martes, 31 de enero de 2012

Estrategias de Manipulación Mediática

¿Cómo nos manipulan los poderosos a través de los medios de comunicación de masas?....
Aquí tenéis 10 estrategias que suelen aplicarse.
1. La estrategia de la distracción
El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. ”Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar.
2. Crear problemas y después ofrecer soluciones.
Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.
3. La estrategia de la gradualidad.
Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos.
Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez. La masa se va adocenando paulatinamente y va tragando con todo. Cada vez tiene el listón más bajo y traga con lo que le echen. “Todavía podría ser peor”, dicen.
4. La estrategia de diferir.
Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura.
Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente, por tanto ahora mismo no hay motivo para protestar por qué la medida no se ha tomado todavía.
El público – la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado.
Esto le da más tiempo para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento. Además de tanto repetir que algo sucederá, ese algo se termina aceptando como inevitable y al final pasa y cuando se reciben las consecuencias del repetidamente anunciado suceso ya no se le da la importancia debida, porque ya hace mucho tiempo que todos habían aceptado de antemano que era inevitable que pasara.
5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad.
La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico.
6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión.
Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un cortocircuito en el análisis racional y al sentido crítico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…
Recordemos la filosofía de vida: ”miente, miente que algo queda”,o “una mentira dicha muchas veces termina convirtiéndose en verdad”. Sumado a eso, la amnesia o falta de memoria que nos caracteriza como sociedad, da el resultado que el modelo necesita...”Una muchedumbre olvidadiza compra remedios, pan y talismanes a un ladron reconocido”…
7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad.
Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia entre la ignorancia que planea entre las clases inferiores y los conocimientos de las clases sociales superiores sea imposible de recorrer. Además como educarse exige un esfuerzo, es fácil que las clases bajas acepten una educación de bajo nivel. Muchos padres ganados por el consumismo, la envidia y los falsos discursos igualitarios, se han dedicado a trabajar intensivamente. Han ganado mucho dinero, el cual les ha permitido acceder a caros productos y servicios, emulando a los más ricos que ellos. Pero este tipo de vida, les ha restado tiempo para culturizarse, para pensar y para educar a sus hijos adecuadamente. Recordemos que es más fácil dominar por la ignorancia que por la fuerza.
8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad.
Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar, inculto….
Tener criterio propio no está de moda. Lo cool es lo que muestran sin tregua, ciertas cadenas de TV: programas de cotilleo a grito pelado, Belén Esteban-la princesa del pueblo, Gran Hermano y demás programas  de TV basura estupidizar y distraer la atención. En cambio los pocos programas que ofrecen cultura y alternativas que permitan la reflexión se programa de tarde en tarde con poco publicidad y a horarios intempestivos. Si no los ve nadie mejor, así las cadenas, incluso las subvencionadas por el estado tienen la excusa perfecta para quitarlas de la parrilla por falta de audiencia. 
Entre los jóvenes, son más guays los que más consumen, los que tienen el artilugio más novedoso, los que visten la ropa de marca más cara, los que salen y entran en su casa a la hora que quieren sin hacer caso de sus viejos, los que fuman y beben más, los que aguantan de fiesta hasta la madrugada, aunque lleguen a la salida del sol como zombis o con ayuda de pastillas, los que sueltan más palabrotas o escriban con la mitad de las letras y con la mayor cantidad de faltas de ortografía posible, disimulando así su incultura bajo esta pátina de modernidad.
Promocionando estas actividades y comportamientos y haciendo creer que sólo de esta forma se puede disfrutar, se crean rebaños de gente conformista y adocenada incapaces de tener espíritu crítico y de protestar ante las injusticias y hacer valer sus derechos.
Es verdad que hay gente consciente de sus debilidades o carencias, pero les da pena o miedo enfrentar el escrutinio social porque lastimosamente muchos aprovechan las situaciones para ridiculizarles, humillarles o incluso destruirles si consiguen despuntar. No fuera que causaran algún mal al establishment. Esto es tan antiguo como Platón y su cueva. 
9. Reforzar la autoculpabilidad.
Hacer creer al individuo que es solamente él, el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se auto desvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!
10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen.
En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las élites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente.
El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.
Mi abuelo, cuando yo era un jovencito, me regaló un libro. Las cubiertas estaban bastante deslucidas y sus páginas parecían bastante manoseadas. Se titulaba: “Conócete a ti mismo”. Me recomendó que lo leyera con atención y que sacara conclusiones. En aquel momento no llegué a entender bien su propósito y consideré el “regalo” un poco a destiempo, pero conforme me hice mayor, cada vez más, entendí lo acertado de aquel temprano regalo.
©JAS2012

jueves, 26 de enero de 2012

Hablemos claro

Hoy he leido un escrito publicado en Cotizalia por José M. de la Viña. Un Dr. Ingeniero Naval que persigue transmitir sus experiencias y reflexiones, promover el debate y contribuir a que los lectores puedan forjarse sus propios puntos de vista y, de esta manera, ser entre todos capaces de construir un futuro mejor.
En este artículo se loa la “Cultura del esfuerzo” y se valora la inteligencia por encima de la “listeza”. Se pide que la sociedad aprecie al buen estudiante, al buen trabajador y al buen ciudadano y deprecie al oportunista, indolente, corrupto, vago y consumista. Consumir es bueno, siempre que se haga con el dinero ganado previamente y no solicitando créditos que, con el tiempo, no podremos pagar. Ya que  “donde no hay, el rey pierde los derechos”, pienso que nos encaminamos a una sociedad “sobria por imposición”.
La educación debería formar “personas capaces de pensar por sí mismas” en lugar de seguidores aborregados de las modas que nos dictan los grupos de presión por TV o internet.
¡Ya basta de camuflar la ignorancia, la indolencia y la maldad con palabras edulcoradas y discursos rimbombantes pero vacíos!
¡Hablemos claro ya!
©JAS2012
Os dejo con el artículo…..

miércoles, 25 de enero de 2012

LEER…….. ¿Perjudica la salud? 2ª parte

Leer nos proporciona placer y puede además transportarnos a otros mun­dos; nadie que haya vivido alguna vez la experiencia de perder la noción de espacio y de tiempo mientras estaba inmerso en un libro lo dis­cutiría. Sin embargo, la idea de que la lectura pueda ser también una fuente de placer, o principal objetivo sea estimular el placer, es relati­vamente reciente: apareció tímidamente en el siglo XVII para imponerse luego con más fuerza en el siguiente durante la Ilustración.
Lectura peligrosa
Cuando la fiebre de la lectura comenzó a hacer estragos entre las damas del siglo XVIII, primero en la metrópolis parisina y después en las provincias más apartadas, se puso de moda pasearse con un libro en el bolsillo. El fenómeno irritó a ciertos contemporáneos e hizo entrar rápidamente en escena a partidarios y críticos. Los pri­meros preconizaban una lectura útil, que debía canalizar el «furor por la lectura», como se llamó entonces a ese fenómeno social, para transmitir los valores de virtud y favorecer la educación. Sus adversarios conservadores, en cambio, sólo veían en la lectura desenfrenada una nueva prueba de la imparable decadencia de las costumbres y del orden social. Así, por ejemplo, el librero suizo Johann Georg Heinzmann llegó incluso a conside­rar la manía de leer novelas como la segunda cala­midad de la época, casi tan funesta como la Revolución francesa. Según él, la lectura había acarreado «en secreto» tanta desgracia en la vida privada de los hombres y las familias como la «espantosa Revolución» en el dominio público.
Hasta los racionalistas creían que la práctica inmoderada de la lectura constituía ante todo un comportamiento perjudicial para la sociedad. Las consecuencias de una «lectura sin gusto ni refle­xión», se lamentaba en 1799 el arqueólogo y filólogo kantiano Johann Adam Bergk, represen­tan «un despilfarro insensato, un temor insu­perable ante cualquier esfuerzo, una propensión ilimitada al lujo, un rechazo a la voz de la con­ciencia, un tedio de vivir y una muerte precoz»; en pocas palabras, una renuncia a las virtudes burguesas y una regresión a los vicios aristocráti­cos, castigados lógicamente por una disminución de la esperanza de vida. «La falta total de movi­miento corporal durante la lectura, unida a la diversidad tan violenta de ideas y de sensaciones» sólo conduce, según la afirmación hecha en 1791 por el pedagogo Karl G. Bauer, a «la somnolencia, la obstrucción, la flatulencia y la oclusión de los intestinos con consecuencias bien conocidas sobre la salud sexual de ambos sexos, muy especial­mente del femenino»; así pues, todo aquel que lea mucho y vea su capacidad de imaginación esti­mulada por la lectura tenderá también al ona­nismo.
Sin embargo, esos propósitos moralizadores no pudieron contener la marcha triunfal de la lectura. En el fondo, todo esto está relacionado con el hecho de que el placer de leer, que entre los siglos XVII y XIX se exten­dió no sólo por Europa sino también por América, no fue una revolución propiamente dicha. La génesis del comportamiento lector debe, por el contrario, inscribirse en el contexto de los tres profundos cambios que, según el sociólogo americano Talcott Parsons (1902-1979), marcan el proceso de forma­ción de las sociedades modernas. Además de la industrialización y la democratización, se produce también una revolución pedagógica a través de una ola de alfabetización que ha abarcado todas las capas de la población, y gracias a la ampliación con­tinuada de los tiempos de escolarización, que en la actualidad se extienden con frecuencia más allá de los veinticinco años. Pero la acción combinada de esos tres procesos, que contribuyó a modelar natu­ralmente el comportamiento lector, no hizo más que acelerar y completar una tendencia que se desarrolló durante un período mucho más largo.

Lectura silenciosa
El escándalo que inflamó con tanta violencia al clan de los mora­lizadores contra el fenómeno de la lectura intensa y excesiva, fue que se hacía «en privado», y con ello «no públicamente». Escapaba al control de la sociedad y las comunidades más próximas, como la familia, la esfera social inmediata y la reli­gión. La lectura silenciosa indujo y favoreció ese giro positivo, al establecer una relación íntima y secreta entre el libro y su lector. Leer en silencio ahorra tiempo y permite además al lector una relación ininterrumpida con el texto, que disimula ante los demás y del que se convierte en exclusivo propietario.
En nuestros días, no sólo se considera analfa­beto a quien no sabe leer (ni escribir), sino tam­bién a cualquier persona incapaz de comprender un texto sin leerlo en voz alta. Sin embargo, en los tiempos de San Agustín  las cosas eran exactamente a la inversa. “El mundo es un libro, y quienes no viajan leen sólo una página.” En sus tiempos la lectura en voz alta era la norma. La Antigüedad cono­cía ciertamente la voz interiorizada, pero ese com­portamiento lector no era más que un fenómeno marginal. Así como nosotros nos sorprendemos hoy cuando alguien eleva la voz al leer —aunque sólo sea para murmurar o incluso mover los labios de manera apenas audible—debió de suce­der algo similar en la Antigüedad cuando alguien no leía en voz alta. Hasta bien entrada la Edad Media y —según el círculo social— hasta muy avan­zada la época moderna, la lectura consistía en ambas cosas: pensar y hablar. Sobre todo, era un acto que no estaba separado del mundo exterior, sino que tenía lugar en el interior del grupo social y bajo su control.
La emancipación de la lectura silenciosa se completó en primer lugar en el círculo de los
copistas monacales y sólo más tarde se difundió en los círculos universitarios y en el entorno de las aristocracias ilustradas, para entonces exten­derse muy gradualmente a otros grupos de población, gracias al progreso de la alfabetiza­ción.
A la práctica de la lectura silenciosa se podía también ligar la idea de una relación directa del individuo con la divinidad, tal como había sido difundida por Lutero. Entre 1686 y 1720, la Iglesia luterana de Suecia pone en marcha, con el apoyo de las autoridades civiles, una campaña de alfabetización que se hizo famosa. No sólo se declaraba oficialmente que la adquisición de la capacidad lectora era una condi­ción indispensable para ser miembro de la Iglesia, sino que había también controladores que rastrea­ban minuciosamente el país para verificar los nive­les de conocimiento. Pero la población, que se había vuelto así experta en lectura, no se contentó con utilizar sus nuevas capacidades para demostrar sus conocimientos del catecismo: las aprovechó tam­bién para adquirir conocimientos profanos. Sobre todo las personas, que gracias a un folleto distri­buido por las autoridades sanitarias pudieron asi­milar un conocimiento elemental sobre la higiene y el cuidado de los lactantes. La considerable dis­minución de la mortalidad infantil constatada durante las décadas siguientes puede entonces con­siderarse como una consecuencia tardía de esa cam­paña de alfabetización. Si el número de niños que sobrevivía los primeros años de vida se incremen­taba, las personas no se veían obligadas a traer tan­tos nuevos niños al mundo, y la ausencia de esa obligación les proporcionaba nuevos espacios de libertad que podían consagrar, por ejemplo, a leer e instruirse en silencio. El hecho de que Suecia siga siendo el país más progresista en ese terreno puede haber tenido su origen en esa época.
La capacidad lectora pro­pició, también en el plano íntimo y personal, el desa­rrollo de nuevos modelos de comportamiento que, con el tiempo, erosionarían la legi­timidad de la autoridad establecida, tanto en el ámbito espiritual como temporal. Las personas que aprendían a leer en esa época eran efectivamente peligrosas. Porque la persona que lee conquista no sólo un espacio de libertad al que sólo ella tiene acceso, sino que con­sigue al mismo tiempo un sentimiento de auto­estima que la hace independiente. Por otra parte, ella se forja su propia visión del mundo, una ima­gen que no necesariamente coincide con la que le han trasmitido sus ascendientes y la tradición. Pese a que todo esto esté aún lejos de significar la emancipación femenina de la tutela patriarcal, permite de todos modos ver la puerta abierta al camino que con­duce a la libertad.
Lectura femenina
La ilustración y la difusión progresiva de la lec­tura silenciosa hacen entrar en crisis la confianza y el sentimiento de seguridad que proporciona la fe. Los libros —y muy especialmente uno entre todos ellos— pierden también el carácter absoluto de su antigua autoridad y dejan de ser los vehícu­los de una verdad incontestable para convertirse de forma progresiva en instrumentos que permi­ten a sus lector@s percibirse y comprenderse mejor a sí mismos.
Al mismo tiempo, todos ellos renuncian a referirse siempre y única­mente a los mismos libros, transmitidos de gene­ración en generación, y se lanzan a nuevas lectu­ras, que ya no son necesariamente religiosas y que les brindan conocimientos empíricos, ideas críti­cas y deseos vitales que hasta ese momento esta­ban fuera de su alcance. En el norte protestante de Europa, esas tendencias, aunque todavía reprimidas, eran perceptibles desde hacía ya mucho tiempo. De ello da también testimonio la pintura holandesa del siglo XVII. En esa época, en ningún otro país europeo había tantas personas que supieran leer y escribir como en los Países Bajos, y en ninguna parte se imprimían tantos libros como allí. Los viajeros han podido relatar que, ya desde mediados del siglo XVI, la alfabetización se había difun­dido incluso entre los campe­sinos y la gente sencilla.
Lectura anárquica
Son sobre todo dos los grupos sociales que en el futuro serían responsables de la revolución del comportamiento lector: los jóvenes intelectuales y las personas adineradas. Ambos busacaban nuevos textos, no tanto para imponerlos utili­zándolos contra las viejas autoridades sino impulsados por la necesidad de comprenderse y definirse a sí mismos, tanto en el ámbito privado como en el social. Los dos grupos disponían de sufi­ciente tiempo libre: los jóvenes intelectuales bur­gueses, porque el mundo socialmente inmóvil en el que vivían les había cortado con frecuencia cualquier posibilidad de ascenso; las esposas y las hijas de la burguesía, porque con la mejora de su posición económica disponían de personal de ser­vicio y, en consecuencia, también de tiempo libre o al menos, durante el día, de intervalos que podían destinar a la lectura. Incluso las criadas y las doncellas pudieron beneficiarse de ese bie­nestar y de esos momentos de descanso. Porque el hogar de sus señores estaba equipado con costosa iluminación que les permitía leer de noche y, a veces, les quedaba además algo de dinero para con­seguir libros en préstamo. (En 1800, los precios de los libros eran exorbitantes: por el equi­valente al precio de una novela recién publicada, una familia hubiera podido alimentarse de una a dos semanas.)
A diferencia de la lectura erudita y útil de la tradición, la nueva práctica de la lectura tenía algo de indisciplinado y salvaje, porque estaba destinada a acrecentar fuertemente el poder de la imaginación de los lectores. Lo decisivo no fue el tiempo en horas o días dedicados a la lectura, sino la intensidad de la experiencia emocional que la lectura desencadenaba. Más allá de la excitación de determinadas sensaciones, como el placer, la
tristeza o el entusiasmo, los lectores estaban ávidos de ese sentimiento de autoestima que provocaba la lectura. Lo que ellos anhelaban era el placer de saborear su propia agitación emo­cional porque esa experiencia les proporcionaba una conciencia nueva y placentera de sí mismos que el mero cumplimiento de los roles sociales que les habían sido asignados jamás les podría hacer sentir. La mayor parte del tiempo, eso no suscitaba eco alguno en su entorno inmediato, y si lo producía se encontraba rápidamente con vivas resistencias (esto me suena). En Madame Bovary, Flaubert ha descrito magistralmente la intensidad de la exi­gencia de felicidad desencadenada por la lectura novelesca, al mismo tiempo que el carácter insu­perable del rechazo que provoca. Son los libros que lee los que le permiten a Emma Bovary ima­ginar lo que ella habría podido vivir, pero las exi­gencias a las que ella pretende desde ahora some­terse y someter su existencia son imposibles de conciliar con su vida real. Y eso la conduce a la catástrofe.

En el mundo masculino dominante se había presentido desde hacía mucho tiempo el carácter inevitable de esas desviaciones. Por eso se ela­boraron rápidamente nuevas reglas que enume­raban lo que los jefes de familia y los educadores consideraban provechoso en la lectura, a fin de que las personas, cuya imaginación desbordante era bastante conocida, no pusieran su propia vida ni la de sus esposos en peligro como consecuencia de su funesta pasión por la lectura. Pero pronto llegó el tiempo en que lectores y lectoras rechazaron las recomendaciones en materia de lectura —por no hablar de las prescrip­ciones—, y se pusieron a leer lo que el mercado producía, y el mercado producía siem­pre más. Además, las prác­ticas reales de la lectura no tardaron en dinamitar las concepciones y las reglas que determinaban tradicio­nalmente la manera de leer.
En la actualidad, los últimos abogados de una lectura reglamentada son los pedagogos y los licen­ciados en ciencias humanísticas. Considerando en particular la competencia a la que los medios audiovisuales someten las publicaciones tradicio­nales en materia de entretenimiento e informa­ción, el libro parece ocupar una posición condenada de antemano. Desde la liberalización de las prácticas de la lectura entre los siglos XVII y XIX, cada uno es libre de decidir no sólo qué leer y cómo hacerlo, sino también de elegir el lugar de
la lectura. Ahora se puede leer donde uno quiera: preferentemente en casa, hundido en un sillón, tumbado en la cama o en el suelo, pero también al aire libre, en un parque o en la playa o durante un viaje, en el tren o en el metro. ¡Oportunidades no faltan!
La mirada sumergida silenciosamente en un libro genera un aura de intimidad que separa al lector de su entorno inmediato permitiéndole, sin embargo, permanecer inmerso en él (como lo hacen hoy los  aficionados a correr o andar con un walkman o un MP3): en medio del ajetreo de la ciudad y en presencia de otra gente, el lector podía estar consigo mismo sin ser perturbado. En nuestros días, especialmente durante las comidas, las personas que están solas se pueden acompañar de una lectura cautivadora para distraerse; una alternativa culta al parloteo televisivo que invade cualquier bar. Hay también unos pocos lectores que, como en otros tiempos, muestran preferencia por las salas de lectura de las bibliotecas, donde se lee todavía en la misma postura de los eru­ditos de antaño, sentado con la espalda erguida, el libro abierto delante, los brazos sobre la mesa, total­mente concentrado en el contenido de la obra, esfor­zándose por hacer el menor ruido posible y por no molestar a nadie. La biblioteca es un buen lugar para estar solo pero estando entre los demás, en medio de una comunidad de gente con las mismas afinidades, en la cual cada uno se ocupa de algo que no le concierne más que a él.
Leer en la cama
Aunque ya no exista un lugar privilegiado para la lectura, subsisten de todos modos ciertas posi­bilidades de retiro que favorecen una práctica desenfrenada y libre de preocupaciones. Una de ellas es la cama.  En tanto que lugar al que se llega noche tras noche para buscar el reposo, pero al que se llega también para amar y morir, donde el ser humano es engendrado y dado a luz, donde busca un refugio cuando la enfermedad lo atrapa y donde da generalmente su último suspiro, la cama representa en la vida humana un lugar para el que es difí­cil imaginar un equiva­lente de semejante dimen­sión existencial. En el curso de los últimos siglos se ha ido convirtiendo cada vez con más fuerza en el teatro de la intimidad humana.
La intimidad de la lectura
Leer es un acto de aislamiento amable. Leyendo nos volvemos inaccesibles de una manera discreta. Tal vez sea justamente eso lo que, desde hace tanto tiempo, incita a los pintores a representar seres le­yendo, a mostrar a esos seres en un estado de profunda intimidad que no está destinado al mundo exterior.
La lectura intensiva es la exploración de nuestra libertad creadora. Pero….
¿Sabemos qué hacer con esa libertad?
Tal vez para no esforzarse en buscar una respuesta a esta pregunta, es por lo que mucha gente no lee y consume grandes cantidades de “soma”* en formato audiovisual.
©JAS2012

* El escritor Aldous Huxley (1894-1963) bautizó como “soma” a una droga que consumen los personajes de su novela “Un mundo feliz”. Esta droga era una especie de antidepresivo que hacía que la gente olvidara sus penas.

martes, 24 de enero de 2012

LEER.....¿Es peligroso para la salud?

¿Son realmente peligrosas las personas que leen? ¿Lo fueron en otros tiempos, siguen siéndolo hasta hoy? ¿Cuál ha sido la reacción de la sociedad ante esto? ¿Ha contribuido la lectura a la emancipación de la mujer, ha sido un arma eficaz en sus reivindicaciones feministas? ¿Leen las mujeres de un modo distinto a como lo hacen los hombres, establecen otro tipo de relación con el libro? Y ¿por qué leen actualmente mucho más las mujeres que los hombres? ¿Por qué es, en el campo de la escritura, donde ocupó primero un lugar la mujer y donde sigue jugando un papel destacado?
Sin duda es reconfortante que, entre tantísimas imágenes pintadas y retratos realizados en los siglos pasados, en los que las mujeres se entregan a las labores hogareñas o cuidan de los niños, aparecen con flores, abanicos, perritos de lujo o instrumentos musicales mientras a los hombres los vemos ganando batallas, participando en importantes acontecimientos políticos, sociales, culturales, experimentando en laboratorios, recluidos en lugares de estudio o de trabajo, haya algún@s en que aparecen leyendo.
Pero volvamos al tema principal: ¿son peligrosas las personas que leen? 
Uno de los argumentos a favor de esta tesis es la frecuencia con que los hombres poderosos, a lo largo de siglos, la han suscrito y han actuado en consecuencia. Estos coaccionaron y vigilaron a las personas para que leyeran lo menos posible y en todo caso sólo leyeran lo que ellos elegían para ellas.
El saber recogido en los pergaminos primero y después en los incunables, era custodiado por los poderes eclesiásticos y gubernativos. Después de que Gutenberg, con su invento maravilloso, facilitara la producción de los libros impresos, durante siglos se siguió dificultando el acceso a la lectura y se prohibieron determinados libros. En 1523, el humanista español Juan Luis Vives aconsejaba a los padres y maridos que no permitieran a sus hijas y esposas leer libremente. «Las mujeres no deben seguir su propio juicio», escribe, «dado que tienen tan poco». Y habrá que llegar a la Inglaterra victoriana para que sean las madres las que elijan las lecturas de sus hijas.
«No existe mejor fragata que un libro para llevarnos a tierras lejanas», dijo Emily Dickinson. Cierto, pero más cierto para aquellos que no poseen fragata alguna ni disponen de la más remota posibilidad de llegar a tierras lejanas. Porque los libros de la literatura de ficción permiten vivir a nivel imaginario lo que no vivimos en la realidad, y pueden convertirse, para bien y para mal, en un sucedáneo de la misma. El libro puede llegar a ser más importante que la vida. El libro enseña a las personas que la verdadera vida no es aquella que les hacen vivir. La verdadera vida está fuera, en ese espacio imaginario que media entre las palabras que leen y el efecto que éstas producen y no se resignan a cerrar el libro sin que algo haya cambiado en su propia vida. El libro se convierte en iniciación de una nueva vida.
Durante siglos han sido muchos los hombres a los cuales las mujeres que leen les han parecido sospechosas, tal vez porque la lectura podía minar en ellas una de las cualidades que, abiertamente o en secreto, a veces sin ni confesárselo a sí mismos, más valoraban: la sumisión.

En la España de los años cincuenta se recomendaba a las chicas que reprimieran esta afición ya que el exceso de lecturas, como el exceso de saber, sobre todo en las mujeres, las llevaría a tener de mayores problemas con los hombres.
Y no me atrevería a jurar que quien daba estos consejos, no llevara parte de razón. Más tarde la lectura se generalizó, la sociedad española se culturalizó y progresivamente se erradicó el analfabetismo y se pusieron los medios para que prácticamente todo el mundo que quisiera, tuviera acceso a la lectura y al aprendizaje. No puede negarse que, aún en el último cuarto del siglo pasado, a muchos hombres les preocupaba relacionarse con mujeres que fueran más altas, más inteligentes y más leídas que ellos.
Desde el momento en que la mujer pudo decidir, por ella misma, cuando se quedaba embarazada, estuvo en condiciones de dejar su atávico empleo de “tenedora de hijos” y cuidadora de la familia” y si lo deseaba, dedicarse a otra ocupación que le reportase ganancias económicas personales y la hiciera sentir libre de decidir que hacer con su vida. Desde ese momento y no hay vuelta atrás, por si queda algún hombre nostálgico de los viejos tiempos, lo que debería darles miedo a las mujeres es NO LEER. Casi tanto como a los hombres no aprender a “cuidarse a sí mismos”.
Las mujeres pronto se colocaron en la cima de las estadísticas en cuanto a número de libros leídos. Estudios realizados en las escuelas muestran que los niños daban menos valor a la lectura, se movían más, escuchaban menos. Creo que lo fundamental es esto: escuchaban menos.

Los varones se interesaban menos por las historias de los otros. Las mujeres suelen sentir una curiosidad insaciable por los otros, que puede desembocar en chismorreos de patio de vecinos o en grandes obras literarias, y a veces en ambas cosas a la vez. Desde Sherezade hasta nuestras abuelas y madres, las mujeres han almacenado historias, han sido geniales narradoras de relatos y cuentos. Siempre recordaré que, de pequeño, cuando tenía la gripe, mi abuela María me contaba cuentos y mi madre Herminia que se aprendía de memoria los cuentos que oía los domingos por la radio y luego me los contaba abnegada, una y otra vez cuando se lo requería. 
Es indudable que el acceso a la lectura, que es la principal puerta de ingreso al mundo de la cultura, supone un gran avance para cualquier colectivo étnico o social en posición de desventaja y de dependencia. El leer da mayor confianza en el propio valer, nos hace más autónomos, nos ayuda a pensar y nos abre nuevos horizontes.
Si todo esto es así…
¿Porqué tengo la sensación que se está perdiendo, no sólo el hábito por la lectura, sino el interés por la misma?.
Será que la gente piensa que ....¿Leer perjudica gravemente la salud?
Continuará…..
©JAS2012

jueves, 19 de enero de 2012

LOS JOVENES Y SU FUTURO

Vivimos en un país en el que hay mucho talento pero que nunca saldrá a la luz, porque el “sistema” no se lo permite.
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¿No sabes para donde tirar?
¿No encuentras lo que quieres?
¿No tienes claro lo que quieres estudiar?
¿Has dejado los estudios?
¡Destápate y decide por ti mismo!
¡Empieza ya!
Las estructuras que han montado nuestros dirigentes y fuerzas vivas de nuestra sociedad, no les facilitan la elección responsable del mejor camino a seguir en su vida. Por ejemplo, se les hace decidir que “carrera” quieren estudiar a los jóvenes a una edad en la que no están preparados para decidir. Esto provoca cambios y vuelta a empezar desde cero, abandonos y frustraciones al trabajar en cosas que no les satisfacen.
El porqué no están preparados es otro tema, no es sólo por la edad, sino por el nefasto plan educativo que los sucesivos responsables han establecido. En los primeros años de educación, les han permitido pasar de curso sin aprender lo necesario. Los padres han delegado la responsabilidad de la educación en los maestros, pero sin concederles poderes para ello. Los maestros, al reconocerse impotentes para llevar a cabo, ellos solos, esta compleja tarea, han renunciado. La sociedad ha pasado del tema. Entre unos y otros les han permitido holgazanear y “consumir” a su libre albedrío y NO se les ha educado con rigor. No se les ha enseñado a pensar por sí mismos. No se les ha educado para vivir en nuestra sociedad como adultos responsables y autónomos. No se les ha mostrado el abanico de trabajos que pueden desempeñar ni se les ha orientado adecuadamente para que puedan elegir por si mismos. Elegir lo que les ilusione hacer en su vida, no lo que sus padres quieren.
La vida de las personas se forja en la niñez-juventud, porqué es cuando se moldea el carácter por medio del aprendizaje. Los que son despiertos aprenden, en todas partes y de cualquiera, por sí mismos. Los que no lo son tanto, necesitan una buena “educación” y “enseñanza” impartida por buenos profesores que les “encandilen”, que les motiven, que les ilusionen. Esto puede cambiarles la vida por completo. Y como pasarán muchas horas trabajando en la parte media de su vida, deben procurar hacerlo en algo que les satisfaga, sino, serán muy miserables.
Para intentar que no suceda esto, en primer lugar hay que implicarse personalmente en la educación de los hijos y desde pequeñitos, en familia, inculcarles unos “valores fundamentales” que les ayuden a triunfar.
Debe enseñárseles...

-Que el esfuerzo y el sacrificio es necesario. Nada es gratis, ni siquiera en casa. 
-Que deben actuar responsablemente y aprender a valorar y asumir las consecuencias de sus actos.
-Prudencia para evaluar las situaciones y valentía a la hora de llevar a cabo las decisiones tomadas.
-El valor del dinero. A gastarlo adecuadamente y que para ello, antes hay que ganarlo legalmente. El dinero no hace la felicidad, pero ayuda a comprar la mayor parte de las cosas que la generan o la hacen posible. Por ejemplo: el amor verdadero NO se puede comprar con dinero, pero muchas otras cosas con las que usualmente se confunde SI (el sexo, el matrimonio, la compañía, los cuidados-caricias, etc. )
-etc.
No basta que los jóvenes hagan más veces las cosas que les gustan, que las que no les gusten. Es necesario que se “ilusionen” y hasta se obsesionen, en el buen sentido de la palabra, con lo que hacen o quieren conseguir; porque este proceder les puede llevar a alcanzar las mejores cotas de éxito en aquello que desarrollen.
Si en el camino, algún grupito de compañeros les reprocha su dedicación al aprendizaje, que recuerden lo que dijo Einstein: “Two things are infinite: the universe and human stupidity; and I'm not sure about the universe." (Dos cosas son infinitas: el universo y la estupidez humana; y yo no estoy seguro del Universo)
En la última década ha crecido como la espuma la creencia popular de que no era necesario “aprender” de joven para tener éxito en la vida. Se popularizó la cultura del pelotazo y del “vivir la vida” sin esfuerzos.
Asegurémonos de que nuestros jóvenes, también muchos mayores, entiendan que se pueden divertir haciendo “cosas muy guay” pero que esto no está reñido con desarrollar actividades de contenido intelectual y/o provechosas para la sociedad. Si perseveran, seguro que estas últimas les producirán incluso más placer y gozo que las anteriores. Lo intelectual y productivo no es sinónimo de aburrido y no está reñido con la diversión, ni la obtención de placer. El único pero es que para aprender a disfrutar con las actividades intelectuales, precisan que sus educadores les muestren el camino y ellos se esfuercen por recorrerlo, sabiendo esperar la recompensa, que en este caso no es inmediata. No basta con apretar un botón y ¡Zas!... El muñequito se mueve y canta.
El aprender de los mejores y si puede ser, competir con los mejores, puede ser una experiencia muy difícil, sacrificada, extenuante, pero a la vez puede resultar la mejor experiencia de su vida. El ver primero como aprenden cada día más y, más tarde, como van consiguiendo sus metas en la vida, es como un nirvana para ellos. Para llegar a la cima, hay que mirar hacia arriba. Tienen que saber a dónde quieren llegar, soñar con ello y esforzarse, sin ahorrar energía, por conseguirlo. En la vida, prácticamente nada bueno se consigue por casualidad. Antes hay que ganárselo. Pero lo mejor de todo es que, si se lo proponen, podrán.
Y ya que he puesto una foto de la biblioteca de Hardvard, el sancta santorum del conocimiento, emulemos a Obama...  Yes, they will can!
©JAS2012

martes, 17 de enero de 2012

TODO ES CUESTIÓN DE CONFIANZA

Las agencias de rating nos siguen dando bofetadas.
¿Nos los merecemos?
S&P ha tocado el núcleo duro de la UE, Francia y el Fondo de Garantía Europeo. Este último  es el instrumento que tenemos para que nos salve y S&P nos dice que no está en condiciones óptimas para salvarnos.
Desde lo de Lehman Brothers, las agencias de rating están todo lo desprestigiadas que se quiera, pero los mercados les siguen haciendo caso a la hora de invertir en uno u otro pais.
Por el momento sólo vemos tijeras por todos lados que van recortando cada vez más.
Nos recortan hasta la moral. La gente tiene miedo. Por el momento está paralizada, pero si siguen recortando y cortan alguna parte más sensible, la gente puede decir basta y haber problemas serios en las calles.
Los recortes son “contractivos” desde el punto de vista fiscal. Hacen que se deje de invertir y de gastar. Son necesarios, pero por si solos no bastan. Se deben acompañar con dos tipos de medidas políticas:
Políticas de Oferta que nos hagan más productivos y competitivos nuestros productos y servicios y políticas monetarias, bajando el precio del euro (por ejemplo haciendo que un euro valga un dólar). 
¿Cómo?
Haciendo que el BCE imprima billetes de EURO. España no puede hacerlo, pero el BCE sí. Claro que Alemania no lo permite. Tiene un miedo visceral a que si da luz verde y los socios europeos no cumplen, como han hecho reiteradas veces con dejar de gastar lo que no tienen, suba la inflación y se desarrolle una República de Weimar II con algún pseudo Hitler incluido. Los fantasmas del pasado pesan mucho.
Hace unas semanas que el BCE da subsidios descarados a los Bancos. Les presta dinero al 1% y estos se lo prestan a los estados (comprando sus Letras, Bonos y obligaciones) cobrándoles un 5%. Por no hacer nada ganan un 4%. ¡Buen negocio ¿verdad? Si nosotros pudiéramos….
En lugar de esta práctica tan buena para los bancos e injusta para el resto, el BCE debería anunciar la compra directa en mercado de toda la deuda emitida por los estados solventes de la UE que no fuera absorbida por los inversores, por ejemplo al 2%. Seguro que esta medida daría confianza a los mercados que dejarían de “vender Bonos Europeos” encareciendo la prima de riesgo. 
Pero, y si finalmente los políticos incumplen otra vez los compromisos o no pueden cumplirlos porqué el personal esté tan, tan enfadado que diga basta y haga algo más que manifestaciones de pacotilla. Estos países sureños presuntamente solventes acabarían NO pudiendo pagar las deudas. En este caso, el único estado que podría pagar los platos rotos seria Alemania. Ante esta posibilidad, nada descabellada, supongo que la Sra. Merkel se enroca en su posición y exige a los estados que necesitan liquidez, que primero demuestren que son solventes y confiables, dejando de malgastar. Tengamos en cuenta que Alemania ya está entrando en recesión y no está en situación de seguir poniendo dinero para rescatar a Grecia, España, Italia, ¿Francia?, etc
Resumiendo: NO HAY CONFIANZA
Los países no se tienen confianza, los bancos tampoco se tienen confianza entre ellos y el interbancario está seco y si a usted, su vecino llama a su puerta y le pide un préstamo para llegar a fin de mes……
A veces sueño que en el último momento cuando estamos todos al borde de caer en el abismo, sale volando, por encima de los Pirineos, una dama voladora enfundada en un traje de seda con una SFM (SuperFroilandMerkel) pegada en la pechera que nos abre las puertas del rescate prometido y nos salva de caer en la indigencia. Por desgracia el despertador conecta la radio y Luis Vicente me sobresalta con las primeras “desgracias” del día.
¡Si bastara con cambiar de emisora!
©JAS 2012

domingo, 15 de enero de 2012

ESTO ES INSOPORTABLE

He estado unos días sin publicar en mi blog porqué estaba un poco afectado por las celebraciones navideñas, pero ya concluidas, volvemos a la carga.
¡Con fuerza renovada!

Vamos  hacer una revisión extensa de la actualidad económica de las últimas semanas. Poneros música relajante y leed con calma. Siempre se puede hacer un alto y continuar en otro momento.

Las medidas presentadas por el Gobierno de Rajoy son una inmoralidad...
Un impuesto del 25% ya es una inmoralidad, especialmente cuando se considera que es un impuesto sobre la renta. Un empleador paga 1000€ a un trabajador. De estos 1000€, debe restar un 28.3% de la seguridad social. Quedan 717€. A continuación, debe restar el 56% de impuesto sobre la renta. ¡Quedan 315!. Y finalmente, al utilizar ese dinero al comprar algún producto tienes que pagar IVA. Con los casi 700€ que el empleador paga por tu trabajo, tú sólo recibes menos de la tercera parte. El resto se lo queda el Estado. El Gobierno tendría que ofrecernos a muy buenos servicios y gratuitos puesto que, al menos los que cobran una nómina ya los han pagado por adelantado. Es decir, que al ir al hospital tendrían que tratarme como un rey, las autopistas tendrían que ser fantásticas y gratuitas, etc. Por desgracia, con este dinero han construido aeropuertos que no utiliza nadie, además de subvencionar a aerolíneas extranjeras para que algunos aviones se dignen a aterrizar en ellos, autovías que van a urbanizaciones casi desiertas, TGVes que usan diecinueve personas al día, polideportivos con piscinas olímpicas en pueblos de menos de 1000 habitantes y la mayoría ancianos, informes que no sirven para nada y a veces ni siquiera existen, etc. El trabajador de clase media entrega el 70% del dinero que el empresario paga por sus servicios y le dan... Mejor no lo digo.

¡Es una inmoralidad!. Esto es un ejemplo del mayor despilfarro nunca visto.
La primera medida del nuevo gobierno, elevar el IRPF, es una medida inmoral. Incluso aunque gestionaran bien ese dinero, porque prometieron justo lo contrario. El PP se ha cansado de prometer, en el punto número 2 y número 5 de su programa electoral-económico, que no subirían impuestos. Más aún, dijo que los rebajarían porqué así se crearía actividad económica y se terminaría recaudando mucho más. Se deduce que ahora recaudarán menos, porqué han subido los impuestos y se colapsará la actividad económica. No entiendo como nadie se subleva ante tantas mentiras de nuestros políticos. En un país serio, las promesas cuentan. Así que tenemos que entender que los extranjeros no nos tengan por un país serio, no confíen en nosotros y nos apliquen un diferencial de tasa de interés elevada. No son malvados especuladores, simplemente aplican el sentido común.
El problema es que en España no se castigan las mentiras. El Sr. Gallardón tiene mucho trabajo por delante. Aquí las campañas electorales, además de costar mucho dinero, son inútiles y por lo tanto, deberían eliminarse. Y las subvenciones que reciben los partidos también; porqué se supone que están para que sus propuestas lleguen a los votantes y no para difundir mentiras. ¿Por qué no crear una Oficina del VOTANTE, que penalizara a los partidos que no cumplen las promesas? Sin ir más lejos, ahora se ha demostrado que las famosas “pulseras-equilibrio” eran una mentira. La empresa recibirá una sanción millonaria. En España parece que las decisiones políticas son mucho menos importantes que esas pulseras. Si no fuera así, debería sancionarse a los partidos que incumplen sus promesas.
Es lógico suponer que Rajoy ya sabía que existía un déficit mayor que lo que decía en la campaña. La mayoría de las CCAA las gobernaba el PP. Además, su trabajo en el parlamento era hacer oposición, fiscalizar al gobierno y tenía muchos medios y gente inteligente para llevarlo a cabo. Podía tener una idea muy aproximada de que el déficit no sería del 6%, sino del 8%: 80.000 millones en lugar de 60.000. ¡Fatal!
Ha utilizado esta burda excusa para ir en contra de la filosofía, expuesta en su programa electoral. Sin embargo, sigue siendo bastante increíble que, al descubrir que los datos eran peores de lo esperado, también descubriera que su teoría de la reducción de impuestos para crear actividad económica no era válida.
En cambio NO ha tomado ninguna medida para conseguir el adelgazamiento del Estado. Estas estaban en su programa y debieran haberse  tomado las primeras. Otras no lo estaban, pero, según el sentir popular, serían igualmente convenientes, como la eliminación del senado y de las Diputaciones provinciales, Consejos Comarcales y demás entes redundantes de la administración. También se podrían reducir la mayoría de los cargos de confianza, empresas públicas creadas para colocar amiguetes  y duplicados entre las diferentes administraciones. Tampoco podemos tener tantos subsidios que desincentivan la búsqueda de trabajo, a emprender creando autoempleo y microempresas, a mejorar el rendimiento, a obtener ideas creativas, etc. Alguien puede explicar ¿Por qué cobran subvenciones la Asociación de Empresarios, los partidos políticos, los sindicatos y tropecientasmil asociaciones de ocio?. Y ¿por qué aguantamos Correos?, como paradigma de las empresas publicas anacrónicas. ¿Habéis recibido alguna carta estos últimos 30 días? Tal vez alguna factura y mucha propaganda. Incluso la de los partidos o centros cívicos en sobres individuales. ¡Viva el dispendio! Total, paga el Estado. Todo lo que pueda recibirse por correo electrónico, debería enviarse por este medio y eliminar los envíos físicos. En el Siglo XIX era lógico que existiera "Correos" y fuera un servicio público, pero estamos en el siglo XXI. Pensemos en ahorrar., organicemos bien y dejemos de inflar la vaca hasta que explote, porqué no tenemos dinero para malgastarlo en inutilidades.
Aumentar los impuestos sólo sirve para “castigar a las machacadas clases medias que trabajan para terceros y ahorran”.
Está claro que en primer lugar hay que reducir el déficit del Estado, porque si no se hace nadie nos prestará. No hay alternativa. Hay que dejar de pedir préstamos. La discusión es cómo hacerlo. Si ganas 1000€, sólo se puede gastar menos de 1000€, nunca más.
España tiene ahora un tipo más bajo que un poco antes de las elecciones, cuando España colocó Bonos a 10 años a más del 7%. Esto es así, NO por las medidas que ha tomado el nuevo Gobierno, sino porque ahora el Banco Central Europeo garantiza la recompra de las emisiones de deuda estatales, con Alemania avalando. Pero el día que los alemanes se cansen, la prima de riesgo española se disparará y deberá reducirse el déficit de 80.000 millones. No hasta 60.000 millones requeridos ahora por Europa, sino hasta cero. Y en veinticuatro horas. Luego, habrá un desastre y entonces veremos “recortes” de verdad. Por lo tanto, mejor que vayamos reduciendo el déficit rápidamente sin esperar a que nos lo vuelva a sugerir la Sra. Merkel.
Además de adelgazar el Estado, hay medidas fundamentales de las que nadie habla: "fomentar el crecimiento económico", innovación, en el sentido de empujar e inducir a todos aquellos que ahora están en la calle para innovar y producir sus propias iniciativas: trabajando en solitario, o abriendo un negocio, en lugar de trabajar para otros.
Para ello, el Gobierno debe eliminar todas las barreras. En Nueva Zelanda, para crear y legalizar una empresa, se necesita menos de un día. En Australia, Canadá, Singapur, Hong Kong, menos de una semana. Aquí llega a costar tres meses. Hay un ranking del Banco Mundial, que se llama 'Doing business'. Este ranking mide la dificultad al crear un negocio, relaciones con la administración, para pagar impuestos, contratar electricidad, conseguir crédito, contratar trabajadores y despedirlos, etc. En este ranking están estudiados 183 países y España ocupa el 133º. Está operación, responsabilidad del Gobierno, cuesta muy poco dinero. Nos hemos venido planteando, un año tras otro, barreras y subsidios injustificados, protocolos, acuerdos, etc., que ahora se han de eliminar innovando y repensando los procedimientos desde el inicio. Ahora ya no somos ricos y no debemos permitir tanta panoplia. Además, esta medida contribuiría a mejorar la productividad del funcionariado, eliminando puestos que no solo no ayudan, sino que dificultan. En cambio, parece que sólo recortan médicos, enfermeras, enseñantes y demás servicios fundamentales para el funcionamiento de una sociedad moderna y competitiva. Recortan de donde no deben y mantienen en su lugar los "entes y asalariados" improductivos.
Hablando de innovación. Se han hecho en todas partes parques tecnológicos, de biomedicina y telecomunicaciones. No hay dos sectores mejor financiados.
Las farmacéuticas se gastan un dinero inimaginable en investigación biomédica con excelentes beneficios. Entonces ¿qué necesidad hay de que el Gobierno subvencione carísimos laboratorios biomédicos?. No debe confundirse innovación con investigación y dar subvenciones a las grandes farmacéuticas. Esto es muy caro.
Al que debe incentivarse para que innove es al propietario de un restaurante o de una tienda. La innovación debe aparecer en todos los sectores. El hombre que ha ganado más dinero en España, lo ha hecho en uno de los sectores con historia más antigua, que es la empresa textil. Reestructurando, reinventando, innovando e inventando Zara.
Más ejemplos: café Nespressoy Starbucks. Más: un saltimbanqui que hacía malabares en un cruce de semáforos creó el Cirque du Soleil, eliminando leones y buscando otro tipo de emociones. Todo el mundo puede y debe innovar.  El gobierno debe ponérselo fácil al que se esfuerce en hacerlo. La clave es entender que competir no significa hacer todo más barato. Un bar no será más competitivo por vender un café más barato, sino ofreciendo algo diferente que el resto de las barres no ofrece. Esto se llama innovación.
De la crisis, tenemos que salir solos. Los gobiernos no deben dar subvenciones, bastaría con que quitaran todos los impedimentos para que la gente que crea trabajo auto-empleándose pudiera funcionar. ¿Por qué deberíamos pagar a Ryanair por venir a España? Si le interesa, que venga y si no, entonces que vaya a otro sitio.
Los catalanes nos tememos que sufriremos recortes doblemente: El president Mas ya lleva un año recortando y ahora vienen los de Rajoy...
El problema es que la soberanía de nuestro país no está en Cataluña. Está dividida: algo se decide aquí en la Generalitat, una parte en el Gobierno Central y otra en Europa. Vendimos nuestra alma al Diablo por muchas cosas, también dejando escapar el concierto económico cuando se firmó la Constitución. España también ha vendido su alma al Diablo con la política monetaria europea. Por supuesto, existen muchas herramientas que un país normal tiene y que no tenemos nosotros.
En cuestión monetaria no podemos hacer nada. En el ámbito fiscal muy poco. Hay que recortar, sí, eso es un hecho, porque si seguimos gastando más de lo que tenemos tendremos que pedir dinero a alguien y si accede a prestárnoslo, nos pedirá intereses obscenos que nos sumirán cada vez más en la indigencia.
Ahora bien, se ha de recortar correctamente. Es decir, con mentalidad de crecimiento económico. Los políticos deberían preguntarse ¿qué podemos hacer para crecer? Recordemos, ¡innovación!. Por el momento se limitan a cortar y a castigar más a los de siempre: las clases medias que son capaces con su inteligencia y esfuerzo de salir de los atolladeros y que cuanto más les quitan más innovan y más trabajan. Los pobres y vagos de solemnidad, no contribuyen en nada. Ni innovan, ni trabajan ni ahorran. Los ricos/poderosos, se forran cada vez más y se escapan y camuflan sus ganancias. Como siempre contribuyen exiguamente al erario público. Está claro que el nuevo gobierno sigue haciendo lo que los anteriores, machaca a las clases medias trabajadoras y corre un tupido velo para no ver a nadie más. No se ocupa de la corrupción, ni de los vagos y no pone ni una sola medida para favorecer el crecimiento de los que innovan y trabajan. Al contrario, los estrangula con más impuestos cada vez. Os suena aquello de matar la gallina de los huevos de oro.
Las inversiones en infraestructuras que ayudan a la producción son generadoras de crecimiento, pero no hay dinero para acometerlas. Hay que retrasarlas.
Lo que si podemos controlar es la justicia y la reglamentación. Eliminar todas las barreras que impiden la formación de empleo y que ralentizan las empresas de innovación en todos los sectores. Y hacer esto no cuesta tanto dinero, solo poner a trabajar las pequeñas células grises. El Gobierno debería dejar de pensar en términos de "en que me puedo gastar este dinero para crear ocupación directa” (normalmente se crean puestos de trabajo que no producen nada útil, cuando no se emplean en pagar comisiones a los “amiguetes de la casta política”. Mejor que no piense tanto como gastar y que elimine las dificultades y trabas a la gente que piensa por sí sola. Si se deja respirar a las personas innovadoras, trabajadoras y ahorrativas y se las descarga de las mochilas que suponen las múltiples administraciones ineficientes y demás chupópteros, serán capaces de crear valor y empleo,  la economía funcionará y el estado recaudará.
Por ejemplo, ¿Conocemos la cantidad de reglamentaciones ambientales que tenemos en España?. En estas medidas somos de los primeros países del mundo. Hoy una empresa tiene que llevar un conteo de residuos y medir las emisiones de CO2. Esto es carísimo y por el momento es una dificultad que NO nos la podemos permitir. Canadá ya ha salido del Protocolo de Kyoto y los principales países del mundo no lo firmaron. ¿Por qué tenemos que ser nosotros más papistas que el papa? Es muy caro. Los beneficios de usar estas “tecnologías limpias”, puede que los veamos dentro de cien años y mientras, cerramos empresas y talleres cada día. Cuando los coreanos reduzcan los precios de estas tecnologías limpias, que en esto de copiar, mejorar y abaratar son mejores, ya las usaremos. Hay muchas barreras, como estas, que nos hemos estado autoimponiendo en los últimos años en los que nos creíamos miembros de la “elite mundial” y ahora nos lastran, cuando no estrangulan. Otro ejemplo es el de las Centrales Nucleares. Es que no sabemos que España genera electricidad con carbón y contamina el copón. ¿No sabemos que importa energía eléctrica de Francia? y esta tiene un porrón de Centrales Nucleares, que si se accidentan, por cercanía, también nos contaminarán. Es como el vecino de un ático que no quiere que pongan una antena de móvil en la azotea de su casa y se la ponen en el del vecino. Él sigue recibiendo la radiación y el vecino cobra el alquiler.
Pasando a otro tema que, antes de las elecciones del año pasado, Enric Juliana, corresponsal de La Vanguardia en Madrid, ya predijo que sucedería. Ahora, el Gobierno culpa a las Autonomías del déficit español. Según dicen, las Autonomías son las responsables del malgasto, del déficit y de casi todos los males que aquejan al estado español. Las quieren vigilar los presupuestos y decirles como deben gastar el dinero que previamente recaudan y entregan al Estado para luego este lo reparta a su criterio. ¡Vaya falacia!
La llave de la “caja” la ha tenido siempre y la sigue teniendo el gobierno central y si papa estado no trata a todos sus hijos por igual, no puede pedirles las mismas responsabilidades. El tópico del café para todos es mentira, porqué ni todas las autonomías son iguales, ni todas recaudan lo mismo, ni todas colaboran lo mismo con el estado, ni todas tienen las mismas competencias y responsabilidades que sufragar directamente, ni el estado transfiere a todas los mismos recursos para atenderlas proporcionalmente, ni en igualdad de condiciones.
Ahora que han pasado ya muchos años desde la primera Constitución, se hace evidente que es necesario repensar el Estado de las Autonomías. En época de vacas gordas, cuando parecía que todos éramos ricos, se podía gastar mucho dinero en muchos lujos financiados por jugosas transferencias desde las CCAA productoras y desde Europa a las CCAA que llevaban atraso. Pero cuando las aguas han vuelto a su cauce, es imprescindible que cada cual se esfuerce por producir y aprenda a vivir según sus medios. La solidaridad tiene un límite y ni Europa quiere regalar dinero eternamente, para que otros lo despilfarren, ni los habitantes de las “autonomías productoras” que han tirado históricamente del carro pueden soportar sufrir un desequilibrio en su balanza fiscal, transfiriendo dinero a otras CCAA, que lejos de recortar, siguen despilfarrando y viviendo mejor que las CCAA que “pagan”. Esta situación es un caldo de cultivo para que la gente sienta una desafección creciente contra los políticos y con otras CCAA. Los españoles debemos recordar la declaración de independencia de los Estados Unidos en 1776, escrita por Thomas Jefferson. Era un fiscal independiente, que dijo algo así: “Cuando un rey exprime a sus ciudadanos, estos tienen la necesidad y la obligación de escapar de su autoridad”. Es decir, cuando los ingleses estaban apretando demasiado el yugo, los americanos se escindieron de la corona inglesa. Los españoles inteligentes deberían comprender el símil.
Por cierto, no sirve de nada decir, en tono de burla o desprecio…”¿Qué harían los catalanes sin España?”. Basta recordar que el país más próspero, más rico y más competitivo del planeta tierra, tiene menos extensión que Catalunya, un terreno y un clima peor agraciado que el de Catalunya y una población similar a la Catalunya. Por cierto en su territorio conviven sin problemas personas que hablan cuatro idiomas sin que nadie se rasgue las vestiduras.
¿Os suena Suiza? 

Es un país en el corazón de Europa que tiene cuarenta mil de kilómetros cuadrados, siete millones de habitantes y ha estado rodeado por poderes violentos a lo largo de la historia, como Catalunya. Suiza hace años que es uno de los países más ricos en el mundo, número uno en las listas de competitividad y ello sin tener acceso al mar. En este contexto de crisis, Catalunya podría ser similar, sin reloj de cuco, pero perfectamente competitiva y próspera.

Las balas contra la crisis parece que se acaban, a falta de que el Banco Central Europeo actúe más diligentemente. Todo depende de Alemania. Cuando ésta comience a caer, comenzará a aceptar que el Banco Central Europeo intervenga, como pedimos los Estados del sur de Europa.
Los alemanes tienen mucha industria y para que sea más competitiva, les interesa un euro débil, que ayude a exportar los productos de calidad que fabrican. Todo el sistema se basa en la esperanza de que los alemanes sean capaces de pagar todas nuestras deudas. Pero ¿podrá?
Si no puede, Europa lo pasará muy mal. El Banco Central Europeo será una solución siempre que Alemania sea capaz de respaldarlo. Entre España e Italia han emitido una deuda de 1,4 millones de euros en tres años. Si esto termina siendo deuda insolvente, esta deuda hará un agujero enorme en el Banco Central Europeo. El capital actual del BCE son sólo 70 millones de euros. Si una empresa con capital de 70 millones de euros tiene una deuda de 1,4 millones es evidente que se ha de recapitalizar. ¿Y quién debe hacerlo? Todo el mundo confía en Alemania. Pero, ¿qué sucederá si Alemania no puede permitirse este lujo de pagar todas las juergas?
Alemania también tiene un problema de ancianos y pensiones creciente. Los emigrantes cualificados españoles, griegos y turcos, pagando impuestos por las rentas de su trabajo, aminoran un poco el problema; pero depende de cuánto tiempo se queden en Alemania y de que parte de su salario gasten o inviertan en este país. Por lo tanto, recemos para que ni España ni Italia se declaren insolventes.
¿Y China? Siempre se habla del rescate chino, pero China también tiene problemas. Acaba de estallarle una cierta burbuja inmobiliaria y si no va a peor, el efecto será ralentizar su crecimiento. Pasará de crecer más del 10% anual a menos de un 7%. Además, China no importa nada; mayoritariamente exporta y lo que resta lo guarda y ahorra. Por tanto no esperemos demasiada ayuda de China. De los chinos españoles, mejor ni hablar. Ellos se lo guisan y ellos se lo comen. Todos usan nuestro sistema de salud y de enseñanza gratuitamente, pero….

¿Cuantos impuestos pagan al Estado español o a las CCAA donde trabajan sus negocios?.
¿Cuánta economía sumergida desarrollan?
Los productos que comercializan y las personas que trabajan en sus negocios ¿cumplen con las leyes locales y europeas? ¿Todos?
¿Han visto alguna vez a un español trabajar en un negocio chino?
¿Cuantos chinos piden préstamos en bancos españoles? , etc 
Los chinos son muy trabajadores, pero los beneficios de su trabajo, revierten casi íntegramente en ellos mismos y en su comunidad. Es verdad que no hacen tanto ruido como otros colectivos de emigrantes, pero la matan callando. Por cierto no he oído ninguna queja, ni de persona privada ni en ningún medio por hablar en chino entre ellos. En resumen, la comunidad china contribuye infinitamente menos de lo que parece al desarrollo económico de nuestro país.

Otra palabra de moda: Los "eurobonos". Parece que tampoco son muy buena idea. Imaginemos a dos hermanos que piden créditos bancarios. El banquero ve que uno es un “viva la virgen” y sabe como divertirse; el otro es un chico que trabaja, ahorra y acumula patrimonio. Al primero el banco le prestará dinero, pero a un tipo de interés altísimo. El segundo podrá conseguir un tipo de interés bastante más bajo, porque tiene  propiedades y altas probabilidades de devolver el préstamo. El segundo depende exclusivamente de que le salga bien la idea brillante (pelotazo) que tiene entre manos. Pero si resulta que es el padre el que firma como avalador de sus hijos, ¿Qué pasa? Que el banco le pondrá los dos créditos al mismo tipo de interés altísimo y este se quejará al banco. El banquero le responderá: ¡Se siente!. Tiene Ud. un hijo cantamañanas.  Si los créditos se dan por separado (con diferente diferencial), esto inducirá a gastar y crecer más al que lo tenga bajo y a reducir déficit al que se le preste más caro, porqué si no lo hace así, la bola de la deuda se hará tan grande que se hará imposible de pagar (Grecia). Y sin emitir eurobonos, lo que ha sucedido en Europa es exactamente eso, que unos se han gastado lo que no tenían y otros han sabido guardar mejor. Durante diez años, los griegos han tenido una tasa de interés alemán, han pedido prestado demasiado y se lo han malgastado todo. Ni que decir tiene que han acabado fatal. Resumiendo, si se crearan eurobonos acentuaríamos más esta mala situación que nos hace ir en la dirección equivocada.

¿Y los Estados Unidos?
También pasan un mal momento, ya que políticamente son incapaces de tomar medidas para controlar el déficit. El Congreso y el Senado se vetan mutuamente y no progresan. Pero no perdamos de vista que siguen siendo considerados por los inversores el país más seguro del mundo. Cayó Lehman Brothers y aún con la inmensa deuda que tiene USA, la gente dice: "la catástrofe será tan grande en todo el mundo, que no podemos hacer nada mejor que llevarnos el dinero a USA o abrir alguna cuenta en dólares o francos suizos en algún paraíso fiscal". Los Estados Unidos inspiran, aún con todos los peros, mas “esperanza” en la recuperación de su economía, que cualquier otro país desarrollado.
Cada día se habla sobre la desaparición del euro y, por extensión, de volver a la peseta o a un euro de segunda categoría. Sería indeseable, pero ya no es ninguna locura. De todas formas ahora la tortilla ya está hecha y no se pueden recuperar los huevos. Hay que quedarse con lo que tenemos. Ahora sería un suicidio intentar recuperar la peseta. Tenemos que aguantar en el euro y no seguir haciéndonos trampas al solitario. Como en el caso de las facturas de Rey.
Vaya engaño lo del "destape de las facturas" de la casa real. ¡Vaya transparencia a la española! Otra vez nos consideran tontos aunque les consta que, al menos no todos, no lo son... ¡Tontos! No intuyen que los menos tontos, descubrirán el pastel y se lo contarán a los que se creen todo lo que cuentan en la televisión, sin analizarlo posteriormente.
Sin ahondar mucho en el tema, imaginemos:
Tu cobras 1000€. Es lo que te paga tu empresa, si es que trabajas, claro. Al Rey, por ser Rey, España le paga 8 millones de €. ¡Solo un poco más que a tí!. Ya sabemos que un árbol genealógico cuenta mucho. Tres millones son para los gastos de la casa, dos millones son para los empleados de la casa, 100.000 son para el niño, 350.000 son la semanada de las niñas, etc. Por lo tanto, al final, resulta que el sueldo del rey es sólo 140.000 euros. Esta cifra ya se parece más a la de un alto ejecutivo de una gran empresa. Si tu haces lo mismo y de tu salario descuentas la Seg, Soc, el IRPF, el costo de la casa, del gas, electricidad, agua, el teléfono, la gastos de los niños (sin paga, que estamos en crisis), el sueldo de la cuidadora de la madre (para que yo pueda ir a trabajar), etc., al final, obtendrás un salario negativo!
Toda esta "contabilidad creativa" sobre las cuentas de la Casa Real, la hacen para hacernos ver que nuestro Rey nos sale barato en relación con los otros reyes que se mantienen en algunos países de la vieja Europa. Pero no cuela. Además, tengamos en cuenta que estos ocho millones van directamente al Rey, imagino que en un sobre, porque después, el estado le paga 60 millones adicionales para coches, viajes, seguridad, etc., porque es un Jefe de Estado y figura que esa cifra no cuenta.
¡Un gran engaño!. Aunque lo miremos con mucha simpatía. Y suerte que le ha salido una hija lista. ¡Al menos una!. Fíjense si es lista, que  el año pasado invirtió 1500€ en la empresa de su marido y en sólo un año ganó 571000€. ¡Esto sí que es innovación! Claro que su marido sabe mucho del arte de “ganar dinero”. Recordemos lo importante que es mostrar el árbol genealógico en los negocios. Además, son tan guapos y salen tan sonrientes en las fotos de los semanarios rosa……
¡España!.

Seguimos siendo un país de sol y playa, en el que se miente más que se habla. Donde se roba y estafa y no pasa nada. Y si por una remota casualidad te llega alguna condena cuando todavía, por edad, puedes cumplirla, el gobierno te indulta y pelillos a la mar.
Seguimos sin aprender de nuestros errores y por ello, recogemos lo que nos merecemos.
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