de poner en el mercado productos que atenten contra los consumidores.

Control
Las entidades financieras están para ganar dinero, pero no de cualquier forma. Es indispensable que existan órganos con decisiones vinculantes que obliguen a las entidades financieras a asumir esa responsabilidad y que pierdan esa seguridad que les da el saber que, pase lo que pase, se van a ir de rositas. Como de rositas se han ido quienes idearon las participaciones preferentes en un momento inadecuado pero fructífero para ellos, contando con el apoyo de unos vendedores que han ayudado a esquilmar a miles de ciudadanos a sabiendas de su impunidad.

Mientras no tengamos Transparencia, Responsabilidad, control y cada uno de nosotros no adquiera más y mejor cultura financiera es bueno conocer la figura del EAFI (Empresa de asesoramiento financiero independiente). 
Al igual que cuando uno quiere cuidar su salud acude a un médico que a priori parece “bueno” o tiene buena fama, cuando quiere cuidar sus ahorros (no tan importantes como la salud, pero “casi”) debería acudir a la “consulta” de un EAFI para que le recomiende operaciones relativas a instrumentos financieros adecuadas a su perfil de ahorrador-inversor. 
Como con cualquier colectivo hay mucho “vivales” que aprovecha el miedo del personal y le presta un servicio de baja calidad o directamente lo estafa. No sirve el consejo del “cuñado” que trabaja en el banco o del compañero del gimnasio que “entiende” de estos temas y te da recetas mágicas que a él le han hecho ganar mucho dinero. Esto sería como automedicarse. 
Por tanto, cuando quiera que alguien gestione sus bienes, le asesore con su patrimonio o le aconseje algunas soluciones… acuda a un asesor profesional que este regulado por la CNMV. En el caso de las empresas de asesoramiento existe la obligatoriedad de que tengan suscrita una póliza de responsabilidad civil para cubrir cualquier negligencia profesional, incumplimiento del contrato, etc. 


¡Que tengan suerte!
©JAS2012