lunes, 31 de octubre de 2011

Un vídeo sobre Catalunya

Un vídeo sobre Cataluña.


Estoy feliz

ESTOY FELIZ.
HE SOLUCIONADO EL PROBLEMA de los kilitos de más
Ya sé porqué estoy engordando.
Es el champú...Sí, sí !!!
Hoy  me he dado cuenta de que la botella dice:
"Para dar cuerpo y volumen"
Desde hoy comienzo a bañarme con
los productos de lavavajilla, por que dice:
"Disuelve la grasa, hasta la más difícil"
Espero que con esta solución, pronto todos podremos
conseguir un “cuerpo Danone”!!

viernes, 28 de octubre de 2011

Que rico es el castellano

Aclaración antes de empezar la lectura:
Este título se refiere a la cantidad de significados que puede tener una palabra o frase, expresada en castellano y que depende del emisor del mensaje, del medio en que se transmite y del estado de ánimo del receptor, que este llegue exactamente como se desea, a quien va dirigido.
Leyendo este mail que me ha enviado una amiga, queda claro lo difícil que es impartir justicia en “castellano”. Y si no se lo creen, lean, lean…..

Como algunos de vosotros sabréis a estas alturas, el juez de la  Audiencia Nacional Juan del Olmo ha dictado una sentencia en la que afirma que llamar "zorra" a una mujer no es delito, ni falta, ni nada; porque quien usa ese adjetivo en realidad quiere decir que dicha mujer es astuta y sagaz.
He aquí el escrito que le ha remitido una ciudadana.
"Estimado juez Del Olmo: Espero que al recibo de la presente esté usted bien de salud y con las neuronas en perfecto estado de alerta como es habitual en Su Señoría.
El motivo de esta misiva no es otro que el de solicitarle amparo judicial ante una injusticia cometida en la persona de mi tía abuela Felicitas y que me tiene un tanto preocupada. Paso a exponerle los hechos:
Esta mañana mi tía abuela Felicitas y servidora nos hemos cruzado en el garaje con un sujeto bastante cafre, que goza de una merecida impopularidad entre la comunidad de vecinos. Animada por la última sentencia de su cosecha, que le ha hecho comprender la utilidad de la palabra como vehículo para limar asperezas, y echando mano a la riqueza semántica de nuestra querida lengua castellana, mi querida tía abuela, mujer locuaz donde las haya, le ha saludado con un jovial "que te den, cabrito".
Como una hidra, oiga. De poco me ha servido explicarle que la buena de mi tía abuela lo decía, en el sentido de alabar sus grandes dotes como trepador de riscos y que en estas épocas de recortes a espuertas,  desear a alguien que le den algo es la expresión de un deseo de buena voluntad. El sujeto, entre espumarajos, nos ha soltado unos cuantos vocablos, que no sé si eran insultos o piropos porque no ha especificado  a cuál de sus múltiples acepciones se refería, y ha enfilado hacia la comisaría más cercana haciendo oídos sordos a mis razonamientos, que no son otros que los suyos de usted, y a los de la tía abuela, que le  despedía señalando hacia arriba con el dedo corazón de su mano derecha con la evidente intención de saber hacia dónde soplaba el viento.
Como tengo la esperanza de que la denuncia que sin duda está intentando colocar esa hiena -en el sentido de que es un hombre de sonrisa fácil llegue en algún momento a sus manos, le ruego, por favor, que intente mediar en este asunto explicándole al asno -expresado con la intención  de destacar que es hombre tozudo, a la par que trabajador- de mi vecino lo de que las palabras no siempre significan lo que significan, y le muestre de primera mano esa magnífica sentencia suya en la que determina  que llamar zorra a una mujer es asumible siempre y cuando se diga en su acepción de mujer astuta.
Sé que es usted un porcino -dicho con el ánimo de remarcar que todo en su señoría son recursos aprovechables- y que como tal, pondrá todo lo  que esté de su mano para que mi vecino y otros carroñeros como él -dicho en el sentido de que son personas que se comen los filetes una vez muerta la vaca - entren por el aro y comprendan que basta un poco de  buena voluntad, como la de mi tía abuela Felicitas, para transformar las agrias discusiones a gritos en educados intercambios de descripciones, tal y como determina usted en su sentencia, convirtiendo así el mundo en un lugar mucho más agradable.
Sin más, y agradeciéndole de antemano su atención, se despide atentamente, una víbora (evidentemente, en el sentido de ponerme a sus pies y a los de su señora)."

Los españoles no ahorran a largo plazo

La disminución de la renta disponible, la elevada tasa de desempleo y la incertidumbre económica han propiciado un cambio de prioridades en las familias, que piensan más en el día a día. En 2009 el principal motivo de ahorro era la jubilación, mientras que en 2011 es cubrir imprevistos.
Las aportaciones a los planes de pensiones individuales (PPI) no han dejado de descender desde 2007. La mala evolución experimentada por los mercados y, en menor medida, la flexibilización de los requisitos para rescatar estos productos también han contribuido a esta tendencia. Los productos de bolsa perdían a 10 años más de un 1,52% de media a cierre de septiembre y los planes de renta fija a largo plazo muestran buenos resultados, ya que a 10 años se revalorizan un 1,96%. Con lo pequeña que ha sido la inflación en los últimos años, están muy lejos de superarla. Perdemos poder adquisitivo.
Una de las pegas a la hora de invertir en planes de pensiones es su iliquidez ya que, salvo en determinados casos, no se pueden reembolsar hasta la jubilación. Tan sólo se puede traspasar los activos de un producto a otro.
Por otra parte debemos ser conscientes de que el actual sistema de pensiones estatal es insostenible o insuficiente a largo plazo y eso incluso teniendo en cuenta la última reforma del sistema de pensiones (en la que se eleva, de forma gradual, la edad de jubilación de 65 a 67 años y el número de años cotizados – de los 35 a los 37 - necesarios para obtener el 100% de la pensión).
La insostenibilidad se debe básicamente a factores demográficos. En nuestro país la esperanza de vida al nacimiento ha pasado de los 72 años (para los hombres) en 1960 a casi los 85 años en 2009. Pero no sólo vivimos más años, sino que vivimos más años después de los 65 años (hemos pasado de unos 15 años en 1960 a 22 años en 2009). Con este cuadro demográfico, si el sistema público de pensiones paga cerca del doble de lo cotizado, si los pasivos van a crecer más que los activos y si no se puede mantener el nivel de crecimiento de la población activa, entonces es que la reforma no es suficiente a largo plazo.
La única solución es replantearse el modelo y para ello se proponen tres medidas:
1) Financiar una pensión básica (que sea digna, es decir que sea suficiente para mantener un nivel de vida digno durante la jubilación) de carácter público a través de impuestos.
2) Crear un sistema de contribución definida nacional financiado con las cotizaciones sociales en el que se vincule el esfuerzo de cotización con la pensión recibida. Es decir, sería un sistema público en el que cada trabajador contribuiría con un x% de su salario a una cuenta individual nocional (un apunte contable, digamos) que se revalorizaría con un determinado tipo de interés y que se convertiría en una renta vitalicia en el momento de la jubilación.
3) Fomentar un sistema complementario de autoafiliación con aportaciones de las empresas y de los trabajadores. Como por ejemplo del futuro sistema NEST en el Reino Unido en el que, resumiendo lo mucho, el trabajado contribuye con un 3% de su salario, la empresa aporta un 4% y el estado un 1%.

Además, dado el actual contexto de crisis económica y la importancia que debería tener el ahorro para España, que no es capaz de autofinanciarse, es necesario que el Gobierno tome medidas para impulsar los PPI o cualquier otro sistema de ahorro.  Son posibles muchas medidas:
Se podrían ampliar los importes de aportación con derecho a deducción fiscal,
Que la plusvalía obtenida en los planes tributara como rendimiento del capital y no como rendimiento del trabajo, o
Establecer deducciones fiscales en el impuesto de sociedades a las empresas que implementen planes de empleo.

La Seguridad Social debería comunicar a los cotizantes cuál será su pensión pública estimada. Asimismo, tendríamos que conocer el capital complementario que deberíamos tener constituido para complementar hasta el 90% del salario previo a la jubilación y calcular la aportación necesaria para alcanzar dicho importe.
Mientras este tipo de medidas o incentivos se ponen en marcha, las gestoras utilizan los medios a su alcance para atraer a los partícipes. Sobre todo, ahora que arranca la tradicional campaña de planes de pensiones de fin de año, en la que las firmas bonifican o hacen regalos a los nuevos clientes. Sin embargo, en la temporada actual se ha producido un cambio. Mientras en años anteriores los regalos estrella eran los productos tecnológicos, este ejercicio se imponen las bonificaciones en metálico. Pero no al tradicional 1% que acostumbraban hasta ahora, sino importes que pueden competir prácticamente con los depósitos, ya que en algunos casos ofrecen hasta un 4% y sin límite de aportación.
¡Cuidado con los cantos de sirena!.
Hay que leer la letra pequeña, por ejemplo cuanto tiempo hay que permanecer “esclavo” en el PPI sin poder cambiarlo a otro más rentable. De nada nos sirve recibir un 2% por el traspaso con un máximo de X € si perdemos un 3X% en el valor del fondo.
Y que nadie nos convenza con que falta  mucho tiempo para rescatarlo y para entonces ya se habrá arreglado, porqué después de tocar fondo, pueden quedar muchos años de arrastrarse por el fango.

jueves, 27 de octubre de 2011

PANELLETS

Hoy nos hemos dado un buen tute en el gimnasio. El día ha sido lluvioso y nuestro instinto de hormiguita nos ha motivado a hacer PANELLETS, calentitos en casa.
Como las hormiguitas guardan una buena alacena. No hemos tenido problema. Teníamos todos los ingredientes. Los hemos elaborado con una masa dulce hecha con azúcar, almendra cruda molida, huevo y ralladura de limón, para que tenga una textura más esponjosa. Por el exterior los hemos recubierto de clara de huevo, que hace de adherente de los piñones. También según la inventiva o los gustos de cada uno, se pueden hacer de diferentes formas y sabores. Para terminar, los hemos puesto en una bandeja, los hemos horneado y listo.
¡Riquísimos!  y  ¡baratísimos!, que en estos tiempos de crisis es importante tenerlo en cuenta.
Por cierto, los piñones, nos han salido gratis. Salimos un día a pasear por el bosque y recogimos unas piñas secas. Las rompimos, sacamos los piñones (las manos llenas de resina), los partimos uno a uno (algún que otro golpe en los dedos), los pelamos y los guardamos.
Ya veis. Con trabajo y ganas de hacerlo, Cada uno puede disfrutar en su casa de un postre exquisito y a buen precio. Por los quilos no os preocupéis, ya los bajaréis en el trabajo o en el gimnasio.

Ejemplo de productividad

Por si queda todavía alguien que no la conozca, transcribo la famosa historia de la competición de remo. Se dice que es apócrifa, pero que en cualquier caso refleja fielmente el funcionamiento de muchas empresas españolas....

"En el 2003 se celebró una carrera de remo entre empleados de una empresa japonesa y empleados de otra española.
Se dio la salida y los japoneses empezaron a destacar desde el primer momento, llegando a la meta con una hora de ventaja sobre el equipo español.
La dirección de la empresa española analizó las causas de tan amarga derrota y advirtió que la derrota se debía a una argucia táctica del equipo japonés, que estaba compuesto por 10 remeros y un jefe de equipo, mientras que la tripulación española la componían 10 jefes de equipo y un remero. Por ello se decidió adoptar las medidas adecuadas.

En 2.004, la tripulación japonesa llegó dos horas y media antes que la española.
La Dirección se volvió a reunir y, tras un sonoro rapapolvo a la Gerencia, concluyeron que los japoneses habían repetido estrategia: (10 remeros y 1 jefe de equipo) mientras que la innovadora tripulación española, remozada tras las eficaces medidas tomadas el año anterior estaba compuesta por:
  • 1 jefe de equipo,
  • 2 asesores a gerencia,
  • 7 jefes de sección
  • 1 remero.
Tras encargar un estudio a un equipo de sesudos asesores, la conclusión de la dirección fue unánime: "El remero es un incompetente".
En el 2.005 tras encargar una innovadora trianera al departamento de nuevas tecnologías, la ventaja de los japoneses fue de cuatro horas. El equipo directivo reunido para analizar las causas del nuevo desastre comprobó que el equipo nipón había optado por la ya tradicional formación (1 jefe de equipo y 10 remeros), mientras que el español, tras una auditoría externa y el asesoramiento especial del departamento de Organización, optó por una formación mucho más vanguardista:
  • 1 jefe de equipo,
  • 3 jefes de sección con plus de productividad,
  • 2 auditores de Arthur Andersen y
  • 4 vigilantes jurados que no quitaban ojo al único remero de la tripulación, al que habían amonestado y castigado quitándole los pluses e incentivos tras el fracaso del año anterior.
Tras varias horas de reuniones, se acordó que, para la regata del 2.006, el remero sea un becario o en su defecto, una contrata externa, «ya que, a partir de la vigesimoquinta milla, se ha venido observando cierta dejadez en el remero de plantilla, actitud que roza el pasotismo al llegar a la línea de meta."


Resumiendo, más trabajo y menos echarle las culpas o el muerto a "otros" y leerse el cuento de "La hormiga y la cigarra" Spanish version, que circula estos días por Internet que, bien entendido aclara mucho las cosas.

miércoles, 26 de octubre de 2011

ECONOMIA-3

El sistema de tipos de cambio flexibles ha perdurado, con algunas variantes, hasta el día de hoy. En algunos países se liberalizaron los cambios de divisas para transacciones de cuenta corriente y posterior­mente para transacciones de capital. Se liberalizaron el comercio exte­rior de bienes y servicios, que son cada vez más importantes en la cuenta corriente y posteriormente para transacciones de capital. Co­menzó la privatización de empresas públicas y, en general, se fue ex­tendiendo la ideología y la práctica de la liberalización en todos los campos de la actividad económica. Figuras políticas como la señora Thatcher y el presidente Reagan contribuyeron a favorecer las refor­mas políticas y económicas mencionadas. Al conjunto de esta ideolo­gía se lo denominó «neoliberalismo». Además, estos procesos de libe­ralización estuvieron acompañados, durante los años setenta y ochenta, de mucha volatilidad en las monedas, aumentos de la inflación, problemas para pagar la deuda externa, ineficiencia y crisis, que sólo sir­vieron para acelerar el ritmo de las transformaciones.
Todos estos cambios en el funcionamiento de la economía fueron facilitados por el desarrollo de las comunicaciones, el surgimiento y el florecimiento de la computación y el manejo electrónico de datos —la informática. El desarrollo de la aviación comercial y de transporte, con la incorporación de grandes aviones a reacción, hizo más asequibles los costes de los viajes internacionales. Los continentes parecieron estar más cerca que nunca los unos de los otros, debido a que se podía dar la vuelta al mundo en sólo veinticuatro horas de vuelo. El desarrollo de la telefonía por medio del uso de satélites también abarató mucho las comunicaciones telefónicas y por fax. El progreso tecnológico en el campo del transporte y las comunicaciones culminó, finalmente, con el desarrollo de internet.
La informática en concreto fue una de las principales raíces de la segunda globalización. La aparición y difusión de los ordenadores personales provocaron cambios revolucionarios en varias direcciones: des­ de facilitar el cálculo y la simulación de modelos matemáticos comple­jos hasta acumular, ordenar y recuperar fácilmente y en poco tiempo datos en grandes cantidades a un precio muy bajo; dar rigor y exacti­tud a la administración de empresas privadas e instituciones públicas, etc. En la esfera de las relaciones económicas la computación hizo po­sible los movimientos de capitales, en grandes cantidades y a la veloci­dad de la luz, entre mercados conectados por medio de ordenadores.
En los últimos años del siglo XX la puesta en marcha de internet, un sistema de comunicación fácil y barato por medio de redes informáticas, revolucionó las comunicaciones, las diversiones, la banca, el comercio y hasta la política.
El siglo XX estuvo lleno de grandes esperanzas y grandes desilusiones. En sus inicios, fue la época dorada de la industrialización, de la expansión comercial, de la globalización, de los incrementos de productividad. Al final del mismo, estos conceptos y otros como «internet» o «crisis financieras», adquirieron una dimensión inimaginable.
Los límites de lo que se denominó «segunda globalización» podrían muy bien estar delimitados por dos derrumbamientos: el del muro de Berlín (9 de noviembre de 1989) y el de las Torres Gemelas (11 de septiembre de 2001).

La caída del muro de Berlín en 1989 como símbolo del colapso del sistema comunista soviético tuvo una gran trascendencia en los últimos años del siglo XX. La casi súbita desaparición de este sistema culminó la revolución ideológica, de manera que ya algunos procla­maron «el fin de la historia»; es decir, el fin de las confrontaciones
ideológicas en torno a la economía. ¡En apariencia el liberalismo ha­bía triunfado para siempre! A su vez, este suceso añadía nuevos países a la economía de mercado que, a excepción de Vietnam, Corea del Norte y Cuba, se convirtió en la forma dominante y casi única de organizar la economía en todo el mundo. Y en los pocos países comu­nistas que quedaron, las reformas hacia la economía de mercado fue­ron ganando terreno. China, por ejemplo, ya forma parte de la Orga­nización Mundial de Comercio (OMC), algo impensable sólo unos lustros atrás.

Esta segunda globalización llevó aparejada una creciente integra­ción de los mercados de capitales a escala global y un apalancamiento de su volumen, lo que provocaría la escritura de un nuevo guión para las tradicionales crisis de vulnerabilidad de las economías con déficits exteriores en sus balanzas por cuenta corriente. Durante las décadas de los ochenta y los noventa, las economías latinoamericanas registra­ron importantes crisis cambiarias (currency crises) provocadas por la mala gestión de su política económica (crisis de primera generación).
El denominado «efecto tequila» de la economía mexicana en 1994­ 1995 constituyó el ejemplo paradigmático.
La crisis asiática, que estalló en 1997 en los mercados cambiarios y bursátiles, reveló la importancia de los sistemas bancarios domésti­cos y su conexión a través de canales globales. Asimismo se puso de manifiesto la importancia del apalancamiento y de la operativa en tiempo real al igual que los incentivos microeconómicos (crisis de ter­ cera generación). Los bruscos ajustes cambiarios, entre otros, del baht de Tailandia, del ringgit de Malasia, de la rupia de Indonesia y del won de Corea del Sur, y el hundimiento de sus mercados bursátiles, mos­traron que las nuevas crisis globales demandaban una nueva arquitec­tura financiera.
La globalización económica y financiera constituyó el elemento definidor del pórtico histórico que abría paso al siglo XXI. El 2001 fue un año trufado de acontecimientos relevantes para el desarrollo de esta historia. Se produjo la crisis del Nasdaq —también denominada «ex­plosión de la burbuja de internet»—, escándalos corporativos —como el caso Enron— y el ataque terrorista a las Torres Gemelas y al Pentá­gono el llamado «11-S». La Reserva Federal, con Alan Greenspan a la cabeza, decidió una drástica reducción del tipo de interés —la FED bajó en dos años el precio del dinero del 6,5 % al 1 %—, y esa decisión fue secundada por el Banco Central Europeo y el resto de las autorida­des monetarias del mundo con el objetivo de evitar una recesión. No obstante, ésta no se produjo. Al contrario: la actividad económica mundial inició un ciclo expansivo impulsado por las economías de Estados Unidos y los países emergentes asiáticos (China, India, etc.).
La política monetaria laxa y los bajos tipos de interés generaron un exceso de liquidez mundial que se trasladó, a través de los mecanismos de crédito, hacia los mercados bursátiles e inmobiliarios. Así, las economías domésticas estadounidenses pudieron acceder a los présta­mos inmobiliarios. La mayoría de los créditos eran convencionales (prime mortgages). Los bancos comerciales y otros agentes prestadores (mortagge brokers) vieron menguar su margen de intermediación fruto de la reducción de tipos, por lo que decidieron dar préstamos más arriesgados para cobrar más intereses, siguiendo la antigua ley finan­ciera de más riesgo igual a más rentabilidad.
Simultáneamente, la presión de la demanda de vivienda residen­cial impulsaba la continua revalorización del activo inmobiliario (home equity), y eso actuaba como garantía del apalancamiento en sucesivas renovaciones de la financiación hipotecaria. La fiesta parecía no tener fin. No obstante, la concesión de hipotecas reducía el caudal de las entidades financieras. ¿Cómo solventarlo?
En primer lugar, se acudió a bancos extranjeros para que prestaran el dinero. La creciente globalización e integración financiera permitía este tipo de flujos, impensables sólo unos años antes. En segundo tér­mino surgió la titulización (securization). El gente originador trans­mutaba los créditos hipotecarios —prime y subprime— en paquetes denominados MBS (Mortgage Backed Securities) u obligaciones garan­tizadas por hipotecas que vendía a terceros. Con ese producto financie­ro se conseguían dos cosas: mezclar los préstamos buenos con los malos y mejorar el ratio caja/créditos concedidos, por lo que se podía seguir operando bajo la misma lógica indefinidamente. ¿Pero quién compraba los MBS? Básicamente fondos (hedge funds) creados por los bancos. De esta forma, dado que los fondos no son sociedades, no tenían la obliga­ ción de consolidar sus balances con los del banco matriz.
¿Y de dónde obtenían el dinero los fondos? Básicamente mediante créditos de otros bancos o contratando los servicios de bancos de inversión para vender los MBS a fondos de inversión, sociedades de capital riesgo, financieras, sociedades patrimoniales, fondos de pensiones.
El aumento de la actividad económica en Estados Unidos durante el año 2003 despertó la inflación a inicios de 2004. El consumo priva­do financiado con endeudamiento, las importaciones del resto del mundo y el gasto presupuestario presionaron la inflación todavía más. Poco después, en junio de 2004, la Reserva Federal iniciaría una política monetaria restrictiva con la que se pasaría de un tipo de interés oficial del 1% hasta, después de diecisiete aumentos consecutivos, la cota del 5,25 %. En la segunda mitad del año 2005, el nivel alcanzado por los tipos de interés en Estados Unidos provocó la primera caída de las ventas de viviendas y un número menor de nuevas promociones.
Esta ralentización de la actividad inmobiliaria residencial disipó la re­valorización continua de la vivienda, y con ella, «el final de la música y del baile» (en alusión al discurso de Chuck Prince, en esos tiempos CEO de Citigroup).

A esos hechos se les sumó el aumento en los impagos de hipotecas. Los préstamos hipotecarios subprime habían sido concedidos en buena parte a un tipo de interés variable (con los primeros años a tipo fijo en los contratos de amortización negativa). El vertiginoso aumento de la cuota hipotecaria empezó a provocar la falta de pago de alguna de las tres primeras cuotas mensuales (Early Payment Defaults, EDP). La re­ negociación del préstamo mediante operaciones de refinanciación con alargamiento del crédito devino imposible. La venta de la vivienda para una amortización anticipada del crédito también había desaparecido como alternativa viable, al desplomarse a principios de 2007 los precios de las viviendas norteamericanas. El resto —crisis financie­ras, crisis económicas, quiebras, planes de rescate, acusación de frau­de, etc.— ya es historia.

2.2. Ya partir de ahora ¿qué? .
Predecir el futuro ha sido, desde antaño, una tarea como mínimo com­pleja. Pretender que los economistas -con tan sólo doscientos cincuenta años de aprendizaje— superemos en estas lides a brujos y viden­tes no deja de ser, hoy por hoy, una utopía. Sin embargo, el Departamento de Economía de ESADE —inasequible al desaliento—realiza, desde el año 2005, un Informe Económico, en cuyo apartado de «Análisis y Previsión de la Coyuntura» se desgrana la situación econó­mica a tres niveles distintos —mundial, europeo y español—, incorporando ciertos escenarios de prospectiva. La incertidumbre sobre la recuperación mundial, la crisis griega y el paro son sólo tres de los grandes interrogantes que se plantean en estos momentos.

ECONOMIA -2

2. Entorno económico global, regional y doméstico
2.1. Una perspectiva histórica

Las raíces históricas, tanto en el orden global, como nacional, regional o local, ayudan a entender la evolución de la economía y de las organizaciones.
La perspectiva histórica que presentamos aquí empieza en 1870. En este año la globalización empezó a dar sus primeros pasos y el patrón oro (Gold Standard) comenzó a dominar la escena internacional. Éste era un sistema monetario internacional casi perfecto —al menos a la luz de las velas, puesto que las bombillas todavía no se conocían—, tanto que su encanto y reminiscencias todavía duran hoy en día; pero vayamos por partes.
Alrededor de 1870 se manifestaba en el mundo con toda claridad un fenómeno que se podría caracterizar como la primera mundialización o globalización de la economía. El capital británico primero y el norteamericano y europeo después se movían libremente por las na­ciones del mundo, que en su mayoría todavía eran colonias, creando nuevas oportunidades de empleo y riqueza e introduciendo nuevas tecnologías, como el ferrocarril, el telégrafo, el teléfono, la navegación a vapor, la electricidad, las vacunas, por poner sólo unos cuantos ejemplos. El proceso llegó a tomar grandes dimensiones, de manera que el capital inglés invertido fuera de Inglaterra era un porcentaje de su Pro­ducto Interior Bruto (PIB) mucho mayor que la medida similar para Estados Unidos a principios del siglo XXI. Como resultado de esta expansión del capital se abrieron nuevos mercados, y muchos países recientemente independizados —los de América Latina, que apenas llevaban cincuenta años de independencia— se integraron en los cir­cuitos internacionales del comercio y de la inversión.
A finales del siglo XIX se describía la situación en términos parecidos a los que se utilizaban a finales del siglo XX. Se hablaba igualmente de la aldea global, de la revolución de las telecomunicaciones, de la mundialización, etc. Incluso, algunos antes, en el Manifiesto comunista (1848), ya se describía un mundo con un grado muy notable de integra­ción y podríamos decir de mundialización incipiente. Los marxistas no tenían ninguna duda de que la globalización se estaba produciendo y de que continuaría haciéndolo, en la medida en que el capital es por natu­raleza internacional y siempre está a la búsqueda de oportunidades de negocio, estén donde estén, ya sea en nuevas regiones geográficas como en nuevos sectores productivos o nuevas esferas de acción de la sociedad.
Desde 1870 hasta 1913 la economía de casi todos los países del mundo experimentó un gran crecimiento. El comercio internacional aumentó enormemente, una vez que, por medio del desarrollo de eco­nomías nacionales, los países más industrializados comenzaron a com­petir en terceros mercados. Durante todo este período de expansión del comercio y la inversión, las finanzas internacionales estaban orga­nizadas sobre la base del patrón oro. Éste era un sistema que implicaba fijar la paridad de la moneda nacional con respecto al oro, y mantener­ la fija por medio del libre comercio de oro a la paridad fijada, dentro de los puntos de entrada y salida de oro. Así rezaba, al menos, la teoría esbozada por David Hume —el filósofo empirista— en su mecanismo del flujo de la especie. Era, empleando terminología moderna, un sis­tema de tipos de cambio fijos, que permitía la movilidad del capital sin el riesgo que ocasionan las oscilaciones de los tipos de cambio entre países. El equilibrio internacional entre países con excedentes en la balanza de pagos (y la correspondiente acumulación de oro) y países con déficit (y pérdida de oro) se conseguía por cambios internos de deflación en el país con déficit e inflación en el país con superávit. El sistema funcionó bastante bien para los países más industrializados, gracias en gran medida a la cooperación entre bancos centrales y al li­derazgo del Banco de Inglaterra.
El período de los treinta o cuarenta años anteriores a la primera guerra mundial ha quedado para algunos historiadores y economistas como una época mítica de libertad, movilidad y progreso económicos. La «belle Époque», la llamaron los franceses. En décadas posteriores se trató de restablecer estas condiciones recordando sólo los éxitos logra­dos —el modelo de la utopía neoliberal de finales del siglo XX y principios del siglo XXI. Durante la guerra de 1914-1919, todo lo que se había construido se destruyó en parte. Y cuando ésta acabó, se intentó normalizar, es decir, volver al orden anterior. Pero fue imposible: de­masiadas cosas habían cambiado y no servía el dicho de «cambiarlo todo para que todo siguiera igual». El patrón oro, como instrumento ordenador del sistema financiero internacional, se restableció formal­mente en 1925, a pesar de que Keynes había señalado pocos meses antes que un retorno al oro representaría una medida peligrosa porque colocaría a la Gran Bretaña de la posguerra a merced de las autoridades de la Reserva Federal de Estados Unidos. Este argumento, aunque elocuente, no constituía un problema a corto plazo, porque las condi­ciones económicas y la política norteamericana iban a la par. Sin em­bargo, a principios de 1928, las organizaciones internas estaban adquiriendo ya prioridad sobre las internacionales, puesto que las autoridades observaban, con creciente preocupación, el empuje arrollador de un mercado de Wall Street en alza.
Las consecuencias económicas de la paz —devaluaciones compe­titivas, guerras comerciales, hiperinflación, etc.— fueron quizá peores que las consecuencias económicas de la guerra, y de ahí que 1929 fue­ra un año, según Galbraith, «propiedad de los economistas». Era el prólogo de la Gran Depresión, originada según Peter Temin por un gran shock y un proceso de propagación magnificador. A saber: la pri­mera guerra mundial y la adhesión al patrón oro.
En este contexto, la preocupación creciente por los problemas in­ternos provocó que se intentaran evitar los problemas derivados de los equilibrios externos cerrando las economías al exterior. Especialmente problemático fue el abandono del patrón oro por parte de Inglaterra en 1931, puesto que cualquier sistema sufre una crisis cuando el go­bierno del país «central» abdica de sus obligaciones como detentador de la moneda anda para resolver problemas o conflictos internos.
Y así es como los «felices veinte» no tuvieron un final feliz; desem­bocando en los «horribles treinta», que se caracterizaron por todo lo contrario que sus predecesores: contracción económica, pesimismo generalizado, estancamiento industrial y agrario, desempleo masivo, catástrofes políticas y, como colofón, el inicio de la segunda guerra mundial (1939-1945), que destruyó lo que quedaba en pie de la eco­nomía internacional.
En 1944, cuando todavía no había terminado aquélla, se planteó el interrogante de cómo debía organizarse el Sistema Monetario Internacional (SMI). Para resolver esa cuestión los países «ganadores» —si es que alguien gana una guerra— se reunieron para diseñar la estruc­tura económica mundial, y Gran Bretaña y Estados Unidos llevaron la voz cantante. Naturalmente, los agentes económicos recordaban la época dorada del patrón oro, así como la debacle y la Gran Depresión del período de entreguerras. El resultado de la reunión fue la adopción del sistema de Bretton Woods.
Bretton Woods fue un intento de volver a un patrón oro..., pero sin oro. Los países que entraran a formar parte del sistema fijarían sus reservas internacionales en dólares a una tasa de intercambio fija. Es­tados Unidos, por su parte, lo haría al oro a un precio de 35 dólares la onza. De este modo, el resto de los países quedaba ligado a su vez al oro, aunque de forma indirecta, puesto que era a través de la converti­bilidad al oro del dólar. Por tanto, aparecía de nuevo el ave Fénix del patrón oro. Por esa razón, los ejes del nuevo y ordenado SMI tenían que pivotar sobre la disciplina y la flexibilidad. La disciplina, aporte americano, sobre los temas monetarios para asegurar la estabilidad de los tipos de cambio tan querida bajo el patrón oro, pero sin dejar que esa estabilidad les clavara en la ya famosa «cruz de oro».5 Por esa razón, se demandaba flexibilidad, argumentada por John Maynard Keynes, para no atar la política monetaria nacional a los compases del equilibrio externo ni que la economía interna tuviera que seguir el ritmo de los ciclos internacionales.
El resultado fue un híbrido entre disciplina y flexibilidad que res­pondería al nombre de «sistema de Bretton Woods», basado en unos tipos de cambio fijos, pero ajustables. En la práctica, para ello (la ajus­tabilidad) se requerían dos condiciones: un desequilibrio fundamental (según decía literalmente el Tratado Constitutivo) y la justificación del porcentaje de devaluación frente al Fondo Monetario Internacional (FMI).
En este entorno protegido y relativamente autónomo de la economía nacional, en que los gobiernos ejercían un control sustancial sobre ésta, se llevó a cabo la reconstrucción y se llevaron a cabo grandes progresos sociales: se estableció el Estado de bienestar, se desarrolló el mercado interno y el consumo de masas, con grandes mejoras de los niveles de vida de los trabajadores, y se fortalecieron los sindicatos, que contribuyeron a la gestión de la economía y de las grandes empresas. Todavía en 1970 la economía de los países industrializados era una economía prácticamente cerrada, sobre todo en los países más grandes. Es cierto que unos tenían comercio con otros y hacían inversiones lejos de su territorio, pero la mayor parte de la actividad económica de los países se desarrollaba dentro de los límites del Estado. Los flujos internacionales de mercancías superaban en valor a los flujos de capitales, que sólo se movían de unos países a otros para efectuar pagos y saldar cuentas, y no para obtener ganancias especulativas, como habría de suceder años después. En los años setenta, sin embargo, ya comenzaba a tomar fuerza el proceso llamado de «internacionalización de la producción», por medio del cual se extendió la presencia de las empresas multinacionales, pero todavía era limitado y no había alcan­zado la importancia que habría de alcanzar a final del siglo. En una palabra, las relaciones económicas internacionales eran una parte pe­queña de las actividades económicas de los países.
A principios de los años setenta, las presiones para cambiar el sis­tema eran evidentes. Provenían sobre todo de los grandes centros fi­nancieros, algunos de los cuales operaban fuera de las fronteras y lejos del sistema de regulación de sus países de origen, pero también de las empresas multinacionales, que aspiraban a moverse sin trabas por todo el mundo. Los cambios fueron promovidos por ciertos políticos y eco­nomistas creadores de opinión que, llevados por un prejuicio ideológi­co a favor de los mercados, inventaron argumentos para desmontar las regulaciones del Sistema Monetario Internacional.
Los problemas del sistema de Bretton Woods fueron la confianza, la liquidez y el ajuste. Las políticas macroeconómicas seguidas por Es­tados Unidos no fueron las adecuadas para el país de la moneda reser­va y ayudaron a provocar el hundimiento del sistema a principios del año 1973. Entonces, en el momento que se abandonaron las paridades fijas y se inició una estructura de tipos de cambio flexibles, se produjo un cambio de época: se entró en la etapa del no-sistema, en contrapo­sición al sistema del patrón oro o de Bretton Woods.

Continuará en la parte 3

martes, 25 de octubre de 2011

Economía

Hace tiempo que me piden que escriba algo sobre economía para no economistas y como la rueda ya hace muchos siglos que se inventó, voy a colgar un resumen de unos apuntes del profesor Josep Sayeras de ESADE que explica con maestría estos temas.
Como sucede a menudo, cuando se quiere explicar algo, con un mínimo fundamento, no se puede hacer en dos líneas. Por ello dividiré el tema en al menos 3 capítulos que publicaré por separado.

1. Introducción
El común de los mortales —no quiera verse ninguna connotación negativa en esa denominación— no percibe ninguna diferencia significativa entre «Economía y Administración de Empresas? Es lo mismo, ¿no?» Las identifica con esas páginas de los periódicos que figuran entre la sección de televisión y la de cultura y que, además, son perfectamente prescindibles.
En otra posición estarían los investigadores en materia económica. Según éstos, la Economía —con mayúsculas— lo es ¡todo! Una disciplina que permite entender y explicar el ciento diez por ciento de nuestra vida en la tierra e incluso parte de la del más allá. De ahí que la parte que hace referencia al management se considere un subgrupo, y no precisamente el más importante, dentro de la materia. Final­ mente, los directivos ven la economía como algo alejado del día a  día de sus organizaciones, como algo abstracto y, en consecuencia, de poca utilidad para la dirección de empresas, «un arte» cuyas herramientas serían las disciplinas de Finanzas, Marketing, Recursos Humanos, Sistemas de Información, Operaciones, etc. Por ello, resultan hasta cierto punto comprensibles la reticencia y suspicacia con que los lectores cuestionan la  «aplicabilidad» de los conceptos y modelos económicos.
Llegados a este punto, cabe preguntarse sobre el porqué de las reticencias. ¿Qué hay en la economía que fomente reacciones tan diversas? La economía es «la ciencia social que asigna los recursos (escasos por definición) a necesidades (ilimitadas, también por definición), bajo los criterios de eficiencia y equidad». En otras palabras, se trata de una auténtica teoría de decisiones en tanto que asignar implica priorizar, escoger,   elegir, etc. ¿Acaso no desean los directivos mejorar el proceso de toma de decisiones y sus resultados?
Intentaremos justificar la utilización de la teoría económica en la toma de decisiones diarias para conseguir, a través de una metodología altamente analítica, la optimización de las mismas, así como aportar un marco de referencia para el análisis.

Se suele empezar analizando cinco agentes: los proveedores, la empresa, los clientes, los complementadores y los competidores, estructurados en dos ejes. En el eje vertical se encontraría la cadena de valor. Los agentes dispuestos a lo largo de este proceso, di­gamos «clásico», irían añadiendo valor a medida que el producto o servicio pasa por sus manos. En el eje horizontal se encontraría la distribución de valor entre la propia empresa, sus complementadores y sus competidores. Sin embargo, no sólo se contemplan estos dos ejes  principales sino las relaciones multilaterales entre los distintos agentes entre sí. Una aportación innovadora que permite dicha aproximación y que fortalece su visión holística es que una misma organización puede ser vista simultáneamente como una oportunidad  complementaria o una amenaza competitiva. Por tanto, es enorme­ mente importante reconocer en qué «juego» se participa.

Naturalmente, el mapa del valor añadido debe constreñirse a un entorno temporal y geográfico. Como  todo organismo vivo, las organizaciones no «viven» en el vacío, sino  que están inmersas en la sociedad. Uno podría pensar que sólo importa lo que sucede en el «mundo económico» o dentro de la empresa, pero no es cierto. Es necesaria una aproximación más amplia puesto que lo que acontece en el «mundo social», «político», etc. Seguro que le repercutirá. Por ejemplo, la empresa no tiene capacidad para manejar a su antojo el tipo de interés, pero es positivo que sepa cómo se determina puesto que le afectará directamente. La expulsión de ceni­zas a la atmósfera por parte de un volcán islandés o que un presidente  explique que «la calvicie que parece normal es una enfermedad en Europa, casi todos son calvos y esto es por las cosas que comen mientras que en los pueblos indígenas no hay calvos, porque comemos otras cosas» también tendrá su repercusión en la empresa, a pesar de que no pueda hacerse nada en ninguno de estos casos. Por tanto, es necesario conocer el entorno y tener marcos de referencia para enten­derlo. Disponer de un marco de referencia adecuado permitiría, por ejemplo, que noticias como que un consorcio japonés pretende comprar la Sagrada Familia sólo aparecerían en las secciones de humor de  los noticiarios; seguro que si hubieran leído los periódicos de Barcelona sabrían que ello —a pesar de la fama que ostentan los catalanes— era imposible.

La estrategia es un ámbito ampliamente analizado en los estudios de management. Así, se podría utilizar la perspectiva psicológica colocando el énfasis en las motivaciones y comportamientos de las personas involu­cradas en la toma de decisiones. Otro enfoque podría ser el sociológico, enfatizando el papel de las estructuras sociales y de las rutinas organiza­tivas. Pero aquí  sólo utilizaremos una aproximación económica a la toma de decisiones y se introducirá la perspectiva estra­tégica de la teoría de juegos que incorpora la lógica de elecciones que incluyen rivalidad y racionalidad.
Así pues, ello resulta congruente con las aportaciones de la econo­mía en los planes de estudio de los programas MBA de las mejores escuelas de negocios del mundo se articulan en esta doble vertiente:

a)           Análisis del entorno económico global, regional y doméstico, incorporando también los vectores históricos y de prospectiva, tanto en la dimensión monetaria y financiera como en lo que se refiere al comercio internacional. Las actividades de aprendizaje de estas materias se agrupan en Global Economics, Macroeconomía, Economía Monetaria y Financiera, Comercio Internacional, Análisis y Previsión de la Coyuntura Económica y Emerging Econo­mies.

b)          Análisis de los fundamentos económicos de la toma de deci­siones estratégicas de las empresas, tanto desde su perspectiva de organización interna como en relación con el mercado. Estos conocimien­tos y capacidades se desarrollan en asignaturas del tipo Managerial Economics, Microeconomía, Industrial Organization y Teoría de Juegos y Decisiones Económicas.

Steve Jobs: el fundador de Apple no ha triunfado

Os dejo el enlace al artículo escrito por Javier Benegas: "Steve Jobs: el fundador de Apple no ha triunfado" y publicado en www.vozpopuli.com
Javier Benagas es publicista de profesión, como lo define cariñosamente un buen amigo: “vendedor de humo”, y analista por vocación. Hace algunos años descubrió que quería decir cosas que no cabían en una cuña de 20 segundos. Desde entonces junta letras e intenta combatir la pereza mental que, a mi juicio, ha anidado en nuestra sociedad. Estamos en pleno “Game Over”, y aún no hemos despertado.

En este artículo da una visión mucho más elaborada de la típica información periodística de gandes titulares. Un buen punto de partida para empezar el diálogo y el contraste de opiniones, más allá de las habituales reacciones emocionales; para que todos hagamos un esfuerzo por reflexionar y no sólo dediquemos nuestros esfuerzos a buscar culpables, sino a identificar los problemas y buscar soluciones. Esa tarea responsabilidad de toda la sociedad; es decir, de todos nosotros.
JAS

http://www.vozpopuli.com/blog/javier-benegas/steve-jobs-el-fundador-de-apple-no-ha-triunfado

lunes, 24 de octubre de 2011

Indignados de más de 40 años

Os dejo un artículo publicado por Victor Alvargonzález 22/10/2011 en Cotizalia. También he añadido un resumen de los comentarios que, sobre el mismo, se han realizado. Es largo, pero si os interesa el tema, vale la pena pasar un tiempo leyéndolo y sacando vuestras propias conclusiones. Si además las exponéis haciendo un comentario…  ¡Fantástico!


¿Se han dado Uds. cuenta de que cada vez que una entidad financiera comete un error de gestión la situación se arregla poniendo dinero de los contribuyentes? En cualquier otro sector el que la hace la paga, pero en este no. La excusa –como diría Goebbels, nada como repetir constantemente una mentira para convertirla en una verdad– es que presentan “riesgo sistémico”, es decir, que si ellos “palman”, vamos todo detrás.
Y yo me pregunto ¿presentaba riesgo sistémico la CCM? ¿Y la CAM? ¿Y las que no se han intervenido oficialmente pero que se mantienen vivas con dinero público? Por supuesto que no. Habría sido mucho más sano para el sistema venderlas por un euro y dedicar el dinero del FROB a cubrir –si fuera necesario– a los depositantes, y no a poner recursos año tras año para mantener en su sillón a políticos y/o evitar que salga a la luz la basura que hay debajo de la alfombra. No olviden que aquí se da una confluencia de intereses: en los “bancocajas” hay políticos de todos los colores (incluido el rojo, el verde, el granate y el azul). A nadie interesa una limpia generalizada, porque “hoy le toca a mi enemigo, pero mañana me puede tocar a mi”. Y que no nos engañen: las entidades están así porque sus gestores se equivocaron, y lo hicieron incluso a sabiendas, porque eran conscientes de que no tenían accionistas que les exigieran responsabilidades si sus riesgos y apaños políticos acababan mal.
Y ahora tenemos un nuevo capítulo del folletín: la recapitalización de los bancos europeos. Esta sí que es inevitable, pero no por concepto o dogma de fe: es inevitable porque se ha permitido –los políticos han permitido– que un problema pequeño –Grecia representa menos del 3% del PIB europeo– se convierta en un riesgo sistémico y pueda contagiar a la deuda pública de España e Italia.
Si las medidas que se están planteando para la próxima cumbre europea se hubieran planteado hace un año (más de uno las propusimos –y publicamos– entonces) habrían funcionado –ahora no sabemos si es demasiado tarde– y desde luego el fondo de rescate nos habría costado la cuarta parte, por la sencilla razón que no habría habido que utilizarlo. Habría sido como el primo de Zumosol: bastaría su presencia para intimidar al niño pendenciero. Ahora, el primo de Zumosol va a tener que entrar en la pelea. Y el público en esta ocasión es como el de un “afterhours” a las cinco de la mañana.
Pero la idea es siempre la misma: los bancos la “pringan” y como al final el dinero financia al poder –o le garantiza un bonito retiro– el pato lo pagamos nosotros, especialmente los “pringados” de la nómina. ¿Es o no es para indignarse? Y no me acusen de capitalizar el 15-M. Sería ridículo. Tan ridículo como ver ahora a los políticos unirse a la indignación que se generó ¡precisamente cuando ellos mismos gobernaban! Estoy totalmente en desacuerdo con las propuestas económicas de los “indignados” (aunque entiendo y comparto su indignación), y no las comparto porque creo que llevan a aumentar el problema: por ejemplo, cuando piden más bancos públicos están pidiendo más cajas de ahorros –con la que nos van a costar las cajas– porque ¿qué es sino un banco público? Una caja de ahorros, pero a lo bestia.
Yo entiendo que propongan la utopía –son jóvenes– pero solo comparto su indignación, no su programa. En otras palabras, y como un inciso: propongo un movimiento de “indignados” con chaqueta, entradas en el pelo, algunas –o muchas– canas y muchas horas de trabajo a sus espaldas. Y doblemente indignados, porque, como los jóvenes, sufrimos las consecuencias de las acciones de políticos y banqueros, pero nosotros encima tenemos que hacernos cargo de la cuenta (vía impuestos).
Pero volvamos a la economía, porque, como diría Eugenio, ¿saben la última (el diría “la de aquel que”) de los bancos europeos? Que hay que preparar 200.000 M€ para “recapitalizarlos” (y, por favor, no se sientan incluidos ni ofendidos por mis palabras los bancos que no tienen que ser recapitalizados con dinero público, sino que van a acudir al mercado) ¿Y saben por qué hay que “recapitalizarlos”, es decir, meterles dinero de nuestros impuestos? Pues les voy a explicar el caso español, que es el más fácil de entender porque lo tenemos muy cerca.
Desde hace cierto tiempo, estos genios que pilotan algunos bancos se metieron a competir en la llamada “guerra de los depósitos”, pagando tipos altos a los inversores, tipos que no aguanta la cuenta de resultados de un banco que no tenga un considerable músculo financiero, y menos como estaban ya entonces los bancos. Pero como son “amos del universo” tienen ideas geniales: tomemos dinero al 4% y coloquémoslo al 5% en deuda pública española (es obvio que no han dedicado ese dinero a dar créditos). Ganamos solo un 1%, pero cuando hablas de cientos de miles de millones invertidos en deuda pública ese margen es mucho dinero.
Así que “¡qué grande eres Borja Mari!”, y del dicho al hecho: a comprar bonos con dinero captado en depósitos. ¿Y saben en que se equivocó Borja Mari? En que si España paga una prima de riesgo es porque hay riesgo de que los bonos bajen de precio –y no quieran ni imaginar que se materialice en un “default” –, así que, de repente, los bancos tienen invertido un pastón en bonos que pierden valor, comprados con fondos captados a un año de vencimiento, es decir que si el cliente no renueva hay que pagarle teóricamente con algo que ha perdido valor. En otras palabras: hay riesgo de que haya que materializar la pérdida.
Resumiendo: los bancos europeos tienen pérdidas no realizadas en deuda pública de largo plazo de tal cuantía que el FMI calcula que pueden representar la friolera de 200.000 millones de euros. No sé cuanto corresponde a los españoles –los más activos, fuera no estaban tan locos como para ponerse a pagar extratipos cuando estaban como estaban–, y no quiero ni pensarlo. Y la Administración española sin decir esta boca es mía, claro, porque si los bancos españoles compraban la deuda española que no quería el mercado se mantenía la ilusión de que hay demanda de bonos españoles (bueno, hasta que los bancos se dan cuenta de que Borja Mari se equivocó y entonces el que pasa a comprar los bonos es el BCE, y así hasta que se canse y diga que ya no juega…).
Cometieron un terrible y en algunos casos doloso error al financiar sin ninguna prudencia la burbuja inmobiliaria, han vuelto a liarla comprando ingentes cantidades de bonos con dinero de depósitos –sin que los políticos les dijeran ni hicieran nada al respecto hasta hace solo unos meses– y ahora hay que “recapitalizarlos”. Algunos lo harán con su propio dinero o acudiendo exclusivamente al mercado –“chapeau”, unos señores que asumen sus errores–, pero otros lo recibirán de Ud. y de mí. Y que el bombardeo de comentarios interesados, titulares e informaciones no le confunda: son errores que se podrían haber evitado y los pagaremos Ud. Y yo.  ¿indignante?
Hasta ahora hemos hablado de políticos (política) y de banca (economía unida a política). Ahora vamos a hablar de economía de verdad, de la que le afecta a Ud. y a mí como ciudadanos y como ahorradores/inversores, porque el FROB, la recapitalización de bancos con fondos públicos y el resto de vergüenzas a las que estamos asistiendo tienen dos consecuencias económicas y financieras importantísimas. La primera es obvia: los que pagamos impuestos pagaremos más impuestos todavía y durante mucho más tiempo. Pura economía (domestica).
Pero ahí no acaba la cosa. ¿Saben Uds. Por qué no crece la economía europea? ¿Y saben por qué no va a crecer a medio plazo, con efectos evidentes sobre las posibilidades de hacer dinero en las bolsas o en los negocios en general? Porque Occidente está cargado de deudas y Europa se lleva la palma (y encima con la inestimable ayuda del BCE, cuyos economistas no estaban en clase el día de que se habló de cómo se genera la deflación y que deflación no es estabilidad de precios). Hace dos años escribí un artículo y di una conferencia con ese título (“Invertir en un mundo cargado de deudas”) e insisto ahora en la idea.
Mientras estados, familias y pequeñas empresas estén hasta el cuello de deudas, mientras los bancos no den créditos porque están provisionando pérdidas en el ladrillo –ese que nunca bajaba– y comprando deuda pública que ahora pierde valor, y mientras para pagar esa montaña de deudas generalizada lo único que se les ocurra a los políticos es aumentar los impuestos, ¿de dónde va a salir el dinero para el consumo y la inversión?
En fin, lo siento si les dejo tan “indignadosdemásdecuarenta” como lo estoy yo, pero también les digo que creo sinceramente que hay una puerta abierta a la esperanza –el pueblo y la democracia acabarán limpiando y renovando la clase política, esa es la grandeza de la democracia– y les invito a que nos demos el placer del “pataleo” en Internet, en Facebook y donde haga falta, que tenemos más de cuarenta, pero no por eso lo vamos a tragar todo. Y más si somos los que pagamos –literalmente– la factura, ¿o no? Que tengan un buen fin de semana.
Más artículos del autor en http://www.cotizalia.com/autores/victor-alvargonzalez

Resumen de comentarios:

Recordemos que la inmensísima mayoría de los seres humanos nacemos, vivimos y morimos en la ignorancia. Así de fácil ha sido manipular a la humanidad, mediante hábiles consignas transmitidas por los poderosos media...
Ahora, roto un cierto círculo vicioso toca más bien organizarse contra los poderes fácticos....POR EJEMPLO, NO PAGANDO IMPUESTOS, NO MANTENIENDODEPÓSITOS O NO COMPRANDO DETERMINADOS PRODUCTOS...
Va a ser la única manera de plantarse la sociedad civil ante el abuso de los plutócratas...
Economistas de fuste, analistas financieros y banqueros indignados empiezan a perder la paciencia con los políticos. Su disgusto se suma al de una población que empieza a estar de vuelta de esta democracia que ya sólo sirve para encumbrar a ineptos, corruptos y patanes. Qué mierda de políticos. El mejor impuesto es el que no se paga y el mejor político, el que ya está muerto. Muertos y bien muertos habían estado hasta ahora, una vez alcanzado el gran objetivo: Que apartaran sus sucias manos del mercado para dedicarse a colocar familia y clientela, disputarse el presupuesto y reglamentar anos, fetos y fosas. La incompetencia y la indignidad de los padres de la patria escandalizan en las altas esferas empresariales y financieras y ya se escucha un clamor, un clamor que nace de la autoridad moral de quienes pueden presumir de tener entre sus filas a banqueros de la integridad de Alfredo Sáez, empresarios de raza como Ruiz Mateos, financieros ejemplares como los Albertos, jueces intachables como Pascual Estivill o industriales filántropos como Félix Millet [y no ha recorrido mi horror toda la escala social] y que siempre han sido conscientes de su abrumadora superioridad intelectual y ética sobre cualquier político. Los han tolerado, halagado, financiado porque eran, simplemente, un mal necesario. Pero ahora han descubierto que encima no sirven para nada, que la clase más pasiva de todas es la clase política. Lo único que se les pide es que se echen a un lado, que no estorben, que no interfieran en el mercado perfecto y eficiente con regulaciones, supervisión, impuestos y normas. Y ahora que, gracias a su pasividad e irrelevancia está a punto de saltar por los aires todo el tinglado, son incapaces de arreglárnoslo. Qué gentuza...
Cada vez que leo artículos como este me hago la misma pregunta, he leído muchos artículos y reconozco este como uno de los mejores, pero observo con gran curiosidad, que casi siempre estamos todos de acuerdo, ¿ Entonces ?
Pues que el mejor articulo es el que tengo escrito yo en mi ordenador y no me atrevo a publicarlo, entre otras cosas porque soy un mindundi "sin marca" pero el titulo so lo voy a decir para darles una idea: "Sin solución"

Son ellos, la casta de parásitos descrita por el articulista, los que deberían acabar como Gaddafi. O juzgados por sus crímenes contra la humanidad. ¿Impuestos? ¡Basta ya!.
"propongo un movimiento de “indignados” con chaqueta, entradas en el pelo, algunas –o muchas– canas y muchas horas de trabajo a sus espaldas" ¿No le resulta muy parecido a este concepto: "lo mismo es hora que los descontentos de mediana edad nos independicemos y continuemos nuestro propio movimiento". Hay que seguir trabajando y propagándose. El paso siguiente sólo puede ser constituirse en una fuerza sincronizada que prometa su voto a quien incluya en su programa electoral las medidas acordadas, sin simpatías y dejando en suspenso las preferencias habituales para otra ocasión.
"les invito a que nos demos el placer del “pataleo” en Internet, en Facebook y donde haga falta," Tengo que discrepar de tal propuesta que quiere reducir la acción a simple expresión de rabieta, cometiendo el mismo error del 15M. Somos adultos y por ello tendríamos que saber encauzar nuestra indignación hacia acciones racionales que apunten a logros efectivos. No se trata de mostrar nuestra propia llantina diferenciada de los "indignados inmaduros", se trata de sincronizarnos en una acción que provoque cambios reales.
Otras opciones pueden ser válidas, la que no es válida es la mera pataleta. Los cambios son posibles si los hombres se levantan y actúan.
No quiero dejar de advertir que no se juzgue prejuiciosamente basándose en denominaciones; lo digo por las asociaciones que parecen peyorativas para algunos del término república, comúnmente como definición negativa, asociada con frecuencia a la izquierda en nuestro país.

......
¿Hasta ahora no había motivos de indignación?
Naturalmente, pero en cierto modo pasaba como la concatenación de Kafka: "Cuando deportaron a los judíos, no me afectaba y no nos opusimos, cuando reprimieron a los homosexuales, no me afectaba y no moví un dedo, cuando encarcelaron a disidentes políticos, no me afectaba y no proteste para nada, cuando asesinaron a ... y ahora vienen a por mi y no queda nadie para intentar defenderme"
Solo ahora, que los malos tiempos afectan al bolsillo, aparece la indignación por la corrupción política.
Esta lacra política, junto con la pseudo-empresarial, sindicatos dedicados al chantaje, Justicia comprada, medios de comunicación y periodistas pagados para mentir etc etc, no creaba indignación. Al contrario, sino que la sociedad española ha favorecido al pícaro, al corrupto, al indecente, al ladrón, al mentiroso. Y son los que han conseguido llegar al poder.
Generalizando: El español no sabe autogobernarse y es muy fácil de comprar.

Los bancos pueden trabajar porque se les da una concesión administrativa. Su negocio es el dinero de los ciudadanos. Me atrevería a decir que cualquier español tiene de una forma u otra relación con el Santander o el BBVA. Por lo tanto cualquiera de nosotros está interesado en la marcha de estos bancos. Tradicionalmente ha sido un negocio muy fácil, de escaso valor añadido y que se ha transmitido de padres a hijos [Fugger.Rockefeller, Botín, etc] O como en el caso de las cajas de político en político, hasta el gobierno actual. Es decir para cargarse un banco o una caja hay que ser muy burro. Lo mismo que para cargarse las playas, las dunas, los bosques, los monumentos etc.
Y sólo se impide mediante el control, con leyes justas, y funcionarios que puedan levantar actas con presunción de veracidad. Y no como los inspectores del Banco de España, cuyo trabajo es corregido por el político de turno. Porque estoy seguro que los inspectores sabían el desastre que se estaba produciendo, pero no podían hacer nada, porque les faltaba poder.
Aquí yace un contador
que jamás erró una cuenta
a no ser a su favor.
Así que, no tratemos como 'errores' las fechorías de políticos y cajeros -patrios o 'autonosuyos'-, corruptos y aprovechados; no les demos disculpa ni en el epitafio.
¿O es que el Alzheimer ya es una epidemia incurable entre los votantes?

¿Es un buen momento para invertir comprando una vivienda?

Para reflexionar sobre el estado de las inversiones inmobiliarias en España recomiendo leer el artículo que escribió  en Cotizalia, Marc Garrigasait el 11/10/2010

¿Estás pensando si ya es el momento de invertir en una vivienda?,
¿Tienes a la venta tu piso y no sabes si debes bajar el precio de venta o mantenerlo?
Posiblemente en estos últimos 20 años, los activos inmobiliarios han sido la mejor inversión en España, aunque me da la impresión que nadie valoraba la iliquidez y los riesgos del apalancamiento.
No hay que ser muy pesimista para ver como la digestión de esta enorme burbuja en el mercado inmobiliario en España posiblemente durará al menos 5 o quizás 10 años. Como siempre, la clave de cualquier mercado, es el análisis de la oferta y la demanda. Claro que los bancos y cajas tienen mucha incidencia sobre la evolución del sector, aunque, quizás más el Banco de España, que es quien modula la contabilización de los activos inmobiliarios en los balances bancarios.
Las entidades financieras ya controlan absolutamente todo el mercado, desde el punto de vista de la oferta, ya que tienen en sus balances todas las promociones iniciadas y cuyos préstamos vivos a promotores eran recientemente superiores a los 320.000 millones de euros, y desde el punto de vista de la demanda, ya que deciden a quien dar un préstamo hipotecario, y todos conocemos casos de bancos que niegan la financiación a quien no compra una vivienda del propio banco.
De hecho, aunque “oficialmente” los bancos y cajas están activamente comercializando toda su oferta de vivienda, y teóricamente estarían siendo agresivos bajando los precios, en realidad, si pedís precios, esto son, en mi opinión, muy altos para las posibilidades de compra de la mayoría de ciudadanos. En mi opinión, una buena parte es una maniobra de distracción de los bancos para mantener los precios artificialmente altos y así no tener que dotar mayores perdidas. Claro que, increíblemente, aun hoy el Banco de España permite a los bancos y cajas tener sus propias tasadoras, lo que les permite fijar los precios en base a sus necesidades, que son que los precios no bajen rápido. Este hecho seguramente alargará en el tiempo la crisis inmobiliaria española, pero también es cierto que permitirá digerirla mejor sin tantas quiebras.
Con unos 10 años construyendo en España más de 600.000 viviendas anuales, con picos de 800.000-900.000 anuales en 2007-2008, se ha acumulado una enorme presión vendedora. Nadie sabe el dato más preciado: cuántas viviendas hay actualmente en venta en España. Hay quien defiende que son cerca de 1 millón, otras fuentes hablan de 2 ó 3 millones de viviendas a la venta en toda España.
Cuales son para mí las clarísimas razones por las que el mercado inmobiliario continuará con muchos problemas al menos los próximos 5 años :
1,- Se estima que en España, el ritmo anual de compraventas de vivienda es de unas 400.000. En 2006 esta cifra era cercana al 1.000.000 de viviendas año. La mitad de las compraventas son de segunda mano, por tanto, el nivel de compras de vivienda nueva es cercano a las 200.000. Pero aquí están incluidas las refinanciaciones/embargos/traspasos derivados de la situación actual. Supongamos que se compran entre 100.000 y 150.000 anuales. En 10 años se habrían comprado entre 1 y 1,5 millones de viviendas totales. Se estima que las viviendas a la venta en España podrían oscilar entre 1 millón y los 3 millones!!!!!
2.- La construcción de viviendas nuevas en España, que, por ejemplo, en 2006 fue de 760.179 unidades, frente a las 216.580 en Alemania, 420.900 en Francia ó 231.583 en Reino Unido, ha disminuido hasta un ritmo estimado para 2010-2011 de algo mas de 200.000 viviendas anuales, lo que incluso superaría a la demanda actual de viviendas nuevas. Por lo tanto, las compras de los próximos 10 años no sufragarían anualmente el stock de viviendas actuales en venta, con lo que o España tiene un crecimiento económico altísimo o, lo que es más probable, habrá que derribar muchas de las viviendas desocupadas. Pero es que encima, los gobernantes promueven la construcción de más viviendas de protección oficial, en lugar de reconvertir las actuales, lo que aumenta aun más la oferta.
3.- Pero además, posiblemente, las necesidades de la mayoría de familias españolas en materia de vivienda ya están cubiertas. En muy pocos países las familias tienen una segunda vivienda en propiedad y quizás en ningún país, la clase media tiene, incluso una tercera vivienda, como ya empezó a ocurrir en España hace unos 5 años.
4.- El mercado de financiación está seco. En primer lugar, porque prácticamente todas las operaciones de financiación suelen ser refinanciaciones de particulares y de empresas y especialmente promotores. De hecho, hay muy pocas peticiones de hipotecas nuevas por parte de compradores, y los bancos complican mucho la operación.
5.- Desde 2003 las compras inmobiliarias de inversores internacionales en España no paran de descender.
6.- La relación del precio de la vivienda y el de los alquileres continúa siendo muy elevada en España.
7.- La relación precio de la vivienda en España con los ingresos familiares medios es aun hoy de las peores de la mayoría de países occidentales. Éste ha sido siempre el principal ratio que hay que fijarse para prever el futuro de los precios.
A la enorme cifra aun no satisfecha de viviendas nuevas a la venta sin compradores, hay que sumar las viviendas de segunda mano que muchos necesitan vender para reducir su elevado endeudamiento. Por suerte, los tipos de interés hipotecarios actuales para las hipotecas vivas son bajísimos (inferiores al 2-2,5%) y no creo que al menos a 1 ó 2 años vayan a subir.
No hay estadísticas oficiales en España, pero me da la impresión que la mayoría de las operaciones de financiación hipotecaria oficiales son, en realidad, refinanciaciones y no operaciones normales de compra-venta, lo que refleja los enormes problemas en digerir un mercado totalmente desequilibrado. Pero también en las operaciones oficiales de compra-ventas no sabemos cuáles son adjudicaciones, en lugar de transacciones normales.
La foto actual del mercado de la vivienda en España es para mí como un local con cientos de colas en la que hay un solo comprador sentado al final de cada cola con al menos entre 50 y 100 vendedores de pisos o casas. Si eres quien vende, debes convencer en un minuto al comprador de por qué tu casa es mejor que las otras 50-100 en la relación calidad-precio. No todo es el precio, pero está claro que, como no bajes el precio, difícilmente este único comprador se fijará en tu vivienda.

Notas adicionales.-
No se sabe ni por asomo las viviendas reales que hay en el mercado[1 a 3 millones, una horquilla demasiado amplia], las compraventas, son estimadas, o sea todo "estimado" en un mercado tan importantísimo en España. !Como todos los grandes sectores [automóvil, turismo, energía, telecomunicaciones, etc.] manejen las cifras "estimadas" del sector de la construcción!, apañada esta la economía española.
Aquí hay demasiados intereses empeñados en que esto sea opaco y si realmente funcionara el mercado [como defienden los liberales], los posibles compradores deberían volverle la espalda a los vendedores por su falta de transparencia, ya que se protesta con mucha frecuencia por asuntos más nimios que este de endeudarse de por vida.


Unos pocos conceptos elementales:
- el precio solo existe cuando se produce una transacción. Los valores en euros que se escriben en los anuncios de venta de pisos NO son precios; son una carta a los reyes magos.
- ahora mismo casi no hay transacciones; luego casi no se puede hablar de precios; solo de cartas a los reyes magos.
- ahora mismo hay fondos de capital riesgo ofreciendo a los bancos y cajas españoles comprarles TODA su cartera inmobiliaria: ¡al 20% de su valor en libros!
- es muy fácil dividir los precios de los alquileres por un factor de 4 en España: basta con hacer una ley de desahucio inmediato [con orden del juez y ejecutada por la guardia civil]en caso de impago.

Leer este enlace:
http://www.elconfidencial.com/vivienda/2011/10/24/la-mitad-de-los-madrilenos-firma-la-hipoteca-sin-entenderla-86480/